Valencia Celta
El equipo de Gattuso dominó el duelo que se llevó con los goles de Samu Castillejo, Marcos André y el portugués Almeida. El uruguayo jugó 70 minutos pero solo tuvo una tímida ocasión
Se está acomodando este Valencia a no huir de la pelota sino a amasarla con 450 pases esperando que llegue el momento de inspiración que desequilibre los duelos que siempre va a buscar con el atrevimiento propio de quien nada tiene que perder. Esa sensación es la que ha conseguido instalar Gattuso en sus jugadores. Descaro, atrevimiento y libertad. Las anchas espaldas del italiano son capaces de soportar el peso de un estadio histórico que, cómo no, ronronea cuando el equipo se atasca en la salida y no ronda portería, pero que se acelera en los tres cuartos lo ve chispear. Y ante el Celta encontró la forma de brillar. [Narración y estadísticas]
El entusiasmo del debut del último ídolo, del esperado Edison Cavani, eclipsó que el Valencia tardó 25 minutos en encontrar los tres palos del Celta, y lo hizo Diakhaby empujando un saque de esquina a la base del poste derecho de Marchesin. Sin embargo, para entonces ya se habían sabido salir de la presión alta de Coudet y de dos errores de Cömert, uno blocando a Larssen en el área y otro provocando una falta sobre la línea con la que Aspas obligó a lucirse a Mamardashvili. Mostraban los valencianistas capacidad de cortar eléctricas contras de los gallegos y ganarse la posesión de balón con una medular que tiene que ser mezcla de pulmón, atrevimiento y calidad. Quiso el Celta ahogar a Guillamón, a quien Gattuso le ha dado galones para sostener y darle salida al juego, pero contaba con que en su auxilio salieran dos enganches abiertos y mirando al área como Ilaix Moriba, abarcando campo, y un Almeida, aún tímido, que dio destellos.
Así que solo era cuestión de encender la luz en el área y el interruptor siempre está en las bandas. El capitán Gayà, inmenso en defensa y letal en ataque, lanzó varios intentos en busca de Cavani, como también Correia en la otra orilla del campo hasta de rabona. Pero la electricidad en este Valencia sale de las botas de los Samus. Lino arrancó despegándose de Beltrán, recortando a Aidoo y armando un disparo que Marchesin tocó para que Castillejo lo cazara al segundo palo.
La inyección activó a los valencianistas, que celebraron la primera ocasión, y la única, que Cavani buscó los tres palos aprovechando un centro de Gayà. Quiso el capitán darle así la bienvenida al uruguayo, que jugó al trantrán.
Expulsión en el Celta
No reaccionó un incómodo Celta en la segunda parte, que arrancó con una zancadilla de Aidoo a Lino que González Fuertes no vio como penalti pese al contacto. No dudó el colegiado en expulsar a Cervi, empinando así el camino de los gallegos al empate, que lo rozaron de muy cerca con un cabezazo de Larssen ante el que voló el extraordinario Mamardashvili. Reestructuraron Coudet y Gattuso sus onces, pero efecto solo tuvo en el Valencia. Probó, otra vez Gayà, desatado en ataque por el técnico italiano, y hasta Almeida se atrevió a lanzar a Kluivert, que entró por Castillejo, para que se plantara en el área y lanzara un zurdazo en el que se lució el meta celtiña. Andaban perdidos y en Mestalla se olía.
Por eso el Valencia se volcó en buscar el segundo que dispara sustos y, peleando hasta el corazón del área, se lo regaló Gayà a Marcos André para que lo celebrara con un bailecito a la cámara. Pero no es Vini Jr ni Neymar y su grada lo bailó con él. Con el duelo roto y el resultado en el bolsillo, como de si de un trailer de lo que está por venir, Guillamón amagó un disparo en la frontal pero acabó filtrando un pase que dejó solo a Almeida para que redondeara el marcador y Gattuso pusiera camino a su visita a Peter Lim con los deberes hechos.