Los errores son contagiosos en ajedrez. Después de un inicio muy prometedor, el Campeonato del Mundo que se disputa en Singapur ha caído por una pendiente peligrosa, una pequeña pandemia de juego que con suerte pasará pronto. En la quinta partida y con el marcador empatado a dos, los dos grandes maestros que luchan por el título colapsaron, cada uno a su modo. Las tablas con las que terminó su aventura no reflejan el drama que se vivió.
El aspirante, Gukesh Dommaraju, planteó de entrada una apertura muy pobre, como si sus entrenadores le hubieran querido amputar la agresividad para evitar posibles efectos secundarios, ya conocidos. En una nueva defensa francesa que le tra malos recuerdos, eligió la llamada variante del cambio, poco incisiva. Luego cambió damas a las primeras de cambio, con lo que se llegó a una posición en la que jugar a ganar parecía una quimera. En las dos partidas que había jugado con blancas hasta ahora, Ding Liren había sido sometido a grandes presiones, aunque el chino se las arregló para ganar la primera. En el tercer intento, Gukesh erró el tiro por completo. Luego reconoció que, aunque la apertura elegida le sigue pareciendo buena, «es verdad que no sirvió para crear demasiados problemas al campeón».
Hasta ahí, más allá de la pequeña decepción del público sediento de sangre, todo fue hasta ciento punto normal, pero ese primer error de estrategia desencadenó otros en cadena. Lo mejor es que el espectador cambió un espectáculo aburrido a un pequeño carrusel de emociones, aunque la mayoría fueran negativas.
El punto débil
El indio de 18 años es un tigre nacido para atacar y estaba incómodo por el guion que él mismo estaba escribiendo. En cuanto pudo, provocó un giro inesperado en busca de la adrenalina que parece necesitar en sus partidas. Lo encontró, hasta donde era posible, pero luego cometió un error y se quedó al borde del abismo. Esa impaciencia en algunos momentos o esa ambición no siempre bien medida es la que justifica la actitud de Ding, quien sin embargo debe estar más atento para aprovechar sus opciones, como ya le advirtió Magnus Carlsen.
Como mínimo, parecía que veríamos un largo final en el que el campeón trataría de hacer valer su ventaja, lo que tampoco era sencillo. Ding, sin embargo, se dejó igualar con una facilidad pasmosa, como si en su cabeza no cupiera otra posiblidad que lograr las tablas. Minutos después, cuando comprobó en plena rueda de prensa las opciones que había desperdiciado, se mostró arrepentido. «El resultado no es ideal porque tuve algunas oportunidades. Hoy tenía alguna ventaja y no la aproveché. Necesito mejorar», admitió poco después cuando le pidieron un balance de las cinco primeras partidas del Mundial. Tenía el aspecto de un escolar en un examen oral, inseguro e incluso asustado.
La pentacampeona mundial Susan Polgar resumió el sentir general durante la quinta partida: «Parecía que Ding estaba contento con un empate en lugar de presionar y hacer sufrir a Gukesh. Si Magnus jugara esa posición, torturaría a Gukesh durante varias horas».
La actitud de Gukesh ofrecía otros matices. Con la voz casi ronca y menos firme de lo habitual, el indio admitió que se sintió aliviado, aunque cree que no llegó a estar perdido y que podía sostener su posición. Reconoció también que se dio cuenta muy rápido de su error, pero aseguró que nunca entró en pánico. No sabemos cómo están los dos ajedrecistas por dentro, si hay tanta diferencia entre los candidatos al título como aparentan en el exterior, pero en ese tablero el aspirante sigue siendo claro favorito.
Ambos han comprobado ya que en un Campeonato del Mundo es difícil dar lo mejor de uno mismo, que la tensión es tremenda y que en la posición más sencilla se puede colapsar. No es casualidad que Carlsen, que justo este sábado cumplía 34 años, decidiera alegarse de esta presión tóxica del ajedrez de primer nivel.
Quedan siete partidas y cada vez será más difícil recuperarse de un error, por lo que el sistema nervioso será el factor más importante, con clara ventaja sobre los conocimientos técnicos o la preparación de aperturas. Gukesh, de hecho, comentó en la rueda de prensa que lleva varios meses trabajando para mejorar su preparación mental y que para él esa faceta es «muy importante». Que no se confíe en exceso, porque Ding ya demostró que es capaz de ganar la corona con la casa de sus pensamientos en llamas.