Nicolas Vinokurov, el discreto (y enchufado) hijo del jefe que sobrevive en la Vuelta
«Es un enchufado, el niño bonito del jefe». «Si no fuera por su padre no estaría aquí». El kazajo Nicolas Vinokurov (22 años) ya se ha acostumbrado a soportar los comentarios envenenados que escucha desde 2022, cuando ingresó en el Astana, el equipo dirigido por su padre: Alexandre Vinokurov, que fue campeón en ruta en los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, ganador de la Vuelta a España 2006 y tercero en el Tour de Francia de 2003 (sólo fue superado por los defenestrados Lance Armstrong y Jan Ullrich). La trayectoria del progenitor siempre estuvo agitada por la polémica: Fue sancionado con un caso de dopaje sanguíneo y acusado de comprar el triunfo en la clásica Lieja-Bastoña-Lieja de 2010. Se retiró en 2012 e inmediatamente después pasó a desempeñar el cargo de mánager general del equipo Astana.
El hijo del jefe sobrevive en la Vuelta ejerciendo un rol muy discreto. Ocupa el puesto 148 en la clasificación general, a un hora, 51 minutos y 53 segundos del líder Ben O'Connor. Es un integrante habitual del furgón de cola del pelotón, ese que en las jornadas de alta montaña pelea para no llegar fuera de control. El pasado domingo, con una dura travesía por las cumbres de Sierra Nevada y meta en Granada, terminó en el puesto 159, sólo cuatro llegaron más tarde que él. Su mejor resultado lo cosechó en la etapa quinta, con el puesto 28, que se resolvió al sprint de Sevilla. En el resto de citas no ha conseguido finalizar entre los 130 primeros. Un ciclista anónimo de la Vuelta, que huye del farolillo rojo y sólo acapara atención por el pasado de su protector. Antes de llegar a la Vuelta, que ayer disfrutó de su primer día de descanso, participó en la Vuelta a Burgos sin apenas notoriedad. Su mejor clasificación fue un decimoséptimo puesto en la última de las cinco jornadas de la carrera. Terminó en el puesto 100.
«Muchas personas piensan que sólo conseguí un contrato gracias a mi padre, pero no se fijan en los resultados. Tendré que seguir demostrando que valgo para esto, también tendré hacer frente a esas críticas», decía Nicolas a la web WielerFlits tras ganar una etapa en el Tour de Japón de 2023.
El hijo del patrón del Astana, nacido en Niza y criado en Mónaco, se estrenó como profesional en el Tour de Omán de 2022. Su hermano mellizo, Alexandre, milita en el segundo equipo de Astana. En su corta hoja de servicios, además del triunfo parcial en el Tour de Japón, figuran como notas más relevantes los campeonatos de ruta sub-23 de Kazajistán de 2022 y de 2023 y la segunda plaza en el Tour de Van del año pasado.
Nicolas sabe que le queda mucho aprender y que el debut en la Vuelta le sirve como una experiencia muy enriquecedora. Sus objetivos son llegar hasta la clausura de Madrid, curtirse profesionalmente y ayudar a Harold Tejada y a Lorenzo Fortunato, los líderes del Astana en la Vuelta. Él es un hijo agradecido y con ganas de mejorar: «Mi padre sabe mucho de este deporte y siempre intenta ayudarme. A veces es muy estricto, si cometo un error me castiga por ello más rápido que a mis compañeros, porque sabe que podría haberlo hecho mejor. Pero otras veces también es muy amable», ha reconocido este corredor que atesora como gran virtud en el sprint en rampa. Todo apunta a que intentará abrirse camino como clasicómano. Su padre también sabe mucho de eso.