La moral del Alcoyano, en lucha: la afición se subleva contra el exilio del equipo a otra ciudad por dinero

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Pensar en la resistencia y el tesón es recurrir a la frase «tener más moral que el Alcoyano». Esos dos valores que acompañan históricamente al club alicantino están más la prueba que nunca. Alcoy se enfrenta al reto de retener a su equipo en el campo del Collao y con él sus 96 años de historia en el fútbol español que incluye gestas recientes en Copa ante el Real Madrid. El Alcoyano no se entiende sin su vinculación con la ciudad industrial del interior de Alicante pero puede acabar jugando a más de 50 kilómetros.

De la crisis económica que vivía el club, instalado en Primera RFEF, lo rescató hace 20 meses el empresario Juan Carlos Ramírez. Vinculado antes al Elche y al Hércules, con poca fortuna, llegó para dar un impulso que no se ha producido. Según su versión, por falta de apoyo institucional, a través de la remodelación de instalaciones, del empresariado local e incluso de la afición. Por eso, pretende llevarse al equipo a La Nucía, una localidad próxima a Benidorm cuyo equipo acaba de comprar y que juega en Tercera RFEF. Su idea es intercambiar los clubes: el Alcoyano trasladaría su sede social y competiría en La Nucía mientras que en el Collao se quedarían con un equipo forastero y fútbol de dos categorías menos.

Se trata de una maniobra que, amparada en la Ley de Sociedades Anónimas, pretende ejecutar el próximo 17 de junio en una junta de accionistas que tiene como único punto del orden del día el traslado del domicilio social del CD Alcoyano SAD. Esto es algo que la Federación no puede evitar. El máximo accionista no puede intercambiar las categorías que cada equipo se ha ganado deportivamente en el campo, pero sí las propias estructuras de los clubes en una operación sin precedentes.

«Me llevo el equipo a La Nucía porque aquí no tengo apoyos. Me llevo la camiseta y la historia, el Alcoyano no desaparece. Pero sin apoyo empresarial, institucional y social no puedo seguir en Alcoy», asegura el dueño, que llegó a verbalizar la posibilidad de enviar al club a concurso de acreedores y liquidación. «He dado más por el Alcoyano que los que se dan golpes en el escudo. Pero esto se mueve ya por dinero», advierte.

Enfrentamiento institucional

Ramírez acusa al Ayuntamiento, encabezado por el socialista Toni Francés, de haber incumplido los compromisos, verbales, que le hicieron cuando compró la mayoría accionarial del club, como la reforma del estadio o la construcción de una ciudad deportiva, y reclama un «plan de viabilidad» que incluya una dotación pública anual de 500.000 euros, el incremento del número de abonados de 1.300 al menos a 2.500 y la colaboración de empresarios. Sin este plan, el Alcoyano será un equipo de La Nucía. «Allí tengo muchas amistades que me pueden ayudar», recuerda.

En el consistorio, todos los grupos políticos han cerrado filas y se han unido en una plataforma junto a aficionados y peñas para evitar que esto no ocurra. En un manifiesto firmado este martes, incluyen el compromiso de «tramitar y aprobar de urgencia» los trámites sean necesarios para declarar al Alcoyano «Bien de Interés Cultural Inmaterial (BIC)».

Defienden desde Alcaldía que desde 2015 hay un convenio por el que se aportan 200.000 euros, pero tras el cruce de acusaciones inicial, que ha acabado en una querella al alcalde, quieren abrir una vía de negociación para evitar perder el club, a quien Ramírez le ha puesto precio: tres millones de euros. Eso sí, no podrá encabezar las negociaciones Francés, con quien no quiere hablar el propietario.

La afición reclama que estas conversaciones eviten el traslado de su equipo, porque no lo seguirán a 50 kilómetros si se desvincula de la ciudad. Es más temen que sea una maniobra que acabe en desaparición.

Bajo el lema La Moral no morirá se ha movilizado para jugar «el partido más difícil de la historia» y se echará a la calle el próximo sábado a las 17 horas. Su moral, enfrentada al dinero, es lo último que quieren perder.

kpd