El Valencia se despide con tristeza y protestas de una temporada sujetada en la fe de la ‘quinta de Baraja’

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Era un riesgo que Rubén Baraja sabía que iba a correr. El tramo final del temporada del Valencia, justo cuando coqueteó con Europa, acabó siendo un descalabro. Este equipo, con la salvación en el bolsillo desde hace mucho, intentó apretar el acelerador y perseguir el sueño que tenían en el vestuario, pero se le gripó el motor. Al Valencia valiente y peleón se la agotaron las fuerzas y se le vieron las costuras ante el Betis y el Girona, que ganó cómodo en Mestalla 1-3, pero también frente al Rayo y el Alavés.

Nadie salió a su rescate en enero, cuando Baraja clamaba por refuerzos para su quinta, consciente de que podía llegar el agotamiento, más aún cuando se perdieron a jugadores como Paulista o Diakhaby. El equipo era más débil pero el club no escuchó, Peter Lim no lo hizo. Por eso ayer alrededor de 6.000 personas decidieron quedarse fuera de Mestalla y protestar contra la gestión que les ahoga. Los colectivos que llamaron a la protesta, liderados por Libertad VCF, querían una imagen icónica del vaciado como la que lograron ante el Celta en 2022, pero no se produjo.

Muchos no entraron, 36.138 sí, según datos oficial. Es la peor entrada de la temporada porque había menos asistencia, pero no hubo imagen y sí algún enfrentamiento entre quienes estaban fuera y los de dentro. Las pancartas amarillas de Lim go home se vieron dentro y fuera, acompañadas de otras como Os sacaremos de nuestro club.

Mientras, la temporada se cerraba con el equipo estrellándose contra los palos, cometiendo errores y viendo cómo Savio, Dovbyk y Tsygankov, forzando el error de Yarek, colocaban al Valencia en su lugar desde que Meriton llegó hace 10 años: media tabla y muy lejos de Europa.

Los jugadores del Girona celebran el primer gol.Manuel BruqueEFE

La peor noticia fue la lesión de José Luis Gayà, que no fue titular y apenas aguantó 13 minutos en el campo antes de que el cuádriceps le volviera a lanzar un aviso. La Eurocopa está en el aire.

Aún queda la visita a Celta, pero Mestalla ya ha podido visualizar cómo puede ser la vida a partir de agosto. Baraja, también.

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