El ex campeón mundial de boxeo sudafricano Dingaan Thobela fue encontrado muerto la noche del lunes en su casa de Johannesburgo a la edad de 57 años, tras padecer problemas de salud, confirmó un amigo del fallecido.
“Extrañamente, no respondía a su teléfono y su familia, acompañada de la Policía, consiguió acceder a su lugar de residencia y descubrió que había muerto”, declaró a medios locales a última hora del lunes Eddie Mutungutungu, amigo de Thobela.
El deportista, conocido como la ‘Rosa de Soweto’, el antiguo gueto negro de Johhanesburgo donde nació en 1966, boxeó de manera profesional entre 1990 y 2006 y ostentó tres títulos mundiales en dos categorías.
Dingaan Thobela durante un combate.AP
Thobela fue campeón mundial de peso ligero de la Organización Mundial del Boxeo (WBO, por sus siglas en inglés) entre 1990 y 1992, un título que también le concedió en 1993 la Asociación Mundial del Boxeo (WBA), además de campeón mundial de peso supermediano en el año 2000 del Consejo Mundial del Boxeo (WBC).
Las redes sociales se inundaron este martes de mensajes de pésame por la muerte del querido boxeador, a los que se sumó el Gobierno sudafricano, que lo describió como una “leyenda”.
“Entristecidos tras conocer la muerte de la Rosa de Soweto. Con gran pesar, damos nuestro más sentido pésame a la familia. Que los recuerdos de Dingaan Thobela les brinden consuelo”, dijo el Ejecutivo sudafricano a través de la red social X.
Hace 20 años, Mike Tyson (Nueva York, 1966) rechazó volver al ring porque "no tenía agallas para luchar". Todo el mundo esperaba su venganza ante el irlandés Kevin McBride, pero Iron Mike decidió que no podía seguir compitiendo: "No puedo seguir mintiéndome", declaró. 24 horas de cárcel (ya había estado tres años previamente), múltiples viajes y apariciones en programas de baile después, Tyson volverá a calzarse los guantes ante un rival que estaba en primaria cuando el hombre más malo del planeta cayó noqueado en el sexto asalto de su última pelea oficial.
El combate ante el youtuber Jake Paul será la madrugada del viernes al sábado en el AT&T Stadium de Arlington, Texas, tras un aplazamiento porque el que fuera campeón de los pesos pesados sufrió una úlcera intestinal que le tuvo vomitando sangre unos días y que le obligó a recibir hasta ocho transfusiones. La enfermedad le hizo perder 11 kilos en 11 días y, con ellos, todo el entrenamiento que había realizado para la fecha inicialmente prevista, el 20 de junio.
Así, el neoyorquino volvió al gimnasio de los Raiders (franquicia de la NFL) en Las Vegas cedido por su amigo y máximo accionista del equipo, Mark Davis, dispuesto a volver a ponerse en forma para una pelea que estará inscrita en el registro profesional, así que contará para su récord que se sitúa en 50 victorias, 44 de ellas por KO, y seis derrotas. El combate será a ocho asaltos de dos minutos y se producirá con guantes de 14 onzas, 4 más de las que se usan en los pesados.
Preparación seria
"Mike es una obra maestra", dice Rafael Cordeiro, uno de sus entrenadores, a una publicación americana respecto a un boxeador que, aseguran, se está tomando el entrenamiento más seriamente que en su época como profesional. Cada día, el ex campeón de los pesados corre seis kilómetros, hace 7.000 tracciones de remo y realiza sparring para recordar algo que tiene marcado a fuego en su cerebro: boxear.
En más de una ocasión, el propio Tyson ha dicho que peleaba contra sus demonios mientras que en su vuelta contra Paul asegura que lo hace por su autoestima. Esa que siempre ha tenido por las nubes desde que salió de Brooklyn. "A veces siento que no soy nada, así que dejadme hacer esto", explicó en una entrevista previa al combate.
Entrenamiento de Tyson antes de la pelea ante Paul.Julio CortezAP
No obstante, romanticismos aparte, la bolsa de la pelea es una razón poderosa para que vuelva al ring. Pese a haber estado arruinado en varias ocasiones, en parte por excentricidades como regalar anillos de 60.000 euros a la que hoy es su mujer, Kiki, o tener tigres de Bengala en su mansión de Las Vegas, Tyson ha afirmado que no retoma los guantes por dinero.
Sin embargo, se rumorea que cada contendiente recibirá en torno a 40 millones de dólares en una pelea que se retransmitirá en directo por Netflix sin ningún tipo de pay per view, algo bastante extraño en el mundo del boxeo. Además, se habla de un evento en el que habrá localidades VIP de hasta dos millones de dólares. Todo esto ha hecho que muchos expertos califiquen a esta pelea como "el mayor espectáculo circense del boxeo".
El niño problemático
Esto y la personalidad del rival. El niño problemático, Jake Paul, de 27 años, es un youtuber, actor y cantante que ha derivado su carrera hacia diversas peleas de boxeo, primero ante personalidades diversas y, últimamente, ante peleadores de artes marciales mixtas y boxeadores profesionales. Resulta curioso que Paul fue telonero de Tyson en un combate de exhibición que el ex campeón de los pesados realizó ante Roy Jones Jr en 2020 y se enfrenten juntos este sábado pese a sus 31 años de diferencia de edad. El récord del púgil de Cleveland es de 10 victorias y solo una derrota.
Jake Paul guantea en la previa de la velada ante Tyson.Julio CortezAP
"Tengo que estar alerta. Este es un hombre aterrador. Es un asesino y todavía tiene todo su poder", expresó Paul sobre su rival días antes del combate tras ver los vídeos de los entrenamientos de Tyson. También reveló que su madre dice sentirse "preocupada" por lo que pueda ocurrir sobre el cuadrilátero del AT&T Stadium. No obstante, las apuestas dan favorito al 'niño problemático' frente al Terror del Garden.
Los antecedentes de retornos a esas edades no son buenos para Tyson. Evander Holyfield, rival al que arrancó un trozo de oreja en el combate entre ambos, apenas duró dos minutos sobre el tapete cuando volvió a la misma edad que el de Brooklyn en 2021. No obstante, Iron Mike lo tiene claro: "Es lo que quiero hacer; es parte de quién soy. Busco mi gloria... Va a ser increíble". Palabra de campeón.
Terminó la guerra de 36 minutos, acabó el segundo duelo de los Titanes y Oleksandr Usyk se arrodilló para agradecer a Dios y a su padre, que le observaba desde el cielo, por una nueva pelea en su cartilla. En medio del rezo, Tyson Fury se acercó al ucraniano y le besó en la cabeza. Un gesto de respeto entre ambos dioses de los pesados. "Es mi mejor amigo", bromeaba el de Simferopol en la rueda de prensa posterior a la pelea para luego admitir que el británico le hace más fuerte y que es "un gran boxeador".
Se retiró Fury del cuadrilátero tras escuchar las cartillas de los jueces, unánimes, crueles. Quizás, también, un poco polémicas. Triple 116 a 112 para el ucraniano que se sumaría la del cuarto y novedoso juez, un ordenador que analizó la pelea por inteligencia artificial y que decretó que la victoria de Usyk fue incluso superior, 118-112. "Que le den a los ordenadores, que sigan los humanos, más trabajo para ello y menos para las máquinas", expresó el británico en rueda de prensa que añade una segunda derrota a su palmarés (34-2-1).
Las máquinas fueron las que dieron el espectáculo de salida en el Kingdom Arena de Riad. Una tormenta eléctrica simulada y dos esculturas de arena gigantes proyectadas a través de un holograma anunciaban el segundo y, probablemente, último duelo de titanes. Un duelo en el que Fury se presentaba guasón, vestido de Papá Noel y bajo el éxito navideño de Mariah Carey a todo trapo. Usyk lo hacía con un atuendo tradicional, estilo un poco Aladin, y, en su cuello, su gran cruz. De la que no se separa, la que su equipo le colgó tras la victoria ante Fury.
Abrazo de los contendientes de Riad.AFP
Es Usyk un hombre tradicional y profundamente religioso, pero también muy dado a los símbolos. El sábado lució dos además de la cruz. Uno, tras alzarse de nuevo con la corona de los pesados, la que le sitúa entre los grandes de la historia aún sin derrotas (23-0-0). El único boxeador que ha unido los cinturones de las cuatro asociaciones y el primero indiscutido tras Lennox Lewis, una hazaña con más de 20 años de diferencia.
El símbolo que alzó desde el mismo cuadrilátero fue un sable de Ivan Mazepa, un general cosaco que luchó por restablecer la independencia de Ucrania frente al dominio ruso en el siglo XVII, historia que tristemente se repite actualmente y que Usyk sufre personalmente con su familia sufriendo las bombas del régimen de Putin en Kiev.
Usyk junto a Igor en rueda de prensa.Frank AugsteinAP
El segundo lo sacó en rueda de prensa. Era un peluche de Igor, un burro de los dibujos de Winnie de Pooh, que su hija le regaló para que le diera suerte en la revancha contra Antony Joshua justo cuando estalló el conflicto en su país y tuvieron que huir corriendo de las bombas rusas. "Siempre tiene que estar cerca de ti", le dijo Yelizaveta cuando le brindó el muñeco que compraron en un viaje familiar a Eurodisney. Y Usyk, que adora a su familia, especialmente a su mujer, Yekaterina, para la que pidió los principales aplausos en el Kingdom Arena de Riad, cumple puntualmente con la palabra que le dio a la pequeña.
Abrazado a él esquivó los golpes que la prensa le lanzó a través de las palabras de Frank Warren, promotor de Fury, que ponía en duda la victoria del ucraniano. "¿Cómo es que Tyson sólo tuvo cuatro asaltos en la pelea? Todos diferentes. Creo que ganamos la pelea", dijo sobre el cuadrilátero el empresario en representación de su pupilo. Palabras vacías después de que se revelaran las tarjetas de puntuación de los jueces en las que le dieron ganador al ucraniano en cinco rounds de manera unánime y luego con ligeras discrepancias en los otros siete.
Usyk conecta un directo de izquierdas.Frank AugsteinAP
Futuro
Terminado el reto, Usyk dijo que quería "descansar de boxeo" y no queda claro cuales son sus planes de futuro, aunque hay rumores de que podría volver al peso crucero para recuperar el cetro que dejó desierto, tras ser también campeón unificado en ese peso. Lo cierto es que la bolsa de la pelea 190 millones de dólares, esta vez un 55/45 en favor del campeón, le permitirá tomarse el siguiente reto con mucha más calma y retrasar su vuelta a Gandía, su refugio o guarida para preparar las peleas, lo máximo posible.
En la visita que El Mundo hizo a ese santuario, Usyk estaba acompañado de unos 12 miembros de su equipo entre preparadores, entrenadores, médicos y encargados de seguridad. Entre todos, había un amigo del campeón, cosaco, cuya ocupación era la música. Mientras el ucraniano ultimaba su último entrenamiento de cara a la pelea, el amigo bailaba por el gimnasio como una abeja. Precisamente, el símbolo del campeón. ¿Recuerdan quién flotaba como una mariposa picaba como ese insecto?