De Tokio a París: Biles, la reina de los cielos, recupera su trono olímpico

Actualizado Viernes, 2 agosto 2024 - 01:44

La reina ha demostrado que sigue siendo imbatible y recupera su corona olímpica en el podio de París. Simone Biles consiguió en la tarde del jueves algo extraordinario, incluso para una deportista legendaria como ella.

Ganó el oro en el concurso completo de los Juegos de París, el que corona a la mejor gimnasta del mundo, y recuperó así el título que ya obtuvo en Río 2016. Es la única en la historia que ha conseguido ganar en dos ocasiones sin que sea en Juegos consecutivos. Entre medias quedaron los de Tokio, en los que la atleta se retiró por problemas de salud mental. Este paréntesis, con todos los desafíos que ha tenido que enfrentar, hace que su triunfo de ayer sea único y difícilmente superable.

Es el segundo oro de Biles en París 2024, tras haber ganado ya el de la competición por equipos. En total tiene seis en su carreray nueve medallas olímpicas. La plata anoche fue para su rival y amiga la brasileña Rebeca Andrade, que sólo fue superior a ella en uno de los cuatro ejercicios, las asimétricas, justo el aparato en el que Biles no roza el cielo.

EEUU sumó dos metales al medallero con el bronce, que fue para Sunisa Lee, oro en los Juegos de Tokio que Biles tuvo que abandonar. En la prueba, que era clave en esta redención olímpica de Simone Biles, ésta logró una puntuación total de 59.131 puntos y Rebeca Andrade, de 57.932. Ambas habían debutado juntas en Río 2016. Biles dejó claro desde el principio que la Historia la esperaba. En el primer aparato, que fue el salto, la americana consiguió 15.766 puntos y la brasileña, 15.100.

El segundo turno fue para las asimétricas, Andrade se impuso y obtuvo 14.666, frente a los 13.733 puntos de la rival. Ahí, cuando Andrade se puso por delante en la puntuación total, Biles torció el gesto y no recuperó la sonrisa hasta que no culminó el ejercicio de barra, que ya la dejaba por delante de nuevo en el marcador. No volvería a mirar atrás entre una persecución constante de flashes y miradas. Esta vez, nada pudo alterarla. Ya sólo quedaba el último ejercicio. Es en suelo donde Biles domina el aire con más maestría. Lo bordó. Fue la última en ejecutarlo y decidió que la única emoción que iba a permitir era la provocada por su hazaña. El jurado no había dado aún su puntuación y el estadio ya coreaba a la campeona mientras sus rivales la reverenciaban.

Salud mental

Es la primera medalla individual en estos Juegos para Biles, que buscaba en París resarcirse del momento traumático que vivió en Tokio. Ya lo ha logrado. Es una de las atletas que más expectación está levantando en estos Juegos y ha llenado cada sesión en el Arena de Bercy. En las gradas, ayer, estaban Zinedine Zidane y Nadia Comaneci.

«Estoy contenta con mi desempeño. Si no hubiera trabajado mentalmente, no estaría aquí esta noche. Cuando comencé, no pensé que llegaría a este punto, así que quiero decirles a todas las jóvenes que crean en sus sueños. Lo más difícil ya pasó, así que a partir de ahora voy a disfrutarlo», dijo la estrella en conferencia de prensa, ya con la medalla colgada del cuello.

Simone Biles es la gimnasta que gana el oro individual con más edad (tiene 27)desde el año 1950 y la primera que consigue dos oros desde 1964. También hicieron este doblete la soviética Larisa Latynina y la checoslovaca Vera Caslavska.

La estadounidense se abre paso en la Historia con la misma facilidad con la que hace acrobacias en el aire. Con este oro reivindica que, a pesar de haber estado dos años retirada, sigue siendo la reina de la gimnasia y, seguramente, de los Juegos. Continúa ampliando su leyenda: lo hace porque tiene más títulos que nadie, porque inventa saltos que nadie ha hecho y que sólo ella es capaz de ejecutar y porque supo parar, sanar y regresar igual de grande. Supera ampliamente al resto, pero sobre todo se supera a sí misma.

Simone Biles recupera la corona y gana el oro individual, el segundo en París

Actualizado Jueves, 1 agosto 2024 - 21:18

La reina recupera su corona. Simone Biles ha conseguido este jueves el oro en la competición individual en los Juegos Olímpicos de París, la que corona a la mejor gimnasta del mundo, un título que ya obtuvo en Río 2016. La plata fue para su rival y amiga, la brasileña Rebeca Andrade, que sólo fue superior a ella en uno de los cuatro ejercicios, asimétricas.

EEUU suma dos medallas en la competición de hoy, pues el bronce fue para la americana Sunisa Lee, que fue oro en los Juegos de Tokio y que, como Biles, se hizo con otro el martes en la competición por equipos.

Tras lo de hoy, Biles se consolida como la mejor gimnasta de todos los tiempos, no sólo por la capacidad que tiene de dominar el aire y girar en él como una peonza, sino por las cifras: con el oro de hoy, es la atleta que acumula más medallas. En total son seis oros y nueve, como la rumana Nadia Comaneci. Contando mundiales y juegos, Biles tiene 34.

Parte del mérito de Biles hoy es que es la primera vez que una gimnasta gana los dos oros individuales sin que sean consecutivos, es decir, con otros Juegos Olímpicos entre medias. Fueron los de Tokio, en los que la atleta se retiró por problemas mentales. Este paréntesis , con todos los problemas que ha tenido que enfrentar, añade valor a la medalla de hoy.

En la prueba, Biles logró una puntuación total de 59.131 y Andrade, de 57.932. Ambas, rivales y amigas debutaron juntas en los Juegos de Río. Biles fue superior en todas menos en las asimétricas, su punto menos perfeccionado. En la primera rotación, que fue salto, Biles consiguió 15.766 puntos y Andrade, 15.100. En el segundo ejercicio, asimétricas y el punto más débil de Biles, Andrade fue superior y obtuvo 14.666 y la americana, 13.733 puntos.

En la barra Biles hizo un ejercicio más redondo, y logró 14.566 y su rival, 14.133. Ya sólo quedaba el último ejercicio: suelo, donde Biles es la reina indiscutible. La americana fue la última en ejercutarlo: lo bordó.

Es la primera medalla individual en estos Juegos para Biles, que buscaba en París resarcirse del momento difícil que vivió en Tokio. Es una de las estrellas del deporte que ha levantado más expectación en estos Juegos y la muestra es cómo ha llenado el estadio Arena de Bercy tanto el martes como este jueves. En las gradas hoy estaban Zinedine Zidane Zidane o Nadia Comaneci.

Con el oro de hoy, reivindica que sigue siendo la reina de la pista, la mejor gimnasta, y sigue ampliando su leyenda. La aumenta porque tiene más títulos que nadie, porque inventa saltos que nadie ha hecho, que sólo ella es capaz de hacer y encima los innova y retuerce cada vez. Supera ampliamente al resto pero sobre todo se supera a sí misma.

La medalla se escapa para Fátima Gálvez y Mar Molné

La medalla se escapa para Fátima Gálvez y Mar Molné

Cuando Julieta ha visto hoy entrar a su hija al centro olímpico de tiro de Châteauroux con la escopeta en la mano la ha visualizado cuando tenía 14 años y se iba con su padre a cazar. "La escopeta era más alta que ella", dice emocionada. "Pase lo que pase, el haber llegado hasta aquí hoy, para mí ya es una campeona", señala. Su hija es Mar Molné (Morrel, Tarragona, 22 años), ya no tiene 14 años, sino 22 y ha estado cerca de ganar su primera medalla olímpica. Ha quedado cuarta en la final de tiro de los Juegos de París, que también ha dejado finalmente fuera del medallero a la veterana Fátima Gálvez (Baeza, 37 años).

Ambas representaban a España en esta final a seis, donde Adriana Ruano otorgó el oro a Guatemala, seguida por la italiana Silvana Stanco y la australiana Penny Smith. En la primera jornada se habían situado ya en los dos primeros puestos, tras realizar 75 disparos al plato en su debut olímpico. Esto dio esperanzas de obtener medalla hoy. Sobre todo Mar, que es la primera vez que compite en unos Juegos. "Estoy muy contenta, aunque no nos hayamos llevado medalla. Ni se me ocurría pensar que podía llegar hasta aquí y lograr un cuarto puesto. Esto ya es una medalla", dice.

"Más aún con mi edad, además, porque yo tengo sólo siete años de competición y el resto son veteranas, competir era difícil", admitió la joven atleta. Ella se estrenaba en París, pero Gálvez ya ganó un oro en Tokio en 2020 en la prueba mixta con Alberto Fernández. Quedó en cuarto lugar en Río 2016 y en el quinto en Londres en 2012. Tiene, además, seis medallas en Mundiales. "Parece que soy la chica de los diplomas, porque al final no llego a la medalla individual", ha bromeado. Considera que le han fallado "los primeros tiros, por la luz. No he conseguido adaptarme a la luz que tenía de fondo, que siempre me pasa factura", ha dicho.

"Papá, déjame probar"

El padre de Mar, David, cuenta que fue por él por quien la joven empezó a coger la escopeta. Él siempre ha hecho tiro y su hija le acompañaba. "Un día me dijo: 'papá déjame probar'. Así empezó", relata, orgulloso. Cuando pidió una escopeta tenía 14 años. Empezó a manejarla, aprendió, se sacó el permiso de armas y así comenzó todo. Se fue a Granada con la Federación. Empezó con un entrenador. Cuando conquistó el Europeo júnior, tuvo que decidir entre sus dos pasiones: el tiro o la música. Ganó lo primero.

"En la música siempre ha sido tan buena como en el tiro", dice su madre. Aunque "en esto también era raro, porque tocaba la gralla, que un instrumento de viento. La música siempre ha sido muy importante para ella, es lo que le ayuda a concentrarse", dice. Es curioso, las dos medallistas estudian Psicología. Mar empezó Magisterio, pero se cambió.

El centro de tiro olímpico de estos Juegos está en Châteauroux, en la zona de castillos del Valle del Loira. Esta localidad tiene una media de 56 metros cuadrados de zona verde por habitante. La instalación se ha localizado ahí porque debe situarse en un campo militar, aunque llama la atención el contraste. El campo de tiro, donde hace un calor insoportable, está abarrotado y una gran parte de la grada con banderas de España. A Mar han venido a animarla, además de sus padres, sus tíos y su prima. Su abuela se ha quedado en casa "sufriendo por ella". "Haber llegado hasta aquí ya es un logro, nos iremos contentos igual", dice su madre.

La “revancha” de Simone Biles: “Queríamos demostrar al mundo de lo que somos capaces”

Actualizado Martes, 30 julio 2024 - 22:41

Simone Biles es oro y resiliencia. Oro porque logró este martes el primero para EEUU de estos Juegos Olímpicos de París en las pruebas de gimnasia artística por equipos. Resiliencia porque nada más arrancar la competición deportiva, ya está demostrando de lo que es capaz y por qué se dice de ella que es la mejor gimnasta de todos los tiempos. Con este primer oro Biles se venga del amargo capítulo de los Juegos de Tokio de 2021, cuando decidió ret

Hazte Premium desde 1€ el primer mes

Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web

Si lo prefieres
<!--

¿Ya eres Premium? Inicia sesión

--> <!--

Cancela cuando quieras

-->

Simone Biles despega hacia la leyenda con su primer oro en París

Actualizado Martes, 30 julio 2024 - 20:34

Simone Biles es oro y resiliencia. Oro, porque logró este martes el primero para EEUU de estos Juegos Olímpicos de París en las pruebas de gimnasia artística por equipos. Lo segundo, porque esta medalla compensa en parte el amargo capítulo que vivió en los Juegos de Tokio en 2021, cuando se retiró de la competición por problemas de ansiedad.

Biles y el resto del equipo: Jade Carey, Sunisa Lee, Jordan Chiles y Hezly Rivera, se impusieron en el concurso con una puntuación global de 171.296, por delante de Italia (165.494) y Brasil (164.497). Su superioridad en las cuatro rotaciones se concretó desde el primer aparato, el salto de potro, cuando Biles obtuvo la máxima nota (14.900). En las barras asimétricas, el turno que tradicionalmente se atraganta a la gran estrella, fue Lee quien tomó las riendas del Team USA (14.566), sólo unas décimas por detrás de la italiana Alice D'Amato (14.633).

En la barra de equilibrios, Chiles falló más de la cuenta y Biles tampoco alcanzó la perfección (14.366), cediendo de nuevo el paso ante la exquisita actuación de Lee (14.600). El momento estelar de Simone llegaría en la última rotación, con un soberbio ejercicio de suelo (14.666). Con un nivel de dificultar de 6.800, los jueces puntuaron su presentación con 8.066, pese a perder dos décimas por pisar fuera de la zona reglamentaria.

Constelación de estrellas

No cabía un alfiler cuando el pájaro Biles empezó a volar sobre la arena de Bercy. Primero fue el potro: suspiró, levantó los brazos y comenzó a batir sus alas. Siguió en las paralelas y en la barra para acabar en suelo, el último de los ejercicios donde las estadounidenses remataron mejor que sus rivales este martes.

Biles es una de las deportistas que más expectación levanta en esta cita olímpica. Este martes su actuación fue seguida por grandes estrellas, Si el domingo, en su estreno en París, estaban Tom Cruise o Lady Gaga, esta vez fueron la actriz Nicole Kidman, el ex nadador Michael Phelps, la gimnasta Nadia Comaneci o Serena Williams los que acudieron el martes a la sede de gimnasia olímpica para ver a la superestrella.

Williams ha estado en París durante unos días y llevó la antorcha olímpica en la ceremonia de apertura del pasado viernes, se sentó junto al director de los Juegos de París, Tony Estanguet. Kidman y su marido, Keith Urban, asistían con sus dos hijas. "Estoy muy emocionada", admitió la protagonista de Eyes wide shut.

Biles, con su primer oro en el Bercy Arena.

Biles, con su primer oro en el Bercy Arena.AFP

Tampoco se lo quiso perder el marido de Biles, Jonathan Owens, a quien su equipo, los Chicago Bears de la NFL, le concedió un permiso para asistir en directo. Estaba sentado junto a los padres de la gimnasta.

Biles ha inventado saltos que nadie había logrado, gira en el aire como si para ella no existiera el sentido de la gravedad. En total, tiene 37 medallas (entre Mundiales y Juegos), a la que acaba de sumar esta. Podría acumular cinco más en el concurso general individual del jueves y en las finales: 3, 4 y 5 de agosto. Biles tiene cinco movimientos propios y busca en París sumar un sexto con su nombre, esta vez en las asimétricas, el único aparato que, siendo la reina, se le resiste.

Un sable de bronce para la redención de Ucrania

Un sable de bronce para la redención de Ucrania

Entró en el palacio de cristal como si fuera un caballero medieval, con su sable y su armadura, agitando su larga melena rubia, antes de colocarse la visera. Sobre la máscara de protección, los colores de su bandera: azul y amarillo. Sobre su espalda, su nombre, jaleado por parte de la grada cada vez que conseguía tocar a su contrincante y anotar un punto: Kharlan. Acabó logrando la primera medalla olímpica para Ucrania.

Olga Kharlan (Mykolayv, 33 años) era ayer uno de los focos de atención en el majestuoso palacio de cristal donde se están celebrando las pruebas de esgrima,el Grand Palais. La atleta ucraniana, además de en lo deportivo, fue protagonista porque, con su sable, ha hecho bandera de la batalla para impedir la presencia de los deportistas rusos en estos Juegos Olímpicos de París.

La campeona olímpica fue eliminada del mundial de esgrima de Milán el año pasado tras haberle negado el saludo a su contrincante, la atleta rusa Anna Smirnova, de 23 años. Esta representaba al país bajo el estatus de «atleta individual neutro».

Después de la prueba, como es habitual, la rusa se le acercó, pero Kharlan la apartó con su sable antes de girarse y marcharse. La guerra en el país, el debate sobre la relación entre la geopolítica y el olimpismo, se escenificó en aquella pista aquel mes de julio, a través de dos mujeres vestidas de blanco y espada en mano.

La rusa protestó ante la federación de esgrima, que descalificó a Kharlan. Esta no ha dejado de defender su causa: «Nunca le daré la mano a un atleta ruso», reivindicó. El destino de la campeona ucraniana en estos Juegos estuvo en el aire hasta que el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, le envió una carta invitándole a participar en el evento olímpico y se le retiró la sanción. Kharlan tiene cuatro medallas olímpicas y 60 podios mundiales.

«Me resulta imposible imaginar cómo te sientes en estos momento: con la guerra en tu país, el sufrimiento de la población en Ucrania, la incertidumbre sobre tu participación en el Mundial de Milán (...) Es admirable cómo has gestionado esta increíble situación y quiero expresarte mi apoyo», le decía Bach en la misiva.

En el Grand Palais de París, bajo su impresionante cúpula, Kharlan fue batiendo ayer a sus contrincantes. Empezó por la mañana imponiéndose a su rival japonesa. Cada punto anotado, la ucraniana gritaba. Después, eliminó a la de Azerbaian y a la italiana. La eliminó la francesa para llegar a la final, pero consiguió imponerse a la coreana y lograr el bronce, la primera medalla para Ucrania.

Últimos juegos

Estos de París pueden ser sus últimos Juegos, pues ella misma ha ya ha dicho que quiere tomarse un tiempo de descanso. La guerra rusa en su país y su combate para denunciar la participación rusa, la han desgastado.

Kharlan dijo que, tras la guerra, pensó en dejar el esgrima. «En la competición tenía muchas ganas de demostrar algo y ganar para mi país y para mis padres, porque el deporte da esperanza y emociones positivas. Pero durante medio año no tuve fuerzas para un mínimo resultado individual o de equipo», dijo cuando fue descalificada en el mundial de Milán.

En estos Juegos no han participado esgrimistas rusos ni tampoco bielorrusos. Podían hacerlo pero no con su bandera, sino bajo el estatus de atleta individual neutral. Ninguno de los que podrían haber competido se inscribió.

La que quedó eliminada en su debut olímpico fue la esgrimista española Lucía Martín-Portugués. La deportista, que aspiraba a lograr medalla, fue abatida a la primera. «Qué vergüenza, he perdido a la primera cuando venía a por medalla. No me he encontrado», dijo la atleta, llorando, en declaraciones a la prensa. En la grada la arroparon las infantas Leonor y Sofía, así como por presidente el del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco. La española ha devuelto el esgrima español a la competición olímpica tras 16 años sin participación.

París se derrite ante Biles en su regreso: "Es como ver a Taylor Swift en concierto"

París se derrite ante Biles en su regreso: “Es como ver a Taylor Swift en concierto”

Ni siquiera había entrado aún en el estadio. Estaba con la chaqueta de entrenamiento puesta, sentada, esperando a que dieran la orden al equipo para acceder. Seria, llevaba la pierna izquierda vendada, pues había sufrido molestias. Cuando su imagen se proyectó en las pantallas, comenzó la ovación, la primera de muchas, a Simone Biles. Cuando entró, el estadio retumbó. Ella lo agradeció, abriendo su sonrisa poderosa y saludando con la mano. El gesto fue recibido con otra aclamación aún mayor.

La mejor gimnasta de todos los tiempos ha vuelto por todo lo alto al pabellón olímpico, tres años después de su retirada en los Juegos de Tokio por problemas de salud mental. Su retorno generaba mucha expectación y Biles ya marcha por delante en la general individual, en barra, en suelo y en salto, y solo en las asimétricas, el único aparato en el que nunca ha ganado una medalla olímpica, fue superada por varias rivales.

Su metro 42 centímetros explosivos y su sonrisa radiante tienen un efecto imán. Las cámaras siguen todos sus movimientos, cada gesto es aclamado e interpretado. Si está seria o sonríe. No llevo el moño perfectamente recogido, como sus compañeras, sino desordenado. Se recoloca las horquillas antes de comenzar. Arranca en la barra, el mismo aparato donde acabó su experiencia olímpica en Tokio.

"Es impresionante haber podido estar aquí y ver la vuelta de la mejor atleta de todos los tiempos", dice Joe, que ha venido desde San Francisco exclusivamente para ver el retorno de la americana en París. "Es curioso, porque es diminuta, pero es poderosa, es una auténtica diosa", señala su mujer.

Biles entró al estadio con su maillot radiante y su coleta desordenada, hizo sus marcas en la barra antes de la competición y saludó a la grada. La atracción es tal que eclipsa al resto: Cuando ella entrenaba en la barra y la atleta del equipo italiano estaba realizando su prueba de suelo, a quien aplaudía el público era a Biles. "Ha sido un espectáculo. Es como ver a Taylor Swift en concierto", dice Laure, una francesa que viene a verla con su hija, ambas con la cara pintada con los colores de la bandera francesa.

Tom Cruise (derecha) viendo a Biles este domingo en París.

Tom Cruise (derecha) viendo a Biles este domingo en París.EFE

En el estadio, además de la estrella Biles, había otras que querían ver su regreso al olimpo. Estaban Tom Cruise, Jessica Chastain, Ariana Grande, Snoop Dogg o Anna Wintour, la directora de Vogue. "La he seguido desde siempre. Era un sueño para mí poder verla en estos Juegos, me quedé muy triste cuando se retiró en Japón", explica Julia, que ha venido desde Kentucky con su marido y sus hijas para ver a la gimnasta.

En el ejercicio de suelo, danzó en el aire al ritmo de Taylor Swift. Las asimétricas es el único aparato en el que Biles no tiene medalla. Era el último en la rotación: Biles entró y realizó sus piruetas con seguridad. Al acabar su ejercicio se giró y miró a la grada, llena de banderas de EEUU, luego levantó los brazos y sonrió. El público tronó. Se abrazó a sus compañeras y a su entrenadora, la francesa Cecile Landi.

Una legión de medios americanos la seguía al irse al vestuario. Su entrenadora salió a hablar y los periodistas se agolparon. Justo al lado, una de las gimnastas chinas que acababa de competir hacía declaraciones a dos o tres periodistas, pero la legión no estaba con la atleta, sino escuchando lo que tenía que decir Cecile Landi.

La gimnasta Simone Biles, tras realizar su ejercicio en barra este domingo

La gimnasta Simone Biles, tras realizar su ejercicio en barra este domingoCharlie RiedelAP

"No puedo expresarlo (la alegría), estoy muy orgullosa de ella, de lo que ha pasado y de lo que está mostrando al mundo que es capaz de hacer", señaló. Biles no dará ninguna rueda de prensa hasta que no acaben las competiciones.

La atleta se retiró en los Juegos de Tokio en 2021 por problemas de salud mental. Al hablar abiertamente sobre el tema ha visibilizado este problema en los deportistas. Tras un tiempo de pausa, retomó los entrenamientos y volvió en el Mundial de 2023 de Bélgica, donde ganó cuatro oros.

En total, tiene 37 medallas (entre Mundiales y Juegos) y podría sumar seis más en las pruebas por equipos del martes, el concurso general individual del jueves y en las finales, el 3, 4 y 5 de agosto. Además, Biles, que tiene cinco movimientos propios, busca en París sumar un sexto con su nombre, esta vez en las asimétricas, ese aparato donde aún no ha conseguido la gloria.

La redención de Simone Biles en el Olimpo de París

Actualizado Sábado, 27 julio 2024 - 23:07

Es la gimnasta con más títulos: cuatro oros olímpicos, ha hecho saltos y movimientos que nadie había logrado antes, hay cinco que llevan su nombre y quiere añadir un sexto en estos Juegos de París. Pero en su medallero olímpico, al mismo nivel que todo lo logrado en lo deportivo, cuenta también su renuncia en los Juegos de Tokio hace tres años: retirarse a tiempo de una competición y admitir que un atleta no es un ser invencible y que, también para ellos, la salud mental está por encima de la resistencia física.

Simone Biles (Ohio, 27 años) es en estos Juegos de París 2024 como una diosa que vuelve al Olimpo. Es una de las grandes estrellas llamadas a triunfar en el evento, de las deportistas que más expectación genera, tras su retirada en los Juegos de Tokio. La prensa francesa no escatima en elogios a la atleta, a la que llaman «la superstar de la gimnasia, la mejor de todos los tiempos», como la aclama el periódico Les Echos, económico. El deportivo L'Équipe aborda también el retorno de Simone Biles, a la que se refiere como «un icono en vías de redención», que en París se vengará del lado amargo que vivió en Tokio.

La atleta estadounidense no estuvo presente en la ceremonia de inauguración que se celebró en el Sena. Ausente en el barco de su delegación bajo el diluvio universal del viernes, la prensa francesa sigue atentamente cada uno de sus movimientos. Como su entrenamiento el pasado jueves en el Arena Bercy, donde arrancan hoy las pruebas de gimnasia artística.

Un nuevo movimiento

De momento, la gimnasta norteamericana va a intentar apropiarse de un nuevo movimiento, y así bautizar seis con su nombre: se trata de una pirueta realizada por otro deportista. Campeona olìmpica, quiere rizar el rizo, y si completa limpio este giro, será nombrado en su honor.

Hoy se hace selfies en los entrenamientos y luce sonrisa renovada, pero estos últimos años no han sido fáciles para la gimnasta estadounidense. Se retiró en los Juegos de Tokio por un bloqueo psicológico que le llevó a padecer los llamados «twisties». Esto sucede cuando los deportistas pierden el sentido del espacio y de la dimensión cuando están girando en el aire. Cabeza y cuerpo se desconectan. En una de las pruebas de Tokio, Biles tuvo problemas para aterrizar y fue entonces cuando decidió abandonar para centrarse en su superación mental.

«Si piensas en todo lo que he tenido que pasar durante los últimos siete años, te das cuenta de que nunca debí haber formado parte de otro equipo olímpico (...) No quiero que ningún otro atleta olímpico pase por esto», dijo la deportista entonces.

A esto se añade que la estadounidense tuvo que testificar, junto con otras tres deportistas, por los abusos sufridos por Larry Nassar, ex médico del equipo de gimnasia femenino de EEUU. «He ganado en total 25 medallas en Mundiales, siete en Juegos Olímpicos, y soy una superviviente de abuso sexual». Así se presentó Biles ante el comité del Senado estadounidense que investigaba el escándalo.

Biles, sobre la barra de equilibrios del Bercy Arena.

Biles, sobre la barra de equilibrios del Bercy Arena.AFP

La declaración prosiguió entre lágrimas. Acusó a la Federación de Gimnasia de Estados Unidos (USAG), y al comité olímpico y paralímpico de EEUU de saber desde «mucho antes» que había sufrido abuso. En 2018 la atleta ya había confesado haber sido víctima del ex médico, que ha sido condenado por abusos cometidos durante décadas a más de 200 gimnastas.

«recordarme que aún puedo hacerlo»

Estos tres años su futuro ha sido una incógnita, pero decidió volver: «En realidad, nadie me obliga a hacerlo», explicó la deportista al anunciar que regresaba a París. «Me levanto todos los días y elijo trabajar en el gimnasio y rendir sólo para recordarme a mí misma que todavía puedo hacerlo».

La competición femenina arrancará este domingo en el citado Arena de Bercy, con las pruebas clasificatorias, y seguirá el próximo martes con la final por equipos, antes de la decisión del concurso general individual que tendrá lugar el jueves.

Considerada como la mejor gimnasta de todos los tiempos y ganadora en total de 37 medallas, Biles tiene una poderosa trayectoria deportiva. Al poner sobre la mesa los problemas de salud mental que afectan a los atletas, se coloca la más grande de sus preseas: la de evidenciar que otro de los valores de un deportista olímpico no está en presumir de las fortalezas, sino en reconocer las propias vulnerabilidades.

Un diluvio para recibir a la antorcha olímpica en París

Un diluvio para recibir a la antorcha olímpica en París

El cielo hizo su propia revolución y desató toda su furia. El diluvio privó a París de su hora dorada, pero no impidió que hiciera lo que mejor sabe hacer: exhibir su belleza, su historia y su cultura. Mientras las aguas del Sena, emblema de una vieja Europa que hoy parece que se desdibuja, se fundían casi con las del cielo, la capital francesa lo consiguió: brindar al olimpismo sus escenarios más monumentales, transformados en un estadio a cielo abierto, a través de una ceremonia fluvial donde lo más bonito fue el final: el relevo del último tramo de la antorcha, entre los que estaban Zinedine Zidane y Rafael Nadal, y el alumbrado del pebetero olímpico, con el Himno al amor de Edith Piaf cantado por Celine Dion. Un remate bordado tras cuatro horas de espectáculo en las que ha habido guiños a la historia, a su revolución, sus tradiciones y su música, con toda la grandiosidad a la que acostumbra el país, pero que también pretendió ser original y moderno.

A las siete y media en punto, el barco griego inició el baile olímpico desde el puente de Austerlitz, kilómetro cero de los seis, con los colores de la bandera francesa y La foule, de Edith Piaf. El equipo de refugiados olímpicos le siguió, esta vez con Serge Gainsbourg de fondo. A partir de ahí se sucedieron las actuaciones, como las de Lady Gaga o Aya Nakamura. Se oyó a Piaf, sonó el Imagine, de John Lennon, Maurice Ravel o Carmen, de Bizet. Hubo acróbatas, cancanes del Moulin Rouge, raperos o drag queens en un desfile de moda, Sonó la Marsellesa y, cuando ya anocheció, comenzaron las luces sobre los 17 puentes.

En ese recorrido de seis kilómetros por el Sena estaban los puntos cardinales de lo que es Francia, y también Occidente. Su corazón religioso, la Catedral de Notre-Dame; el de la cultura y el arte, que es el Museo del Louvre. El corazón militar, Los Inválidos, donde está la tumba de Napoléon, para acabar en el núcleo industrial de Francia: la Torre Eiffel. A esos cuatro puntos añadió el deporte, en el centro.

La ceremonia se estructuró en 12 representaciones visuales, que tenían lugar en algunos de los 17 puentes que atraviesan el río o en los sitios más emblemáticos de París. Cada una con un título. Hubo enchanté, el bloque liberté con guiños a la revolución francesa; el de egalité, un homenaje al amor libre, o sincronicidad, a los artistas que restauran la catedral de Notre Dame.

Hubo sororidad, con referencia a las mujeres que han marcado la historia de Francia, justicia, deportividad o festividad. En paralelo, el último relevista, el encargado de encender el pebetero olímpico, sirvió de hilo conductor e iba recorriendo París, enmascarado. El misterio se mantuvo hasta el final. El desfile se hizo largo y en ocasiones parecía más una cabalgata.

El colofón fue en el monumento más icónico de París y Francia:la torre Eiffel, donde se alzó la bandera olímpica. Ahí llegó el relevista enmascarado subido en un caballo blanco. Les siguieron los discursos del presidente del CIO, Thomas Bach, y de Paris 2024, Tony Estanguet. Este saludó la «gran historia de amor entre Francia y los Juegos». «Cuando amas los Juegos, no te dejas impresionar por unas gotas de lluvia», dijo..

Por el agua, y sobre todo bajo el agua, desfilaron más de 6.000 atletas de los 10.500 convocados en los Juegos en casi un centenar de barcos de 205 delegaciones. Hacía semanas que no llovía así en la capital. No paró en las casi cuatro horas de espectáculo. Sólo dio tregua a final. De todos los problemas que se habían barajado, este fue al que menos importancia se dio.

Han sido meses de inquietudes: la contaminación del agua del Sena, la inseguridad, la amenaza terrorista... Que la ceremonia de los Juegos saliera bien era determinante para que lo que empieza ahora: ceder parte de esos escenarios a las pruebas deportivas. Francia siempre ha querido distinguirse: en los Juegos de 1900, los primeros que acogió, participaron las mujeres por primera vez, y los de 1924, hace un siglo, fueron los primeros con una villa olímpica.

El desafío de salir del estadio y abrirse al mundo `parecía una locura. Han sido años de preparación, bajo la batuta del escenarista Thomas Jolly. Acudieron un centenar de jefes de Estado, entre ellos los Reyes de España. Iba a acoger a un millón de espectadores, pero se redujo a unos 320.000.

Había varios planes en caso de ataque inminente, pero no hizo falta activarlos porque el dispositivo, el mayor desplegado en la capital, que sacralizó ese espacio en una burbuja. Se cerró el espacio aéreo y en las calles había unos 45.000, entre los propios y extranjeros. Se pidió ayuda a 45 países, que aportaron sus efectivos. También ondearon sus banderas, no sobre el Sena pero sí bajo la lluvia.

Lady Gaga, Céline Dion y el gran misterio: Todos los detalles de la ceremonia de inauguración de París 2024

Lady Gaga, Céline Dion y el gran misterio: Todos los detalles de la ceremonia de inauguración de París 2024

La llama olímpica y la luz. Será a partir de las siete y media de la tarde, en la hora dorada, el momento en el que el cielo de París mejor explota sus colores, cuando la luz y el Sena hagan su magia. Atletas de todo el mundo comenzarán a desfilar en barcos y a cielo abierto por el río, símbolo del corazón de la vieja Europa. A lo largo de seis kilómetros, y a través de 17 puentes, recorrerán el París más sublime: Notre Dame, el Museo del Louvre, la Asamblea Nacional, la plaza de la Concordia, los Inválidos, el Jardín de Tullerías y, cuando el sol ya haya caído, el lugar más emblemático de todos: la Torre Eiffel.

Si no lo estropea el tiempo, según los cálculos de la organización habrá dos tercios de luz natural al atardecer. La hora elegida, los tiempos y el escenario: nadie como Francia sabe exhibir mejor la belleza. Tratará de clavarlo en esta ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, los terceros que celebra (junto a Londres, es la única ciudad con triplete) tras los de 1900 y 1924.

Dina Sánchez

El Sena, que se ha limpiado y volverá a ser apto para el baño, una de las herencias olímpicas, será el hilo conductor de un espectáculo que durará tres horas y 45 minutos. Es el primero que se celebra fuera de un estadio, en el corazón de una ciudad. Francia aspira a que sea la más espectacular que se ha visto en la historia olímpica. París puede lograrlo.

La ciudad vive desde ayer una especie de calma tensa. Hay silencio, emoción contenida. No se respira un gran fervor en las calles, también hay inquietud por la seguridad. Hoy París es un niño la noche antes de que lleguen los Reyes Magos.

Dina Sánchez

El espectáculo dará pasó al deporte, pero para un país como Francia, que da tanta importancia a la simbología, la tradición y la historia, este arranque es clave para poder festejar todo lo demás. El espectáculo está cronometrado y medido al segundo. Ha sido diseñado por Thomas Jolly, su director de orquesta, junto con la escritora Leïla Slimane y el historiador Patrick Boucheron.

En las Riberas del Sena, en las gradas instaladas, lo verán unas 320.000 personas y otras 50.000 en las fan zone. Se conocen algunos detalles. El evento tendrá el ADN de Francia: su pulsión revolucionaria, esa promesa de igualdad y fraternidad y el reflejo de su diversidad. Habrá un recorrido por la historia, pero será también una ceremonia de 2024. Participarán decenas de jefes de Estado, entre ellos los Reyes de España. El primer barco en zarpar por el Sena será el griego, como marca la tradición, y el último será el anfitrión. El colofón será en la Plaza de Trocadero, con la Torre Eiffel al anochecer.

Habrá bailarines, Marsellesa, varias composiciones visuales que se proyectarán en pantallas a lo largo del recorrido, y se han filtrado algunos de los momentos clave: si no hay sorpresas, Lady Gaga abrirá la actuación, Céline Dion cerrará con el Himno al amor de Édith Piaf y Aya Nakamura versionará La Bohème, de Charles Aznavour.

Quién será el deportista encargado de llevar el último tramo de la antorcha y encender el pebetero olímpico es aún una incógnita. Será en el jardín de Tullerías. Se ha hablado del ex futbolista marsellés Zinedine Zidane, de los más apreciados en Francia, o de la ex atleta Marie-José Pérec, oro olímpico. Otro de los secretos es lo que ocurra justo en la Torre Eiffel, al final del acto.

Dina Sánchez

Se ha creado una burbuja se seguridad para proteger este momento. Se han confinado las riberas del Sena, inaccesibles desde hace una semana y hoy blindadas. Se cerrará el espacio aéreo durante la ceremonia en un radio de 150 kilómetros, y ningún avión podrá aterrizar en los aeropuertos parisinos. El ejército lleva semanas revisando las aguas del río, cerrado a la navegación, y se bloqueará parte del periférico, que se reservará al transporte de los atletas.

Desde hace meses se trabaja en este dispositivo, el más grande desplegado en la capital y el mayor quebradero de cabeza de cara a este acto: Hay 45.000 agentes, entre policías, gendarmes, seguridad privada, militares y policía extranjera. Había un plan B, e incluso un C, en caso de ataque inminente (que de momento no se han tenido que activar) aunque mucho menos espectaculares que el escenario del Sena al atardecer.