Hay pocas cosas más duras que perder al ajedrez una partida que estaba dominada. Es un juego diabólico, en el que se puede tirar la mayor ventaja en un segundo. No existe siquiera el recurso de protestar al árbitro o el más extremo de desahogarse con una falta grosera, el pataleo de toda la vida. En el torneo de Candidatos que se disputa en Toronto, ya hemos visto varias imágenes de jugadores con el corazón roto después de una decepción así, pero ayer Gukesh D, un niño de 17 años, superó todos los registros de sufrimiento.
El drama ocurrió en la séptima ronda, cuando Gukesh se disponía a rematar a Alireza Firouzja, que en ese momento era el último clasificado del torneo y parecía haber tirado la toalla.
Horas antes, de hecho, el francés se puso a jugar partidas rápidas por internet, en lugar de preparar su duelo. No sería demasiado relevante si no recordara al episodio que protagonizó en el Candidatos de Madrid hace dos años. En la madrugada previa a una jornada clave (todas lo son, en realidad), Alireza jugó hasta 268 partidas bala, picado con otro gran maestro casi hasta las seis de la madrugada.
Ayer no se acercó siquiera a estos excesos, pero como llueve sobre mojado, parecía que el ajedrecista nacido en Irán seguía atrapado en su espiral de autodestrucción. Lleva meses “distraído” por sus estudios de moda e inestable por las flaquezas de su carácter. Por todo eso, el contraataque mortal que le permitió Gukesh era aún más inesperado.
Nepo se vuelve a librar
Entretanto, el otro líder del torneo, Ian Nepomniachtchi, volvía a superar una difícil, casi crítica, contra Hikaru Nakamura. A Nepo lo pillaron de nuevo en la defensa rusa, pero luego el estadounidense nacido en Japón no estuvo tan fino como requería la situación. Nepo, de mente mucho más ágil que su cuerpo, atinó con el doble sacrificio que dejaba las tablas servidas en bandeja y ponía fin a su sufrimiento. Cuando luego vio el drama de Gukesh, es probable que saliera corriendo a comprar lotería.
En 1972, los rusos sospechaban que la silla de Bobby Fischer escondía algún artilugio misterioso con el que anulaba los procesos mentales de Boris Spassky. La delegación soviética exigió incluso que fuera desmontada; aparecieron algunas moscas muertas, pero a falta de una autopsia se consideró probado que el mueble era inofensivo. Fue la final más dramática que se recuerda de un Campeonato del Mundo, que Hollywood acabó relatando en “El caso Fischer“.
El propio campeón ruso contó hace años en Bilbao que alguna vez llegó a sentir fuerzas ocultas que le impedían hacer la jugada correcta, aunque sabía cuál era. Muchos pensaban que su compatriota Mijail Tal recurría a alguna suerte de hipnosis. Hoy es Nepo a quien habría que buscarle las moscas muertas, porque siempre se inventa un recurso extraordinario para salvar las partidas en las que parece perdido.
Ahora es más líder que un día antes, pero tampoco se puede confiar: le persigue un trío que solo tiene medio punto menos: Gukesh, el también indio Praggnanandhaa R. (18 años) y el estadounidense Fabiano Caruana. Estos dos últimos hicieron tablas en la séptima jornada, para crédito del chaval, que ni siquiera sufrió.
Cuando cruzamos el ecuador de la prueba, queda por ver de qué pasta está hecho Gukesh en las grandes ocasiones y cómo reacciona a su tragedia. De todos modos, la clasificación está muy apretada y nadie debería confiarse.
Candidatos femenino
Tras las cuatro partidas decisivas de la jornada anterior, solo la china Lei Tingjie ganó su encuentro, justo contra la hermana mayor de Pragg, Vaishali R. La china se une así al segundo grupo perseguidor de la líder, su compatriota Tan Zhongyi, que lleva 5 puntos. La rusa Aleksandra Goryachkina tiene 4,5, por 4 de Vaishali y Lei Tingjie. Ahí se produce un pequeño salto en la clasificación y la siguiente, la búlgara Salimova, solo lleva tres puntos.