Una genialidad de Aitana Bonmatí deja a España a un paso de la gloria
De la cama de un hospital con meningitis a golpear una pelota, casi desde la línea de fondo, para encontrar el único hueco posible. Aitana Bonmatí, la genio que nadie podía atar a un banquillo hace una semana, apareció en la prórroga para tumbar el muro de Alemania y conducir a España a la gloria de su primera final de Eurocopa. El abrazo de todo un equipo encerraba sueños compartidos y lágrimas bajo el cielo lluvioso de Zúrich. España luchó para ser campeona del mundo y, aún con más fuerza, buscará serlo del continente. Siempre dejando los cristales de los techos a su paso. Queda el de Inglaterra en Basilea para abrazarse a la historia.
No fue nada fácil para España ir desajustando a una selección que funciona como una perfecta cadena de montaje. Las jugadoras de Christian Wück saben con los ojos cerrados dónde se sitúa cada compañera para encontrarla siempre en ventaja. Vigilancias sobre Patri, Alexia y Aitana para asfixiar el juego de España, llevando el partido a jugarse en 20 metros del centro del campo, donde cualquier error o falta de presión servía para correr hacia Cata Coll. Eso quiso Bühl por la orilla izquierda nada más arrancar el partido, pero apareció Ona Batlle para exhibir por qué es la más rápida del torneo. Tuvo otra la alemana que le regaló Berger con un saque larguísimo que saltó todas las líneas para dejarla ante un remate franco que cruzó en exceso.
Le estaba saliendo el plan a las germanas mientras España no encontraba las herramientas con las que desmontar su estructura. Lo intentaba Clàudia Pina, cosida a golpes por Wamser, pero Montse Tomé veía desde el banquillo cómo a sus jugadoras les costaba. Tanto que mandó a calentar a Salma Paralluelo y a Athenea. Tardaron en salir, pero se demostró que eran la chispa.
Poco a poco, Alemania perdió algo de gas y echó mano de Berger, dispuesta a volver a ser una heroína. A prueba la puso Esther, primero armando la pierna ante un centro de Olga Carmona. Después, intentando cazar un balón filtrado al área tras un córner. Venía encontrando la granadina algunas vías y sólo Hoffmann consiguió frenar ese empuje con una carrera en fuera de juego. La selección, acercándose el final de la primera parte, se instaló cerquita del área. De los saques de esquina de Pina, envenenados, nacieron las mejores oportunidades, los cuerpeos de Esther con las centrales y un testarazo de Irene Paredes a la cepa del poste en el minuto 41. En la frontal empezaron a aparecer Alexia, Aitana y Mariona, que sacó un disparo rozando también el palo. Ante el vendaval, emergió Berger para hacerle un paradón de nuevo a Esther, con un control maravilloso a un balón largo de Patri Guijarro, y hacer la portería pequeña para el latigazo de Pina, que trató de esquivar su cuerpo.
Poco cambió tras el descanso. Intensa Alemania para maniatar el talento y castigar el más mínimo error. Volvieron a ser las primeras en pisar el área, pero volvieron a sostenerse en su guardameta, que intuyó cómo lo intentaría la incombustible Ona Batlle. El paso adelante se notó y dejó algunos huecos que no habían aparecido en la primera mitad. Se aprovechó de uno de ellos Aitana, a quien Mariona encontró en el área y se acomodó un tiro que, cuando parecía burlar a Berger, salvó Kleinherne. Eso sí, Cata Coll también apareció para, de rodillas, salvar un envenenado remate de Bühl.
Agitación y dominio
España volvía a crecer y Tomé buscó más desconcierto mandando al campo a Salma Paralluelo. Velocidad y colmillo. Aunque la más clara se le escapó a Aitana, quien no pudo empujar un centro raso de Pina que se paseó por el área pequeña. Crecían las campeonas del mundo, aprovechando que las piernas ya les pesaban a las alemanas y dejaban espacios. Para eso, Athenea del Castillo. Justo cuando España agobiaba triangulando y encontrándose fácil en el área, Berger tiró de veteranía. Se fue al suelo, con la mano en la rodilla y la colegiada brasileña Edina Alves paró el partido. Alemania cogía aire y volvía a ser protagonista con una falta directa al borde del área que Bühl enviaría ajustada al palo izquierdo de Cata.
Fue Salma la que primero pudo evitar la prórroga, primero con un taconazo para habilitar un remate a bocajarro que nadie buscó y después en un centro de Athenea que no cazó por milímetros. Sin embargo, en el último segundo, España respiró cuando Cata Coll sacó un cañonazo de Senb que, tras tocar en María Méndez, se colaba y también el rechazo que, con el alma, enganchó Wamser.
La prórroga la encendieron entre Salma y Athenea, pero la portería germana tenía un cerrojo... hasta que encontró Aitana la llave y Cata Coll puso el candado.