El día en que asaltamos el Bernabéu y le metió un gol a Buyo en la final de Copa del 92, llegué a casa y le pedí una cosa increíble a mi madre
Aquel verano del 87 en que Paulo Futre llegó al Atleti yo contaba con 16 años. Acostumbrados a tener poco en casa, aquel fichaje melenudo, joven y que acababa de ser campeón de Europa, fue como un subidón de autoestima y una lección.
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