Ni ella, ni él, Hiltz es elle: “Trato de ser la persona que necesitaba de joven”

Ni ella, ni él, Hiltz es elle: "Trato de ser la persona que necesitaba de joven"

Mundial de atletismo

Actualizado

La estadounidense, corredora de 1.500 metros, es la primera transgénero no binario que compite en un Mundial

Hiltz, al ganar el Campeonato de Estados Unidos.LULULEMON

Nikki Hiltz sonríe y sonríe. Su misión en la vida es compleja, pero rehúye el conflicto. En sus intervenciones en zona mixta, si algún periodista se equivoca de pronombre, no le rectifica. Sonríe y sonríe. En los 1.500 metros del Mundial de Budapest que acabaron el pasado martes, está centrada en correr. Campeona de Estados Unidos de la distancia, es eliminada en semifinales y se marcha a disgusto porque quería estar en la final, codearse con la keniana Faith Kipyegon y compañía.

«Fallé en mi objetivo de entrar en la final. Corrí en cuatro minutos y, pese a ello, me quedé fuera. El nivel es altísimo, cada vez más. Pero siento orgullo de llegar a donde he llegado», explica en conversación con EL MUNDO antes de regresar a Arizona, retomar sus entrenamientos y entonces sí, su lucha. Porque Nikki no es ella ni es él: Nikki es la primera persona transgénero no binaria del deporte. Nació con órganos femeninos y corre en categoría femenina, pero no se identifica como mujer, tampoco como hombre. Nikki es elle.

«Tengo un recuerdo muy claro de mi sexto cumpleaños. Antes de apagar las velas de mi pastel, deseé despertar como niño a la mañana siguiente […] Por entonces expresaba mi identidad de género pidiendo que me cortaran el pelo corto, usando gorras de béisbol y negándome a llevar vestidos. Me sentía más yo cuando jugaba al fútbol en el patio, cuando mi padre me llamaba Nick en vez de Nikki y cuando los profesores suplentes, que no me conocían, me confundían con un niño», escribió Hiltz en Runner’s World la primera vez que habló abiertamente sobre su identidad. El 31 de marzo de 2021, en el Día Internacional de la Visibilidad Transgénero, Hiltz se declaró persona transgénero no binario.

Luego llegaron dos olas, una de apoyo y una de odio, que golpearon por igual. De repente sintió demasiada presión por representar a la comunidad LGBTQ+, de repente leyó demasiados insultos para mantener la calma y al final, con un tropiezo en los Trials estadounidenses, se quedó fuera de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

¿Cómo lleva ahora el peso de ser referente para la comunidad LGBTQ+?
He entendido que puedo desempeñar un papel muy grande. Siempre me digo que debo tratar de ser la persona que necesitaba cuando era más joven. Si una persona queer puede verse reflejada en mí y, gracias a eso, sentir que el deporte le pertenece, entonces he cumplido mi objetivo. La comunidad LGBTQ+ me ha hecho sentir seguridad, visibilidad y amor y sólo puedo corresponder con éxitos.

Hiltz nació en California en 1994 y pronto destacó en el atletismo. En su segundo año de instituto, se colocó entre las 10 mejores adolescentes del país y su entrenador le dijo a su madre: «Nikki ya tiene pagada la universidad». Era cierto. La Universidad de Oregon, la mejor de Estados Unidos para ser atleta, la fichó y soñaba con emular a Steve Prefontaine cuando se rompió. Una fractura de estrés. Dos años en el dique seco. Adiós a la beca. Se marchó a la Universidad de Arkansas donde fue dos veces subcampeona de la NCAA antes de hacerse profesional y fichar por Adidas.

Las cosas no salían, pero como ya en 2018 había declarado ser gay, en cada Día del Orgullo la marca la convertía en protagonista: campañas, eventos, entrevistas. Al final pidió un aumento y le dijeron que, por sus resultados deportivos, no la merecía. Se fue con Lululemon, una marca de ropa para yoga que se abre paso en el atletismo, ganó el Campeonato de Estados Unidos, batió el récord yankee de la milla y se planteó en ese Mundial con la confianza en los máximos. «Me faltaba creer un poco más en mí y ahora lo hago. Este año estoy reescribiendo mi relato», comenta quien admite que en el atletismo siempre vivirá una contradicción.

Si se creara una categoría no binaria en los Mundiales, no habría nadie más en la línea de salida. Para seguir compitiendo, debe mantenerse en la categoría femenina y eso tiene un peaje. Según ha confesado, le gustaría tomar testosterona, pero sería suspendida por dopaje. También quisiera operarse el pecho o injertarse barba. No lo hará hasta que alcance unos Juegos Olímpicos, su sueño, su objetivo, que espera cumplir en París 2024.

kpd