«Sin la tecnología, no podríamos explicar las historias de la Copa América», destaca Stephen Nuttall, jefe de televisión de un evento que tendrá Barcelona como sede en 2024
Agua, viento, fibra de carbono y alta tecnología. Esos son los ingredientes principales de la Copa América, una competición en la que se miden los veleros más rápidos del mundo y que en 2024 tendrá la costa de Barcelona como escenario privilegiado. La competición se desarrollará muy cerca de la playa, a unos cientos de metros, en un espacio que irá prácticamente desde el Hotel W al Hotel Arts. Las imágenes, sin duda, serán espectaculares. Recogerlas y transmitírselas, en vivo y en otros múltiples formatos, a millones de espectadores, será a su vez todo un reto.
Los paralelismos con la Fórmula 1 son inevitables. Con un matiz claro y muy importante. «Al revés que ellos, que pueden dejar los cables montados, nosotros cambiamos de escenario en cada edición y, además, cada día de competición puede ser diferente al anterior, porque se compite sobre agua en lugar de sobre tierra», explica Stephen Nuttall, jefe de Televisión de la Copa América. A nivel de imágenes, los barcos permiten además una mayor variedad y flexibilidad.
«En la Fórmula 1, el peso de las cámaras debe ser lo más bajo posible. En la Copa América, en cambio, se nos permite poner 135 kilos de equipamiento en cada yate. Hay más de 10 cámaras, micrófonos y montones de sensores, millas y millas de cableado», apunta el jefe de Televisión de la Copa América. Toda la transmisión, en este caso se lleva a cabo de forma inalámbrica, con sistemas que permiten transmitir sin perder calidad incluso a cinco kilómetros de la costa. Y las cámaras, además, son también muy especiales. «En el ambiente marino, tienes que tener cámaras que puedan sumergirse. O que, incluso, puedan limpiarse por sí solas en el caso de que las golpee una ola», destaca.
«Sin la tecnología, no podríamos explicar las historias de la Copa América, no podríamos organizar las carreras, ni asegurarnos de que podemos llevarlas a cabo con seguridad en el canal de competición. Pero la tecnología, al espectador, no le importa. Lo único que quiere son las historias, quién va ganando, por qué van delante, quiénes son los que van en el barco y por qué me importan. Hay que procurar que las historias sean accesibles para un segmento de audiencia lo más amplio que sea posible», asegura Nuttall, para quien la cobertura en directo es tan importante como todos los contenidos que puedan desprenderse de la competición: desde vídeos para los medios sociales hasta, incluso, un documental al estilo del célebre y premiado Free solo.
Estilo Hollywood
En Barcelona, los barcos de la clase AC75, los de la categoría absoluta, compartirán protagonismo con una nueva clase, la AC40, reservada para la categoría juvenil, que regresa a la competición, y para la categoría femenina, que se estrenará en esta edición del evento. Sobre el mar, muy cerca, habrá botes de persecución, también de alta velocidad y propulsados por energía eléctrica con pila de combustible que permitirán captar imágenes muy cercanas sin generar olas. Y en el aire, dos helicópteros al más puro estilo Hollywood aportarán también planos espectaculares. Con el skyline de la ciudad de fondo, tal vez, algunos podrán rememorar imágenes que se hicieron célebres en 1992.
Cómo no, la planificación es absoluta, pero también hay que estar abierto a la improvisación. «No hay un estadio que rodee el área en la que se desarrolla la acción, tienes que explicarle al espectador dónde están los límites, qué está pasando. El agua, además, se mueve en diferentes direcciones y tienes que tener en cuenta el viento. ¿Cómo puedes explicarle al espectador todo eso para que se dé cuenta del gran reto que supone para nosotros? Tenemos algunas ideas al respecto», sentencia el jefe de televisión de la Copa América.
