Juanjo López, el médico de Alcaraz y su cambio de hábitos de vida: “Apenas podía moverme y dije: ‘Hasta aquí'”

Actualizado Lunes, 3 junio 2024 - 22:42

Cuenta Juanjo López, traumatólogo y médico de Carlos Alcaraz, que hace unos años tocó fondo. Mucho estrés, poco ejercicio, mucho sueño... y al final la espalda crujió. «Sufrí una lumbalgia aguda, apenas podía moverme. Estábamos en el pueblo de mi mujer, embarazada de ocho meses, y tenía que ayudarme su abuela, la bisabuela de mis hijos. Entonces dije: 'Hasta aquí'. Pedí una excedencia de mi trabajo en la sanidad pública y cambié de hábitos: empecé a entrenar más, a cuidar mi alimentación, a descansar mejor», recuerda López que ahora publica un libro 'Hábitos para ser el número 1' (Espasa, 2024), donde ofrece consejos, recuerda su proceso de transformación y relata lo que vino después: ahora viaja con Alcaraz y está centrado en sus cuidados.

Si el tenista, que este martes se enfrenta a Stefanos Tsitsipas en cuartos de Roland Garros (no antes de las 20.15 horas, Eurosport), sufre algún dolor, ahí está López para ayudarle.

Trabajaba como traumatólogo infantil, experto en anomalías como el pie zambo, y ahora cuida de Alcaraz. ¿Cómo fue el cambio?
Muy progresivo. Cuando sólo era un niño, a los ocho años, le hice su primera revisión. Su padre era mi profesor de tenis, yo era residente de traumatología y venía al hospital [el Virgen de la Arrixaca de Murcia] para que lo valorara. Por supuesto no sabía que iba a ser tenista. A los 14 años, cuando logró sus primeros puntos ATP, pasé a ser parte de su equipo. Recuerdo que ya le hicimos unas plantillas para que su pisada fuera perfecta, que su desgaste físico fuera simétrico.
¿Sufrió Alcaraz en la adolescencia? Suele ser una época de dolores.
Es cierto, lo es, pero no, Carlos no sufrió dolores de crecimiento. Tan sólo recuerdo que pasó por una patología de rodilla habitual en adolescentes que se llama Osgood-Schlatter. Ocurre cuando el cartílago está todavía abierto y se inflama de forma episódica por culpa de la tracción repetida. Le obligó a parar un tiempo. Pero sobre los 16 años ya le cambió el cuerpo y con el trabajo de fuerza, se hizo el tenista que es. También le ayuda mucho la genética privilegiada que tiene. P. ¿Tuvo claro
¿Tuvo claro dejar su plaza en el hospital para empezar a viajar con Alcaraz?
No, no, no lo tuve claro. Siempre había querido trabajar en el ámbito del deporte, pero cuando haces una residencia en un hospital y obtienes una plaza, abandonar esa plaza es complicado. Pedí la excedencia antes de que Carlos ganara el US Open de 2022, fue una apuesta. Pero quería dar una medicina de calidad y cada vez me costaba más. En el hospital llegué a atender a 69 niños en un mismo día, así es imposible hacer buena medicina. Afectaba al paciente y me afecta a mi. De ahí vinieron mis problemas de espalda.

Un rival le lanza una dejada y Alcaraz corre a salvar la bola. ¿Cierra los ojos para no mirar?
Alguna vez sí. Sufro en cada carrera, la verdad. Si Carlos tiene una lesión me siento responsable. Pero hay cosas que no puedo controlar. Ni yo ni Carlos. Si se tuerce el tobillo sólo podemos tratarlo y que se recupere bien lo más rápido posible.
Rafa Nadal ha jugado infiltrado, Paula Badosa lo ha hecho este mismo Roland Garros. ¿Se puede ser profesional y no vivir con dolor?
Es difícil. Deporte profesional y dolor van cogidos de la mano. Pienso en la prótesis de cadera de Andy Murray y en cómo afectará a su vida. Por eso con Carlos pensamos en el corto plazo, pero también en el medio y el largo. Es importante que dispute este Roland Garros, pero también que esté sano para Wimbledon y los Juegos Olímpicos y que, cuando acabe su carrera, dentro de muchos años, pueda vivir con salud. Hay que tenerlo todo en cuenta.
¿Fue difícil tratar la reciente lesión en el antebrazo derecho de Alcaraz?
Fue un proceso duro, siempre es difícil. Cuando actúo yo es porque algo malo está pasando. Para mí el torneo ideal fue el último Open de Australia: no tuve que darle a Carlos ni un analgésico, no sufrió ningún problema. Hay que tener en cuenta que los jugadores tienen una serie de compromisos con los torneos y los sponsors y esos compromisos a veces chocan con su salud. Mi papel es mirar por la salud de Carlos.

Carlos ha confesado muchas veces que abusa del móvil, un mal de estos tiempos. En su libro explica cómo combatir esa adicción.
Precisamente Carlos está ahora leyendo mi libro, tratamos de instaurarle el hábito de la lectura porque es un gran remedio. Él sabe que el robo del tiempo es tremendo y que el descanso es básico para el rendimiento. Son cosas a mejorar. Lo ideal es dejar de tocar el móvil dos o tres horas antes de dormir, aunque para los jóvenes eso es muy difícil porque la vida fluye por esa vía. Además la dopamina que generan los vídeos causa adicción. Pero Carlos sabe que eso es negativo y está cambiando el hábito.
Todo el equipo de Alcaraz es una piña, siempre van juntos, siempre se animan. Es inhabitual en el circuito.
Totalmente. Con Carlos todo es muy familiar, muy sencillo, es un buen chico, es divertido y hace que creas en el proyecto. Todos en el equipo remamos en la misma dirección, se nota la unidad. Además, todos estamos cediendo muchas cosas a favor de Carlos. Echamos mucho de menos a la familia, nos perdemos cosas en casa y estar juntos nos ayuda.
Cuentan que usted de joven se asomó al tenis profesional.
No, no, fui cabeza de ratón. Gané algún torneo a nivel de club, simplemente. En cuanto jugué dos previas de torneos future me dieron por todos los lados. Me lo pusieron fácil, me enviaron a estudiar.

Djokovic sobrevive cojo a otra odisea de cinco sets y carga contra Roland Garros: “Me habéis fastidiado la rodilla, resbalo todo el rato”

Actualizado Lunes, 3 junio 2024 - 21:11

Cuentan que el domingo, justo después de vencer en cinco sets a Lorenzo Musetti en tercera ronda de Roland Garros, Novak Djokovic salió de las instalaciones del bosque de Boulogne poco antes de las seis de la mañana y llegó a su hotel cuando ya había amanecido en París. El caos organizativo del Grand Slam parisino le había llevado a jugar de madrugada y, sin descanso, entre partidos de tanta exigencia, le había expuesto al riesgo. Este lunes, 'crac'.

En octavos de final ante el argentino Francisco Cerundolo, el serbio sólo aguantó sano un set, se rompió al empezar el segundo y tuvo que sobrevivir cojeando para vencer otra vez en cinco tiempos por 6-1, 5-7, 3-6, 7-5 y 6-3.

BERTRAND GUAYAFP

Durante más de tres horas, Djokovic ofreció muestras de dolor en la parte anterior de la rodilla derecha, pidió ayudó a los fisioterapeutas en repetidas ocasiones, renunció a devolver varias dejadas, pero finalmente venció. Con uñas y dientes salvó su trono como vigente campeón y, a la vez, el número uno del ranking ATP. Todavía sostiene ese honor ante el empuje de Jannik Sinner.

A veces, veloz; a veces, roto

Los gestos de Djokovic en la pista central, a ratos inmóvil, fueron la mayor denuncia hacia la dirección del torneo, aunque él se extendió en protestas hacia el juez de silla por motivos diversos. "Me habéis fastidiado la rodilla. La tierra no está bien. Estoy resbalando todo el rato. Te digo que tenéis que limpiar los fondos más a menudo", reclamó el serbio a la árbitra, Aurelie Tourte, que le replicó que la arcilla no se podía barrer más. Era el inicio del segundo set.

Hasta entonces Djokovic parecía lanzado hacia una victoria plácida, una jornada tranquila. A partir de entonces, fue un ejercicio de resistencia muy propio, tantas veces visto. Durante mucho rato, parecía una alma en pena. Al final del encuentro volaba por la pista. "Las luces están muy fuertes y todavía es de día", se quejaba también Djokovic a Tourte, que ya no sabía qué contestar.

Djokovic reclama a la juez de silla, este lunes.

Djokovic reclama a la juez de silla, este lunes.EMMANUEL DUNANDAFP

A mediados del cuarto set, con un break en contra, Djokovic pasó su peor momento, dominado, derrotado. Cerúndolo llegó a las puertas de la mayor victoria de su carrera, de alcanzar por primera vez los cuartos de final de un Grand Slam, pero entonces dudó. Un par de fallos dieron vida a Djokovic y ya no hubo perdón. El serbio se volvió a convertir en un tenista salvaje, en el mito que es, y se llevó el encuentro sin dudarlo.

Cuando acabó el encuentro, en la habitual ronda de preguntas sobre la pista, Djokovic no quiso hablar de su dolencia, agradeció su ayuda al público de la Philippe Chatrier y se marchó con su enfado. Si los tenistas normalmente permiten tres o cuatro preguntas, él se fue tras la primera. No quería extenderse en su denuncia. Cojeando, con dolores, había sobrevivido a otra odisea de cinco sets y, esta vez sí, esta vez a una hora lógica, podía marcharse a descansar.

¿Por qué Alcaraz ha cambiado su saque? “Me permite pegar más arriba”

Actualizado Domingo, 2 junio 2024 - 23:18

«Te has fijado, eh. Se nota que tienes buen ojo», le reconoce Carlos Alcaraz a Mats Wilander, tres veces campeón de Roland Garros y ahora comentarista para Eurosport, cuando éste le pregunta por el último cambio que ha hecho en su juego. A sus 21 años y con dos trofeos de Grand Slam en las estanterías de su casa, ya no hay lugar para revoluciones, con su actual derecha y su actual revés irá al final del mundo, pero hay un golpe que ha mejorado en las últimas semanas: el saque. Hasta llegar a París, Alcaraz detenía dos veces el ascenso de la raqueta para llegar al golpeo y ahora sólo hace una parada. Por eso todo el movimiento es diferente. Por eso todo el movimiento es más efectivo y más fuerte.

ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP

Como hizo en el partido previo ante Sebastian Korda -cuando llegó a sacar a 217 km/h-, este domingo en su victoria en octavos de final ante Félix Auger-Aliassime por 6-3, 6-3 y 6-1 elevó el número de puntos ganados con su primer servicio. Del 71% de media a lo largo de su carrera a un 75% que le ayudó a completar un partido redondo, magistral, perfecto. Este martes ante todo un Top 10 del ranking mundial, Stefanos Tsitsipas, pondrá a prueba su nueva arma, aunque es un cambio a largo plazo. El propio Alcaraz lo explicaba.

¿Por qué es diferente este nuevo saque?
Ahora no hago una parada y el movimiento me permite ir un poco más arriba. Tanto de piernas como de brazos todo es más dinámico. Es un cambio que me viene bien para impactar a la bola más arriba y así ganar dirección y potencia. Me permite mejorar todo un poquito.

En el tenis de formación muchas veces se enseña un saque con dos paradas porque es más sencillo de ejecutar y permite más control de la raqueta, pero en el tenis profesional varios jugadores lanzan el golpe con sólo una parada para exagerar su peligro. «Siempre es mejor sacar en un tiempo que en dos porque así el saque es más fluido, hay más balance, más fuerza. Normalmente se hace el cambio buscando más agresividad, aunque al final también lleva a menos errores. Si no te fijas no te das cuentas, pero es un cambio que le puede venir muy bien a Carlos», analiza Jordi Arrese, que en París llegó hasta cuatro veces a tercera ronda, antes de pasar a ser entrenador, capitán de la Copa Davis y ahora, también comentarista en televisión.

Trabajo durante la lesión

Entre todas las fortalezas de Alcaraz, el saque siempre se ha considerado el aspecto de su juego con más margen de mejora y ahora está en ello. Le ayudó su lesión en el antebrazo derecho, por muy raro que parezca. En los dos meses entre el Masters 1000 de Miami y Roland Garros, Alcaraz estuvo semanas sin poder golpear en los entrenamientos y sólo pudo jugar una semana, en el Mutua Madrid Open, así que tuvo tiempo para descubrir el nuevo movimiento y repetirlo y repetirlo y repetirlo. En una temporada normal hubiera tenido que esperar al invierno para pensar en cambios. De los malos momentos sacó algo bueno.

Thibault CamusAP

«Estoy muy contento por el nivel que estoy mostrando, sin bajones en todo el partido, me siento muy bien», analizaba Alcaraz sobre su victoria ante Aliassime, al que pasó por encima de principio a fin. En una profunda crisis de confianza y con ciertas molestias físicas -reclamó el fisioterapeuta en segundo set-, el canadiense apenas peleó. Si lo hubiera hecho seguramente hubiera perdido contra la derecha ganadora del español, sus continuas dejadas, sus increíbles 'passing shots', pero el espectáculo hubiera sido otro. Tampoco le ayudaron las continuas rachas de viento. En los primeros seis juegos, tiró 11 'drives' fuera, un desatino del que no se recuperó: al final, hizo 39 errores no forzados y 11 'winners'.

Al final, un duelo plácido para Alcaraz que ahora espera a Tsitsipas, su rival preferido. Hasta cinco veces se han enfrentado y cinco veces ha ganado el hoy número tres del ranking ATP en todas las superficies, en todas las situaciones. Desde aquel triunfo en el US Open de 2021 cuando era sólo un niño, el dominio de Alcaraz se ha ido exagerando hasta llegar a los encuentros del año pasado. Tanto en la final del Trofeo Conde de Godó como en los cuartos de final del último Roland Garros -precisamente la misma ronda-, el español venció sin conceder ni un set al griego. «Sé cómo ganarle, sé cómo hacerle daño, pero eso no quiere decir que pueda jugar al trantrán. Tendré que dar mi 100% porque está haciendo un gran tenis», finalizó Alcaraz con uno de sus instrumentos, el saque, todavía más afinado.

Nadie discute al mejor Alcaraz: disfruta ante Aliassime y ya está en cuartos de Roland Garros

Actualizado Domingo, 2 junio 2024 - 16:32

"Cada vez somos más peligrosos", proclama Carlos Alcaraz y habla de Novak Djokovic y Jannik Sinner, que van avanzando rondas, pero también habla de él mismo. Cada partido que juega, cada partido que gana, es más rápido, afina más sus golpes, en definitiva, es más Alcaraz. Ya es el mejor Alcaraz. Por culpa de su lesión en el antebrazo derecho, llegaba a Roland Garros con "bajas expectativas", pero con una semana de entrenamientos multiplicaba su confianza y después de su debut reconocía que el sol asomaba en el horizonte. Ahora no hay duda: el título en París es su único objetivo.

Después de vencer en octavos de final a Félix Auger-Aliassime por 6-3, 6-3 y 6-1 en dos horas y 20 minutos ya no puede evitar ser el favorito.

Los otros dos grandes aspirantes, Djokovic y Sinner, han mostrado más dudas, pero a Alcaraz nadie le discute. Sólo en segunda ronda, en aquella extraña desconexión ante Jesper de Jong, vivió una mínima sensación de peligro. Desde entonces, ante dos Top 30 de su generación como son Sebastian Korda y Aliassime, dos demostraciones de su excelso tenis. El próximo martes, en cuartos de final, se enfrentará ante Stefanos Tsitsipas, el primer tenista entre los 10 mejores de la lista contra el que se mide en Roland Garros.

Dos tareas pendientes de Alcaraz

Pese al balance contra el griego (cinco victorias, la última en Roland Garros 2023, y cero derrotas), encontrará seguro más competencia. Porque frente a este Alcaraz, ante el mejor Alcaraz, sólo se puede responder con mucho talento y mucha lucha y este domingo Aliassime sugirió lo primero, pero no lo segundo. Aquel jugador que deslumbró en 2021 ha ido desapareciendo por la falta de confianza y en la Philippe Chatrier apareció para aceptar la derrota.

Christophe EnaAP

Con ciertas molestias físicos -reclamó el fisioterapeuta en segundo set-, apenas peleó. Si lo hubiera hecho seguramente hubiera perdido contra la derecha ganadora del español, sus continuas dejadas, sus increíbles 'passing shots', pero el espectáculo hubiera sido otro. Al canadiense tampoco le ayudaron las continuas rachas de viento. En los primeros seis juegos, tiró 11 'drives' fuera, un desatino del que no se recuperó: al final, hizo 39 errores no forzados y 11 'winners'.

En la lista de posibles mejores de Alcaraz, ahora sólo quedan dos. La primera suele ser anecdótica, pero en un duelo ajustado podría no serlo. En sus cuatro partidos en Roland Garros ha perdido su primer servicio; de entrada, siempre, un break en contra. En todas las ocasiones ha recuperado pronto el empate, pero el peligro está ahí. Y su segunda tarea pendiente son las oportunidades de ruptura. Es un cometido en el que ya trabaja, pero este domingo ante Aliassime volvió a evidenciarse esa necesidad. De las siete primeras sólo convirtió una, luego todo fue más sencillo. "Cada vez somos más peligrosos", proclama Alcaraz y habla de los mejores, pero el más peligroso de todos es él.

El caos organizativo de Roland Garros obliga a Djokovic a ganar a Musetti a las tres de la madrugada: “Si hay alguna fiesta me apunto”

Actualizado Domingo, 2 junio 2024 - 07:06

"Veo que todavía hay niños por aquí. ¿Qué hacéis aquí? Deberíais estar durmiendo. A mi me va a costar mucho dormir con la adrenalina que llevo, así que si hay alguna fiesta me apunto". Eran las 3:08 de la madrugada en París cuando Novak Djokovic, feliz por seguir vivo en Roland Garros, bromeaba ante el público de la Philippe Chatrier y salvaba así a la organización del torneo.

En aquel instante, después de salvar su partido ante el italiano Lorenzo Musetti, cualquier cosa hubiera podido pasar. En caso de derrota quizá el serbio habría puesto el grito en el cielo. Si Iga Swiatek, la número uno de la WTA, se quejó por el ruido en las gradas... ¿Qué hubiera dicho de jugar plenamente de madrugada? Pero Djokovic, alegre, juguetón, simplemente hizo un chiste con la hora. En la pista central del Grand Slam parisino, en un ambiente de after, los aficionados celebraron sus palabras, aunque previamente habían empujado a Musetti.

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Porque el italiano de 22 años estuvo cerca, muy cerca, muy, muy cerca de la victoria de su vida. Como en otras ocasiones, Djokovic se asomó al abismo, sonrió y saltó. Musetti llegó a ganarle dos sets, pero el serbio aceleró entonces para llevarse el encuentro por 7-5, 6-7(6), 2-6, 6-3 y 6-0 en cuatro horas y 29 minutos. La actuación del todavía número uno del ranking ATP es imposible de analizar.

En los primeros sets se le notó cansado, exhausto, jadeando después de los intercambios largos, incapaz de poder seguir el ritmo. Desde hace días se especula sobre alguna lesión o alguna dolencia oculta que provoque sus extraños movimientos, pero él lo niega. Y razón tendrá pues en los últimos sets volvió a ser el Djokovic de cerca, un tenista iracundo, el amo del circuito. El serbio necesita levantar su 25 Grand Slam para no perder el número uno ante Jannik Sinner y ahora no se puede descartar que lo haga.

El set de Dimitrov

Más bien todo lo contrario. Si es capaz de remontar así puede ser capaz de cualquier cosa. En octavos de final se enfrentará al argentino Francisco Cerúndolo, aunque antes deberá recuperar del tute al que le obligó la organización de Roland Garros. Porque su partido se alargó, es cierto, pero se jugó de madrugada por otro motivo: empezó justo antes de que tocaran las 23.00 horas.

Por culpa de la lluvia incesante, el torneo lleva días añadiendo partidos a los horarios de las dos pistas centrales, la Philippe Chatrier y la Suzanne Lenglen, y este sábado se la jugaron a todo o nada. Antes de que empezara el Djokovic-Musetti había un hueco de un par de horas y colocaron ahí el enfrentamiento interrumpido entre Zizou Bergs y Grigor Dimitrov. Si el búlgaro vencía en tres sets todo iría rodado, pero lo hizo en cuatro y el planning se descuadró. Años atrás, antes de que existiera la sesión nocturna, la única que emite en Francia la tele de pago -Amazon Prime-, los partidos en Roland Garros se interrumpían a la medianoche. Este sábado Djokovic casi empieza a esa hora. Suerte que se lo tomó con humor.

Badosa recuerda quién es antes de perder ante Sabalenka en una Philippe Chatrier abarrotada

Actualizado Sábado, 1 junio 2024 - 16:36

«Estoy en el camino. Es un proceso largo, pero estoy intentando disfrutar del camino. Mi tenis está ahí y, si me respeta la espalda, ojalá pueda volver arriba», reclamaba Paula Badosa y en ese condicional está ahora su carrera. Si le respeta la espalda, si le aguanta el físico, si su cuerpo le permite seguir. La española, ahora 139 del ranking WTA, ya confesó que estaba jugando infiltrada en Roland Garros, como hizo en el Masters 1000 de Roma, que su fractura en la cuarta vértebra le martiriza, pero si puede convivir con ese dolor, le sobra tenis para discutir a las mejores. Aquella Badosa que fue número dos del ranking WTA en 2022 sigue sobre la pista.

En tercera ronda del Grand Slam francés lo confirmó ante la bielorrusa Aryna Sabalenka, su mejor amiga en el circuito y su mejor rival, pues comparten estilo de juego. Perdió por 7-5 y 6-1 en una hora y 16 minutos, pero demostró que no se ha olvidado de moverse, de golpear, de luchar como hizo antes de que empezara su calvario. «El año pasado estaba en casa viendo Roland Garros por la tele, tumbada en el sofá, y estoy agradecida por esta oportunidad. He jugado un buen primer set», analizaba y en efecto.

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El marcador engaña, como tantas otras veces, pero Badosa pudo vencer a la actual número dos del mundo, la campeona del último Open de Australia. En el primero tuvo un 3-5 con saque a favor para llevarse el periodo. Hasta ese momento se había visto una Badosa pletórica. Al contrario que en sus duelos de primera y segunda ronda ante Katie Boulder y Yuliya Putintseva, entró en la pista con una concentración plena. El patrón de juego estuvo definido desde entonces: dos tenistas pegando golpes desde el fondo de la pista, a ver quién pegaba más duro, a ver quién pegaba más fuerte. Sabalenka, maestra en la materia, cometió algunos fallos y Badosa le castigó y le castigó y le castigó. Con el saque como condena y no como privilegio, la española convirtió las tres opciones de break que tuvo mientras la bielorrusa dejaba pasar hasta ocho en ese periodo.

El momento de Sabalenka

Luego el partido cambió por completo. Frente a la cima de la victoria, Badosa se frenó y, ante el abismo de la derrota, Sabalenka aceleró. La actual número dos de la lista, la única que discute el dominio de Iga Swiatek, demostró los motivos de ese estatus y a base de golpes, ¡bum!, ¡bum!, ¡bum!, ¡bum!, lo giró todo. Del 3-5 se pasó al 7-5 y Badosa, ya desanimada, sólo pudo salvar la honra en el segundo set. Pese a todo se mostró serena. «En ese momento decisivo me han empezado a caer winners por todos los lados, me he puesto un poco nerviosa y una jugadora del nivel de Alyna te hace pagar estos fallos», reconoció la española, tranquila tras el encuentro. Si en las dos rondas anteriores había pasado de la angustia a la euforia y de la euforia al cabreo, este sábado fue en el primer set la Badosa concentrada que levantaba títulos.

Le ayudaba no tener nada que perder, pues no era la favorita. La ayudaba verse en un escenario como la Philippe Chatrier, una pista central que no pisaba desde la primera ronda de hace dos años ante Fiona Ferro, una pista central que se llenó para animarla. Ahora disputará el dobles mixtos con su pareja, Stefanos Tsitsipas, parte de su recuperación, según indicó. «Tenemos una relación muy bonita. El tenis puede ser muy duro y se vuelve más humano, más divertido, si lo compartes con alguien a quien quieres», exponía Badosa, atada ahora mismo a un condicional. Si el físico le aguanta, le sobra tenis para discutir a las mejores.

El silencio se rompe en el tenis. ¿Cómo acostumbrarse al ruido? “Hasta me han escupido un chicle”

Actualizado Sábado, 1 junio 2024 - 13:33

David Goffin alzó la voz: «Algunos seguidores están aquí para molestar y no para animar. Los jueces de silla deberían intervenir, hoy uno me ha escupido un chicle. Muchos jugadores se quejan, hay ese sentir en el vestuario». Iga Swiatek, la número uno del mundo, le replicó dirigiéndose a la grada de la Philippe Chatrier: «Por favor, no gritéis durante el juego. Esto es serio para nosotras, estamos jugando por mucho dinero y puntos. Espero no convertirme ahora en una de esas jugadoras que no les gustan y a las que la abuchean». Y finalmente Novak Djokovic, también número uno, cerró la denuncia: «Quiero que los aficionados animen, que canten, pero a veces se pasan de la raya, es irrespetuoso. He vivido lo que vivió Goffin y apoyo sus quejas, hay que plantar cara a esos espectadores».

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Roland Garros no es una caldera. Está muy lejos del ruido de cualquier partido de fútbol, de baloncesto, está lejos incluso del ambiente de la antigua Copa Davis. Pero los tenistas están acostumbrados al silencio absoluto. Y éste en París a veces se rompe, cada vez más. En su partido de segunda ronda ante Casper Ruud en la Suzanne Lenglen, Alejandro Davidovich se encontró con una aficionada que le daba indicaciones siempre que se acercaba al lateral a secarse el sudor y, al final, el español avisó del palique al juez de silla. El árbitro no hizo nada. Pero la mujer, entonces sí, avergonzada, calló. El debate es casi tan antiguo como el mismo tenis, pero con tantos deportes ruidosos, con gritos del público en cada jugada y música de los altavoces en cada parón, cada vez es más conveniente. ¿Realmente puede sobrevivir el silencio?

Más allá de Wimbledon, donde el mutismo está tan arraigado como vestir de blanco y comer frutas con nata, el US Open siempre ha dejado fluir el bullicio y el Open de Australia lleva el mismo camino. En las últimas ediciones, de hecho, permite la libre circulación de los aficionados -sin tener que esperar a entrar y salir en los descansos- e incluso ha montado un bar, el AO Courtside Bar, desde el cual se puede seguir la acción de la pista 6. El follón es considerable. El éxito del establecimiento, también.

El alcohol prohibido (un poco)

«Nos encanta que haya emoción y que la gente se exprese. Pero seremos inflexibles en cuanto al respeto por los tenistas y el desarrollo de los partidos. Si no te portas bien o lanzas cosas a los jugadores, te expulsaremos», amenazaba Amelie Mauresmo, directora de Roland Garros, en un encuentro organizado expresamente con los enviados especiales de otros países. El objetivo era frenar la idea de que el Grand Slam parisino es un desmadre y, para eso, anunció una medida: ley seca, prohibido el alcohol. En un principio parecía que no habría más cerveza, ni champán, ni vino en todo el recinto, pero en realidad sólo se ha vetado su venta en el interior de los estadios. La mayoría de aficionados comen y beben fuera antes de entrar a las pistas así que el veto es limitado.

Si hay un problema no será la solución. Pero... ¿Realmente hay un problema? En dirección contrario a Goffin, Swiatek o Djokovic, otros tenistas ya han comentado que el alboroto no les molesta, más bien todo lo contrario. Paula Badosa, que ha jugado sus dos partidos en las pistas pequeñas anexas a la Suzanne Lenglen, donde hay ruido por todos lados, defendió la libertad del público de gritar. «Ella [Swiatek] tiene suerte de jugar todos los partidos en la Philippe Chatrier, donde no molesta el ruido de otras pistas. Pero, dicho eso, a mi no me molesta el público, todo lo contrario. Me motiva. Hace unos años fue muy difícil jugar sin público por culpa del covid y ahora estoy muy contenta con afición», aseguró la tenista que este viernes se enfrentará a Aryna Sabalenka (sobre las 14.00 horas, Eurosport) precisamente en la Philippe Chatrier, la pista central.

CAROLINE BLUMBERGEFE

En su misma línea se han pronunciado la mayoría de tenistas estadounidenses, siempre entregados al show, como Coco Gauff:«La mayoría de aficionados son respetuosos y yo cuando veo un partido como espectadora también quiero hacer ruido. Entiendo que sea difícil si alguien grita de repente, pero a mí me gusta que haya bullicio». ¿Realmente puede sobrevivir el silencio?

El mejor Alcaraz llega a Roland Garros con el puño cerrado: brillante victoria ante Korda y a octavos

El mejor Alcaraz llega a Roland Garros con el puño cerrado: brillante victoria ante Korda y a octavos

En los descansos entre juegos, Carlos Alcaraz observaba las repeticiones que ofrecía los videomarcadores de la Philippe Chartrier y analizaba las jugadas previas. No decía nada, claro, o no se le escuchaba, pero en su rostro se podía entender el golpe del que estaba orgulloso y el golpe que desaprobaba. En esos ratos lo habitual es que los tenistas observen el infinito, un punto inconcreto de la grada, y se tranquilicen, o se fustigan, o simplemente dejen la mente en blanco. Pero Alcaraz estaba estudiándolo todo, lo que había pasado y lo que iba a pasar. Estaba metido en el partido. Muy metido. Sumergido en él.

Y así le fue: en su mejor partido desde que se proclamara campeón en el Masters 1000 de Indian Wells en marzo, venció a Sebastian Korda por 6-4, 7-6(5) y 6-3 y se clasificó para octavos de final de Roland Garros. Allí se encontrará a un rival duro, tan joven como él, el vencedor del duelo entre Ben Shelton y Félix Auger-Aliassime -pospuesto por la lluvia, debe decidirse este sábado-, pero si mantiene la concentración será complicado pararle.

La tensión del tie-break

Porque después de una primera ronda demasiado sencilla ante J.J. Wolf y una segunda ronda confusa ante Jesper de Jong, Alcaraz decidió lanzarse a por el título con todo. Los miedos y las precauciones por su lesión en el antebrazo derecho quedaron atrás hace varios días. El ahora número tres del ranking está preparado físicamente y, desde este viernes, también mentalmente. Ante Korda estuvo en casi todo momento en el camino.

MOHAMMED BADRAEFE

Durante las dos horas y 40 minutos que duró el duelo se mantuvo en él, robusto, siempre brillante. Si acaso se despistó a mediados del segundo set, entregó su saque una vez y lo pagó con un tie-break, el momento más tenso del encuentro. Ahí se lo notaban los nervios, las celebraciones eran tímidas, ni un grito, ni un puño al cielo. Pero lo resolvió con maestría. Un saque prodigioso a 217 km/h -su segundo más rápido esta temporada- le adelantó en la muerte súbita y resolvió con un derechazo potente que llevaba semanas guardando. Entonces sí llegó un festejo propio, el puño cerrado, el rugido al aire. En el tercer set, resuelto rápido, confirmó su predisposición en el Grand Slam parisino.

"He estoy muy contento con mi actuación durante todo el partido, creo que he estado muy sólido, que he subido el nivel. También he podido jugar sin miedo con la derecha, de hecho en el tie-break, con ese 'winner', he pensado: 'Lo echaba de menos'", confesaba Alcaraz al finalizar el encuentro.

El peligro de Korda

La propuesta de Korda realmente podría haberle causado muchos más problemas. El estadounidense es un especialista en el saque, un dinamitero, y en tierra batida se debilita, pero igualmente es peligroso. Aunque este viernes estaba desafinado con su derecha, exigía solidez. Ante la dificultad para romperle el servicio, un mal juego situaba a Alcaraz ante el abismo, como ocurrió en el segundo set. El ahora número tres del mundo respondió a toda esa fuerza con dos argumentos.

ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP

Para empezar, enfoque en el resto. Aunque algunas bombas de Korda eran imposibles de devolver, el español lo intentaba y, en ocasiones, lo conseguía. El estadounidense apenas pudo apuntarse puntos con su saque-volea. Ya unas horas antes, en el calentamiento, Alcaraz reclamaba a su hermano Álvaro más dureza en el servicio y practicaba y practicaba y practicaba para lo que le vendría en el encuentro. Su segundo argumento fue su creatividad. Al contrario de lo que le ocurrió ante De Jong, Korda no le arrebató la red, su red. Con dejadas y contradejadas, ofrecía intercambios chisporroteantes, esos 'highlights' de los que tanto goza.

El amor de París

El público de la Philippe Chatrier se lo agradeció con varias ovaciones, aunque también estuvo animando a Korda, especialmente en el tie-break, cuando los espectadores soñaban con un duelo épico. Alcaraz tiene ya muchos fans en París, más incluso que un Novak Djokovic todavía controvertido, pero todavía le queda mucho para alcanzar el ánimo unánime que recibió Rafa Nadal en sus últimas participaciones. Es el heredero, o así se lo considera, pero le faltan galones

De entrada necesita dominar por primera vez un torneo que a las puertas de la segunda semana sigue sin sorpresas, ni en el cuadro masculino ni en el cuadro femenino. Siguen adelante los cinco mejores hombres y las cinco mujeres, con la segunda, Alyna Sabalenka, enfrentándose este sábado (14.00 horas, Eurosport) a Paula Badosa en tercera ronda. Habrá un desenlace de altura. Más si Alcaraz continúa tan concentrado.

La nueva norma del tenis que todos conocen y nadie utiliza: “Podría cambiar el juego totalmente”

Actualizado Jueves, 30 mayo 2024 - 22:44

En la menuda pista 9 de Roland Garros todo se oye y por eso cuando Paula Badosa replica a su equipo el público se entera. «Millor no em diguis res!», reclama, es decir, «¡Mejor no me digas nada!». Su entrenador, Pol Toledo, le había pedido que arriesgara con el revés, ella había arriesgado con el revés y la pelota casi acaba fuera del recinto. El error no impediría la victoria de la española este jueves ante la kazaja Yuliya Putintseva por 4-6, 6-1 y 7-5 y su pase a tercera ronda, pero sí confirma una certeza: el tenis tiene una revolución pendiente.

Para saber más

Pese a que los técnicos pueden dar instrucciones desde las gradas a las mujeres desde 2020 -antes podían hacerlo bajando a la pista- y a los hombres desde 2022, la comunicación es mínima en casi todos los casos. En la Philippe Chatrier, Nenad Zimonjic, nuevo entrenador de Novak Djokovic, le lanzaba una indicación y él miraba a su palco, ponía la oreja, cerraba un poco los ojos y se concentraba para entender algo que seguramente no entendía. Tampoco importó mucho. Al final ganó por 6-4, 6-1 y 6-2 a Roberto Carballés, pero quizá la propuesta de Zimonjic le habría ahorrado algún esfuerzo.

«Es un poco decepcionante para los que amamos este deporte y lo consideramos muy táctico. Imagínate poder dar indicaciones a un ajedrecista durante una partida. La permisión del 'coaching' durante los partidos no se está aprovechando en absoluto. Actualmente sólo se dicen cosas genéricas, palabras de ánimo, pero podría servir para mejorar aspectos específicos. Podría cambiar el juego totalmente. Estoy seguro que llegará», apunta en conversación con EL MUNDO el analista Craig O'Shannessy, impulsor del cambio que vendrá.

Como experto en táctica, trabajó con Djokovic entre 2017 y 2019 y en los últimos años ha impulsado una empresa de análisis que colabora con varios torneos y federaciones. Hay alguna compañía más, como la que dirige el ex tenista argentino Franco Davin, pero su papel todavía es secundario. Todos los entrenadores les reclaman las estadísticas en directo, la mayoría las observan durante el partido, pero raro, muy raro, es quien las utiliza para aconsejar a su pupilo. «Formamos la primera generación de analistas y, de momento, nuestro trabajo se utiliza para explicar qué ha pasado, a posteriori, no para cambiar lo que está pasando. Para mi el futuro es que haya un analista en cada palco y que éste directamente dé instrucciones al jugador», expone O'Shannessy, muy optimista con el porvenir de su oficio.

Las reticencias del circuito

Porque el tenis, un deporte atado a las tradiciones como pocos, todavía reniega de la importancia del 'coaching'. En primer lugar porque estuvo prohibido durante décadas y quien se saltaba la norma estaba muy mal visto, sobre todo en los países anglosajones. Y en segundo lugar porque es muy difícil que funcione. Son dos o tres segundos de intercambio, normalmente entre los ánimos del público, y el jugador no siempre está receptivo.

«Una indicación puede ayudar a ganar un partido, pero esa comunicación tiene que estar trabajada. Más que palabras, deben ser gestos. Por ejemplo, tocarte el hombro izquierdo si quieres que saque por la izquierda, indicarle con las manos que juegue más largo o que haga más dejadas. Hay jugadores que no hacen ni caso y entrenadores que no saben controlar sus emociones y ponen más nervioso a su pupilo», señala Javi Fernández, responsable de la Tennis Group Academy de Marbella y actual técnico de Mario González, jugador de la quinta de Carlos Alcaraz que intenta hacerse un hueco en el circuito.

"Lo más aconsejable es que animen"

«Hay muy poco tiempo y el jugador está concentrado, por eso el coaching durante el partido es complicado. Lo más aconsejable es que los entrenadores animen, que transmitan su apoyo al jugador, pero que no den muchas instrucciones. Si no, puede llegar lo que llamamos parálisis por análisis. Si en tres segundos indicas al tenista que juegue más profundo, que ataque más al revés y que salte más en el saque, lo normal es que luego cometa una doble falta. Como mucho una indicación y si puede ser comunicación no verbal, mejor», añade Miguel Crespo, doctor en psicología y entrenador de entrenadores como responsable del Departamento de Educación de la Federación Internacional de Tenis (ITF), que pese a todo cree que «el tenis evolucionará en ese sentido», más si vuelven a cambiar las reglas.

Stefanos Tsitsipas, este miércoles, en Roland Garros.

Stefanos Tsitsipas, este miércoles, en Roland Garros.CHRISTOPHE PETIT TESSONEFE

Ahora los entrenadores pueden hablar, pero sólo cuando el tenista está en su lado y no en todos los torneos. Los Grand Slam acceden, pero algún Masters 1000 todavía se resiste. «Shut up!», es decir, «¡Cállate!», le exigía Stefanos Tsitsipas a su padre, Apostolos, este miércoles en pleno partido ante el alemán Daniel Altmaier, que también terminaría ganando. Realmente el tenis tiene una revolución pendiente.

Badosa cambia el chip y se crece para meterse en tercera ronda de Roland Garros

Actualizado Jueves, 30 mayo 2024 - 14:39

Su primera hora en Roland Garros fue angustiosa: le dolía la espalda, no sentía fuerza en las piernas, quería irse. Pero ahora, superada la adversidad, entregada a las infiltraciones, Paula Badosa está disfrutando de un momento dulce. Como en el pasado Masters 1000 de Roma, la española ha recuperado su mejor tenis, su capacidad de dominar, su lectura de juego, y está en disposición de llegar lejos en Roland Garros.

Su amargura es que en tercera ronda se enfrentará a su amiga Aryna Sabalenka, la número dos del ranking ATP, y la victoria se antoja complicada. No es imposible: este abril ya le arrebató un set en Stuttgart antes de retirarse. Pero es complicada.

Para tener opciones, Badosa deberá volver a poner su talento y, sobre todo, su carácter como hizo este jueves en segunda ronda ante la kazaja Yuliya Putintseva. Como le pasó en primera ronda ante la británica Katie Boulter, la española entró al partido muy fría, parada, lenta, pero al contrario que entonces supo mantenerse a flote. Cedió el primer set, pero huyó de la angustia y en los periodos restantes fue indomable. Ni las interrupciones por la lluvia le tumbaron su ánimo salvaje. Al final venció por 4-6, 6-1 y 7-5 con un nivel excelente en la última y decisiva reanudación.

"¡Vamos, vamos!", gritaba al público de la pista 8, una de las pequeñas pistas a los pies de la Suzanne Lenglen, mientras agitaba su raqueta. En constante discusión con su equipo, como es habitual, Badosa fue construyendo su partido entre el cabreo y la decisión. "¡No me digáis nada!", llegó a reclamarle a su entrenador, Jordi Verdaguer, para acto seguido conectar una derecha ganadora muy propia. Tiene el tenis para llegar lejos en Roland Garros, ahora también el carácter, sólo le obstaculiza el cuadro.