El estadounidense Gervonta Davis ha retenido su título mundial de peso ligero de la AMB al vencer por nocaut a su compatriota Frank Martin este sábado en Las Vegas.
Frente a Martin, que hasta entonces estaba invicto con 18 victorias en otros tantos combates, Davis utilizó su potencia para dominar a su rival antes de enviarlo a la lona en el octavo asalto.
Tras empujar a Martin contra las cuerdas con una sucesión de golpes, “Tank” utilizó un devastador gancho de izquierda para dejar definitivamente fuera de combate a su compatriota de 29 años en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas.
Con esta victoria, Gervonta Davis, de 29 años, amplía su récord de imbatibilidad a 30 victorias (30-0), 28 de ellas por KO.
El ex campeón mundial de boxeo sudafricano Dingaan Thobela fue encontrado muerto la noche del lunes en su casa de Johannesburgo a la edad de 57 años, tras padecer problemas de salud, confirmó un amigo del fallecido.
"Extrañamente, no respondía a su teléfono y su familia, acompañada de la Policía, consiguió acceder a su lugar de residencia y descubrió que había muerto", declaró a medios locales a última hora del lunes Eddie Mutungutungu, amigo de Thobela.
El deportista, conocido como la 'Rosa de Soweto', el antiguo gueto negro de Johhanesburgo donde nació en 1966, boxeó de manera profesional entre 1990 y 2006 y ostentó tres títulos mundiales en dos categorías.
Dingaan Thobela durante un combate.AP
Thobela fue campeón mundial de peso ligero de la Organización Mundial del Boxeo (WBO, por sus siglas en inglés) entre 1990 y 1992, un título que también le concedió en 1993 la Asociación Mundial del Boxeo (WBA), además de campeón mundial de peso supermediano en el año 2000 del Consejo Mundial del Boxeo (WBC).
Las redes sociales se inundaron este martes de mensajes de pésame por la muerte del querido boxeador, a los que se sumó el Gobierno sudafricano, que lo describió como una "leyenda".
"Entristecidos tras conocer la muerte de la Rosa de Soweto. Con gran pesar, damos nuestro más sentido pésame a la familia. Que los recuerdos de Dingaan Thobela les brinden consuelo", dijo el Ejecutivo sudafricano a través de la red social X.
Cuando entra a la Philippe Chatrier, una pista monumental, quizá la más monumental de todas las pistas de tenis, Ayoub Ghadfa va murmurando. ¿Qué dirá? Parece sobrecogido Alrededor 15.000 personas mirándole a él, sólo a él, delante un ring azul eléctrico y detrás su entrenador, Rafa Lozano, que le azuza, más que tranquilizarle. Está en la final de unos Juegos Olímpicos y debe disfrutarlo con todo. En los entrenamientos todos los deportistas se imaginan en una situación así, pero nadie imagina lo que viene luego.
Ghadfa, prácticamente un novato, un boxeador por instinto, desde hace apenas cuatro años, se encuentra en el cuadrilátero al uzbeko Bakhodir Jalolov, que no sólo fue campeón en los Juegos de Tokio 2020, que también lo será ante él en París. Todo el mundo se lo ha dicho así de claro al español. Durante casi dos décadas, los rivales de Rafa Nadal debieron de sentir algo parecido aquí, pero Nadal no te podía noquear con un derechazo. "Este Jalolov es una bestia", han advertido a Ghadfa. "Es invencible", ha leído en redes sociales. "El oro es imposible", ha escuchado por ahí. Y todas esas voces tenían motivos.
Jalolov, un tipo de más de dos metros, serio de principio a fin, se presenta en Roland Garros sin perder un combate amateur a tres asaltos desde 2017 y ya como profesional acumula un balance de 14 victorias en 14 combates, todas, absolutamente todas por KO. Mirar a las apuestas asustaba antes -la victoria de Jalolov se paga a 1.08-, pero ya en el cuadrilátero mirarle a la cara asusta todavía más. Hay que ser muy duro para hacerlo y eso hace Ghadfa. Con toda la ilusión y esa cara de buen tío tan suya, el español intenta conectar con su derecha en el primer round, pero quien lo hace es su rival con dos rectos con su zurda: se nota la experiencia. La desigualdad queda clara de inicio, los jueces plantan un 5-0, aunque no todavía no se acaba.
Más igualdad, más intercambio
Decían las estadísticas que Jalolov no había perdido un round en todos los Juegos, pero también decían que el rival de Ghadfa en semifinales, el francés Djamili-Dini Aboudou-Moindze, era favorito y muchas otras cosas. Como que un chaval marbellí, hijo de inmigrantes marroquíes, no iba a ser aplaudido en el barrio más pijo de París, el distrito XVI, hogar de ministros, cantantes y arquitectos. Pero casi de medianoche lo es. Y en el segundo round el español lo intenta, lo intenta más que nunca, se expone y golpea a Jalolov.
Hay más igualdad, más intercambio, pero los jueces no lo ven así. Otro 5-0. En el tercer round, un 4-1 como consuelo, ya no habrá nadie en juego. Al final, plata de Ghadfa en los superpesados, un resultado excelente. La decimoséptima medalla de España en estos Juegos Olímpicos y la segunda alegría para la nueva cuadrilla del boxeo español, una cuadrilla de muchos kilos en todos los sentidos.
Jalolov festeja su triunfo en la final.AFP
Hasta estos Juegos, España era un país de pequeños pegadores, como lo fueron Enrique Rodríguez Cal, Faustino Reyes o el propio Rafael Lozano, hoy entrenador. Ahora ya no. En los pesos más grandes, de donde salieron leyendas como Muhammad Ali, Joe Frazier, George Foreman, Wladimir Klitschko o Anthony Joshua, el país tiene a unos amigos capaces de todo. Con Ghadfa, Enmanuel Reyes Pla, bronce hace unos días en los pesados, y Gazi Khalidov, diploma en los Juegos de Tokio.
Los tres comparten vida en Madrid, aficiones, religión -incluso Reyes Pla se ha convertido al islam- y un futuro esplendoroso en el boxeo. Ghadfa, el niño que recibía bullying en el colegio en Marbella, que se apuntó a kickboxing para defenderse, que fue descubierto para el boxeo cuando se mudó a Madrid a estudiar INEF, ya es subcampeón olímpico. Vendrán más cosas.