Como cantaba Peret, el rey de la rumba catalana, “y no estaba muerto, no, no”: es lo que ha logrado demostrar el Real Madrid tras su tristísima final europea en Berlín al derrotar tres veces seguidas a un Barcelona que optaba a todo esta temporada pero ha acabado yéndose sin nada. Falta por ver a este imprevisible equipo blanco contra el vencedor de la otra semifinal, que podría ser su némesis de la temporada, el Unicaja, o ese inesperado UCAM qu
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Polideportivo
MIGUEL A. HERGUEDAS
@herguedas
Madrid
Actualizado Miércoles,
28
junio
2023
-
23:19El Zunder Palencia, que lucha por cerrar en los despachos su ascenso...
Escribo esta columna en un hotel pegado al río Tigris, lo que era Mesopotamia, a punto de ir a entrenar con la selección que dirijo, Jordania. Este lunes jugamos contra Iraq. Un cacereño defendiendo los colores de este país de Oriente Medio. Un italiano residente en Marbella entrena a España, hace dos días jugamos contra la Arabía Saudí de un manresano, Ricard Casas. Por el camino, jugadores que son de donde pacen y se nacionalizan (uno por selección), aunque a veces no les hace falta ni pacer ni ser de Indiana: consiguen pasaporte y a la cancha. No maldigan, es 2025 y usted ha puesto decenas de chinchetas en el mapamundi, muchas más que su abuelo. Aún muchas fronteras y muchas diferencias, quizás demasiadas, pero eso no nos hace quedarnos en el sillón. Por suerte.
El calendario encontró ventana de oportunidad por un primer acuerdo extraordinario entre dos mundos que empiezan a hablar. FIBA y Euroliga entendieron que muchas nacionalidades, por circunstancias históricas, hacen que a sus jugadores les tire mucho la bandera y si no hay acuerdo, entonces sus calendarios serían más densos aún: Hezonja, Satoransky, Musa, Campazzo y muchos otros mantienen un vínculo continuo con su país y suelen asistir siempre. Más que obligación es compromiso. En el pasado se hacía valer la reglamentación si algún jugador no quería ser seleccionado, hoy en día el baloncesto resuelve que los protagonistas tienen que estar a gusto con lo que van a hacer fuera de sus clubes.
También es un oportunidad invernal para ciudades no tan grandes de vibrar con encuentros internacionales, olvidarse por unos días de rivalidades regionales y ver a jugadores abrazarse con compatriotas contra los que en el día a día sus aficionados les piden lo máximo en los derbis y clásicos. En el basket no hay enemigos sino rivales y muchas veces sólo a tiempo parcial.
Tendemos a menospreciar lo que no conocemos, Letonia y Bélgica son países que no suman 14 millones de habitantes, frente a los cerca de 50 de España y el récord de licencias baloncestísticas. Pero sólo juegan 10 a la vez, cinco por equipo. Los letones han desarrollado un siglo XXI casi mejor que su vecina Lituania: están a gran nivel por todos lados. España reconstruye desde la juventud e inexperiencia los cimientos de la gloria pasada, que tanto pesa. Paseo por las calles de Bagdad donde las cementeras brillan rehaciendo un país que quiere ser conocido por subir listones deportivos más que por las guerras pasadas, también tienen un iraquí de Georgia, el estado americano. Nosotros gritamos «1,2,3 ¡Jordan!» pero Air no está con nosotros, solamente compartimos nombre. Ningún jordano dice que no a esa llamada, lo viven con orgullo. Créanselo.
Su documental, cuando se ruede, empezará con una fecha y un lugar: 6 de julio de 2024, Las Vegas. Cooper Flagg, entonces un estudiante de instituto de 17 años, apareció en la concentración del USA Team previa a los Juegos Olímpicos de París y se puso a jugar con las estrellas que más brillan, LeBron James, Stephen Curry o Kevin Durant. Era sólo un entrenamiento, pero también algo más: «¿Realmente este chico es tan bueno?». En pocos minutos ya había respuesta. Flagg acababa una bandeja por encima de Bam Adebayo, mareaba a Jrue Holiday o anotaba un triple desde la esquina sobre Anthony Davis.
«Será un jugadorazo, un talento generacional. Ya juega como un veterano, sin nervios, y mejorará con la experiencia», sentenció Durant después de la sesión y el chico quedó bendecido. Desde entonces y hasta el próximo 26 de junio, cuando será escogido número uno del draft de la NBA, sólo quedaba la duda de si sería capaz de dominar la NCAA, la liga universitaria, una duda que se resuelve estos días. En el March Madness, el torneo a un solo partido que decide el título, su universidad, Duke, ya está en cuartos para enfrentarse este jueves a la Arizona de Conrad Martínez, ex del Joventut.
Cualquier otra cosa que no sea una victoria absoluta de Duke con Flagg elevado a MVP sería una sorpresa después de una temporada regular para la historia. Pese a ser un debutante, fue elegido mejor jugador de su conferencia con una media de 18,7 puntos, 7,5 puntos y 4,2 asistencias por partido y mucho dominio. En todo el año, Duke sólo ha perdido tres partidos con Flagg y otros dos jugadores, el tirador Kon Knueppel y el pívot Khaman Maluach, llamados a acompañarle entre los 10 primeros del draft. Pero... ¿En qué destaca Flagg? En realidad, en casi todo.
JARED C. TILTONGetty Images via AFP
Alero de 2,06 metros, fortísimo a su edad, lo mismo lanza triples con más de un 40% de acierto que rebotea o tapona, excelente defensor. En los profiles, los estudios previos al draft, suelen compararlo con Kawhi Leonard, aunque ya hay quien lo considera una suerte de LeBron James blanco. Porque sí, Flagg, es blanco, y de ahí su peculiaridad. En los últimos años ha habido varios estadounidense números uno del draft con quien se le puede comparar, como Anthony Edwards o Paolo Banchero, pero todos eran negros. Flagg, de hecho, sería el primer yankee blanco en ser escogido en primer lugar desde hace casi 50 años, desde Kent Bentson en 1977.
Muchos partidos de los Celtics
Nacido en Maine, en una comunidad rural que ya organizó una cabalgata en su honor cuando llevó al instituto Nokomis al primer título estatal de su historia, Flagg creció en una familia de jugadores de baloncesto -su hermano gemelo, Ace, también apunta a la NBA- e idolatrando a la leyenda blanca, Larry Bird. De pequeño, siempre viajaba con un DVD portátil para ver partidos de los Celtics de 1986 y aprender de sus movimientos. Pesadilla para la España de Hugo González o Izan Almansa en el Mundial sub-17 de 2022, luego se marchó a la academia Montverde de Florida, pero no perdió la unión con su lugar de nacimiento. Cuando todas las empresas de zapatillas le ofrecieron un contrato millonario, él escogió New Balance porque tiene dos grandes fábricas en Maine.
Centrado ahora en mandar en la NCAA, corren ya los cálculos sobre qué franquicia de la NBA disfrutará de su talento y, lo que más interesante, los análisis sobre dónde encajaría mejor. Hay una opción remota de que se una a Victor Wembanyama en los Spurs, pero lo normal es que acabe en los Hornets, los Utah Jazz o los Wizards, los peores conjuntos de la liga. «No quiero ser racista, pero Utah es un lugar muy blanco. Estoy seguro que lo ven [a Flagg] como su próxima gran esperanza, encajaría muy bien», comentó Draymond Green en su podcast.