La Federación Internacional pone barreras a las ajedrecistas transgénero

La Federación Internacional pone barreras a las ajedrecistas transgénero

Es un asunto polémico en numerosos deportes y el ajedrez no podía ser menos, aunque parezca una actividad poco física. La FIDE (Federación Internacional de Ajedrez) ha decidido regular la participación de ajedrecistas transgénero y el camino que ha emprendido no ha gustado a todo el mundo. En el mejor de los casos, las mujeres trans deberán esperar por un tiempo indefinido, que podría durar hasta dos años, antes de que se acepte su participación en torneos femeninos.

Ahora mismo, las competiciones internacionales tienen dos categorías, abierta y femenina, por lo que las mujeres ya pueden participar en torneos ‘masculinos’, aunque en la práctica muy pocas eligen esa opción. A lo largo de la historia, solo la húngara Judit Polgar llegó al top 10 absoluto. En los últimos años, hemos visto algunas otras excepciones, como la de María Eizaguerri, que ha sido varias veces campeona de España sub 16 y sub 18, la última vez hace solo dos años. Por otro lado, en el top 100 de la clasificación mundial no hay ninguna mujer. La primera es la china Hou Yifan, que ocupa el puesto 127.

Debido a las diferencias que todavía persisten, y que no cabe atribuir a un solo motivo, si cualquier jugador de élite cambiara de género y jugara el Mundial femenino, el resto de competidoras lo tendría difícil. La FIDE dice que actúa para proteger a las mujeres ajedrecistas, pero al mismo tiempo entra en terreno pantanoso. No falta quien recuerda que tiene asuntos más acuciantes: “Si la FIDE está tan preocupada por proteger a las mujeres en el ajedrez de competición, tal vez quiera ocuparse de la carta publicada hace pocos días, firmada por cien mujeres que denuncian violencia sexista y sexual en el ajedrez. Parece un problema real que necesita soluciones reales”.

Cada vez hay más casos

En sus nuevas reglas, la Federación Internacional expone que, “cada vez con mayor frecuencia, las federaciones afiliadas reciben solicitudes de reconocimiento de personas que se identifican como transexuales”. Añade que no tiene problemas en reconocer las identidades de género y reconoce que se trata “de una cuestión de evolución para el ajedrez”. También admite que, “además de los reglamentos técnicos sobre las normas relativas a la transexualidad, es posible que en el futuro deban desarrollarse otras políticas en consonancia con los resultados de las investigaciones”.

Hecho este preámbulo, la FIDE explica los requisitos necesarios para conseguir una nueva identidad federativa, que no son sencillos. “Por regla general, el cambio de sexo no es motivo para que una persona obtenga una nueva ficha, a menos que exista una razón especial y estrictamente excepcional para que la persona no revele públicamente su identidad anterior”.

Otorgar un nuevo número de carnet corresponde a una Comisión Cualificada de la FIDE. Si no lo concede, el ajedrecista mantendrá su anterior registro y ni siquiera podrá borrar su historial. Eso sí, puede recurrir la decisión ante el Consejo de la FIDE.

Se exigirán pruebas

El reglamento empieza a complicarse en el punto 2.3: “El cambio de sexo tiene un impacto significativo en el estatus de un jugador y en su futura elegibilidad para torneos, por lo que solo puede realizarse si se aporta una prueba relevante”. Por ello, se exigirá algún documento que pruebe la transferencia de género. “Además, el jugador deberá confirmar por escrito que conoce las restricciones establecidas por este reglamento y que se compromete a cumplirlas”.

Si la solicitud es rechazada, el jugador puede apelar. Y si es aceptada pero la federación nacional no le permite participar en sus torneos, dicha federación será castigada por incurrir en “comportamiento discriminatorio”.

Pero la norma más polémica de todas se refiere a los plazos: “En caso de que el género haya cambiado de masculino a femenino, el jugador no tendrá derecho a participar en eventos oficiales de la FIDE para mujeres hasta que la FIDE tome una nueva decisión, que deberá basarse en un análisis más profundo y será tomada por el Consejo de la FIDE lo antes posible, pero no más allá de un período de dos años”. En cambio, “no existen restricciones para jugar en la sección abierta para una persona que haya cambiado de sexo”.

Por otro lado, los títulos como Maestra Internacional Femenina o Gran Maestra Internacional Femenina se pierden con el cambio de género, aunque pueden mantenerse con una devaluación. Una GMF pasaría a ser Maestro Internacional, por ejemplo. También se pueden recuperar si el cambio de género se hace ‘reversible’. En todo caso, un gran maestro absoluto lo seguirá siendo aunque efectúe el cambio de género.

Dentro de la letra pequeña de las nuevas normas, se consideran otros casos. Ningún cambio, por ejemplo, podrá utilizarse para evitar alguna sanción previa. Por otro lado, la FIDE no hará publicidad de estos cambios, pero sí podrá informar a los organizadores de los torneos e incluso mantener una marca en sus bases de datos para poder ‘rastrear’ la trayectoria de los jugadores.

Empujar al suicidio

Entre las reacciones, destacan la de la Federación Alemana de Ajedrez, que ya ha dicho que no piensa discriminar a las mujeres transgénero y recuerda que en la primera década de este siglo ya tuvieron a una que ganó el oro en el campeonato nacional femenino. La Federación Francesa tiene un criterio parecido. De hecho, una de las jugadoras mas conocidas es la francesa Yosha Iglesias, quien cree que esta regulación supondrá forzar a las jugadoras trans a un dilema, “transición o abandono del ajedrez”. “Esta terrible situación conducirá a la depresión y a intentos de suicidio. Creedme. Estuve allí y lo sé”.

En España, hace años tuvimos el caso de Natalia Parés, quien abandonó los tableros en 1998 cuando era conocida como Josep, y regresó una década después. Hoy en día, apenas participa en competiciones. En su mejor momento deportivo, llegó a ser subcampeón de España juvenil en un par de ocasiones, en los años 70.

kpd