No ha sido fácil. Ha costado una semana que dijera que sí, pero finalmente Vicente del Bosque ha aceptado y será el presidente de la “Comisión de Supervisión, Normalización y Representación” que el Gobierno ha creado ‘ad hoc’ para tutelar, si no dirigir directamente, los destinos de la Federación Española de Fútbol. Así lo ha anunciado, por sorpresa, la ministra de Deportes, Pilar Alegría, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este martes.
“La semana pasada creamos la Comisión de Supervisión, Normalización y Representación de la RFEF. Un órgano de tutela, de supervisión de la RFEF que tiene tres objetivos. En primer lugar, representar al fútbol español; en segundo, velar por la transparencia y el buen hacer del próximo proceso electoral que tiene que vivir la Federación a la vuelta de los JJOO; y en tercer lugar, afrontar con éxito los retos que tiene el fútbol español por delante: la Eurocopa, los JJOO y el Mundial 2030. Para mí es un orgullo anunciar que la persona que ejercerá la presidencia de esta Comisión es Vicente del Bosque“, ha dicho Alegría.
Desde que abandonó la selección en el año 2016, Del Bosque ha sido bastante reacio a aparecer en todo lo que tuviera que ver con el fútbol, especialmente con el Real Madrid y, en menor medida, con la propia Federación. Tampoco recibió con especial entusiasmo la propuesta hace unos días, pero finalmente ha aceptado.
Es difícil pensar en una imagen mejor para la Federación, y todo hace indicar que él será la representación oficial durante la próxima Eurocopa y los próximos Juegos Olímpicos. Con el ex seleccionador, el Gobierno ha buscado una figura indiscutible, que pueda servir de coartada, o parapeto al menos, en el conflicto, real, que existe con UEFA y FIFA. Del Bosque, más allá de su talante conciliador y su capacidad para aunar voluntades, es campeón del mundo y de Europa con la selección. Las dos instituciones, UEFA y FIFA, probablemente se vean obligadas a medir sus palabras, y sus actos, con Del Bosque delante.
Eso sí, que nadie piense que Del Bosque va a tomar decisiones difíciles. Su papel será meramente institucional, y será el resto de miembros (“personas de reconocido prestigio en diversos ámbitos”, según afirmó Rodríguez Uribes) los que lleven el peso de la tutela y la supervisión.
El anuncio del Gobierno llega el mismo día en que está reunida la Comisión Directiva del CSD para estudiar la posible suspensión provisional de Pedro Rocha después de que el TAD le haya abierto un expediente por falta “muy grave”.
Que nadie se tome muy en serio la comparación, pero cuando ayer Salvador Gomar llegó a la Federación y se cruzó con el presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), David Aganzo, debió de sentir algo parecido a lo que, en la Nochevieja de 1958, con la orquesta tocando Guantanamera y Batista saliendo por piernas de Cuba, sintió Michael Corleone al abrazar a su hermano Fredo. «Sé que has sido tú, me rompiste el corazón... ¡Me rompiste el corazón!». El personaje interpretado por Al Pacino expulsaba así la rabia por la traición de su hermano, que casi le cuesta la vida, y aunque a Gomar y a Aganzo no les une parentesco alguno, el valenciano sintió en ese momento algo parecido a la traición, una traición que no la va a costar la vida, sólo faltaba, pero sí, según su entorno, le costó las elecciones a la Federación Española de Fútbol, ganadas ampliamente por Rafael Louzán (90 votos contra 43 de un total de 138 asambleístas, pues faltaron tres: dos jugadores profesionales, Toni Lato (Mallorca) y Pedro Alcalá (Cartagena), y un entrenador, Javier Calleja (Real Oviedo). Hubo, además, un voto nulo y cuatro en blanco.
Para saber más
Sostienen en la candidatura de Gomar, la derrotada, que en la reunión que mantuvieron con AFE la semana pasada les prometieron varias cosas, entre ellas una vicepresidencia deportiva, tener peso en la Junta Directiva y algunas vías de ingresos nuevas para poder financiarse mejor. Siempre según esta versión, Aganzo y su entorno les dieron a entender que sus votos (aproximadamente 25) serían para él, para Gomar, y lo hicieron con frases, digamos, implícitas: «Brindaremos con cava o con champagne». Desde AFE eran rotundos ayer a preguntas de este periódico: «Eso es totalmente falso».
Lo que sí parece obvio es que ese número de votos (en torno a 25 o 30) es lo que le ha dado la presidencia de la Federación a Louzán, gallego de 57 años, frente a Gomar, dejando en las paredes de la Ciudad del Fútbol varios sentimientos: de euforia en algunos trabajadores que abrazaron el rochismo tras ser desterrados por Luis Rubiales, de alivio en muchos cargos intermedios por lo que supone de continuidad, y de miedo en algunos otros, que veían la opción de un cambio rupturista.
Louzán tenía de su lado a muchas territoriales, algunas de mucho peso como Cataluña o Madrid, y también a LaLiga, apoyo explicitado antes y después por Javier Tebas. Gomar contaba con Andalucía, Castilla La Mancha y Asturias, entre otras, así como varios árbitros y entrenadores. Sin embargo, no fue suficiente. El fútbol volvió a elegir el barro que supone un presidente, ya electo, que tiene sobre sí una condena de siete años de inhabilitación para cargo público por un delito que es tan feo como grave: la prevaricación.
Javier Tebas, presidente de LaLiga.EFE
Se trata de una actuación en la construcción de un campo de hierba artificial en la localidad de Moraña. En la sentencia del Juzgado número 3 de Pontevedra, ratificada por la Audiencia Provincial, se recoge que la Diputación que él presidía pagó, en 2013, 86.311 euros por unas obras de mejora que ya habían sido realizadas en 2011, y a Louzán le atribuye la responsabilidad in vigilando como presidente del organismo (lo fue durante 12 años).
Esa inhabilitación para cargo público es, pues, la gran sombra que se cierne sobre Louzán. Según los estatutos de la Federación, en su artículo 19.4, uno de los requisitos para ser presidente es «no estar inhabilitado para desempeñar cargos públicos». Esa frase no hace referencia alguna al carácter firme o no de la sentencia, argumento al que se agarra Louzán (que su sentencia no es firme pues está pendiente de recurso) para justificar su idoneidad. Además, los asesores del nuevo presidente también ven hueco para pelear en el carácter público o no del cargo de presidente de la Federación, cuya definición jurídica es la siguiente: «Una entidad asociativa privada, si bien de utilidad pública». Sea cual sea el resultado de todas estas aristas, el ruido no va a desaparecer de la Federación en los próximos meses.
David Aganzo, presidente de la AFE.EFE
Primero porque el Gobierno, a través del Consejo Superior de Deportes (CSD), está estudiando si denuncia de oficio a Louzán ante el TAD (Tribunal de Arbitraje Deportivo) ahora que ya es presidente y que incumple claramente ese artículo 19.4 de los estatutos federativos. Y segundo porque el próximo 5 de febrero, el Tribunal Supremo debe decidir sobre el recurso que ha presentado contra la sentencia que le condena. Ocurre que, según fuentes jurídicas, un porcentaje altísimo de esas apelaciones ante el Alto Tribunal terminan con la ratificación de la sentencia, que pasaría a ser firme.
Si eso ocurre, entonces ya sí debería abandonar el cargo y habría nuevas elecciones, pero se celebrarían con esta misma Asamblea. De modo que habrá que estar atento para ver a quién elige Louzán como vicepresidente primero, pues ese nombre será, probablemente, su sucesor, y se presentaría a esos próximos comicios. Si no hay otro candidato (Gomar no lo será), ese hombre o mujer designado por Louzán sería presidente hasta 2028 y el fútbol español, de un modo u otro, seguiría caminando sobre el barro.
Luis de la Fuente se encuentra en ese estado de ánimo en el que uno piensa 'caramba, ¿pero es que nadie piensa reconocerme lo que he hecho?', y aunque es feliz tras ganar la Eurocopa (y antes la Liga de Naciones), y aunque se siente respetado, ahora sí (antes no) por los medios de comunicación, y aunque todo el mundo da por hecho que el que salga elegido nuevo presidente le va a mejorar y ampliar sus condiciones, y aunque disfruta más que nunca de su trabajo y su autoridad reforzada por los títulos, aunque todo eso ocurre, Luis de la Fuente se encuentra en ese estado de ánimo en el que uno piensa 'caramba, ¿pero es que nadie piensa reconocerme lo que he hecho?'.
El seleccionador entró de puntillas, y casi teniendo que pedir perdón, a finales de 2022 para sustituir a Luis Enrique, una vedette de los banquillos. Tuvo que soportar que desde la Federación se admitiese, sin muchos miramientos, que podía ser despedido si la cosa no iba bien en la Liga de Naciones del verano de 2023, que terminó ganando. Tuvo que soportar, y ahí con razón, las críticas por sus aplausos a Rubiales. Tuvo que soportar, en fin, el desdén generalizado hacia su persona. Durante todo ese tiempo, él mantuvo un perfil discreto, guardándose para sí todo lo que veía, leía y escuchaba, pensando que algún día, quizá, podría contestar a todo.
Y claro, el incontestable triunfo en la Eurocopa, siete victorias en siete partidos, un fútbol vistoso, una forma de jugar atractiva, le ha dado la oportunidad de levantar la mano y decir: 'aquí estoy yo'. Se le nota en sus actos, acudiendo, con la cabeza bien alta, a un homenaje que el mundo del toro le dispensó en la Plaza de las Ventas hace unos días. Y se le nota en sus palabras, ya sin miedo a mirar a la cara a nadie. "No, no lo he visto y no lo voy a ver", respondió en la Cadena Ser a la pregunta de si había visto el documental de Luis Enrique. Lo dijo con el tono firme del que ya no está cohibido. Él es el campeón de Europa. "Siempre he dicho que las conversaciones privadas son privadas", insistió.
CONTRATO
En esa misma entrevista salió el tema de su contrato, y se volvió a ver ese cambio de rol tan evidente. "No es normal que el campeón de Europa no tenga contrato", dijo, algo que viene repitiendo últimamente. Y no es que no tenga contrato, que lo tiene, cómo no, pero... La situación es así: Luis de la Fuente tiene firmado con la Federación un contrato de alta dirección como personal de confianza del ex presidente Pedro Rocha, por el que percibía, de inicio, alrededor de 600.000 euros.
Después, el estado de esquizofrenia de la Federación hizo que la Comisión Gestora ejecutase, en febrero, una cláusula de ampliación automática hasta 2026 porque, de lo contrario, el contrato hubiera expirado en plena Eurocopa, y ahí ya hubo un aumento de sueldo. Durante el torneo del pasado verano, De la Fuente apalabró con Rocha su nuevo salario y el cambio a un contrato normal de trabajo (cuya indemnización es mayor que la del contrato de alta dirección). Ese nuevo texto le situaba en el entorno de los 1,2 millones de Lopetegui (lejos de los tres de Luis Enrique), pero la situación en la Federación, con Rocha inhabilitado y una Comisión Gestora que no sabe por dónde tirar, ha impedido que se firme.
De la Fuente recibe buenas palabras, promesas, "patadas hacia adelante", según definen en la Federación, pero hasta que no haya un nuevo presidente, y eso no será, mínimo, hasta diciembre, no se verá reconocido como lo que es: el seleccionador campeón de Europa. Un tipo con una versión 2.0 en la que ya no hay miedo al 'qué dirán' y donde mira de frente a cualquiera de los grandes entrenadores del mundo. Aunque se llame Luis, tenga sesenta y pico años, le gusten los toros y sea una persona normal y corriente. Es el campeón de Europa.
Fue una noche larguísima, saliendo del estadio poco antes de las dos de la madrugada, con toda la parafernalia que requieren estas noches. Un altavoz como el Empire State, algunas latas de cerveza (Coca-cola para Lamine, que es menor de edad), y gritos, muchos gritos. Después, en el hotel, mucha alegría y algo de desenfreno hasta altas horas de la madrugada, como dice el tópico. Era el final de una aventura que ha dado la vuelta a la imagen de la
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