El ‘portugués’ Roberto Martínez y su “generación superlativa”: fados, sorpresas tácticas y amansar a Cristiano

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«Tienes que perder para luego ganar/ Y aun sin ver, creer». Son estos versos y la voz de la fadista Mariza lo que ha inspirado a Roberto Martínez (Balaguer, 1973) para meterse a todo Portugal en el bolsillo. En apenas un año y medio, el primer entrenador de habla no portuguesa que dirige a la selección lusa se ha ganado al país y a los jugadores. De Cristiano Ronaldo al jovencísimo Joao Neves, a quienes ha traído a Alemania como única selección invicta en la clasificación, con diez victorias, 39 goles a favor y sólo dos en contra. «Hay que soñar muy alto. Vamos a crear recuerdos», se impone como reto el español.

La mirada está en volver a ganar un título que los lusos ya levantaron en 2016 antes del adiós de una «generación superlativa». El técnico español se perdía por los pasillos de la Casa dos Atletas de Federación Portuguesa los primeros meses, pero su plan estaba claro: se lanzó a conocer la estructura futbolística de un país de sólo 10 millones de habitantes, pero productor de tanto talento que tiene a 71 futbolistas en equipos Champions.

En su primera lista apuntó 200 jugadores, que después recortó a 90 y luego a 52 que monitorizó para hacer más fácil la criba de 20 y tres porteros que necesitaba para esta Eurocopa. El idioma del fútbol lo dominaba después de una larga experiencia en la Premier y con Bélgica. Pero sentía que necesitaba más. «Me gusta empaparme de la cultura y la forma de vida del país», confiesa siempre. Por eso se trasladó con su familia a Lisboa y comenzó clases de portugués, una lengua que se esforzó en dominar. La primera sonrisa de complacencia se la sacó a su afición entonando La Portuguesa, el himno nacional, en su primer partido en el banquillo.

Después ha sido capaz hasta de participar en la gala de los Premios de la Música Portuguesa, precisamente junto a Mariza, y de ser actor principal en el vídeo promocional de selección para la Euro. Roberto Martínez es una estrella que, además, ha conseguido la mejor versión de un equipo resquebrajado tras el Mundial.

«Trabajo, respecto y honestidad» es lo que pide y lo que se ha ganado de unos futbolistas a los que empezó por curar. «Cuando un entrenador no controla las emociones, no puede controlar el juego ni dar soluciones tácticas», advierte el catalán.

Su Portugal tiene un repertorio que explota las capacidades no sólo de Cristiano Ronaldo, reconvertido a sus 39 años en delantero y domesticado en trato, sino de toda la pléyade de estrellas que concentra y a las que convenció con charlas uno a uno por todo el mundo. «Portugal tiene la misma exigencia que un club grande y le va bien tener jugadores tan exigidos, por ejemplo, en la Premier», admite el seleccionador pensando especialmente en dos de sus líderes, Bruno Fernández y Bernardo Silva. Pero quiere más.

Cristiano Ronaldo y Pepe, durante un entrenamiento.M. A. LOPESEFE

A ellos encomienda el juego, en el que tendrá papel Joao Neves a sus 19 años e incluso Joao Félix, de quien espera su mejor versión. «Ellos nos van a abrir espacios y las estructuras defensivas que casi todos los rivales proponen en el fútbol moderno», reflexiona.

Cristiano, sin privilegios

A Cristiano y a Pepe, los dos ‘cuarentones, les da el mando en el vestuario. «Tienen una experiencia y una forma de trabajar contagiosa». A Ronaldo incluso lo ha amansado e integrado en grupo, restándole poder para vivir al margen y rodeado de su corte, pero dándole los galones que le motivan. Incluso le ha inventado un papel distinto en el once titular que ya tramó con él en Riad su primera visita hace meses. «Llegamos al último tercio del campo con facilidad y tener tres puntas de lanza es nuestra idea. Cristiano es un jugador que queremos en el área por su potencia, su disparo e incluso su juego aéreo», advierte.

El arma que pretende explotar en esta Eurocopa, donde se encontrará con la República Checa, Georgia y Turquía, es una desconcertante flexibilidad táctica. Nadie sabe cómo jugará Portugal. «Queremos provocar la duda en los rivales», confiesa. «Puede hacerlo porque los jugadores han sido muy receptivos a esa conversación táctica. Han visto que les da un plus a su competitividad. Además, él es capaz de ver claras las soluciones que aparecen durante un partido», comenta el entorno del técnico.

En la clasificación ha tenido pocos partidos complicados y sabe que ahora es el momento «de crecer». El único entrenador español junto a De la Fuente no quiere pensar más allá. Aunque en su contrato marque que las semifinales son el objetivo, no parece posible que Portugal le abra la puerta a quien que se ha anudado su bandera al cuello.

kpd