Los Eagles de Hurts buscan destronar a los favoritos, los Chiefs de Mahomes, que rozan un triplete inédito Este domingo, a las 17.30 hora local (00.30 en España), los Kansas City Chiefs, ganadores de las dos últimas ediciones y de tres de las cinco últimas finales, se enfrentarán a los Philadelphia Eagles en la 59ª edición de la Superbowl en Nueva Orleans. El partido del año, la revancha más esperada, odios profundos. Patrick Mahomes contra Jalen Hurts, Jason Kelce contra Saquon Barkley, todos contra Kansas, Kansas frente a la historia.
Será la 11ª (empatando en el récord a Miami) vez que el partido del año se dispute en la capital de Luisiana, en casa de los Saints, que en este 2025 ‘celebra’ todavía con signos visibles los 20 años del devastador huracán Katrina. Y como siempre, todo lo que rodea a la Superbowl será de proporciones pantagruélicas. En las gradas del Caesars Superdome, junto a 74.295 espectadores, que han pagado entre 5.000 dólares por la entrada más barata (la tribuna en el centro está a más de 50.000 euros en la reventa) y más de medio millón por un palco privado, estará por primera vez en la historia el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Compartiendo ubicación con una enemiga, la ex primera dama, Jill Biden.
Los Eagles, esta vez sin Jason Kelce, el hermano de Travis, al mando de su defensa, llegan en busca de otro tipo de venganza. Es su quinta Superbowl y hasta ahora sólo han ganado una, en 2007. La última derrota, hace dos años precisamente contra los Chiefs, todavía escuece. En cambio, el equipo dirigido por Andy Reid (que antes lo fue todo, incluyendo su entrenador con más victorias, en Philadelphia) disputará su séptima final, y llegan con cuatro anillos, tres de ellos muy frescos y la etiqueta de favoritos. Son los nuevos Patriots, los nuevos 49ers, los nuevos Steleers. El equipo a batir, el quarterback al que odiar, la leyenda a la que derrotar antes de que consigan lo que nadie ha conseguido nunca: tres títulos seguidos.
Una curiosidad: el más interesado en que eso ocurra, al margen de la franquicia y sus aficionados, es Pat Riley, leyenda de la NBA, presidente de los Miami Heat, cinco veces ganador de la liga y un visionario que cuando sus Lakers rozaban la misma gesta patentó como marca registrada “three-peat.”, tres veces. Si los Chiefs, como antes los Chicago Bulls de Jordan y otros equipos de otros deportes, quieren usar esa palabra y esa la idea en su merchandaising, su comisión y royalties le proporcionarán millones de dólares.
Millones por todas partes
No hay evento deportivo que tenga la pegada de la Superbowl, que no sólo sienta a un tercio del país frente al televisor, sino que mueve miles de millones en comida (hasta 1.000 millones de alitas de pollo se espera que se consuman esa noche), bebidas, helados y facturación para los bares. Sólo en la propia New Orleans se espera un impacto de más de 500 millones, gracias al disparado precio de hoteles y alojamientos y a que los que acuden al partido suelen llegar días antes.
A principios de noviembre, la cadena Fox, que es la principal que retransmitirá el partido en EEUU, informó a los inversores que había vendido todo el tiempo publicitario disponible, con un coste medio de siete millones de dólares para cada segmento de 30 segundos. Los últimos diez anuncios alcanzaron un récord de 8 millones de dólares. En 2024, gracias a que hubo prórroga, la cadena CBS ingresó unos 700 millones de dólares en publicidad. Más de 200 millones de personas se engancharon en algún momento al juego.
Aunque se esperan muchos spots de medicamentos, sobre todo para adelgazar, o de Inteligencia Artificial, los clásicos no fallarán. A lo largo de la historia, Budweiser ha gastado 529 millones de dólares en anuncios. Pepsi está justo detrás, con 341,9 millones. Coca-Cola, 202 millones. Doritos 120,3 millones; Ford Motor Company 109,8 millones y McDonald’s 108,9 millones de dólares.
Los famosos
El espectáculo musical del descanso, una de las mayores obras de logística imaginables, estará a cargo del rapero Kendrick Lamar, no la estrella más conocida fuera del país, pero ganador 22 premios Grammy, incluidos cinco esta misma semana. Será su primera vez como artista principal, pero ya estuvo en el escenario en 2022 junto a leyendas como Snoop Dogg, Dr. Dre y Eminem. Las apuestas están revolucionadas sobre quién le acompañará, pues suele haber artistas invitados. El nombre de Taylor Swift, con la que colaboró en una canción, es recurrente, y más dado que estará en la ciudad para animar a su novio, el tight end de los Chiefs Travil Kelce. Jon Batiste, oriundo de Luisiana, ganador de un Globo de Oro, un Óscar por la música de la película Soul y un Grammy al álbum del año en 2022, cantará el himno nacional.
Kansas parte favorito en las apuestas, que en partidos como este se espera que muevan hasta 30.000 millones de dólares. Incluyendo cosas sobre las que no es legal ya que va más allá del deporte, como si Kelce le pedirá matrimonio a Taylor Swift aprovechando la ocasión. Los analistas esperan un espectáculo ofensivo. Al menos 52 puntos en total, que no parecen mucho comparados con los 73 que ambos anotaron en su duelo de 2023.
Mucho depende de Patrick Mahomes, la estrella de los Chiefs, el quarterback más determinante de los últimos años, que a sus 29 años disputa su cuarta final. A años luz de Tom Brady, que jugó 10 y gano 7, pero con números de salón de la fama. Otra curiosidad. Los ganadores se llevarán un anillo gigantesco de campeones. Cada franquicia suele necesitar unos 150, entre jugadores, técnicos y personal, y aunque la NFL aporta entre 5.000 y 7.000 dólares por anillo el coste medio está entre 30.000 y 50.000 dólares por pieza. Los 7 del héroe de Nueva Inglaterra, ahora intentado reconvertirse en analista televisivo, tienen un valor total de casi dos millones y medio por lo menos.