España no tiene rival y encuentra soluciones siempre. Ante Georgia, en Yeremy Pino y el omnipresente Oyarzabal, que hicieron olvidar las bajas y doblegaron a un rival que ni tuvo balón ni capacidad para recuperarlo y hacer daño. “Estamos en mejora constante con un equipo insaciable“, resumió Luis de la Fuente.
La sonrisa de Yeremy Pino iluminó pronto el camino y desveló cuánto necesitaba el gol que logró culebreando a la espalda de los defensas de Georgia para empujar a bocajarro la asistencia de Le Normand. Abría el marcador de España y se sacaba un peso de encima que arrastra desde hace demasiado tiempo. La intermitencia de las lesiones que ha sufrido hace que para encontrar su último gol con la selección haya que mirar a noviembre de 2024. Fue el primero ante Suiza en el último partido de clasificación de la Nations League, el último que el canario jugó como titular. Luis de la Fuente volvió a contar con él para la fase final, pero solo jugó 15 minutos ante Portugal.
En Elche llegó su cuarto gol en los 15 partidos que se ha puesto la camiseta roja. Suficiente o no, es en esta clasificación cuando los futbolistas se empiezan a jugarse un hueco entre los 26 que puedan estar en el Mundial. De momento, en el Crystal Palace no ha visto portería, aunque sí ha repartido asistencias, y abrir la temporada con la selección es una buena carta de presentación. Se la puede agradecer a Le Normand, que le asistió para cerrar un arranque dulce en el que, además de regalar goles, suma dos con el Atlético ante el Real Madrid y el Eintrach.
“Cuando Pedri tiene la pelota pasan cosas. Ya había metido dos pases a la espalda de los defensas, que se la estábamos encontrando bien. Yo seguí la jugada para empujarla porque vi que Robin llegaba”, describió el canario.
Menos afortunado estuvo Ferran Torres. Primero, porque el colegiado lituano no quiso ver penalti en el minuto 6 en el derribo de Kochorashvili. Señaló falta fuera del área, lo llamó el VAR y se rectificó: determinó que no había nada punible. No pudo ponerse Ferran ante Mamardashvili en esa ocasión, pero tuvo otra en el minuto 29, cuando el ex cancerbero del Valencia le derribó. Entonces quedó claro que a España le pasa algo con los lanzamientos de penalti.
Tres fallos de seis penaltis
Mientras el Martínez Valero pedía que lo tirara Pedri -no Ilia Topuria, que se mantuvo neutral con el corazón partido-, el valenciano miró a Oyarzabal para contar su bendición antes de encarar el punto de penalti. No jugueteó con él Mamardashvili, cuya mejoría en esta suerte es tan evidente que el último lanzamiento se lo atajó a Vinicius en el Bernabéu el pasado mes de mayo. No fue diferente. Adivinó dónde iba el balón y dejó a Ferran sin gol con que engordar el marcador.
España volvió a desaprovechar un penalti y van tres de los seis que le han señalado desde la pasada temporada. Además de Ferran, falló Morata -también en el último de la tanda ante Portugal en la final de la Nations- y Pedri. Es el periodo que más penas máximas le han pitado a la selección en los últimos años, pero si hasta entonces la afectividad había sido del 100% (no fallaron ninguno en la temporada 23/24 ni la 21/22), ahora cayó a la mitad.
Además del debate del acierto, está el de los lanzadores. Ferran y Morata eran los habituales con Luis Enrique y sumó De la Fuente a Rodri. Pero en el último año, aparecen también entre los lanzadores Lamine Yamal, Bryan Zaragoza, Pedri y, sobre todo, un especialista como Mikel Oyarzabal. Y es que el seleccionador les deja decidir.
“No me ha parecido mal [que lanzara], porque Ferran es otro especialista. Para fallar, hay que tirarlo, y estamos muy seguros con todos”, dijo De la Fuente.
La efectividad de Oyarzabal
A Oyarzabal tampoco le importó no lanzar el penalti porque siempre acaba marcando. Desde su posición de 9, reconvertido por el seleccionador riojano, se ha convertido en el máximo goleador de la era De la Fuente. Para asentar la victoria de España, puso una falta directa desde la frontal de la medialuna del área a la escuadra de Mamardashvili. Y lo hizo en el minuto 64, uno antes de que le mandaran al banquillo. “He tenido la suerte de que ha ido dentro”, dijo sacudiéndose cualquier ápice de vanidad porque, como siempre repite, la clave es que no haya protagonismos en esta selección. Por eso no nota las bajas: “La fuerza de este equipo es el grupo”.
Son ya 18 goles los que el capitán de la Real lleva anotados en sus 48 partidos con la absoluta, 12 desde que llegó el seleccionador riojano. Su gol sirve para que España tenga pie y medio en el Mundial del próximo verano y sume 28 partidos oficiales sin perder, a uno del récord de Vicente Del Bosque en el periodo 2010-2013.
Eso es algo en lo que dice el vestuario que no piensa. “Estemos o no clasificados, tenemos que ganar porque eso da confianza”, aseguraba Yeremy Pino. Se sumaba a esa prudencia otro de los jugadores destacados en el Martínez Valero, Pedro Porro. Apareció con mucho peligro en ataque y solventó las contras que buscaba, y no encontró, Georgia. “Va saliendo el desparpajo que tengo en el campo”, bromeó el extremeño. “Hemos hecho un trabajo enorme en defensa. Había que parar sus transiciones y tener la portería a cero es muy importante para coger confianza”, insistió un jugador que empieza a conquistar la banda derecha.