“Los Juegos son distintos a todo, ¿Sabes? Tengo el bronce de Pekín 2008, pero siento que en París tendré una nueva oportunidad. El oro olímpico es un objetivo muy importante para mí. En los Juegos Olímpicos todo es distinto. No te puede ayudar todo tu equipo, las rutinas son muy distintas, es una competición estresante, pero al mismo tiempo convives con otros deportistas y hay una energía especial en el ambiente. Tengo ganas, quiero volver a estar ahí”, comentaba Novak Djokovic en la previa de Roland Garros y permitía una especulación que rondaba el circuito ATP. Este año, se comentaba, renunciaría a Wimbledon para centrarse en decorar con un oro olímpico el único hueco que le queda en sus vitrinas. “No sé lo qué haré, no puedo decir todavía”, deslizaba.
La transición de Roland Garros a Wimbledon y de nuevo a Roland Garros será muy exigente para los músculos y los tendones de todos los tenistas y, en efecto, se esperan renuncias. Por eso, este martes, cuando el serbio visitó a los médicos y le diagnosticaron una rotura del menisco interno de la rodilla derecha la decisión estaba tomada: este mismo miércoles pasó por el quirófano. Con un tratamiento conservador -infiltraciones, básicamente- podría probar de jugar en Londres, pero si había que arriesgar era mejor arriesgar para llegar a los Juegos Olímpicos. Porque Djokovic arriesga y mucho.
“Para solucionar su lesión se podían hacer dos cosas. En primer lugar, coser el menisco, que mantiene la función de toda la articulación, pero que obliga a una recuperación lenta, de seis meses mínimo. Un ejemplo reciente puede ser Ansu Fati. O, en segundo lugar, quitar el trozo de menisco que está roto. La vuelta a las pistas será más rápida y no tendrá problemas a corto plazo, pero Djokovic se expone a sufrir una artrosis degenerativa de la rodilla cuando sea mayor”, expone el doctor Diego García-Germán, traumatólogo del Hospital Ruber Internacional de Madrid y director médico de la Federación Española de Deportes de Invierno (RFEDI), que soluciona la confusión creada por la traducción del inglés del diagnóstico del serbio: “Los ingleses dicen ‘torn’ cuando quieren decir rotura, aunque la traducción literal sea desgarro. En España nunca hablamos de un desgarro de menisco”.
El analgésico, una anécdota
“En una meniscectomía, que es como se llama la operación de quitar un trozo de menisco, la recuperación suele estar entre las cuatro y las seis semanas, así que sí, podría estar en los Juegos”, asegura el doctor García-Germán. Después de su partido de octavos de final ante Francisco Cerúndolo, Djokovic explicó que se había tomado un analgésico y que por eso había podido jugar sin dolor e incluso ganar en el último set, pero el médico niega que el efecto del medicamento fuera tan milagroso. “Si tenía una rotura de menisco, el analgésico fue algo anecdótico. Creo más en el efecto de la adrenalina por la posibilidad de ganar”, expone el profesional, que asegura que, más allá de la rehabilitación, Djokovic podría estar a su mejor nivel a principios de agosto, cuando se resuelvan los Juegos Olímpicos.
De hecho, hay ejemplos recientes que demuestran que eso es así. En 2021 Taylor Fritz sufrió la misma lesión, una rotura del menisco de la rodilla derecha, tuvo que abandonar Roland Garros en silla de ruedas, se operó y llegó a competir en Wimbledon un mes después. Esta misma temporada, Pablo Barrios, jugador del Atlético de Madrid, padeció una dolencia idéntica, se sometió al mismo tratamiento que Djokovic y un mes y medio ya volvía a jugar. La intervención funciona y, si todo va bien, permitirá al serbio pelear por el oro olímpico en París 2024, aunque se arriesga. Y mucho.