La rendición de Paula Badosa en Roland Garros: “Estoy muy lejos de mi nivel”

Actualizado Sábado, 31 mayo 2025 - 16:07

Aparece Paula Badosa en la sala de prensa de Roland Garros con un look Jordan que demuestra que no está para nada. Fuera hace calor, casi 30 grados de temperatura y el bochorno previo a una tormenta, pero ella lleva una chaqueta roja acolchada y un gorro negro calado hasta los ojos. No quiere muchas preguntas, si fuera por ella no respondería a ninguna. Su fragilidad es patente, más cuando le acompaña a la sala su equipo por si necesita apoyo, por si acaso.

Antes ha sido eliminada en tercera ronda por Daria Kasatkina con un 6-1 y 7-5 y otra vez se marcha de París sin haber jugado los partidos decisivos. Queda lejos ya aquel 2021 en el que disputó los cuartos y, tan joven que era, se anunció como una futura campeona. Su lesión en la espalda sigue martirizándola.

TERESA SUAREZEFE

«Físicamente estoy muy lejos del nivel al que quiero estar. No llego a las bolas como quiero, no estoy explosiva, me falta mucho. Supongo que en un rato veré la diferencia, pero ahora mismo la decepción es muy grande. Siempre he tenido mal perder», arrancó la actual número 10 del mundo después de un encuentro en el que le pudo el desánimo.

La maldita lesión de espalda

Después del Open de Australia de este año en el que fue imparable y jugó el mejor tenis de su vida, la maldita fractura de estrés en la cuarta vértebra lumbar volvió a quebrarla y llegaba con la confianza destrozada. Se había perdido casi toda la gira de tierra batida, fuera de Madrid, fuera de Roma, y apenas había podido jugar un partido entero en Estrasburgo.

«Antes del torneo ya reconocí que venía así, que no tenía expectativas, y haber jugado aquí tres partidos me lo tomo como un logro», confesó Badosa que en las dos primeras rondas había derrotado a Naomi Osaka y Elena-Gabriela Ruse. Ante Kasatkina, llegó eliminada a la preciosa pista Simone Mathieu y salió eliminada. Su entrenador, Pol Toledo le reclamaba optimismo y su pareja, Stefanos Tsitsipas, insistía en animarla, pero no había manera. Sólo a mediados del segundo set, Badosa quiso autoconvencerse y peleó hasta que la volvió a derrotar el desánimo. Hace no tanto, hubiera ganado a Kasatkina, tiene armas para hacerlo, pero este sábado no era el día.

Christophe EnaAP

«No es el nivel que me esperaba, pero felicidades a Daria, es una buena jugadora en tierra», analizó Badosa. Kasatkina, nacida en Rusia y nacionalizada australiana tras renegar del Gobierno de Putin por su políticas anti-LGTB y la invasión de Ucrania, se formó en el CMC Competición de Barcelona y expuso el clásico estilo de juego español, tan clásico que ya apenas existe en la élite. Su táctica era clara: devolver una bola, y la siguiente, y la siguiente.

La esperanza en la recuperación

Para ganar, Badosa tenía que ser más agresiva que en los últimos tiempos, acortar los intercambios y no lo hizo. Su adversaria le plantó delante un muro: si sumaba más golpes ganadores, ganaría y si acumulaba más errores no forzados, perdería. El balance, al final, fueron 26 winners por 41 fallos, no hubo duda. «Ella no es tonta, sabía que yo no estaba bien, que llegaba tocada y ha hecho un partido muy físico», analizó Badosa que jugará los WTA 500 de Berlín y Eastbourne para intentar estar mejor en Wimbledon.

El año pasado por estas fechas, la española arrastraba los mismos problemas y acabó la temporada en clara progresión, con el título en el WTA 500 de Washington y semifinales en los WTA 1000 de Cincinnati y Pekín. Para hacerlo, eso sí, tuve que infiltrarse en varias ocasiones y esperar que el remedio surgiera efecto. «Ahora quiero jugar más, pero también debo vigilar con la espalda. Es difícil encontrar el equilibrio», reconoció antes de marcharse, con la chaqueta roja cerrada, el gorro negro calado y pocas ganas de hablar más.

Una Badosa rendida cae ante Kasatkina en tercera ronda de Roland Garros

Actualizado Sábado, 31 mayo 2025 - 12:53

La visera azul marino Nike apenas dejó ver sus ojos. Cabeza baja, casi siempre cabeza baja. Paula Badosa llegó eliminada a la preciosa pista Simone Mathieu y salió eliminada. La rusa-australiana Daria Kasatkina la derrotó en tercera ronda por 6-1 y 6-4 en una hora y 33 minutos de juego. Otro año será Roland Garros. Quizá uno en el que todo salga bien, que se marchen los dolores, que los catarros se mantengan lejos, que la maldita bola quiere entrar.

"Tengo que ser realista: no tengo expectativas aquí", reconoció en la previa y con ese espíritu había poco que hacer. Su entrenador, Pol Toledo le reclamaba optimismo y su pareja, Stefanos Tsitsipas, insistía en animarla, pero no había manera. Sólo a mediados del segundo set, con otra remontada épica en el horizonte, Badosa quiso autoconvencerse y peleó hasta que la volvió a derrotar el desánimo.

Después de un final de 2024 en el que fue imparable y jugó el mejor tenis de su vida, Badosa volvió a sufrir dolores de espalda en la reciente gira de tierra batida y eso le destrozó la confianza. Hace no tanto, hubiera ganado a Kasatkina con suficiencia, tiene muchas armas para hacerlo, pero este sábado no era el día.

Kasatkina, nacida en Rusia y nacionalizada australiana después de renegar del Gobierno de Putin por su políticas anti-LGTB y la invasión de Ucrania, se formó en el CMC Competición de Barcelona y expuso el más clásico estilo de juego español, tan clásico que ya apenas existe en la élite. Su táctica era clara: devolver una bola, y la siguiente, y la siguiente, y la siguiente. Para ganar, Badosa tenía que ser más agresiva que en los últimos tiempos, acortar los intercambios y no lo hizo.

Su adversaria le plantó delante un muro : si sumaba más golpes ganadores, ganaría y si acumulaba más errores no forzados, perdería. El balance al final fueron 26 'winners' por 41 fallos, no hubo duda. En el primer set la diferencia fue abismal y en el segundo hubo reacción, remontó una bola de break en contra, pero le faltaba esperanza para llegar más allá.

Alcaraz huye de su pesadilla y ya está en octavos de Roland Garros: “Hoy no he disfrutado”

Actualizado Sábado, 31 mayo 2025 - 00:06

Nunca había sido abucheado Carlos Alcaraz en Roland Garros. Quizá por su aura de campeón, quizá por su juego vistoso, quizá por un cariño heredado de Rafa Nadal, siempre había sido aplaudido, alabado, incluso querido. Pero este viernes llegó su primera bronca. "¡Buuuh!", atronaron las gradas de la Philippe Chatrier cuando, al principio del cuarto set, el español se desesperaba y chutaba una pelota. "¡Carlos, cojones!", gritaba un español para rematar la escena. Luego habría reconciliación, vaya si la habría, porque la reprobación no era gratuita, era necesaria.

Alcaraz revivió este viernes la pesadilla que le llevó este mismo año a perder los cuartos de final del Open Australia ante Novak Djokovic. Otra vez un adversario que sufre una lesión, otra vez el frío en las piernas por la espera, otra vez la incertidumbre. Demasiadas preguntas: ¿Está bien? ¿Puede jugar? Como le pasó ante ‘Nole’ en enero, ante Damir Dzumhur en tercera ronda de Roland Garros, el español desconectó en el parón para que su adversario fuera atendido y lo pagó caro. Para los días que vendrán, como los octavos de final del domingo ante Ben Shelton, ya tiene una hora más de esfuerzo en el cuerpo. Al final ganó, por 6-1, 6-3, 4-6 y 6-4, pero del susto se acordará. Porque volvió a pecar de inocente. Porque jugó con fuego y se quemó.

En la primera media hora, mucho antes del rarísimo desenlace, su adversario estaba frustrado, abría los brazos en busca de un milagro: era imposible. Con una buena derecha, velocidad y carácter, a Dzumhur le faltaban argumentos para dominar los intercambios y Alcaraz volaba. Con la inercia de su excelente actuación en la segunda ronda ante Fabian Marozsan, en el primer set todo lo que hacía rebosaba fuerza y precisión, especialmente los saques, pero en los dos siguientes fue bajando el nivel. Ahora una mala decisión, ahora un fallo inesperado. Con el público nocturno -y por lo tanto especialmente animoso- de la Philippe Chatrier celebrando todo logro de Dzumhur, el español se apagó.

En el segundo set ya concedía algunas opciones de 'break', pero en el tercero, después del parón médico reclamado por el bosnio, ¡puf!. "¡Mueve las piernas!", se gritaba a sí mismo mientras mantenía cierta discusión con su equipo. Recuperado de sus dolores, Dzumhur cambió su estilo de juego, asumió más riesgos, golpeó más profundo y le funcionó. Su primera rotura de servicio le valió para ganar el tercer set y la segunda para liderar el cuarto. Al final, Alcaraz supo centrarse, salir del agujero en el que estaba, remontar y pasar a la siguiente fase.

"Hoy no he disfrutado, hoy he sufrido", aceptó al acabar el encuentro, cuando analizó: "Por eso los partidos de Grand Slam son tan difíciles. Necesitas estar concentrado durante más de dos horas. En los dos primeros sets me he encontrado muy bien, pero después me faltaba la energía".

En octavos se encontrará con Ben Shelton, su primer adversario de peso, el número 13 del ranking mundial. En sus dos enfrentamientos previos, Alcaraz ha vencido sin mácula, pero el estadounidense llega esta vez en buena racha en tierra batida después de haber alcanzado la final del ATP 500 de Múnich.

Jessica Bouzas, la sorpresa en Roland Garros y el truco para sobrevivir en todos los Grand Slam: “No se achica nunca”

Actualizado Viernes, 30 mayo 2025 - 18:22

Aparece Jessica Bouzas en la Suzanne Lenglen, la segunda pista de Roland Garros, un recinto enorme donde caben más de 10.000 espectadores, y sonríe. No es una sonrisa nerviosa ni mucho menos. Sonríe como quien sabe que va a disfrutar y va a hacer disfrutar. La sonrisa del jugón, que decía Andrés Montes. Sólo tiene 22 años y está en su segunda participación en el torneo, pero se lo goza. Por eso es la única acompañante española de Carlos Alcaraz y Paula Badosa en el torneo; entre los dos cuadros ya no quedan más representantes, sólo ella. Por su ranking, la número 68 del mundo, es una sorpresa, pero al mismo tiempo no lo es tanto.

El año pasado ya llegó a tercera ronda en Wimbledon y en el US Open. Sus resultados en torneos pequeños son muy modestos, este año lleva 12 victorias y 12 derrotas, sólo tiene un título WTA -el año pasado, en el WTA 125 de Antalya-, pero en las grandes citas, ¡ay, en las grandes citas!

«Le encantan las pistas grandes y más si juega contra una de las mejores del mundo. Se nota que vale para esto. En partidos así, es valiente, es agresiva, es cuando saca su mejor tenis», analiza Anabel Medina, ex capitana española de la Billie Jean King Cup que ha compartido con Bouzas entrenamientos y concentraciones y que ahora la ve llegando a la segunda semana en París. Este sábado se enfrenta a la estadounidense Hailey Baptiste en tercera ronda (no antes de las 13.30 horas, Eurosport y Max), una rival con un ranking parecido y un tenis parecido al suyo, y si vence, en octavos de final, se mediría a la vencedora del duelo norteamericano entre Madison Keys y Sofia Kenin.

FRANCK FIFEAFP

«Tiene una tercera ronda agradable y margen para ganar más partidos. Es increíble cómo se crece en estos escenarios, no se achica nunca y eso le beneficia. Ganar en los Grand Slam te da más puntos y te ayuda económicamente, pero también aumenta tu repercusión e incluso tu nombre en el circuito. Las rivales te respetan más si eres capaz de ganar aquí», cuenta Carla Suárez, actual capitana española de la Billie Jean King Cup y analista para Eurosport y Max.

"La alegría que no se ve a otras"

Bouzas, de Vilagarcía de Arousa, amante de los caballos, futbolista de niña, es tenista por su padre, que le animó a probar el tenis en el Club de Tenis O Rial, y por su madre, que le acompañó cuando sólo tenía 13 años a vivir junto a la Academia de David Ferrer en La Nucía. Allí destacó como junior y empezó a visitar torneos Futures, tanto que en poco menos de dos años, entre 2021 y 2023, ganó 11. Luego vino el profesionalismo y su actual éxito en los Grand Slam, aunque todavía busca la constancia fuera de ellos.

«Es una jugadora que puede llegar a más porque tiene mucha potencia, mucha fuerza, pese a no ser muy grande [mide 1,70 metros]. Tira muy duro tanto de derecha como de revés y defiende muy bien», analiza Medina. «Fuera de la pista le caracteriza una alegría que no se ve a otras jugadoras. Sabe cuando diferenciar el momento del cachondeo y el momento del trabajo, pero es una persona con la que siempre te lo pasas bien. Con ella siempre hay risas y eso en el tenis profesional, con tanta tensión, es muy bueno», finaliza Suárez, que la hizo debutar el mes pasado con España en la victoriosa eliminatoria previa de la Billie Jean King Cup ante Brasil y República Checa.

Joseline Umulisa, la víctima del genocidio de Ruanda que curó el trauma gracias al tenis: “Guardo la imagen de mi madre allí tirada”

Actualizado Jueves, 29 mayo 2025 - 22:09

«Me crie en un pueblo de Ruanda cerca de la frontera con Tanzania. Mi infancia fue mi feliz, era la novena de 10 hermanos y mis padres me daban mucho amor. Recuerdo que un día en la escuela un niño me llamó serpiente y yo no entendía por qué. Le pregunté a mis padres y me explicaron que éramos tutsis y que algunos de mis compañeros eran hutus. Era incapaz de distinguir quién era quién, no veía ninguna diferencia. Tenía nueve años aquel 7 de abril [de 1994]. Mi tío vino a casa para avisarnos de que los hutus estaban matando a los tutsis y se empezaron a oír gritos por todos lados. Primero acuchillaron a mi tío y luego a mi padre y mis hermanos. Prendieron fuego a nuestra casa. Mi madre, mi hermana y yo huimos hasta el río para llegar a la frontera, pero allí las atraparon, las mataron y las tiraron al agua. Yo logré subir a un bote. Guardo en mi memoria la imagen de mi madre allí tirada»

Cuando Joseline Umulisa relata su vida sólo queda escuchar. Todavía en activo a sus 39 años, es una referente del deporte en Ruanda, siete veces campeona nacional de tenis, una de las pocas que ha jugado algún partido en el extranjero, pero sobre todo es la impulsora de un proyecto que está removiendo el país africano. Su Tennis Rwanda Children's Foundation (TRCF) ha conseguido que casi 2.000 niños cojan una raqueta y sueñen con un futuro mejor. En sólo tres años. Y sin apenas recursos. No hay pistas públicas así que se las inventan: colocan redes en pistas de baloncesto o directamente en explanadas. El material viene de donaciones por organismos como la Federación de Tenis de Estados Unidos.

«Hemos conseguido montar 14 centros cerca de la capital, Kigali. Sería increíble si alguno de nuestros niños llega a ser profesional, pero sobre todo les enseñamos que si se esfuerzan pueden llegar a ser lo que quieran, doctores, políticos, arquitectos, aunque no vengan de una familia rica», cuenta Umulisa a EL MUNDO en conversación telefónica desde Nueva York tras participar en la ceremonia de los premios Emmy del deporte. El documental que recoge su historia, producido por 'Tennis Channel' y titulado 'Tennis can be my medicine' estuvo nominado a mejor largometraje, aunque finalmente no venció.

"No podía dormir del trauma"

¿Cómo llegó al tenis?
Cuando volví a Ruanda vivía cerca de Kigali en un orfanato de la Cruz Roja y sufría muchísimo. No podía dormir por el trauma y apenas me podía mover por el dolor de espalda. En mi huida del país me violaron y me hirieron. Un día, volviendo del colegio, vi a un hombre con una raqueta y le pregunté qué era aquello. Me dijo que era una raqueta de tenis y me ofreció probarla. Yo no sabía qué era el tenis ni quién era ese hombre, que quería de mí. Pero allí había un club privado, él era entrenador y me enseñó cómo devolver la pelota. Aquel día, durante una hora, no pensé en lo que había sufrido, mi mente sólo pensó en golpear la pelota, y por la noche pude dormir. No le expliqué a nadie que había jugado a tenis porque tenía miedo de que me abofetearan, pero al día siguiente me salté el colegio y volví a la pista. Descubrí que el deporte podía ser mi medicina.

En las semanas posteriores a aquel hallazgo, Umulisa consiguió el permiso del orfanato para entrenar, dejó los antidepresivos que tomaba, fortaleció su maltrecha espalda y, al final, en 2000, a los 15 años, fue campeona juvenil de Ruanda. Aquello le abrió un mundo. Volvió a salir del país, pero esta vez para divertirse, para jugar un torneo en Kenia, y a la vuelta se dedicó a entrenarse. En 2021, ya veterana, a los 35 años, fue parte de un logro nacional.

Por primera vez Ruanda participó en una clasificación de la Copa Federación, la actual Copa Billie Jean King, y se midió a Chipre y Bosnia en Lituania. En cuatro partidos, dos de individuales y dos de dobles, sólo se llevó dos juegos, pero el tenis apareció femenino apareció en la prensa ruandesa, todo un hito. «Enseñé a la gente que mató a mi familia que podía ser una campeona. Había estado ingresada en un psiquiátrico, iba a acabar allí, pero conseguí curarme gracias al tenis. Hubo días en los que la emociones me embargaban, especialmente alrededor del 7 de abril, y sólo me calmaba agarrando fuerte mi raqueta», finaliza Umulisa.

La "revolución" de la raqueta que une a Nadal y Alcaraz: bordes aerodinámicos y un cordaje "como neumáticos de lluvia"

La “revolución” de la raqueta que une a Nadal y Alcaraz: bordes aerodinámicos y un cordaje “como neumáticos de lluvia”

«Recuerdo cuando lo conocí, él tenía 15 o 16 años. Ya le habíamos firmado un contrato internacional a los 12 años, que era algo inusual. Con muchos jóvenes llegamos a acuerdos locales, les suministramos raquetas durante la temporada, pero a él ya se le veía algo más, algo especial. No podíamos pensar que iba a ganar 14 veces Roland Garros, pero destacaba en su categoría. Me explicó que llevaba jugando con nuestras raquetas desde los nueve años por influencia de Carlos Moyà, que también las utilizaba». En una casa a unos metros de Roland Garros, la casa Babolat, Eric Babolat, tataranieto del fundador de la marca francesa con su apellido, explica a EL MUNDO un detalle olvidado del legado de Rafa Nadal en el tenis.

Presente en el homenaje del pasado domingo, el CEO reconoce que de su figura quedan los recuerdos, las enseñanzas, los valores, pero añade que también queda una cosa que se puede tocar, que sigue en las manos de los actuales tenistas. Antes de Nadal se utilizaban un tipo de raquetas, ahora se utilizan otras. «Rafa revolucionó el tenis y, en consecuencia, su material», proclama Babolat y añade la explicación: «Cuando llegó, la mayoría de tenistas golpeaban lo más recto y paralelo al suelo posible. Él hacía lo contrario, mover la bola de arriba abajo. Nos tuvimos que poner a trabajar para adaptarnos».

EM

Según se muestra en el museo de la Rafa Nadal Academy, la primera raqueta que utilizó fue una Prince, pero a los nueve años empuñó su primera Babolat. En el mítico Petits As de 2000 venció con una Babolat Pure Drive, que fue con la que debutó como profesional tres años más tarde, la misma raqueta que habían utilizado Moyà o Álex Corretja. Funcionaba, claro, pero necesitaba algo más.

"Pedía más y más efecto"

«Pedía a los ingenieros más y más efecto. Hasta ese momento un golpe con top spin era un recurso defensivo, pero Rafa lo convirtió en un ataque. Para ayudarle creamos una raqueta nueva llamada Aero, con una aerodinámica especial para él», rememora Babolat y señala las diferencias entre una y otra raqueta. A simple vista parecen iguales, pesan más o menos lo mismo, pero son totalmente distintas: entre otros detalles, la clásica Pure Drive tiene los bordes planos y la Aero los tiene redondeados. Eso permitía a Nadal cortar el viento y acelerar más sus golpes, es decir, «más y más efecto». Pero su «revolución» no acabó ahí.

«Babolat nació como una empresa de cuerdas. El tenis se inventó en 1874 y mi tatarabuelo, Pierre Babolat, inventó el cordaje para raquetas en 1875. Ahora celebramos nuestro 150 aniversario. Si la raqueta es el chasis, el cordaje es el motor y, por eso, para Rafa, lanzamos un cordaje especial muy innovador llamado RPM Blast. En lugar de ser cilíndrico, liso, como antes, es hexagonal, tiene textura, como un neumático de lluvia. Eso le permitía dar más efecto aún», detalla Babolat, que destaca que las innovaciones creadas para Nadal ahora son aprovechadas por los mejores tenistas del mundo.

BABOLAT

Carlos Alcaraz, que hoy se enfrenta en tercera ronda a Damir Dzumhur (20.15 horas, Eurosport), utiliza una raqueta Aero, al igual que otros en el Grand Slam como Holger Rune o Arthur Fils. Garbiñe Muguruza, también tenista de Babolat, utilizaba en cambio una Pure Drive, aún la preferida por quienes buscan más potencia. Diferenciarlas es fácil: la Aero es negra y amarilla y la Pure Drive, negra y azul.

"No nos pide grandes cambios"

«Es muy curioso que justo cuando acababa la carrera de Nadal aparecería Alcaraz, con quien tenemos una relación muy parecida. Cuando empezaba a jugar, fue a una tienda de Murcia con su padre y le recomendaron una Babolat. Luego firmó el primer contrato con nosotros en 2013, es decir, cuando tenía 10 años. Trabajamos juntos para encontrar siempre el balance perfecto de su raqueta, pero no nos pide grandes cambios como los que hicimos con Rafa. Está contento y le están yendo las cosas muy bien con el material actual», finaliza Babolat que valora su relación con España desde que patrocinaba a sus mejores tenistas en los años 90 hasta el boom del pádel.

Hace 20 años, Babolat empezó a fabricar raquetas de pádel a petición de su delegación en España y ahora cuenta con una sede en Barcelona, una fábrica en Sant Fruitos de Bages, una estrella como Juan Lebrón y un futuro de opciones en todo el mundo: «El crecimiento está siendo exponencial. Creo que en 10 años habrá más jugadores de pádel que jugadores de tenis».

Jaume Munar estalla contra el público de Roland Garros: “Es el más molesto del mundo, un auténtico circo”

Actualizado Jueves, 29 mayo 2025 - 18:51

Hasta en siete ocasiones Jaume Munar había sido eliminado en segunda ronda en un Grand Slam, su tope, su muro, y en esa misma estancia se descubrió este jueves en mitad de una trampa. En la Suzanne Lenglen, la segunda pista de Roland Garros, seguramente la más ruidosa por la cercanía de sus 10.068 asientos, no sólo se enfrentaba a un tenista francés, Arthur Fils, también se enfrentaba a un tenista joven, impetuoso, emocional. Si las cosas le iban mal, reclamaba los gritos del público. Y, al final, claro, el partido acabó como el rosario del aurora.

Munar estuvo eliminado, luego clasificado y si acabó fuera del torneo con un marcador de 7-6 (3), 7-6 (4), 2-6, 0-6 y 6-4 fue por el ambiente. El mallorquín, apadrinado por Rafa Nadal desde su adolescencia, alumno de su academia, perdió los dos primeros sets en el tie-break, aprovechó después las supuestas molestias en la espalda de Fils para hacerse con los dos siguientes y en el último se desconcentró. Con Fils recuperado de sus dolores, que realmente parecían calambres, cedió su último saque entre gritos de los aficionados franceses que nunca le concedieron silencio.

DIMITAR DILKOFFAFP

Pese a su carácter afable, una hora después, en la rueda de prensa posterior al partido, seguía enfadado. "Que animen al otro me parece perfecto, pero es una falta de respeto absoluta no parar de cantar, gritar tonterías e interrumpir constantemente. Aquí está el público más molesto y forofo del mundo, pesa demasiado la bandera", comentó de entrada, quien más tarde añadió: "En Nueva York y Australia entienden el deporte de otra manera. Pueden animar mucho y tener un sentido del espectáculo, pero nunca faltan el respeto a los jugadores. En este torneo, es necesario que la gente se calme un poquito porque esto es un auténtico circo".

Munar, además, cargó contra Fils y su estrategia para ser atendido cuando posiblemente no lo merecía: "Era una supuesta lesión de espalda, pero estoy convencido de que sufrió calambres. En ese caso, no podría haber sido atendido. Además, le he visto bebiendo jugo de pepinillo en los últimos parciales, así que está claro lo que ha ocurrido".

Su derrota se añadió a la desdicha de Alejandro Davidovich, que cayó ante Jiri Lehecka por 6-3, 3-6, 6-1 y 6-2, para dejar a Carlos Alcaraz solo en el cuadro español. Un registro negativo que pudo haber sido histórico: desde 1981 siempre ha habido como mínimo tres representantes -entre hombres y mujeres- en tercera ronda. Pero Jessica Bouzas y Paula Badosa salvaron la situación. Bouzas, que ya había llegado a tercera ronda el año pasado en Wimbledon y US Open, venció a Robin Montgomery por 6-4, 4-6 y 7-5. Y Badosa se rehízo de unas décimas de fiebre para remontar a Elena-Gabriela Ruse por 3-6, 6-4 y 6-4.

La polémica en Roland Garros entre jueces de línea y Inteligencia Artificial: ¿Por qué los sensores fallan más en tierra batida?

Actualizado Miércoles, 28 mayo 2025 - 22:47

En su debut en Roland Garros, Novak Djokovic hace una dejada y el juez de línea grita: «¡Out!». La bola se ha ido fuera. El juez de silla advierte la marca de la pelota sobre la tierra batida, baja a asegurarse y rectifica a su colega: ha botado sobre la lateral, ha entrado dentro. El rival afectado, Mackenzie McDonald, se queja, el árbitro da explicaciones, Djokovic interviene y se desata una discusión. ¿Fuera o dentro? La escena es tan típica que los aficionados ni atienden, pero en realidad debería sacar todos sus cámaras e inmortalizar el momento: quizá nunca más vuelva a ocurrir.

Roland Garros es el último torneo grande que renuncia a la tecnología de arbitraje y mantiene sus jueces de línea, aunque no por mucho tiempo. La Galia está acorralada. El Grand Slam francés recibe presiones para adaptarse a los tiempos y entregarse al llamado Electronic Line Calling Live (ELC Live), la evolución del Ojo de Halcón. 18 cámaras que siguen la bola y, en sólo una décima de segundo, generan con Inteligencia Artificial una imagen en 3D para avisar si va fuera. ¿Cómo resistir al avance? Pues hay motivos. Y de todo tipo.

La petición de Djokovic

«Nuestra voluntad es mantener a los jueces de línea el mayor tiempo posible. Pero son los jugadores los que deciden. Si mañana vienen y nos dicen por unanimidad que no jugarán sin la tecnología tendremos que ceder a sus exigencias», reconocía el presidente de la Federación Francesa de Tenis (FFT), Gilles Moretton, que remataba: «Pero, de momento, eso no pasa. Los jugadores no han expresado una única opinión».

Algunos como Djokovic han pedido que Roland Garros dé el paso que dieron el US Open y el Open de Australia en 2020 y que dará Wimbledon este mismo 2025. «Estoy a favor de la tecnología. Es más precisa y ahorra tiempo. Ha habido muchas ocasiones en las que los jugadores han chocado con un juez de línea» comentaba sin especificar que varias de esas ocasiones las protagonizó él, como aquel pelotazo en el US Open de 2020. Pero otros tenistas han defendido que se mantenga la presencia de los árbitros en las pistas del Bois de Boulogne. «Las dos opciones son buenas, pero en tierra batida prefiero que haya jueces porque se puede valorar el bote de la bola, dialogar con el árbitro», respondía Alcaraz este miércoles a pregunta de EL MUNDO. «La precisión de la tecnología no es la misma en tierra batida. No estoy seguro de que esté totalmente perfeccionada en esta superficie, añadía el francés Ugo Humbert y abría el debate.

DIMITAR DILKOFFAFP

En raras ocasiones el ELC Live ha recibido quejas en los torneos de pista dura en los que se utiliza -la primera prueba fue en las Next Gen ATP Finals de 2017-, pero sobre arcilla ha generado malestar. El hecho de que la pelota deje una marca visible sobre la superficie siempre invita a la reclamación. Pero hay más razones. En tierra batida, la pelota se mancha, eso dificulta la correcta calibración del sistema, y hay más errores.

La foto de Zverev

En el Mutua Madrid Open, en su partido ante Alejandro Davidovich, Alexander Zverev protestó por un bote que el sistema señaló como dentro mientras la marca estaba claramente fuera. Para mostrarlo al mundo, llegó a sacar su teléfono, hacerle una foto y colgarla en Instagram. Ante el evidente fallo, la ATP se vio obligada a investigar lo ocurrido y aceptar que el ELC Live tiene «un margen de un milímetro de error». «Un mismo tiro puede dejar marcas diferentes dependiendo de las condiciones de la superficie, como la humedad, la densidad del suelo y cuándo se barrió la cancha por última vez», reconoció entonces Ali Nili, responsable de los árbitros del circuito, que luego sacó pecho: «Este año se ha utilizado el ELC Live en seis torneos de tierra batida, con 486 partidos, más de 75 000 puntos y más de 300.000 botes. Sólo en 76 casos un jugador cuestionó la marca, con pocas controversias».

En la eliminación de los jueces de línea también hay que contar con un posible fallo del sistema, que obligaría a cancelar los partidos, y con los puestos de trabajo que se perderían. En este Roland Garros hay 320 jueces, la amplía mayoría locales. La FFT defiende que muchos se convertirán en jueces de silla y que, sin ese paso intermedio, es posible que el tenis se quede sin árbitros. De momento Roland Garros resiste, pero el avance de la tecnología, con todo lo que conlleva, parece imparable.

Alcaraz ofrece su magia a una Chatrier infantil y ya está en tercera ronda de Roland Garros

Actualizado Miércoles, 28 mayo 2025 - 16:17

En una esquina de la segunda grada de la pista Philippe Chatrier, arriba del todo, hay una clase de segundo o tercero de Primaria. Son unos 20 niños y niñas y todos llevan petos fosforitos para no perderse: unos van de naranja y otros, de amarillo. Llegaron andando a primera hora desde una escuela cercana, la Denfert-Rochereau, y aprovechan que mañana es festivo en Francia, Jueves de Ascensión. No paran. Es lo que les toca, no paran.

Hay uno rubio que después de cada punto de Alcaraz levanta los dos brazos y grita "¡Allez, Carlos!" y en todo el partido Alcaraz suma muchos, muchos puntos, concretamente 121. Ocupan toda una fila y los dos del final, los que están más lejos del profesor, no paran de empujarse. De vez en cuando incluso cae un puñetazo. El caso es que todos alucinan. Hay algunos concentrados en el juego, otros sólo miran de vez en cuando, pero todos flipan con Alcaraz y su magia.

A mediados del tercer set, el español, ya vencido, llega a una bola imposible, conecta un pasante paralelo por fuera de la red y los críos no pueden más que abrir la boca. "¡Oh!", entonan todos. Luego preguntan: "¿Eso vale?". El público francés se ha quedado tan anonadado que no lo celebra hasta que el propio Alcaraz mira al tendido, levanta los brazos y reclama su aplauso. Desde el primer punto hasta el último, los niños parisinos disfrutan de la Carlos Alcaraz Experience; cuando se van a casa, ya tienen un nuevo ídolo.

Alcaraz también canta

Este miércoles en un ambiente de verbena en París, con mucha juventud en las gradas de la Chatier, Alcaraz venció en segunda ronda al húngaro Fabian Marozsan por 6-1, 4-6, 6-1 y 6-2 y la victoria fue casi lo de menos. De hecho, quien observe el marcador e incluso lea alguna estadística, como sus nueve bolas de break no convertidas, podrá pensar que fue un partido peliagudo para él, pero todo lo contrario.

En su regreso a la central después de debutar en la Suzanne Lenglen, el español sintió la bola como propia, disfrutó con la raqueta, dibujó golpes de artista. Marozsan ayudó con su gusto por la dejada, un recurso que utilizó hasta en 24 ocasiones, pero Alcaraz puso mucho de lo suyo. Hubo algunos despistes, como esa ruptura inicial que le costó el segundo set, y alguna tarea pendiente, como rematar esas opciones de 'break', pero pelillos a la mar. Para las siguientes rondas, como la próxima, ante el ganador del duelo entre Giovanni Mpetshi-Perricard y Damir Dumhur, ya hay que contar con el Alcaraz más jugón.

"¡Popopopopopopo!", cantó Alcaraz antes de abandonar la pista, después del partido, sabiendo leyendo el ambiente. "¡Olé!", le respondieron, como no podía ser de otra manera. "Me encanta jugar aquí", aseguró después de analizar el partido: "En el primer set me he encontrado genial, con mucha confianza, pero en el segundo Fabian ha empezado a jugar muy agresivo, tomando muchos riesgos. Me ha costado volver a mi juego, pero en el tercer y cuarto set lo he conseguido".

Serena Williams, Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2025

Actualizado Miércoles, 28 mayo 2025 - 12:35

Tarde o temprano tenía que llegar. Serena Williams, seguramente la mejor tenista de la historia, ganadora de 23 Grand Slam, recibirá este octubre en el Teatro Campoamor de Oviedo su Premio Princesa de Asturias de los Deportes. Retirada de las pistas en 2022, entregada ahora a sus negocios y a la crianza de sus hijas Olympia y Adira, la estadounidense será galardonada por sus muchos méritos, entre los que también se encuentran sus 319 semanas como número uno del ranking WTA o sus cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos.

Su nombre aparecerá en la lista del Premio después de Carolina Marín, escogida el año pasado, y otros cuatro tenistas, tres mujeres, Martina Navratilova (1994), Arantxa Sánchez Vicario (1998) y Steffi Graf (1999) y un hombre, Rafa Nadal (2008). Será la quinta premiada procedente de Estados Unidos tras Carl Lewis (1996), Lance Armstrong (2000 y mantiene el galardón), el maratón de Nueva York (2014) y Lindsey Vonn (2019).

"Considerada una de las mejores tenistas de la historia con un palmarés deportivo incuestionable, ha logrado 73 títulos individuales, entre ellos 23 Grand Slam y 4 oros olímpicos. Además de su extraordinaria carrera deportiva y su mentalidad competitiva, Serena Williams ha sido siempre una firme defensora de la igualdad de género y de oportunidades entre hombres y mujeres en el deporte y, en general, en la sociedad", proclamó el jurado del Premio Princesa de Asturias de los Deportes en su fallo.

El comité, presidido por otra premiada, la nadadora paralímpica Teresa Perales, deliberó este martes y este miércoles después de recibir 30 candidaturas de 13 nacionalidades entre las que destacaron "aspirantes con grandes historias, además un importante palmarés por sus trayectorias deportivas".

Su decisión es una apuesta por mantener el equilibrio entre la exposición internacional del galardón en sus inicios y el reconocimiento al deporte nacional, que se repite en los últimos tiempos. Las selecciones de fútbol y de baloncesto -con Iker Casillas, Xavi Hernández y los hermanos Gasol como repetidores-, José María Olazábal, Javier Gómez Noya, Carlos Sainz o Perales o Marín habían transformado la naturaleza de la distinción que con Eliud Kipchoge hace dos años o Williams ahora mantiene sus raíces.

Junto a Perales, el jurado estuvo integrado por Teresa Bernadas, Carlos Carpio, Joaquín Folch-Rusiñol, Vicente Jiménez, Santiago Nolla, Jennifer Pareja, Edurne Pasabán, Samuel Sánchez, Sitapha Savané, Alberto Suárez, Joan Vehils, Theresa Zabell y Paloma del Río como secretaria.