Sara Sorribes, actual líder de España, se retira a los 28 años: "La Sara alegre no es la realidad de lo que llevo dentro"

Sara Sorribes, actual líder de España, se retira a los 28 años: “La Sara alegre no es la realidad de lo que llevo dentro”

Hace sólo unos días Sara Sorribes era la imagen de la victoria, líder de la España clasificada para la Final a Ocho de la Copa Billie Jean King, una tenista en un momento destacable. En los últimos tiempos no había brillado en individuales, pero en el dobles venía de colgarse el bronce en los Juegos Olímpicos de París 2024 junto a Cristina Bucsa o de disputar las semifinales de Wimbledon 2023 al lado de Marie Bouzkova. A los 28 años, con dos títulos WTA y en el puesto 85 del ranking mundial, su carrera decrecía lentamente y nada hacía presagiar algún problema. Pero interiormente algo no funcionaba. Este jueves la tenista anunció una pausa indefinida de su carrera profesional.

"Vengo sufriendo desde hace muchos meses dentro de una pista de tenis. La Sara alegre y feliz que se ve fuera de la pista no es ni mucho menos la realidad de todo lo que llevo dentro", afirmó la española en un escrito a mano publicado en Instagram en el que añadió: "He perdido la ilusión por entrenar, por mejorar e incluso por ir a los torneos. Los momentos de sufrimiento son muchísimos más que los de tranquilidad. Lo dice una persona a la que siempre le ha encantado trabajar, mejorar y competir. Por eso, además de necesitar ayuda, siento que necesito descansar. No sé si definitivamente o temporalmente".

Probablemente la crisis de Sorribes empezó a mediados de 2022, cuando se lesionó el escafoides del pie derecho y tuvo que estar medio año parada. En ese momento se había consolidado entre las 50 mejores del ranking WTA, había triunfado en los WTA 250 de Guadalajara y Cleveland y había logrado su victoria más importante, ante la entonces número 1 Ashleigh Barty en los Juegos Olímpicos de Tokio. De Castellón, formada en el Club de Tenis Uxó, a los 14 años ya había sumado su primer punto WTA -sigue siendo la española más joven en hacerlo- y en aquel momento vivía su madurez. Especialista en partidos largos, muy largos, superarla se había convertido en un suplicio para sus adversarias. Pero la lesión lo torció todo.

MARTIN DIVISEKEFE

Cayó más allá del puesto 150 de la lista mundial y el regreso le obligó a un esfuerzo notable. Si volvió a la élite fue por su coraje, si volvió a la élite fue para aplaudirla. Aunque cuando volvieron los malos resultados la presión fue exagerada. El año pasado llegó a encadenar seis derrotas entre Roland Garros y Wimbledon y volvió a salir del Top 100. Las victorias en dobles, especialmente en los Juegos Olímpicos, servían como consuelo, pero cada semana costaba más empuñar la raqueta. Esta temporada apenas había superado los torneos clasificatorias en algunos torneos, quedándose fuera del Open de Australia o los WTA 1000 de Miami o Indian Wells. Ahora durante un tiempo indefinido parará para descubrir si quiere regresar o no.

Un Alcaraz pletórico vence a Djere y ya está en cuartos del Godó

Un Alcaraz pletórico vence a Djere y ya está en cuartos del Godó

Cientos de miles de vecinos de Barcelona salen escopeteados porque empieza la Semana Santa, las calles ya están vacías, casi nadie asoma por el metro, pero alrededor del Real Club de Tenis de Barcelona se repite el bullicio de siempre. Pese a la mala coincidencia del Trofeo Conde de Godó con los días festivos, el público vuelve a rebosar su pista central porque juega Carlos Alcaraz y el espectáculo está asegurado.

Las expectativas son altas: un Alcaraz campeón por tercera vez después de los títulos de 2022 y 2023. Y parece que no puede haber fallo. Alcaraz, el dueño de todas las miradas, está pletórico.

Quedarse en la ciudad habrá valido la pena porque el número tres del ranking ATP ha llegado para brillar, para disfrutar, para ganar. Después de su irregular Masters 1000 de Montecarlo, el título le ha colmado de confianza y ahora parece imbatible.

Este jueves, en octavos de final, Alcaraz superó al serbio Laslo Djere por 6-2 y 6-4 con un dominio que no se le advertía desde el año pasado en Roland Garros. De inicio a fin, el español fue mejor; la derrota no fue una posibilidad.

Con Ferrero, un saque mejor

Más allá de que haya afinado su derecha, de que esté más veloz y de que se le vea mucho más tranquilo, más sereno e incluso más feliz, hay un factor que ha volteado las sensaciones alrededor de Alcaraz: el saque. Si en el Principado su servicio iba y venía, con buenos ratos y ratos para olvidar, como el primer set en la final ante Lorenzo Musetti, en Barcelona ha mejorado muchísimo.

Otra vez con Juan Carlos Ferrero en su palco, Alcaraz vuelve a entregarse a su saque para encarrilar sus victorias. Ante Djere no fueron los números -cuatro 'aces', un 71% de primeros-, fue la superioridad en sus propios puntos, la ausencia de peligro.

Y a partir de ahí el resto. En el primer set Alcaraz llegó a encadenar cinco juegos seguidos -del 0-1 al 5-1- para expulsar a su rival del encuentro. Djere planteó una estrategia agresiva, de golpes ganadores, pero andaba desafinado y no le funcionó. Entre errores no forzados, apenas planteó competencia a Alcaraz hasta mediado el segundo set, cuando logró un 'break'. Entonces sí, quizá habría emoción. Pero el español remendó su error -del 2-4 al 6-4- y no hubo más que decir.

En cuartos, este viernes, se enfrentará al vencedor del duelo entre Alex De Miñaur y Jacob Fearnley y su tenis volverá a ser el principal atractivo para quedarse en la ciudad.

Alcaraz resuelve ante Quinn un incómodo estreno en el Godó

Alcaraz resuelve ante Quinn un incómodo estreno en el Godó

Actualizado Martes, 15 abril 2025 - 18:26

Carlos Alcaraz sufrió más de lo previsto en su estreno en Barcelona ante Ethan Quinn, a quien derrotó en 106 minutos. El estadounidense, procedente de la previa, planteó un partido que el campeón de cuatro majors no se esperaba. Sin complejos, acortando los intercambios para no dar ritmo al español, el número 126 de la ATP alternó derechas ganadoras con errores no forzados y Alcaraz tuvo que emplearse a fondo en el tie-break del segundo set para resolver su pase a segunda ronda, donde se medirá al serbio Laslo Djere. [Narración y estadísticas (6-2, 7-6 [8])]

El español se apuntó con comodidad la primera manga, pero para lograrlo tuvo que salvar tres bolas de ruptura en el segundo juego y otras dos en el sexto, y aprovechar la poca efectividad de su adversario en los primeros saques. Pese a ese ventaja parcial, Alcaraz no parecía sentirse cómodo con el guion. Y las malas sensaciones se confirmaron en la segunda manga, que empezó con un break que Quinn recuperó de inmediato, encadenando dos roturas que Alcaraz devolvió para forzar el desempate.

El estadounidense, muy mejorado con su potente servicio, incluso tuvo bola de set con 6-5 y saque en el tie-break, pero se precipitó a la hora de subir a la red y Alcaraz no perdonó en los puntos siguientes, cerrando el partido con una dejada.

Sin homenaje a Borg

El partido dio comienzo sin el previsto homenaje a Björn Borg, al que la organización había invitado al cumplirse 50 años del primero de sus dos títulos en Barcelona. El campeón de 11 majors llevaba varios días en la Ciudad Condal y había visitado las instalaciones del RCT Barcelona-1899. Sin embargo, según confirmó el propio torneo, "desgraciadamente" había adelantado "su salida de Barcelona".

Alcaraz, de 21 años, levantó el domingo en Montecarlo su sexto Masters 1000, su segundo título del año tras el conseguido en Rotterdam, y llega al Godó tras 17 victorias en sus 18 últimos partidos sobre arcilla.

Junto al número dos de la ATP, el Conde de Godó cuenta con otros tres top 10 del circuito -Alex de Miñaur (7), Andrey Rublev (8) y Casper Ruud (10)- a los que se suman cuatro de las mejores 20 raquetas - Holger Rune (13), Arthur Fils (14), Stefanos Tsitsipas (16) y Frances Tiafoe (18).

Los problemas "dentro y fuera de la pista" de Carlos Alcaraz para levantar su primer Masters 1000 de Montecarlo: "No quiero explicarlo en público"

Los problemas “dentro y fuera de la pista” de Carlos Alcaraz para levantar su primer Masters 1000 de Montecarlo: “No quiero explicarlo en público”

Carlos Alcaraz trastea con su Instagram mientras batalla contra el recuerdo de Rafa Nadal, Novak Djokovic y Roger Federer; anhela comer los domingos con su familia y al mismo tiempo soporta la comparación con Jannik Sinner; sueña con vivir tranquilo y sueña con ser una leyenda. Es complicado. A sus 21 años, ha ganado cuatro Grand Slam y ya es uno de los mejores de la historia, pero apenas tiene respiro. En los últimos meses, Alcaraz ha descubierto las exigencias de ser Alcaraz, la presión externa, todo a lo que tiene que renunciar, y eso le está afectando, pero este domingo encontró un brillante consuelo: levantó su primer Masters 1000 de Montecarlo, su segundo título de la temporada.

«Ha sido un mes difícil, he vivido situaciones complicadas y estoy orgulloso de cómo lo he gestionado. Me ha costado tanto dentro como fuera de la pista, pero el trabajo ha valido la pena. No quiero explicarlo en público, pero me ha costado encontrar la forma de jugar al tenis, de centrarme en las cosas importantes», confesó de forma enigmática, aunque ya había insinuado las razones de sus desvelos.

Pese a su juventud, su carrera está en una encrucijada. Es ahora, con números de récord, reconocimiento en todo el planeta y un rival antológico, cuando debe decidir si quiere ir a por todo o si se va a quedar a medias. Para lo primero deberá acostumbrarse a las opiniones ajenas y convertirse en un esclavo del tenis como sus predecesores. Para lo segundo, ya tiene las condiciones necesarias. No hay duda de que ampliará su cuenta de seis títulos de Masters 1000 y 18 en la ATP, pero sí que aguantará el ritmo del Big Three o incluso de Sinner.

La estrategia de Musetti

En Montecarlo, esta semana, Alcaraz demostró que su tenis en tierra batida es incontestable, que no hay nadie que le pueda ganar, que puede ejecutar todos los golpes posibles y también evidenció su falta de estabilidad. Tan pronto acumulaba puntos mágicos, como aquel globo entre las piernas que le clavó a Daniel Altmaier, como un montón de errores no forzados. El año pasado en Roland Garros y en los Juegos Olímpicos de París 2024 su juego era más consistente, pero todavía no había conocido la peor cara de su sueño. Ahora debe rearmarse.

SEBASTIEN NOGIEREFE

En su triunfo en la final ante Lorenzo Musetti por 3-6, 6-1 y 6-0, los vaivenes de Alcaraz fueron notables. En el primer set jugó algunos de sus peores puntos del curso -sumó 12 errores casi consecutivos-, a partir del segundo set, se reencontró y al final la extenuación de su rival negó el espectáculo. En dos de los cuatro partidos previos, Alcaraz había tenido que jugar tres sets, pero Musetti venía de dos palizas consecutivas ante Stefanos Tsitsipas y Álex de Miñaur -llevaba cuatro horas más en pista- y eso marcó el encuentro.

El italiano, un tenista en el mejor momento de su carrera, que este lunes se presentará a las puertas del Top 10 del ranking ATP, planteó el encuentro de la única manera posible, a la defensiva, y casi le funciona. Su intención era devolver las máximas bolas posibles y esperar a ver qué hacía Alcaraz y Alcaraz al principio falló demasiado. Por un exceso de precipitación, el español regaló ese periodo inicial y se complicó la final. Pero después reaccionó. Como le reclamaba su entrenador esta semana, Samuel López, se centró en poner la pelota en la pista y empezó a jugar. Ahí se acabó la competición, más con el cansancio de Musetti.

SEBASTIEN NOGIEREFE

Una fiesta y unas vacaciones

«No es la manera en la que quería ganar. Me siento mal por Lorenzo. Acabar un torneo así no es fácil», comentó, de entrada, Alcaraz, que luego admitió su desgaste psicológico en los últimos tiempos. En la gira americana, con su derrota en semifinales en el Masters 1000 de Indian Wells y en su debut en el Masters 1000 de Miami, el número tres del ranking sintió el peso de la obligación de recortar puntos en el ranking ATP al sancionado Sinner y poco después sintió la incomprensión de sus propios seguidores.

Una fiesta con el jugador de la NBA Jimmy Butler en Miami y unas vacaciones con su familia que ya tenía programadas le llevaron a recibir muchos comentarios negativos en las redes sociales y eso le dolió. En Montecarlo, raro en él, habló sobre los «aficionados que siempre quieren que llegue a la final» en clara referencia a las críticas leídas. Alcaraz ha descubierto las exigencias de ser Alcaraz y es complicado, pero su leyenda depende de que lo acepte.

La tierra (a)batida

La tierra (a)batida

La primavera tenística llega cada año en Montecarlo, el más famoso de los selectos barrios del minúsculo y opulento Estado monegasco. Poniéndonos becquerianos, el Principado, galante, le sonríe a la única estación con nombre femenino. En Mónaco, paraíso financiero y retiro nada espiritual, donde, amén de tantos deportistas de distintas especialidades, residen, entre otros tenistas, Djokovic, Sinner, Zverev, Medvedev y Tsitsipas, se abre e inaugura bajo el cielo el espejo mate y ocre de una vieja superficie amenazada: la tierra batida.

Está empezando a ser impopular. Echándole un poco de literatura, es una alfombra polvorienta que se adhiere, pegajosa, a las zapatillas y los calcetines; costosa de producir y mantener; sensible en su densidad y granulado a las condiciones meteorológicas y geográficas; voluble, por esa razón y por el trajín del partido, en el bote, la velocidad y el efecto de la bola. Según Djokovic, "está viva".

Retrocede en el aprecio general. Ni siquiera le gusta del todo a Alcaraz, un jugador versátil, un frecuente beneficiado, que ha jugado en su vida, en todos los terrenos, más finales (23), que años tiene (21), y ganado 18 (nueve en tierra, seis en dura y tres en hierba). La de Montecarlo ha sido la séptima en un Masters 1000 y la primera desde hace 13 meses. Se impuso sin brillo. Pero no por su culpa. Lorenzo Musetti cayó herido muscularmente después de exprimirse a fondo en una gran semana.

Si la tierra, pese a todo, no hace feliz a Carlitos, no digamos a Sinner, que sólo ha ganado un torneo de secano. El número de torneos de tapiz cobrizo disminuye en el circuito con lentitud, pero con firmeza. Triste por cancelada, reemplazada o discutida, la tierra batida está pasando a ser tierra (a)batida. Es otra víctima del moderno sentido del espectáculo de una sociedad con prisa, incrustada en un mundo impaciente. Una urgente manera de vivir que con la raqueta consiste en apostar con creciente tendencia por los saques contundentes, los golpes tajantes y los puntos abreviados. Predominio del saque y la volea en un tenis más conciso, en el que las perlas de habilidad y sutileza son más apreciadas por menos frecuentes. Quizás dentro de poco, al público no le importará pagar lo mismo por partidos más cortos y trabajados, siempre que sean más intensos.

Tras la retirada de Nadal, la arcilla ha mermado en su atractivo y capacidad de convocatoria. Simultáneamente, está contribuyendo a acelerar el otoño de un incómodo Djokovic, con cuatro veces más triunfos en pistas duras y en alguna de hierba que en terrosas. Montecarlo no ha sido el lugar más apropiado para que Nole levantase el vuelo. Incluso así, verlo caer en primera ronda, por tercera vez en sus últimos cuatro torneos, fue doloroso y casi premonitorio. Con 38 años el mes que viene y una última victoria, el pasado 4 de agosto en los Juegos de París, su ocaso parece irreversible.

Además, epílogo flotante de una gloria tripartita, se ha quedado solo en el interior de un vacío generacional sin dimensiones ni referencias. Confuso y desorientado, lo está matando una daga con, también, triple filo: la edad, la nostalgia y la melancolía.

Alcaraz agarrota a un exhausto Musetti y levanta su primer Masters 1000 de Montecarlo

Alcaraz agarrota a un exhausto Musetti y levanta su primer Masters 1000 de Montecarlo

Quedan semanas hasta Roland Garros y muchos partidos en el camino, pero Carlos Alcaraz ya sabe qué debe hacer para volver a ser campeón y qué no. Por primera vez en su carrera, este domingo levantó el trofeo del Masters 1000 de Montecarlo para confirmar su dominio de la arcilla y despejar sus problemas. Como ocurrió durante la semana, su victoria en la final ante el italiano Lorenzo Musetti por 3-6, 6-1 y 6-0 no fue espectacular, pero fue una victoria.

Si quedó claro que el número tres del mundo todavía no se encuentra al nivel que mostró el año pasado en París, también es evidente que pronto llegará. Triunfo a triunfo construye una confianza que le puede llevar a donde quiera. ¿A ganar 25 Grand Slam? Mejor primero pensar en ganar el quinto.

Porque últimamente los contratiempos de Alcaraz nacen de la precipitación y eso es extraño. En temporadas anteriores el español parecía inmune a la presión externa, a las exigencias del ranking, al peso de la historia, pero este año no es así. Quizá por las malas sensaciones sobre cemento o, como admitió, por la sanción a Jannik Sinner, anda precipitado y contra esas prisas debe luchar. Ante Musetti, necesitó templarse antes de vencer.

En el primer set jugó algunos de sus peores puntos del curso -sumó 12 errores no forzados casi consecutivos- y después, a partir del segundo set, se reencontró consigo mismo. Al final el partido se difuminó por los calambres del italiano, absolutamente exhausto. Por primera vez Alcaraz se proclamó campeón en Montecarlo, su sexto título de Masters 1000 y el número 18 en el circuito ATP.

VALERY HACHEAFP

"No es la manera en la que quería ganar. Me siento mal por Lorenzo. Acabar un torneo así no es fácil. Espero que no tenga un problema serio", comentó, de entrada, Alcaraz, que luego desveló ciertas dificultades: "Desde Miami he pasado un mes difícil, me ha costado enfocarme en lo importante. No quiero dar más detalles, pero ha sido así. Esta semana en Montecarlo he disfrutado como hacía tiempo que no pasaba".

El cansancio de Musetti

En dos de los cuatro partidos previos, Alcaraz había tenido que jugar tres sets, pero Musetti venía de dos palizas consecutivas ante Stefanos Tsitsipas y Álex de Miñaur y eso marcó la final. El italiano, un tenista en el mejor momento de su carrera, que este lunes se presentará a las puertas del Top 10 del ranking ATP, planteó el encuentro de la única manera posible: a la defensiva. Con las pocas fuerzas que le quedaban su intención era devolver las máximas bolas posibles y esperar a ver qué hacía Alcaraz. Si el español acumulaba muchos fallos, el título aún era posible.

Pero eso sólo funcionó en el primer set. El ímpetu de Alcaraz le llevó a regalar ese periodo inicial de una manera incomprensible y a complicarse la final. Para su éxito, todo tuvo que cambiar en el segundo set. Como le reclamaba su entrenador esta semana, Samuel López, de entrada se centró en poner la pelota en la pista y después realmente empezó a jugar. Ahí Musetti intentó darle respuesta, pero ya no podía. Su propio cuerpo se rindió y si acabó el tercer set fue por orgullo.

Alcaraz vuelve a ser Alcaraz y ya está en la final del Masters 1000 de Montecarlo

Alcaraz vuelve a ser Alcaraz y ya está en la final del Masters 1000 de Montecarlo

Inquieta Carlos Alcaraz cuando nadie lo espera, en las rondas iniciales de torneos lejanos, ante rivales que no protagonizan anuncios, pero llegados hasta este punto, a las semifinales de un Masters 1000, casi nunca falla. Este sábado, en Montecarlo, venció a Alejandro Davidovich por 7-6(2) y 6-4 para clasificarse para su segunda final de esta temporada. Jugará contra el ganador del duelo entre Alex de Miñaur y Lorenzo Musetti, pero sobre todo jugará a su nivel.

Después de tres partidos realmente extraños, con demasiados errores y demasiadas preocupaciones, Alcaraz por fin desplegó su tenis ante Davidovich. Hubo momentos para todo, pero en los instantes decisivos apareció el campeón del último Roland Garros, el tenista que más brilla sobre tierra batida. "¡Así sí!", gritaba al certificar la victoria en dirección a su palco, con el entrenador Samuel López estos días al frente.

"Ha pasado mucho tiempo desde mi última final de Masters 1000 [fue en Indian Wells 2024, hace 14 meses]. Necesitaba ser paciente, tenía que creer que volvería a disfrutar de un momento así. Los aficionados quieren que llegue a la final de cada torneo así que estoy contento también por ellos. Voy a disfrutar del partido", comentó Alcaraz después de una semifinales en la que estuvo más serio que nunca.

Si en los días anteriores se había descontrolado, entre el cabreo y la risa, entre la decepción y la euforia, esta vez se mantuvo sereno durante las dos horas y los nueve minutos de juego. De hecho, pese a que hubo golpes de mérito, apenas lució ese gesto tan suyo, el dedo a la oreja pidiendo aplausos para el público. En sus celebraciones ante Davidovich se permitió un "¡Vamos!" y nada más. Ni un alarde, ni una distracción. Desde que saltó a la pista quedó en evidencia que su objetivo era mantener la calma el máximo de tiempo posible. Incluso cuando se amontaron los errores y crecieron las dudas a su alrededor, Alcaraz siguió tan tranquilo.

Alcaraz resucita ante Fils y jugará las semifinales del Masters 1000 de Montecarlo ante Davidovich

Alcaraz resucita ante Fils y jugará las semifinales del Masters 1000 de Montecarlo ante Davidovich

Si Carlos Alcaraz tiene una asignatura pendiente es esta: ganar también en los días raros. Nadie disfruta de cada partido, no lo hicieron antes Djokovic, Nadal o Federer, y entenderlo es un paso más en su aprendizaje. A sus 21 años y con cuatro trofeos de Grand Slam en las estanterías de su casa, ya lo está asimilando. Este viernes, en cuartos de final del Masters 1000 de Montecarlo, ante el francés Arthur Fils, tuvo muchos motivos para derrumbarse, pero prefirió agarrarse al torneo con uñas y dientes. No fue una victoria bonita, todo lo contrario, pero fue una victoria.

Al final, en el marcador un 4-6, 7-5 y 6-3 en dos horas y 23 minutos de juego para clasificarse para semifinales, donde se encontrará a su compatriota Alejandro Davidovich, que se deshizo de Alexei Popyrin por 6-3 y 6-2.

El triunfo servirá para rehacer la confianza quebrada de Alcaraz y para empujarle cuando vuelvan a torcerse las cosas. Hubo un momento crítico con 5-5 en el segundo set, tres bolas de break en contra que salvó, que puede contar como un examen aprobado. Si realmente quiere ser leyenda, llegar a 10, 15 o 20 'grandes', deberá superar muchos otros así.

"Quería mantenerme concentrado y esperar mis oportunidades. En el primer set cometí errores y Arthur estuvo a un nivel altísimo. En el segundo set salvé un break clave. Y en el tercer set sabía que ganaría el que se mantuviera sereno. Estoy muy orgulloso de haber sacado este partido adelante, especialmente por la parte mental", aseguró el actual número tres del ranking ATP que había cedido otras veces en situaciones parecidas.

Fils, un coetáneo a tener en cuenta

Fils le empujó ante ese abismo. El francés de 20 años, actualmente en el número 15 del mundo, es un jugador en pleno despegue gracias a la velocidad de su derecha y a su dominio de la tierra batida. Campeón el año pasado del ATP de Hamburgo, donde derrotó a Alexander Zverev en la final, en esta gira sobre arcilla muy probablemente disfrutará de alegrías. Ante Alcaraz lo tuvo todo a su favor y si perdió fue sólo por inexperiencia.

SEBASTIEN NOGIEREFE

Como en los dos partidos anteriores, el español empezó desconectado, perdido en su servicio, errático con sus golpes -especialmente con el revés- e incluso lento en sus movimientos. En los tres primeros juegos ni tan siquiera apareció y, cuando despertó, ya había perdido el primer set. Fue un arranque extraño que fue remendando punto a punto con cierta mejora en su saque y más puntería. La dejada le volvió a funcionar de maravilla y, con ese instrumento afinado, fue encontrando el resto de su orquesta. No había espectáculo -18 golpes ganadores por 41 errores no forzados-, pero había oficio.

Después de salvar el momento clave en el segundo set, sólo necesitaba mantenerse serio para desesperar a Fils en el tercero -llegó a romper una raqueta- y asegurarse la victoria. No fue una victoria bonita, todo lo contrario, pero queda la lección aprendida.

El momento de Davidovich

Como el triunfo de Davidovich. También en un momento extraño de su trayectoria, después de caer hasta el número 42 del ranking ATP, el otro español en semifinales del Masters 1000 de Montecarlo ha recuperado su mejor tenis en una semana para el recuerdo. Después de derrotar a dos de los mejores tenistas del mundo, Ben Shelton y Jack Draper, Davidovich podría haberse congratulado, pero hizo todo lo contrario. En cuartos, ante Popyrin, apareció hambriento, más concentrado que nunca, y no permitió una posibilidad que no fuera su triunfo.

Ha disputado ocho semifinales de torneos ATP -tres en Masters 1000- y nunca ha acabado siendo campeón: más preparado que nunca, ante Alcaraz tendrá una nueva oportunidad.

Alcaraz avanza en Montecarlo mientras caen el resto de favoritos: algo pasa en el tenis

Alcaraz avanza en Montecarlo mientras caen el resto de favoritos: algo pasa en el tenis

Reciente campeón en Indian Wells, Jack Draper disfrutaba del mejor momento de su carrera, incluso se le había visto sonriendo algún que otro día, hasta que este jueves cayó en octavos del Masters 1000 de Montecarlo ante Alejandro Davidovich. Andrei Rublev, en dinámica totalmente inversa, con muchas derrotas feas sobre sus hombros este año, esperaba revivir sobre la tierra batida, pero igualmente perdió ante Arthur Fils en su segundo partido en el Principado. Antes que ellos, Alexander Zverev, Novak Djokovic y Holger Rune habían desaparecido del cuadro por sorpresa, y después Casper Ruud se derrumbó en una batalla de tres horas ante Alexei Popyrin.

Al final, en cuartos de final del torneo monegasco, este viernes, sólo habrá un máximo tres jugadores en el Top 10 del ranking ATP: Carlos Alcaraz, Stefanos Tsitsipas si gana a Nuno Borges y el vencedor del duelo entre Daniil Medvedev y Alex de Miñaur.

Una rareza histórica. Después de dos décadas de duelos entre los mismos, con contadísimos tropiezos del Big Three, el tenis masculino se ha sumido en la irregularidad. Con Jannik Sinner ausente por sanción, en los Masters 1000 ya disputados ha habido campeones sorprendentes -Draper y Jakub Mensik- y parece que eso se repetirá en esta gira sobre arcilla. De hecho, sólo hay un candidato a dominador, a levantar varios de los trofeos que se entregarán antes de Roland Garros: Alcaraz.

Pese a su inconsistencia y a la mala racha esta temporada, el español es el único favorito capaz de vencer con cierta ventaja sobre sus rivales. Si en segunda ronda, ante Francisco Cerúndolo, dominó a partir del segundo set; este jueves, en octavos ante Daniel Altmaier, suyo fue todo el partido. Hubo problemas que resolver, vaya si los hubo, pero lo hizo sin exponerse a una eliminación en Montecarlo.

Ante Altmaier todo lo que padeció con su saque -apenas metió el 50% de primeros, salvó hasta nueve bolas de break- lo suplió con magia. En su momento más crudo, de hecho, dejó un globo entre las piernas que aparecerá entre los mejores golpes de la temporada. Al final, venció por 6-3 y 6-1 en una hora y 26 minutos y este viernes se medirá a Fils entre el peligro. Las derrotas de todos sus rivales potenciales le deberían servir como advertencia y, sobre arcilla, la mejor superficie para su tenis, puede hacerse con el trono que anda desocupado.

Alcaraz remonta un set a Cerúndolo y pasa a octavos en su debut en el Masters 1000 de Montercarlo

Alcaraz remonta un set a Cerúndolo y pasa a octavos en su debut en el Masters 1000 de Montercarlo

Actualizado Miércoles, 9 abril 2025 - 16:32

Carlos Alcaraz espantó las dudas iniciales, las que le llevaron a perder el primer set, y de forma contundente, de menos a más, terminó por arrollar al argentino Francisco Cerúndolo (3-6, 6-0 y 6-1) para alcanzar los octavos de final del Masters 1.000 de Montecarlo, en los que le espera el alemán Daniel Altmaier.

Todas las sensaciones se agolparon en la puesta en escena en Montecarlo del número tres del mundo, que persigue el número dos después de la precipitada eliminación del alemán Alexander Zverev en su primer compromiso. Incertidumbre y algo de decepción primero. Aliento, explosión y confianza después.

Alcaraz empezó errático, con cierta falta de adaptación a la superficie de arcilla. Sin asumir el intercambio de golpes. Precipitado y sin precisión. Pero en cuanto se asentó, aceleró y mostró la enorme diferencia entre un ganador de cuatro títulos del Grand Slam y un buen jugador, batallador, vigésimo segundo en el ránking y en crecimiento que terminó por asumir, resignado, su inferioridad.

Una exhibición de dejadas en el tercer set que terminó por desarbolar al sudamericano ejemplarizaron el nivel de confianza del murciano, que no jugaba en el Principado desde 2022, cuando cayó en primera ronda contra el estadounidense Sebastian Korda. Los dos años siguientes, por lesión, no pudo formar parte del cuadro del torneo.

Inició con éxito su recorrido por la temporada de arcilla el campeón en Róterdam este año y que el curso pasado demostró su destreza en polvo de ladrillo cuando ganó todos sus partidos excepto la final de los Juegos Olímpicos de París. Fue plata. Previamente, logró su primer Roland Garros.

En esa línea se mueve Carlos Alcaraz, que llevaba tres semanas sin pisar una pista. Desde que cayó en primera ronda del Masters 1.000 de Miami. Un revés que levantó las sospechas sobre su momento, su devenir.

Alcaraz inició la carrera hacia el segundo lugar del podio que dejó libre Zverev con una puesta en escena irregular, superado por el entusiasmo de Cerúndolo, al que había ganado en las dos ocasiones previas en el circuito aunque ninguna sobre arcilla. Fue una semanas atrás en pista dura, en Indian Wells, y otra antes, el pasado año, en hierba, en Queens.

Cerúndolo, especialista en arcilla, peleón y con talento, no le había conseguido ganar un set al español. Lo hizo en Montecarlo después de enderezar un mal comienzo. Cerúndolo, que se topó con un 2-1 y el saque en contra, se asentó, se sintió a gusto y ganó cuatro juegos del tirón para dejar sellada la manga.

Estaba con ventaja el argentino, que nunca en sus dos participaciones anteriores había superado la segunda ronda de Montecarlo. Disfrutaba de su momento el bonaerense, que en primera ronda ganó a Fabio Fognini y que este año fue finalista en Buenos Aires, donde perdió con el prometedor Joao Fonseca. El español no acertaba. Trece errores no forzados, más del doble que su rival, explicaron su mal juego.

Es lo más meritorio de 2025 del argentino, que se vio superado después. Dejó de lado las dudas Alcaraz y recuperó su mejor juego. No dio opciones y arrolló en el siguiente set a su rival. Puso las cosas en orden el español con un parcial de 7-0 que le dio el segundo parcial y la ventaja en el tercero, el definitivo. Dio la sensación de que Cerúndolo intentaba resurgir, pero Alcaraz ya estaba en modo imparable, rápido de piernas y acertado.

Las dejadas en momentos clave propiciaron la rendición definitiva del sudamericano y la clasificación de Alcaraz para octavos. Ahí se encontrará con el alemán Daniel Altmaier, procedente de la previa que venció al francés Richard Gasquet por 7-5, 5-7 y 6-2.