España huye de la última trampa ante Polonia

España huye de la última trampa ante Polonia

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Vence al último rival asequible y se jugará los cuartos ante Eslovenia (viernes) y Francia (domingo). El seleccionador Jordi Ribera mantiene sus rotaciones, pero más allá de Alex Dujshebaev ningún jugador llega especialmente acertado

Alex Dujshebaev cocha contra la defensa de Polonia.Piotr HawalejAP

Una semana pasó, una semana entera de Mundial, y España todavía no disfrutó pese al pleno de victorias. Dulce sufrir, se entiende. Pero sufrir al fin y al cabo. Montenegro, Chile, Irán y este miércoles Polonia (27-23): hasta ahora, enfrente una concatenación de equipos que se suponían inferiores y que obstaculizaron, que incordiaron, que frenaron más de lo esperado.

A partir de este viernes, contra Eslovenia y del domingo, contra Francia, empieza un campeonato más duro, el que debe llevar a la selección a los cuartos de final y, quién sabe, a la gloria, pero hasta el momento todo han sido agobios inesperados. Las victorias nunca han estado en duda, únicamente las sonrisas. Porque, aunque volvió a ganar , España ante Polonia jugó otra vez con el ceño fruncido y el brazo agarrotado. El balonmano a placer, ese que empieza por una defensa compacta y acaba corriendo, corriendo y corriendo, apenas apareció, ni tan siquiera en los últimos minutos. Lo mejor: que era la última trampa, ya no habrá más rivales sencillos. Lo peor: que ningún jugador llega lanzado a los partidos complicados, decisivos.

Es cierto que este miércoles Polonia jugaba en casa, un imán para los enredos en el balonmano, pero el Tauron Arena de Cracovia estaba medio vacío y los asistentes mayoritariamente guardaban silencio. A falta de 10 minutos, Maciej Gebala, pivote local, exigió ruido, levantó los brazos mirando a las gradas y apenas recibió unos aplausos. Hace demasiado frío. A España no le afectó el ambiente, sólo el talento de un jugador, un único jugador. El lateral Szymon Sicko, enorme cañonero, compañero de los hermanos Dujshebaev en el Kielce, hizo y deshizo a su antojo e impidió hasta el final el alivio español. Sus siete goles siendo el único peligro polaco dejaron la duda de qué pasará ante equipos más completos, más corales, con varios jugadores tan peligrosos como él. La defensa 5:1 española esta vez no funcionó y eso es una mala noticia.

El problema en los lanzamientos

Aunque en el triunfo, como en todos los triunfos, también hubo buenas. Por ejemplo: el descanso. Sólo el seleccionador Jordi Ribera conoce el plan, pero nuevamente España volvió a rotar a todos sus jugadores, sin la necesidad de forzar a ninguno de ellos. Los extremos y los pivotes se turnaron a un ritmo casi matemático sin efecto y en la primera línea, incluso Alex Dujshebaev se sentó un buen rato en el banquillo. El problema es que su ausencia sí se notó. Sólo su hermano Dani y Joan Cañellas, pese a sus 36 años, fueron capaces de generar juego y atraer la defensa como lo hacía él. El central recién llegado, Pol Valera, estuvo acertado, pero no así Jorge Maqueda o Imanol Garciandia en los lanzamientos desde los laterales.

“Estábamos mentalizados de ganar sí o sí, daba igual la forma, si jugando mejor o peor. Hemos sabido sufrir, que es lo importante en estos campeonatos”, reconocía al finalizar Gedeón Guardiola que se llevó un tremendo puñetazo de Patryk Walczak, expulsado. “Sabemos que lo que queda será más difícil”, analizó también antes de encararse con Eslovenia y Francia por un puesto en cuartos de final, después de superar las muchas trampas que presentó la primera semana del Mundial.

kpd