La FIFA, criticada por prohibir los brazaletes LGTBI en el Mundial de Qatar, se adelantó al Gobierno, que espera que esto “no afecte” a la candidatura
«Elegid las batallas adecuadas. Tenéis el poder de cambiar, de convencernos a los hombres de lo que tenemos que hacer y de lo que no». El pasado viernes 18 de agosto, dos días antes de la final del Mundial femenino, Gianni Infantino cerraba la segunda Convención del Fútbol Femenino de la FIFA con un discurso que ahora, apenas una semana después, se adapta a la perfección a la contundente respuesta de la selección española contra los actos de Luis Rubiales.
El domingo 20, el presidente de la RFEF se llevó una mano a sus testículos en el palco de honor de la final y besó a Jenni Hermoso en la boca durante la recogida de las medallas. A su lado en ambas acciones, observando, estaba el presidente de la FIFA. Un Infantino que soporta el foco mediático desde su llegada a la presidencia en 2016, perseguido por los escándalos de corrupción de la entidad en las últimas décadas de gobierno de Blatter y, especialmente, desde la celebración de la Copa del Mundo en Qatar. La elección del país árabe como sede fue en 2010, seis años antes de la toma de posesión de Infantino, pero el suizo no ha sido contrario a Doha, al revés. Durante el torneo prohibió los famosos brazaletes LGTBI, más por norma que por decisión personal, pero encendió la furia de la mayoría de aficionados.
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Quizás así, en una FIFA y un presidente observados con lupa, se entienda mejor que se hayan adelantado al Gobierno español a la hora de castigar severamente a Rubiales. La máxima organización del fútbol mundial ha sentenciado al presidente de la RFEF con una suspensión de 90 días «de toda actividad relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional» mientras se termina de ejecutar el procedimiento disciplinario.
Además, ha dictado dos directivas adicionales mediante las cuales ordena a Rubiales, a la Federación y a sus directivos y empleados que «se abstenga, mediante él mismo o terceros», de contactar con Hermoso «o su entorno cercano». Una noticia que lideró la cronología de ayer sábado, otras 24 horas de caos en Las Rozas y en el fútbol español. La Federación asumió el «adiós» de Rubiales y nombró presidente interino a Pedro Rocha, vicepresidente adjunto y uno de los hombres de confianza del dirigente, pero prometió pelea en los juzgados en nombre de Rubiales. «Se le da la oportunidad de comenzar su defensa para que prevalezca la verdad y se demuestre su completa inocencia», rezaba el comunicado del ente federativo.
La rápida actuación de la FIFA no interrumpe, eso sí, el camino abierto por el Gobierno, que a través del Consejo Superior de Deportes remitió el viernes la denuncia contra Rubiales al Tribunal Administrativo del Deporte. «Nuestra hoja de ruta no se ve afectada», señaló ayer Víctor Francos, que valoró positivamente la decisión de la FIFA pero la consideró como «la aplicación del reglamento de una entidad privada».
“Que esto no afecte a la candidatura”
El secretario de Estadopara el Deporte concretó también uno de los principales puntos de reflexión que agobian al fútbol español: la candidatura para el Mundial 2030. Ninguno de los movimientos del Gobierno estos días pueden entenderse sin este factor diferencial. España quiere albergar la Copa del Mundo junto a Portugal y Marruecos, es la única candidatura en liza de una elección que se hará en 2024 y la imagen del país está comprometida por Rubiales, que hasta ahora era la cabeza visible del proyecto.
Por eso, Francos envió ayer una carta a la Federación pidiendo un informe sobre cómo queda la relación con la FIFA y anunció que abrirá contactos con la organización de Infantino «para que esto no afecte a la candidatura».
La RFEF borra el ataque a Hermoso
Mientras la relación entre la FIFA y el fútbol español pendía de un hilo, la Federación seguía atrincherada en su guerra contra Hermoso. Si el viernes de madrugada atacaban con un comunicado más forense que informativo analizando fotos, en el mediodía del sábado acusaban a la futbolista de mentir y de estar «abducida» por el sindicato FUTPRO en un texto que fue borrado de su web minutos después.
Fue el sábado de los arrepentimientos, como el del seleccionador nacional masculino, Luis de la Fuente, que se posicionó contra Rubiales después de haberle aplaudido el viernes; o como el de los 11 miembros del staff de Jorge Vilda, que dejaron de lado al técnico y pusieron su cargo a disposición de la Federación, acusando a Rubiales de obligarles a acudir a la Asamblea y de forzar a varias entrenadoras a situarse en primera fila durante su discurso. Todo mientras los patrocinadoras seguían poniendo sus pies lejos de la sombra del presidente. Un delirio.