Dani Olmo: “No me considero raro por jugar al ajedrez”

Dani Olmo: "No me considero raro por jugar al ajedrez"

UEFA Nations League


Entrevista

Actualizado

El extremo de la selección acaba de renovar con el Leipzig hasta 2027, ignorando otras propuestas de mayor pedigrí. Políglota, mata el tiempo pendiente de un tablero.

Dani Olmo, en las instalaciones de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.Pablo García / RFEF

Hay un momento de tensión. Minutos antes de producirse, la entrevista queda en el aire porque Dani Olmo (Barcelona, 25 años) llegó a la concentración con unas molestias en el abductor y en el entrenamiento del domingo notó que algo no iba bien. Se valoró la situación, y las ganas del seleccionador de tenerle y del jugador de estar han terminado con sus huesos (se le notan muchos de ellos bajo el polo) en Enschede, un pequeño pueblo al oeste de los Países Bajos, casi en la frontera con Alemania, donde mañana España se mide a Italia en la semifinal de la Liga de Naciones.

«Dos partidos y un título», repite un par de veces un chaval diferente, que se marchó con 16 años a Zagreb y que nunca tuvo, dice, la tentación de volverse a casa, ni siquiera la primera noche allí, en casa de Andy, su representante. Al contratrio, justo antes de dormirse, pensó: «¡Pues aquí estoy!». Y, desde allí, a la absoluta y a ser una estrella en Alemania. Acaba de renovar con el Leipzig hasta 2027, y eso, junto a su pasión por el ajedrez y su facilidad para los idiomas, hacen de Olmo un tipo diferente. «Soy un tío normal», protesta. Pero no. No es un tipo normal en el fútbol.

Entonces, ¿está bien del abductor?
Sí sí, estoy bien.
Es la segunda concentración con Luis de la Fuente. ¿Cómo va?
Estamos insistiendo en los mismos parámetros que a él le gustan. Algunos le conocemos de la sub’21 y de la olímpica, pero hay que insistir en los conceptos, porque la idea es buena.
Usted es un chico De la Fuente. ¿Cómo le ve?
Le veo bien, motivado, con mucha ambición para este nuevo reto, transmitiendo la responsabilidad que supone poder ganar un título.
Pero, ¿sonríe?
Nosotros sí le vemos sonreír. Es un tío simpático.
¿Por qué a gente como él o como José Luis Mendilibar les cuesta tanto llegar a la élite?
No lo sé. Cada persona tiene su camino, algunos tardan más, otros menos… Todo es un proceso. El míster ha conquistado muchos títulos en categorías inferiores y eso tiene mucho mérito. Al final todo llega. A mí me ha pasado eso también.

Los entrenadores valoran a los jugadores polivalentes y yo me considero polivante

En la Eurocopa de 2021, contra Italia precisamente, usted jugó de falso nueve. Hizo un gran partido, pero falló el penalti en la tanda. ¿Qué aprendió aquel día?
Aprendes mucho de partidos como aquel. Eso es experiencia pura. En esa Eurocopa teníamos un equipo muy joven. La mayoría seguimos aquí, ahora con más experiencia. Tras aquel partido, la siguiente vez que volvimos a jugar les ganamos 2-0 en la semifinal de la Liga de Naciones en Milan. Todo es experiencia. Tenemos equipo para competir.
¿Le gusta esa posición?
Me siento bien jugando ahí. Ese día Luis Enrique me pidió jugar entre líneas, hacer superioridad en el centro del campo… El míster ahora sabe bien dónde puedo rendir.
¿Se puede ser futbolista hoy en día jugando en un solo puesto?
Claro, ¿cómo no se va a poder? Si eres el mejor del mundo en tu puesto, ¿para qué vas a cambiar? Pero es verdad que los entrenadores valoran a los jugadores polivalentes. Yo me considero un jugador polivalente.
¿Qué recuerda del primer día que llegó a Zagreb para fichar por el Dinamo?
Tenía 16 años, y aterricé allí a mediodía. Iba solo con Andy, mi representante. Mi padre, que había estado antes viendo todas las instalaciones, etc… iría días después. Nada, llegamos, fuimos al club, hicimos todos los trámites, me enseñaron todo lo que tenían…
Dani Olmo, en la Ciudad del Fútbol de Las RozasPablo García / RFEF

Esa primera noche, ¿dónde durmió?
En casa de mi representante.
¿Y qué pensó antes de dormirse?
Pues justo cuando me iba a quedar dormido dije: ‘¡Aquí estoy!’ Estaba contento, la verdad.
Pero resulta dífícil pensar que no tuvo un bajón.
Ese bajón de quererme volver a casa no lo tuve nunca. Siempre hay altibajos en una temporada, pero esto de decir ‘me quiero volver’ no lo tuve nunca. En todo momento tuve claro lo que quería llegar a ser.
Es evidente que en su caso mereció la pena, pero seguro que ha habido muchos chicos que, con la misma apuesta, no llegaron. ¿La experiencia sirve igual? ¿Mereció la pena?
Cada persona es diferente. Yo tenía un escenario en esos años totalmente diferente a los chicos que tienen 16 años ahora y están en el Barça.
¿Por qué?
Porque el proyecto deportivo que me ofreció el Dinamo de Zagreb no me lo ofrecía ningún otro equipo [él estaba en el Barça]. Todo lo que me dijeron se cumplió. Con 18 años yo estaba jugando en Primera División, aunque fuera en una liga menor como la croata. Ahora ves a Gavi y a todos estos y parece fácil jugar con 18 años en Primera, pero no lo es.
Si me lo permite, le diré que es usted un futbolista raro. Se fue joven a un fútbol de segundo nivel, juega al ajedrez, habla muchos idiomas…
¿Pero por qué todo el mundo sabe que juego al ajedrez?
Hombre… Bueno, ¿usted se considera un futbolista raro, atípico?
Por jugar al ajedrez no me considero raro [risas]. No, no sé, cada uno es como es, yo me considero un tipo normal. Me gusta lo que a todo el mundo, disfrutar, estar con los amigos, competir cuando estoy en el campo…
¿Qué le aporta el ajedrez?
Pues nunca lo había pensado, pero creo que me aporta concentración. Tiene similitudes con el fútbol en el sentido de que, en función de lo que hace el rival, puedes ir por un sitio o por otro. Avanzar un peón o un afil, por derecha o izquierda. En el fútbol hay más improvisación, claro, todo pasa más rápido y no te da tiempo a pensar tanto los movimientos, pero tiene similitudes. Es mucha táctica.
¿Juega por diversión o estudia partidas, lee sobre técnicas, etc…?
Vi la serie de Netflix, Gambito de Dama, la que todo el mundo ha visto. Juego por diversión. Bueno, juego para ganar, pero vaya, por diversión.

Llevo muy mal lo de perder. Pero hay algo que llevo peor: no competir.

Defiéndame que el ajedrez no es un coñazo.
[Se ríe]. A mí me divierte. Aquí juego mucho con Unai [Simón], así que no, no me parece un coñazo.
¿Quién gana?
Vamos empate.
¿Lo de los idiomas es talento o estudio?
Hay que estudiar mucho. Con 16 años en Croacia, que estás en edad de aprendizaje, se te pega más. Tuve cuatro compañeros, dos argentinos y dos chilenos. Con ellos hablaba español, pero se fueron, me quedé solo y no hablaba español con nadie, así que ahí me empecé a soltar mucho más. No tenía ni idea de croata.
Croata, inglés, alemán, español, catalán… ¿me dejo alguno?
El alemán me cuesta. Entiendo casi todo, pero hablar es complicado.
¿Qué le da rabia del fútbol?
Llevo muy mal lo de perder. Pero hay algo que llevo peor: no competir.
Acaba de renovar hasta 2027. ¿No le apetece volver a España?
¡Parece ser que no! Estoy contento en el Leipzig, el proyecto con el nuevo director general es lo mejor para mí.

Lo que no explica, porque los futbolistas nunca lo hacen, es que sí tiene la idea de volver, pero el único club que habló con él (el Real Madrid no lo ha hecho) fue el Barça, pero cuando en el entorno del jugador indagaron sobre la situación económica del equipo de Joan Laporta, huyeron despavoridos.

kpd