Una anécdota, esta vez sí. En las dos primeras carreras del año, en Bahrein y en Arabia Saudí, que Fernando Alonso liderara varias sesiones de entrenamientos era una muestra de sus opciones al podio. Este viernes, en Australia, fue otra cosa.
En la segunda sesión de test en el circuito de Albert Park empezó a llover y el español, siempre acertado, registró un tiempo notable. Por detrás, Checo Pérez y Carlos Sainz rodaban más rápido, pero ambos abortaron sus vueltas por culpa del tráfico y el agua, mucha, mucha agua, hizo el resto. Alonso se quedó con el mejor registro de la sesión por delante de Charles Leclerc y Max Verstappen. Una anécdota, esta vez sí.
Porque en los primeros entrenamientos libres en Australia, en seco, Verstappen demostró que los Red Bull mantienen su amplia ventaja, porque los Ferrari parecen más peligrosos para Alonso en el trazado australiano y, sobre todo, porque los pronósticos meteorólogos niegan cualquier posibilidad de lluvia en carrera.
Alonso está en un extraordinario estado de forma, de nuevo quedó confirmado, pero poco más. “Han sido sólo 20 minutos de sesión”, advertía el propio piloto de Aston Martin, conocedor del entusiasmo que le rodea en las últimas semanas. “Nos queda trabajo por hacer con los neumáticos, nos faltan las tiradas largas… Parece que el coche se comporta bien, pero ya veremos mañana”, comentaba en referencia a este sábado, a la clasificación (07.00 horas, DAZN).
Como ya pasó en Arabia, con los problemas mecánicos de Verstappen, se esperan sorpresas. En las dos primeras sesiones de entrenamientos, antes incluso que apareciera la lluvia, el asfalto del circuito de Albert Park se confirmó irregular, con muchos problemas de adherencia. Con temperaturas bajas -16 grados en el ambiente y 24 en el asfalto- hubo varias salidas de pista, como la que protagonizó el propio Alonso, la de Pérez o la de Lando Norris.
Incluso, para completar lo accidentada que fue la jornada, los comisarios de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) tuvieron que parar los entrenamientos durante 10 minutos porque no funcionaba el sistema GPS de los equipos y eso podía provocar algún accidente.
Por fin, la sonrisa de Antía Jácome. En el hangar de España en el canal de Vaires-sur-Marne ya sólo había miradas al suelo, malas caras, el ánimo hundido hasta que la española empezó a palear. Después de decepciones y hasta hundimientos, 44 segundos para la ilusión. Jácome arrancó entre las mejores y entre las mejores se mantuvo hasta que al final... ¡Casi!
Su cuarto puesto en el C1-200, otro para la delegación española, que ya acumula 17 en estos Juegos Olímpicos de París no era lo esperado, pero a ella le supo a gloria. "No podía haber dado más de mí, la verdad. No tenía más en este cuerpo. Me hubiera gustado subir al podio, pero me voy con un buen sabor de boca", comentaba Jácome, que venía de un desencanto, el sexto puesto junto a María Corbera en el C2-500 y de un ciclo olímpico más que complicado.
Porque Jácome, revelación en los Juegos de Tokio, quinta con sólo 21 años, apuntaba a todo cuando sus entrenadores desde que se mudó de Pontevedra a Sevilla, Marcel y Georgina Glavan, ficharon por China sin avisar y se quedó sola. De camino a París tenía que rehacer su preparación y su vida. Y decidió mudarse nuevamente, esta vez a Mallorca, para empezar a trabajar con Kiko Martín en Lago Esperanza, en Pollença. La siguió su pareja, el también piragüista Pablo Martínez, y su compañera en la canoa, Corbera.
"Tengo que darles las gracias porque no puedo tener un entorno mejor. Cuando me quedé sin entrenador hicieron lo impensable para que yo consiguiese una medalla y no ha podido ser, pero estoy segura de que algún día será", anunciaba Jácome, que reclamaba unos días de vacaciones antes de encarar unos Juegos de Los Ángeles 2028 a los que llegará con 28 años, el mejor momento para conseguir, entonces sí, su medalla olímpica. "He sido quinta y he sido cuarta, ahora me toca dar ese pasito más", proclamaba.
"Amigos periodistas. Quisiéramos recordaros que el torneo se llama Nitto ATP Finals desde 2017, no Masters ni World Tour Finals. Apreciaríamos el uso de la terminología correcta". El viernes, a pocas horas del partido inaugural entre Daniil Medvedev y Taylor Fritz (este domingo, a las 14.00 horas, Movistar), la ATP enviaba un mensaje a todos los medios acreditados para recordar el nombre del torneo. ¡El nombre del torneo! Un problema desde los cimientos.
Las Nitto ATP Finals, que antes fueron las World Tour Finals, la Tennis Masters Cup, las ATP Tour World Championship o el Masters Grand Prix y que en España siempre ha sido la Copa de Maestros es una competición que arrastra una paradoja. Sólo juegan los ocho mejores tenistas y los partidos 'grandes' están asegurados, pero año a año va perdiendo importancia respecto a los Grand Slam. Si hubo un tiempo en el que se le llamó "el quinto grande", eso ya es pasado. ¿Por qué?
"Hay demasiados torneos"
"Últimamente el tenis está perdiendo ciertas cosas porque el calendario está saturado. Hay demasiados torneos, demasiada exigencia, demasiadas lesiones. Antes en el tenis no teníamos tanta carga física y la mayoría llegábamos bien al Masters. Ahora la temporada es mucho más dura y en el Masters hay peores partidos", analiza a EL MUNDO Manuel Orantes, uno de los dos españoles que han ganado el torneo. Fue en la séptima edición, en 1976, después de ganar la final al polaco Wojciech Fibak en una remontada que predijo Anne Buydens, la mujer de Kirk Douglas.
"El torneo era en Houston y en la final el matrimonio estaba en las gradas, justo detrás de mi banquillo. En un descanso, cuando yo iba un set abajo, les entrevistaron y Douglas dijo que lo tenía difícil. Ella, en cambio, recordó que yo ya había remontado en la final del US Open y comentó que todavía podía ganar. Lo oí y le hice un gesto, me dio mucha moral. Unos meses después me invitaron a desayunar en su casa de Palm Springs", recuerda Orantes que no, no está acompañado por Rafa Nadal en el historial del torneo. El mejor tenista español de la historia disputó la Copa de Maestros en once ocasiones y nunca venció. De hecho, sólo llegó dos veces a la final, en 2010 y 2013, con derrotas ante Roger Federer y Novak Djokovic.
"Siempre en pista rápida"
"Quizá por eso en España no le damos tanta importancia al torneo, en Estados Unidos y otros países el Masters sigue siendo importante, pero es verdad que los Grand Slam han crecido mucho más. Para mí, un problema es que siempre se juega en pista rápida. Estos partidos tan marcados por el saque no generan afición. Entiendo que sea indoor, pero la superficie debería ir cambiando. ¿Cuántos Masters hubiera ganado Nadal en tierra batida?", añade Álex Corretja, el otro campeón español.
En su caso fue en 1998, en una final ante Carlos Moyà, y después de una victoria en semifinales ante el gran favorito, Pete Sampras. Entre 1991 y 1999, el estadounidense ganó cinco veces, un récord que sólo pudieron superar después Novak Djokovic (siete) y Roger Federer (seis). En los últimos años se han encadenado las sorpresas con campeones como Grigor Dimitrov, Alexander Zverev o Stefanos Tsitsipas y finalistas como David Goffin, Dominic Thiem o Casper Ruud. "Es un torneo al que casi todos llegan triturados físicamente, psicológicamente exhaustos. Cuando yo crecía el Masters tenía aura porque siempre se jugaba en el Madison Square Garden de Nueva York y ganaban McEnroe, Borg o Lendl. Ahora ha perdido peso", añade Corretja, que estos días ejercerá como comentarista del torneo para Movistar.
Las opciones de Alcaraz
En su opinión, "Sinner llega un poco por encima del resto y Zverev también será peligroso porque llega en buena racha, después de haber sido campeón del Masters 1000 de París-Bercy. Alcaraz dependerá de cómo se sienta en una superficie tan rápida, de cómo saque, de cómo se mueva".
El formato de la Copa de Maestros, con fase de grupos, semifinales y final, suele permitir un desliz y por eso las posibilidades del español son elevadas. En su grupo ha caído un tenista, Ruud, hundido en una profunda mala racha -sólo ocho partidos ganados desde Roland Garros-, y otro, Rublev, que sufre problemas físicos, y el paso a semifinales no debería exigirle hasta el límite. Allí se podría encontrar con Sinner, aunque es más probable que aparezca Medvedev o incluso Fritz. En realidad, con debut mañana ante Ruud (14.00 horas, Movistar), la mayor exigencia podría ser aguantar cinco partidos en siete días contra los mejores del mundo. Si lo consigue sería el tercer español que gana la Copa de Maestros, o las Nitto ATP Finals, o como se llame.