El 14 de los All Blacks ha metido ocho ensayos y tiene, el sábado en la final, la oportunidad de convertirse en el primer jugador en superar esa cifra.
No salta tanto como Michael Jordan, pero corre más rápido. No ha inspirado una cotizada colección de zapatillas, pero sus rivales a veces sólo alcanzan a ver pasar sus botas. No ha ganado seis anillos, pero el próximo sábado puede proclamarse por vez primera campeón del planeta oval. Will Jordan es el hombre que más ensaya en el equipo que más ensaya del Mundial de rugby.
Ocho marcas ha conseguido este ala (25 años, 1,88, 94 kilos) de los 48 que han logrado los All Blacks. Como el equipo, ha cogido velocidad a medida que avanzaba el torneo. Sumó dos contra Italia y Uruguay en la primera fase, otra decisiva para eliminar a Irlanda en cuartos y el pasado viernes le metió tres a Argentina. “Mostró lo bueno que es finalizando”, dijo, tras el partido, el seleccionador Ian Foster.
Nunca falla Will Jordan cuando es el último eslabón de la cadena de ataque. Si los de negro abren a la tres cuartos, es muy probable que el melón acabe en sus manos. Podría parecer que sólo tiene que recibir y arrojarse al césped. En realidad, lo difícil lo ha hecho antes. El 14 de Nueva Zelanda brilla en la elección del momento para arrancar y, sobre todo, de la mejor línea de carrera para dar apoyo al portador, recibir su pase y posar.
Renovación hasta 2027
“Las habilidades y la anticipación de Will lo distinguen, su sincronía con y sin balón es de clase mundial”, ha dicho de él Scott Robertson, el próximo seleccionador de los All Blacks. Lo conoce bien. Lo fichó en 2018 para sus Crusaders y con él en sus filas, ensayo tras ensayo, ha dominado durante el último lustro el SuperRugby, la prestigiosa competición de franquicias del hemisferio sur. Salvo sorpresas o lesiones, seguirán unidos: Jordan ha renovado con la federación para jugar en Nueva Zelanda hasta 2027.
¿Hasta dónde puede llegar? Resulta difícil predecirlo porque el All Black 1191 lleva 31 marcas en 30 partidos internacionales. Su próximo reto es la final del Mundial contra Sudáfrica. No sólo será un enfrentamiento entre dos superequipos. El partido se presenta como un duelo de estilos. Frente a las veloces transiciones y las estampidas de Nueva Zelanda -y de Jordan-, la preferencia de los Springbokspor dominar las fases estáticas, desgastar al contrario en el combate y romper a correr pocas veces muy escogidas.
Así lo dictan los últimos choques entre ambos tricampeones del mundo. El 15 de julio, Nueva Zelanda, con un Jordan peligrosísimo, venció a Sudáfrica con claridad (35-20). Los All Blacks consiguieron correr desde el inicio y en poco más de cuarto de hora metieron tres ensayos. Después, los Springboks, como en la semifinal del sábado ante Inglaterra, se reconstruyeron a partir de la melé e iniciaron una remontada que aquel día no llegaron a culminar.
Se reencontraron, con un guion diferente, el 25 de agosto en el último encuentro de preparación para este mundial. El dominio físico sudafricano dejó a Nueva Zelanda sin balón, con la derrota más amplia de su historia (35-7) y unas sensaciones preocupantes. “No pensamos demasiado en ese partido”, afirmó Jordan el viernes cuando se le preguntó por la posibilidad, ya confirmada, de un nuevo enfrentamiento con sus grandes rivales en la final de Francia 2023.
Will Jordan afrontará además el sábado un reto personal. Si posa un ensayo en la final se convertirá en el primer jugador en alcanzar los nueve en el mismo campeonato. Con los ocho actuales comparte el podio precisamente con otros dos neozelandeses, Jonah Lomu (1999) y Julian Savea (2015), y el sudafricano Bryan Habana (2007). Pero asegura que no se lo ha propuesto. “Vinimos a buscar la victoria en el Mundial, estaré encantado de no anotar si eso significa que hemos cumplido”.