Faltaban apenas dos metros para cruzar la línea de meta en la final de maratón con discapacidad visual. Elena Congost (Barcelona, 36 años) había conseguido alejarse más de tres minutos de su inmediata perseguidora, la japonesa Misato Michishita; era tercera, e iba a volver a pisar el podio ocho años después de su última medalla en los Juegos de Río. Pero todo cambiaría en un abrir y cerrar de ojos.
Su guía, Mia Carol Bruguera, que le había acompañado durante los 42,195 kilómetros de recorrido, se tropezó fruto de calambres en la pierna y Congost soltó durante un segundo la cuerda que les une para evitar que se cayera al suelo. Resulta casi imperceptible a la simple vista, pero fue lo suficiente para que, según el artículo 79.5 del reglamento, los jueces informaran de su descalificación nada más terminar la carrera.
“Estoy destrozada porque tenía la medalla“, apuntó la atleta nada más conocer una decisión, que considera “injusta” y “surrealista“. De hecho, en un primer momento, el Comité Paralímpico Español pensó que la eliminación de la deportista se debió a que su guía podría haber cruzado antes que ella la línea de meta, pero ella misma confirmó después el motivo. “Sólo dicen que he soltado la cuerda un segundo y como la he soltado pues ya está, no hay vuelta atrás. No entiendo que nadie pueda razonar ni entender la situación, que no es por hacer trampa ni para arrastrar a un atleta como se ha dado en la pista”, declaró.
Además, también aclaró que su acción fue fruto de un “acto reflejo de cualquier humano” y que no supone “ningún tipo de beneficio” para ella ya que, pese a ello, nunca se paró en seco.
Vuelta a los Juegos
Congost había luchado mucho para llegar hasta ahí. Después de aquella última carrera en Brasil, la catalana decidió dejar a un lado su carrera deportiva para poder ser madre de cuatro hijos. Una pausa que terminó a principios de este año, cuando decidió regresar a unos Juegos Paralímpicos por quinta vez con el sueño de conseguir una medalla.
“Es triste porque además venía de estar sin beca y estar en la estacada y era uno de mis objetivos. No voy a volver a conseguir beca y estar en el plan ADOP (Apoyo al Deporte objetivo Paralímpico) y me volverán a dejar fuera de todo cuando creo que he demostrado lo que podía hacer”, confesó la maratoniana.
Al conocerse la noticia, la Ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría ha querido mostrar su apoyo a la deportista a través de una publicación en sus redes sociales: “Elena Congost volvió hace unos meses tras un parón donde ha sido madre de cuatro niños. Hoy ha terminado tercera, pero ha sido descalificada. Ella ha priorizado ayudar a su guía al llegar a meta. Estamos inmensamente orgullosos de Elena y de Mia“.
En esta era de la exageración, donde todo es mítico y cualquiera es leyenda, resulta difícil encontrar las palabras precisas para definir la magnitud de Carl Lewis (Birmingham, Alabama, 1961). Podríamos, quizás, dejar que lo expliquen los datos, especialmente sus nueve oros olímpicos, el atleta con más de la historia, junto a Paavo Nurmi, y una cantidad sólo superada por los inverosímiles 23 de Michael Phelps. Un deportista tan descomunal que has
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El pasado 19 de agosto, Iván Penalba ganó las 100 Millas del Muro de Berlín con un tiempo de 13 horas y 56 minutos, junto a Carmen Pérez, su pareja, que también se impuso en categoría femenina. Sólo dos meses después, el ultrafondista valenciano tardó más de una hora en recorrer 60 metros. Los que tuvo que atravesar, con el fango hasta la cintura, para acceder a la casa de su padre, de quien no sabía nada desde dos días atrás. Cinco minutos por zancada entre pilas de coches y escombros en Alfafar. «Fueron momentos muy dramáticos, porque ni siquiera había cobertura de móvil. En ese momento teníamos que hacerles llegar lo primordial: algo de comida», detalla Penalba a EL MUNDO, con el alivio de quien no perdió a ningún familiar, con el horror de quien asistió a la devastación y con la esperanza de quien siempre vislumbra una meta, por lejana que sea.
Familiarizado con todo tipo de causas solidarias, Penalba se volcó desde el primer minuto con su pueblo. En las tareas más duras, como el desescombro y el reparto de víveres, y en otras que pasan desapercibidas. De este modo pretende ayudar a la Unión Deportiva Balompié Alfafar, con la que había empezado a colaborar a principios de octubre. Una escuela de fútbol, fundada en 1994, arrasada hoy por la DANA. Sin embargo, entre palada y palada, Iván aún saca tiempo para ayudar a los niños. «Ya no es por mí, sino por ellos, que han perdido muchas cosas. Así que estoy intentando reubicarlos para que sigan entrenando y no se queden un año sin hacer nada». Doce meses, ahora mismo, se antojan un horizonte inabarcable en Alfafar.
«Durante el día vives en una burbuja de pesadilla, con la mente enfocada solamente en el trabajo. Pero cuando por la noche te paras a pensar un poco, te dan ganas de llorar, de tirarlo todo por la borda y no salir de la cama. Dentro de un mes, cuando ya no salgamos en los telediarios, aquí no va a haber nada y nos enfrentaremos a una situación aún más dura», vaticina Penalba, el único español en subir dos veces al podio en la Badwater 135, una de las carreras más extremas del planeta, con 217 km a casi 50º C en el californiano Valle de la Muerte. Esa resistencia debe ponerse a prueba ahora en Alfafar, una población de 22.000 habitantes que deberá «empezar de cero». «¿Quién va a montar un negocio? ¿Quién va a comprar, si no hay dinero? Por eso le pido a la gente que no deje de donar».
«¿Cómo vamos a salir de esto?»
En ese mismo estupor, plagado de interrogantes, vive la nadadora Merche Peris en Paiporta. «Me siento colapsada y no veo la luz. Todos los negocios han quedado arrasados: la peluquería, las uñas, la tienda de fotos, el supermercado... ¿Cómo vamos a salir de esto? Si te soy sincera, mi mayor miedo es que dentro de una semana la gente ya no se acuerde o piensen que somos unos pesados», dice a este diario la campeona de Europa en 2012 de 50 metros espalda.
Desde hace dos semanas, Peris no encuentra descanso. Ni por la noche, cuando apenas logra conciliar el sueño, ni en sus extenuantes jornadas de faena, descargando camiones, moviéndose de aquí para allá en permanente misión humanitaria. «No sé cómo estamos aguantando. Me siento muy orgullosa de la gente joven que ha venido a ayudarnos. Es algo que me está llenando el corazón y me alivia de muchas otras cosas», reflexiona antes de alzar la voz. «Se nos avisó cuando ya había muertos y eso es intolerable. Ellos son los culpables de esas muertes. Tienen que asumir su responsabilidad y no señalarse entre sí. No somos imbéciles».
A esa censura se suma Penalba, sin rubor en subrayar que «ningún político se ha tomado esto como si tuviese un hijo aquí» y muy consciente de que con el mero voluntarismo no alcanza. «Han tardado muchísimo en llegar y se han quedado cortos. Se requiere mucha más ayuda profesional, porque todo se ha convertido en un foco de infección brutal y va a ver muchísimas infecciones», manifiesta.
Peris, olímpica en Pekín 2008, siempre se ha considerado de Paiporta, donde vive desde hace siete años y donde nacieron su padre y su abuela. No obstante, cada mañana recorre 30 km hasta su puesto de trabajo. El primer tramo, en coche hasta Valencia. Desde la capital, en tren hasta Puzol. «Si el día 29 ese tren llega a tardar 10 minutos más, la DANA nos hubiese pillado al volante a mi marido y a mí de vuelta a casa».
La pasada semana, la madre de Peris sufrió una caída cuando intentaba cruzar su calle, cubierta por el lodo. Y allí tuvo que esperar a ser atendida por una ambulancia militar. Esos resbalones, en cambio, se antojan una trivialidad en la zona cero de la tragedia. Merche aún no ha podido olvidar los gritos de auxilio de quienes sólo unos minutos más tarde perecerían bajo la riada. Hoy, cada vez que sale a la calle, lo cotidiano queda engullido por lo dantesco. «He visto portales donde el agua arrancó los marcos de las puertas. Ahora, frente al mío hay una cornisa».
Penalba tampoco puede quitarse de la cabeza la visión del agua, bajando «muy despacito». «Todo empezó, literalmente, a irse. Desde los coches a los contenedores. Sin dejar nada a su paso. Todo destrozado, como si hubiesen caído tres bombas. Fue alucinante», subraya el plusmarquista español de 24 horas (274,322 km). Muy consciente de sus raíces, rechaza cualquier ademán de heroísmo. Simplemente se ve «arrimando el hombro como cualquiera». Su mesura ni siquiera se tambalea a la hora de mirar hacia adelante. «No sabemos nuestras necesidades para dentro de una semana. Según avancen las cosas tomaremos iniciativas para que la gente vea cómo está la situación y cómo se puede ayudar», concluye.
El Medio Maratón de Valencia vuelve a lucir como el más rápido del mundo en categoría masculina y femenina. El etíope Yomif Kejelcha ha corrido este domingo bajo la lluvia para marcar un tiempo de 57 minutos y 30 segundos, nuevo récord del mundo masculino en una carrera en la que ha mandado desde la salida.
Esta marca es un segundo más rápida que la que logró en 2021 en Lisboa Jacob Kiplimo que, con 57:31 arrebató a Valencia la condición de prueba más rápida en los 21.094 metros. La carrera de Kejelcha ha llevado a la carrera que organiza la SD Correcaminos y patrocina la Fundación Trinidad Alfonso sea la más veloz en categoría masculina y también en la femenina desde que, en 2021, la también etíope Letesenbet Gidey rompiera el crono con una marca de 1:02:52.
Tras Kejelcha cruzaron la meta Daniel Mateiko, que ha hecho un tiempo de 58:17, e Isaia Kipkoech, con 58:21. No fue una carrera fácil porque el ritmo tan alto con que marcaron los favoritos, 2:44 en el primer kilómetro, hizo que las liebres sólo aguantaran cuatro kilómetros y, con el suelo mojado por la lluvia lo complicaba. Sin embargo, los favoritos respondieron y Kejelcha se notó fuerte. Tanto que rompió el grupo en el kilómetro 15 para irse en solitario en busca de la victoria y el récord.
En mujeres, la ganadora ha sido Agnes Ngetich, que ha cruzado la meta con gran crono de 1:03:04 que la convierte en la segunda mejor marca de la historia y la mejor del año. El segundo puesto lo ha ocupado Fotyen Tesfay, con 1:03:21, y el tercero, Lilian Kasait, con 1:03:32.
Ngetich llegaba con opciones de ser nueva plusmarca tras lograr también en Valencia el récord del mundo de los 10 kilómetros, sin embargo, pagó su debut en la distancia y en el tramo final de la carrera se le escapó.
Los récord no se han quedado ahí. Kaoutar Boulaid ha batido el récord de España femenino con un tiempo de 1:08:47, casi un minuto por debajo de la plusmarca anterior que logró también en Valencia Laura Luengo (1:09:41) hace un año. Precisamente, Luengo ha sido la segunda española en cruzar la meta con 1:08:50, también mejorando su tiempo anterior. En tercer lugar ha llegado la debutante Irene Sánchez-Escribano con 1:09:10.
En categoría masculina, Thierry Ndikumwenayo ha sido el primer nacional con un tiempo de 59:42, seguido por Ibrahim Chakir, con 1:01:40, segundo, y Jorge Blanco, con 1:01:45.
La conclusión al éxito de la prueba, pese al mal tiempo, la puso el empresario Juan Roig: "Quien quiera récords del mundo o personales tiene que venir al Medio Maratón o al Maratón de Valencia". Para quien se atreva con el récord del mundo de Maratón, el mecenas de la prueba puso a su disposición, y de su bolsillo, un millón de euros de premio.