Luis de la Fuente se presentó en la sala de prensa del Mercedes Benz Arena, que ahora no se llama así porque la UEFA no deja, así que hay que llamarle Stuttgart Arena, de lo más tranquilo. El partido de este viernes (18.00 horas) en Stuttgart medirá el primer semifinalista del torneo entre su España y Alemania, la anfitriona. Ni un pensamiento para esa estadística que dice que España nunca ha ganado a la selección local. Ni un pensamiento tampoco para Lehmann, el ex portero alemán que dijo que la selección era un equipo de juveniles. “Me preocupan poquito esas declaraciones. Nosotros vamos a jugar de igual a igual”, dijo el seleccionador.
“Kroos lo definió perfectamente”, añadió luego Dani Carvajal, el jugador que compareció después del técnico, aludiendo a las palabras del jugador alemán del Madrid en las que decía que Lehmann no representaba a nadie. Como resulta que De la Fuente ha convertido sus comparecencias en un puñado de lugares comunes, tuvo mucho peso la rueda de prensa de Carvajal, al que preguntaron por el calendario. Él empezó la pretemporada con el Madrid a mediados de julio del año pasado y aquí sigue.
“UEFA, FIFA y las Federaciones de cada país deberían plantearse que un jugador no puede jugar 60 partidos al año“, anunció, y se explicó: “A nivel motivacional estoy con mucha energía, deseando que llegue el partido de mañana y salir al campo a comerme al rival. Pero estamos ante un calendario inviable. Esta temporada que va a empezar tendrá una Supercopa fuera de España, y luego un Mundial de clubes con otro mes fuera de casa. Esto es inviable y el nivel de los partidos bajará, porque los jugadores no pueden mantener ese nivel jugando cada tres días un año entero”.
El lateral derecho del Real Madrid, al que contemplan seis Copas de Europa, sabe de sobra a qué huele un vestuario ganador en la víspera de un partido como el de Stuttgart. “Tengo buenas sensaciones, veo al equipo bien, con confianza, entusiasmo y con energía“, reveló el internacional. Ambos, Carvajal y De la Fuente, se refirieron, cómo no, a Toni Kroos, que si pierde mañana habrá sido su último partido. ¿Qué se puede hacer ante un fenómeno como él?
“Hemos pensado atarle los pies, pero no creo que la UEFA nos deje“, bromeó el técnico, que habló luego de ayudas, de impedir que reciba cómodo y todas esas cuestiones tácticas. “Sí, como ha dicho el míster, le podríamos atar lo pies”, confirmó Carvajal, que espera saludar al alemán antes y después del partido y que espera, cómo no, que sí sea su último partido como profesional.
Luka Modric recibió la primera pregunta en español. Respondió en croata. En la segunda pregunta, el periodista, de nuevo español, pidió recibir la respuesta en castellano. "Es que me piden que responda sólo en croata", y se lo dijo, en ese idioma, al jefe de prensa de su selección. Tras una mirada mutua, dijo Modric: "Sólo en croata". Y así respondió toda la rueda de prensa, fueran las preguntas en el idioma que fueran, este viernes en la sala de prensa del Olímpico de Berlín.
Fuera una anécdota o fuera una reafirmación, un tanto absurda, del profundo sentimiento nacionalista de las expediciones deportivas croatas, el centrocampista del Madrid respondió, entre sonrisas, en su idioma. Está aquí, en Alemania, 18 años después de debutar en la selección, en el Mundial de 2006 (en realidad lo hizo en marzo de ese año, ahí jugó el primero de sus 175 partidos, y 25 goles, del hoy capitán). "En todo este tiempo he mejorado en todos los aspectos, pero prefieron que sean los demás los que hablen de mi", zanjó.
Modric elogió sinceramente a España. "Es una de las favoritas para el torneo. Antes la base era el Real Madrid y el Barcelona, pero ahora el seleccionador está dando oportunidades a jugadores de otros equipos y tienen mucho talento, muchas variantes", explicó, y no tuvo reparos en elogiar a la gran sensación de su rival este sábado. Lamine Yamal se convertirá en el jugador más joven de la historia en debutar en una Eurocopa.
"¡Me siento muy viejo al oír estas cosas!", bromeó primero. "Seas joven o viejo, lo que importa es lo que demuestras en el campo. Lamine Yamal ha hecho cosas increíbles y todos lo ven como un gran peligro de España. Tiene una gran carrera por delante, todos lo hemos visto", dijo sobre el jugador de la selección española.
Después fue el turno de Dalic, el seleccionador, que dijo no querer "venganza" tras la derrota en los penaltis de la final de la Nations League el pasado verano. "Venganza no, pero sí queremos ganarles". Aunque lo mejor de su turno fue cuando le preguntaron si le hubiera gustado que Dani Olmo, que pasó casi una década en Zagreb formándose, hubiera decidido jugar por Croacia. "Sí", respondió sin titubeos. Fueron muchos los intentos, por cierto, de la Federación croata porque eso fuera así, pero Olmo nunca tuvo dudas de que jugaría con España.
En el fútbol, en la vida, en todo, hay un momento en el que alguien, o algo, llámese azar, llámese fortuna, llámese incluso Dios, si alguno quiere, llámese como se quiera llamar, hay un momento, decíamos, en que ese alguien, o ese algo, debe ayudar, dar un empujoncito, cerrar una puerta y abrir otra, a quien haya sido designado. Este sábado alguien, o algo, designó a España ganadora del partido ante Croacia. Ese alguien, o algo, fue sutil. Escondido tras el buen hacer de la selección, ordenó que los matices fueran siempre para ella, ordenó que tras el gol de Morata, justo después, Kovacic disparase mal, ordenó que tras el gol de Fabián, Brozovic no acertara con la portería, ordenó, por último, que Budimir no llegase por un milímetro al 2-1 mientras Carvajal sí lo hacía en el descuento. España ha venido a la Eurocopa y al descanso del primer partido iba ganando 3-0 a un buen equipo. España ha venido a la Eurocopa y sale del debut con la mejor de sus sonrisas. [Narración y estadísticas (3-0)]
Ese mismo fútbol, esa misma vida, enseña también que no conviene deslumbrarse por una tarde como la de este miércoles en Berlín, y que apenas hace falta retroceder al Mundial de Qatar, rememorar el 7-0 a Costa Rica (un equipo infinitamente peor que Croacia) y saber cómo terminó aquello. Pero esto es fútbol, caramba, y esto es la vida, y si con un debut como el de España no está permitido ilusionarse, apaguen y váyanse. El equipo de Luis de la Fuente es eso, un equipo, un equipo menos dogmático, más versátil, un equipo que toca, pero que también corre, un equipo que presiona, pero que también mete el culo junto al portero, un equipo que juega en corto, pero también le da un patadón a la pelota si es lo que hace falta. Porque sí, en el fútbol, vale dar patadones. Vaya que sí. Es más, este 3-0 viene acompañado de la primera vez que España pierde el porcentaje de posesión contra su rival desde la Eurocopa de 2008, casi nada. (46% contra 54%).
Afronta pues España de lo más tranquila lo que queda de grupo, reforzada como pocas veces antes en el inicio de un gran campeonato, lo mismo que su capitán, Morata, dueño de un gol reconfortante en lo futbolístico y en lo personal a la espera de ver en qué queda su lesión. España hizo debutar al tipo más joven en comparecer en una Eurocopa, Lamine Yamal, y presentó la mejor versión de un centrocampista moderno, un box to box como dicen los ingleses, forma resumida de interpretar a un tipo, Fabián, que une al talento una capacidad física superior. Funcionó bien la pareja Nacho-Le Normand, dejando a un lado, de momento, el asunto Laporte, y aunque apenas se vio, el peligro latente de las bandas hace que los equipos contrarios no estén tan cómodos ni replegados (por los regates de Lamine) ni presionando (por la velocidad de Nico Williams). Cucurella, por cierto, adelantó a Grimaldo, pero no deja de ser una anécdota.
Tras toda la mañana lloviendo, salió el sol en Berlín para embellecer el maravilloso Estadio Olímpico, donde Hitler pretendió una cosa y Jesse Owens dictó otra. Salió España con la pelota en el pie y no la soltó hasta el minuto 13, primera posesión de los croatas cerrada en nada y que sirvió, sin embargo, para darle la vuelta al calcetín. Despertaron los balcánicos, a los que quizá le falten piernas, pero a los que les sobra fútbol. Se hicieron con el balón y se animaron a presionar a España, que lo notó.
Era el momento de sufrir y la selección lo hizo, corriendo detrás de la pelota y metiendo a los once durante un rato en campo propio, igual que ocurriría en la segunda parte, ya con el duelo muy devaluado. Pero, volviendo al inicio, alguien, o algo, decidió que, cuando peor lo pasaba España, marcase gol. Fue justo a la media hora, en un balón largo de Croacia que despejó Cucurella al tun-tun'. La pelota le cayó a Fabián como le podía haber caído al vecino del quinto, pero le cayó a Fabián, que casi sin mirar filtró un pase para Morata con la defensa de Croacia abierta en canal (tenía también a Nico). El capitán, como menos le gusta, con metros para correr y por lo tanto para pensar, definió estupendamente con el interior de la izquierda, a un ladito, suave.
A la jugada siguiente, Kovacic condujo hasta la frontal y su tiro fue flojo, y a la jugada siguiente, Fabián apareció también por el balcón del área, recortó y marcó un golazo. Pero es que, perdón por la insistencia, a la jugada siguiente, un tiro de Brozovic encontró la mano milagrosa de Unai Simón. En el minuto 32, el marcador podría haber sido un empate a dos, pero era un 2-0. Así es esto. Por si no había quedado claro, resulta incomprensible cómo no fue gol un remate de Gvuardiol que esperaba Budimir, igual que incomprensible que Carvajal encontrase el hueco entre los maromos croatas.
Poco tras el descanso
El segundo tiempo hubiese contado a título de inventario de no haber sido por la lesión de Morata, que dejó en el aire la única mancha para el vencedor, un poco apurado en el inicio por el brioso inicio del rival, pero tranquilo la última media hora, ya con Modric y Kovacic sentados en el banquillo, pues debió pensar Dalic que si alguien, o algo, no quería que Croacia se acercase ayer en el marcador, era mejor dejar a los veteranos descansando para Albania. Faltaba, claro, la última aparición de ese alguien, o ese algo, esta vez de una forma mucho más obscena, más obvia, dejando sin castigo una confianza de Unai Simón que terminó en penalti y que no fue gol ni en el lanzamiento (lo paró el propio Unai) ni en el rechace, atrapado por Perisic, que se había adelantado antes del lanzamiento de su compañero.
Era obvio, pues, que alguien, o algo, quería que España, al margen de sus virtudes, que las tiene y las enseñó, iniciase esta Eurocopa con una goleada a un buen equipo, resolviendo así el siempre peliagudo trámite de debutar en una gran cita.
Para el que no lo sepa, y no tiene por qué saberlo, la Federación española (y todas las Federaciones), en los grandes campeonatos montan un centro de prensa (o Media Center, en inglés) para los periodistas desplazados. Normalmente son carpas blancas instaladas para la ocasión en las que hay que poner el aire acondicionado. Sin embargo, en la de Donaueschingen hay que rezar para que no se venga abajo cuando cae una tromba de agua como la que ha coincidido este sábado con la rueda de prensa, esperadísima, de Aymeric Laporte.
El central de origen francés tiene como cualidad que no se calla nunca. Es sincero. Es directo, y le importa más bien poco lo que piensen de él. Al menos, esa es la imagen que ha transmitido desde que llegó a la selección, justo antes de la Eurocopa de 2021. En su primera comparecencia, se enganchó con un periodista que le preguntó por su sentimiento español. "Es una pregunta bastante fuerte", dijo antes de contestar: "Voy a darlo todo para ganar con la selección y eso es lo que importa". Como resulta que estos días atrás él ha sido motivo de crítica, cuando no de mofa, por su presuntamente precario estado físico, su comparecencia había levantado mucha expectación.
Sin embargo, ha comparecido un Laporte zen. Tranquilo, calmado, como recién llegado de unos ejercicios espirituales, no ha entrado a ninguna polémica, no se ha enfrentado con nadie y no ha habido guerra. Eso sí, ha dejado las cosas claras. "Ha habido de todo, se ha especulado mucho, no había tanta información sobre mí como para opinar sobre mi estado de forma. Hay muy mala información, se leen más titulares de la cuenta. He llegado cuando se me dijo y me he preparado por mi cuenta para llegar bien a esta competición", ha dicho.
Difamar, no
El futbolista, desde hace un año jugador de una liga menor como la de Arabia Saudí, ha respondido con calma. "A todos los futbolistas nos critican. Pero lo que sí pedimos es que no nos difamen, porque eso le pasa factura más que a nosotros , a nuestras familias. No es necesario difamar", ha pedido, antes de explicar cómo ha afrontado toda esta situación: "Me han llegado a molestar, y mucho, algunas cosas que se han dicho. Pero un día me tomé un respiro, me tumbé en la cama y pensé: '¿tan mal lo estoy haciendo? ¿tan mal estoy haciendo las cosas como para que me critiquen así?' Si estoy haciendo todo para llegar bien, y competir. Entonces entendí que no era contra mí, que es gente que quiere desestabilizar a la selección".
Ha tenido hasta un punto de humor. Alguien le ha preguntado por qué no ha salido antes a dar explicaciones. "Pues porque no me han pedido salir a rueda de prensa. Aparte no tengo que salir a desmentir cosas que no son verdad. No estoy aquí para la prensa, estoy aquí para jugar", ha resuelto uno de los líderes del vestuario, uno de esos tipos intocables para el seleccionador, Luis de la Fuente, que el primer día, antes de jugar contra Croacia, le defensió sin miramientos. "Agradezco a Luis el detalle de contestar como contestó. Eso es síntoma de que el grupo está unido".
No quiso entrar ni siquiera en la polémica generada por un tuit de un cantante, que atiende por Willy Bárcenas, criticando el origen francés de los dos centrales españoles. "Pedimos que no difamen", ha insistido. "Para mí la selección es lo más importante en mi carrera, es donde más he disfrutado en los últimos años. Es un orgullo representar a España, cada vez que visto la camiseta me siento muy orgulloso", ha concluido.