No era fácil la tarea por mucho que, de nuevo, el partido no tuviera mucha trascendencia. La derrota ante la República Checa había dejado un sabor agridulce y, antes de los Juegos, convenía resarcirse delante de la afición en Riazor y zanjar posibles dudas.
Volvió Cata Coll a la portería, Patri Guijarro a ordenar al equipo desde el pivote y Alexia Putellas a lucir el brazalete de capitana como titular. Montse Tomé no quería más sorpresas inesperadas y así ocurrió.
España arrancó con intensidad, sin medias tintas y directa a conseguir su objetivo. Con su filosofía y su calidad, pero también muy atenta a esos peligrosos balones largos a la espalda de las centrales que tanto la hacen sufrir. Athenea del Castillo, que volvía a la que fue su casa, dejó boquiabierta a la afición con uno de sus regates y estuvo muy cerca de marcar con un cabezazo que obligó a la guardameta belga a estirarse para desviarlo.
Una maravilla de Abelleira
El primer gol llegaría pocos minutos más tarde, pasada la media hora de encuentro, cuando un gran centro de Olga Carmona desde la izquierda lo aprovechó Aitana en el área pequeña llegando desde atrás. Segundo gol en dos partidos para la de Villanueva y Geltrú. Aunque antes del descanso, la portera azulgrana tuvo que intervenir sacando un remate de Tysiak a un saque de esquina. Respiró hondo España.
A la vuelta de vestuarios, Bélgica estuvo cerca de regalarle el segundo a la selección con uno de esos rebotes envenenados que acaban rozando el palo, pero fue Lucía García la que, tras una buena combinación con Alexia, estrelló un disparo en el larguero.
España mejoró, puso una marcha más al partido y se notó. Sobre todo en el dominio. Pero cuando todo parecía que el encuentro acababa sin muchas más ocasiones, Teresa Abelleira, desde prácticamente el centro del campo y en el descuento, anotó un gol de bandera en su casa. No podía haber una mejor manera de terminar.
Con esta victoria, España ya piensa en París, donde debutará ante Japón el próximo día 25 de julio.
La Agencia Mundial Antidopaje (WADA) confirmó que investiga una filtración sobre la investigación que resultó en la exoneración de 23 nadadores chinos que dieron positivo por un fármaco cardíaco prohibido antes de los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021.
La agencia defendió su decisión de exonerar a los nadadores por dopaje. Afirmó que había acordado con las autoridades antidopaje chinas que las muestras de los nadadores estaban contaminadas.
La existencia de la investigación por parte de China y la AMA se había mantenido en secreto antes de que el periódico 'The New York Times' y la emisora alemana ARD informaran sobre ella el año pasado.
ARD informó el miércoles que la agencia quiere identificar a la persona que alertó a los medios de comunicación sobre la investigación. El movimiento es inusual porque la AMA fomenta y depende de los denunciantes para erradicar el dopaje.
Günter Younger, director de Inteligencia e Investigaciones de la AMA, confirmó que había lanzado la Operación Puncture para conocer sobre la filtración, pero negó que estuviera buscando a la persona que dio la alerta.
"No estamos persiguiendo al denunciante", dijo Younger a los periodistas en un evento de medios en Londres. "Lo que queremos intentar averiguar es cómo ocurrió la filtración y cuál fue la motivación de la misma"
Younger destacó las fuertes protecciones de la agencia para los denunciantes y dijo que era política no revelar investigaciones en curso para proteger a aquellos que puedan ser acusados injustamente de uso de drogas.
Dijo que creía que la filtración tenía motivaciones políticas y buscaban evitar que eso volviera a suceder, pero no haría nada que pusiera en peligro al denunciante.
El caso de la natación china ha sido un punto de controversia en el deporte y la WADA ha sido criticada por atletas, organismos rectores del deporte y grupos dedicados a combatir el uso de drogas para mejorar el rendimiento.
Entre los mayores críticos han estado los líderes antidopaje y autoridades en Estados Unidos, cuyo gobierno se ha negado a pagar su cuota anual a la WADA, que supera los 3,6 millones de dólares.
"Estoy agotado. Necesito un vino o una cerveza. Y este domingo el puro, seguro", bromeaba Carlo Ancelotti en los pasillos del Estadio de Wembley, una vez superada la celebración sobre el césped, la entrega de la copa, los compromisos con los medios oficiales, la rueda de prensa y la zona mixta. El técnico italiano, a sus 64 años, vivió otro partido después de la final de la Champions League. El Real Madrid, su Real Madrid, levantó la Decimoquinta con cierto sufrimiento pero mucha felicidad, dos palabras que el italiano ha repetido sin cesar durante esta temporada, y cuando el colegiado anunció el final se inició un nuevo partido en el estadio que tuvo de todo: fiesta, muchas fotos, muchas palabras, risas, cánticos e incluso alguna pelea. Veamos.
Las lágrimas de Courtois tras el pitido final fueron el comienzo de la fiesta. Bellingham saltó del banquillo sin control, dando saltos de alegría, y se sumó al corrillo que se había creado alrededor de Carvajal, Rüdiger y Nacho. Mientras, en el banquillo, tranquilo, Toni Kroos iba abrazando a todos los presentes y buscaba con la mirada a su compatriota Hummels, amigo de la selección. Para él fue su saludo más sincero y su primera pausa. Un señor hasta el final.
Kroos, a hombros.ADAM VAUGHANEFE
A unos metros comenzaban los bailes. Vinicius se acercó a celebrarlo con el fondo madridista mientras Tchouaméni y Camavinga bailaban y el resto cantaba ese "Cómo no te voy a querer" y los operarios de la UEFA preparaban el escenario para la entrega del trofeo, momento reservado para Zidane, que entregó la copa a Nacho. El francés y Gareth Bale fueron los ex que acompañaron al equipo. Todo quedó en familia.
Carvajal y Vinicius.ADAM VAUGHANEFE
Manteo, bailes, el capote...
Después de que el capitán elevara la orejona al cielo de Londres, la situación se descontroló. Los jugadores celebraron el triunfo en la zona del césped más cercana al fondo de la afición madridista y en el córner donde se congregaban la mayoría de los familiares de los futbolistas. Y desde un primer momento esa situación fue un problema, porque la seguridad del estadio no quería dejar pasar a los familiares al césped y los jugadores sólo querían celebrar con ellos.
Trabajadores del Madrid intentaron reconducir la situación mientras la fiesta seguía. Manteo a Ancelotti, baile con el italiano, Nacho con el capote torero, Kroos a hombros de Militao rodeado de sus compañeros en una imagen icónica... Y todos levantando la copa, incluido Jeremy de León, jugador del Castilla que ha viajado con el equipo en Champions para cuadrar el número de jugadores en los entrenamientos y al que en el vestuario llaman, con cariño, el "amuleto".
Rüdiger en la grada.Kiko HuescaEFE
A su lado, Rüdiger casi acaba con Modric. "¡Mi rodilla!", le tuvo que gritar el croata, en broma, al alemán cuando éste le cogió a hombros. "¡Seis, seis, seis, seis!", repetía como un loco el central, en referencia a las Champions ganadas por Luka.
Pelea entre la seguridad
En la grada, los miembros del club consiguieron convencer a la seguridad para que los familiares saltaran al campo, pero hubo algunos malentendidos y la situación se tornó en pelea. Trabajadores del departamento de seguridad del Madrid y de seguridad del estadio de Wembley (no de la UEFA) se enzarzaron en una discusión que llegó a las manos, con agarrones y empujones entre ellos. Todo porque no dejaron pasar a algunos familiares, lo que provocó el enfado de los futbolistas y del club. Los trabajadores del estadio argumentaban que esas personas no tenían la acreditación correspondiente y los propios futbolistas tuvieron que subir a los asientos a buscarlos. La situación continuó en el interior con varios operarios de seguridad de Wembley empujando contra las paredes del estadio a los de seguridad del Madrid. Un caos.
Bellingham y su familia.JUSTIN TALLISAFP
La madre de Bellingham, fan de Mourinho
En el césped, el hermano de Vinicius corría a abrazar a Bellingham, que le recibía como un familiar más. El inglés hizo de gancho entre su madre y Jose Mourinho, al que le pidió una foto con ella. "Mi madre es una gran fan de Jose desde hace años y le tuve que pedir que se sacara una foto con ella", explicaba el jugador, que le regaló la medalla de la Champions y la camiseta del partido a su madre. "Si la próxima temporada te enfrentas al Fenerbahce, relájate", le dijo el técnico portugués, que acaba de fichar por el conjunto turco.
Vinicius se acercó a la grada a saludar a su 'jefe', el rapero Jay-Z, propietario de la agencia de representación Roc Nation, que el pasado verano adquirió la empresa que lleva los negocios del brasileño. Fue uno de los VIP que se acercó a los jugadores, junto a otros como Lando Norris, piloto de Fórmula 1, que bajó al césped a sacarse fotos con varios futbolistas. En la portería, Camavinga, incansable, jugaba al fútbol con su hermano pequeño y con los hijos de otros compañeros. Tenía gas para más.
Vinicius.GLYN KIRKAFP
La fiesta se trasladó a la zona mixta y al autobús, donde Vinicius apareció ya con gafas de sol. No se las quitó en toda la noche mientras tarareaba canciones del Madrid. "Llega un momento que los jugadores del Madrid dicen 'ahora', y van y ganan", resumía Florentino Pérez en los pasillos. "Sin armar ruido, creo que hemos hecho una buena temporada", bromeaba el presidente.
Al lado del máximo responsable del club estaba Vinicius, que le pedía "que me renueve otra vez, quiero estar aquí para siempre". Toni Kroos, admitía que es "el final perfecto" para su carrera, Bellingham reconocía que "no es una temporada perfecta, nos faltó la Copa", y Modric recordaba que está "cansado de que hablen de la edad, yo me siento bien". Todo mientras desde el bus se escuchaban los golpes de las manos contra las ventanas. Ya había empezado la música que no se apagará hasta que termine la fiesta en Cibeles, este domingo por la noche.