España firma su peor partido en años en su debut en el Europeo

España firma su peor partido en años en su debut en el Europeo

Europeo de Balonmano

Actualizado

Cae ante Croacia (29-39) en un día para el olvido con sólo una parada en los 38 lanzamientos recibidos

Casado, en uno de los ataques contra Croacia.RONALD WITTEKEFE

Empezó el Europeo y España aún no se ha enterado. Su debut fue un desastre de los que hacía años que no completaba, el peor partido desde que Jordi Ribera es seleccionador. Ante Croacia, rival conocidísimo, la selección fue una sombra de sí misma. Perdió por 10 goles (29-39), pudo caer por más y lo peor fueron las sensaciones. En adelante debe aparecer un equipo completamente distinto con un ánimo completamente distinto. La derrota, pese a ser sólo el primer partido, fuerza a España a ganar el próximo martes ante Austria para pasar a la segunda fase y seguramente le obligará a superar a Francia, Alemania y/o Islandia para estar en semifinales. Fueron muchas las razones de su cataclismo, pero apenas se pueden explicar a través de la táctica o la técnica; falló la mentalidad, lo ocurrido sólo puede entenderse así.

Un dato lo ejemplifica: la primera y única parada de un portero español llegó en el minuto 54 -¡en el minuto 54!-. Ese fue el único acierto de Gonzalo Pérez de Vargas en 26 lanzamientos recibidos mientras su suplente, Sergey Hernández, no fue capaz de interponerse en ninguno de los 10 tiros que recibió.

Ante una España tan experimentada y tan fiable, capaz de alcanzar las semifinales en los últimos cinco torneos, es difícil comprender semejante estreno. Los nervios provocaron fallos de Agustín Casado o Dani Dujshebaev en los primeros minutos (1-5 de inicio) y lo demás fue historia. En esos instantes la lesión del referente defensivo, Miguel Sánchez-Migallón, supuso un revés demasiado duro para un equipo inexplicablemente tocado. La afición de Croacia apretó, apretó, apretó, pero nada que no hubiera hecho en años anteriores, como en la final del Europeo de 2020 que se llevó España. Lanzado por el elevadísimo acierto en el lanzamiento de jugadores como Ivan Martinovic o Tin Lucin, el conjunto balcánico se gustó durante todo el encuentro mientras delante no aparecía nadie.

Ni el orgullo hizo presencia. Si un caso, el de Imanol Garciandia antes del descanso, con tres goles seguidos. Los hermanos Dujshebaev estuvieron desaparecidos, sin anotar ningún tanto entre ambos, y nadie en la primera línea ocupó su lugar.

En las próximas horas, antes del segundo partido ante Rumanía que debería ser un trámite, Ribera tiene trabajo para recomponer a una España que nadie sabía que llegaba deshecha al Europeo, pero que lo estaba, vaya si lo estaba.

kpd