Melani Bergés, vencida por una atleta trans, reclama un veto similar al propuesto por Trump: "Biológicamente son hombres"

Melani Bergés, vencida por una atleta trans, reclama un veto similar al propuesto por Trump: “Biológicamente son hombres”

Melani Bergés, albina y por ello ciega en un 90% de su visión potencial, llegó a París, en julio de 2023, lista para competir en el Mundial paralímpico de atletismo en 100 y 200 metros lisos. En semifinales se topó con una atleta a la que acababa de vencer pocos meses antes en Jesolo (Italia): la transalpina Valentina Petrillo.

Bergés y Petrillo se saludaron calurosamente. «Ella ya me había contado, cuando nos vimos en Italia, lo mal que se lo estaban haciendo pasar en su país, lo mucho que estaba sufriendo». Petrillo, también ciega, había sido hombre, y como tal, con el nombre de Fabrizio, había ganado 11 títulos italianos en categoría paralímpica masculina. En 2019, con 46 años, había iniciado su transición a mujer, compitiendo por primera vez como trans en el campeonato italiano en septiembre de 2020.

En pista, en aquellas semifinales de los 200 metros lisos , Petrillo ganó a Bergés, y luego se hizo con el bronce en la final tras ser descalificada la competidora alemana por problemas con la cuerda que la unía a su guía. La italiana tenía 49 años y Bergés 33, pero «la verdad es que tiene cuerpo de hombre y hace muy buenas marcas para su edad», explica la española ahora, año y medio después, a EL MUNDO, justo cuando Donald Trump acaba de firmar una polémica orden en Estados Unidos para, según él, «proteger al deporte femenino» impidiendo que las personas trans compitan en esa categoría en su país.

"Es una injusticia total"

Así que Bergés, maestra en Toledo, competidora paralímpica desde que ganara su primer Mundial a los 14 años, con 15 mundiales y europeos a sus espaldas, se convirtió en una de las primeras deportistas españolas «perjudicadas», según expresión propia, por la entrada en competición de atletas trans, «que en realidad biológicamente son hombres», dice ella, en la categoría femenina.

Manu ReinoAraba

«Se dijo entonces en todos los medios que Petrillo me quitó la plaza en los Juegos Paralímpicos y no fue así, es totalmente falso: lo que me quitó fue un puesto en la final del Mundial, y la posibilidad de una medalla», cuenta. «Ahora, la realidad es de una injusticia total que las mujeres tengamos que competir ahora con hombres biológicos cuando nos ha costado un siglo tener nuestras categorías, nuestro espacio para hacer deporte. Es injusto y si me ha tocado a mí tener que decirlo, representando al resto de compañeras, pues lo digo».

Bergés, que después de pasar por la residencia Blume se fue al Centro de Alto Rendimiento de Madrid cinco años, y siempre se ha buscado «la vida» con becas «para ir tirando en esto del deporte paralímpico», ahuyenta «muy fácilmente» la acusación, recibida desde diversos ámbitos, de transfobia: «En mi propia familia tengo a una persona trans: un primo hermano. Cada uno que haga con su vida lo que quiera, y menos mal que tenemos esa libertad. Pero no podemos invadir la de los demás, y eso está pasando en mi deporte. Se pretende borrar la categoría femenina. Si no se ponen límites, al final habrá una categoría masculina, y una trans, porque los hombres hormonados para ser mujeres van a tener siempre más capacidad física, musculas y pulmonar que cualquier mujer».

En el olimpismo, ya vetadas

El paralimpismo, explica, no ha tenido el «valor que sí el olimpismo» para afrontar la situación. La mayoría de deportes olímpicos, como el atletismo o la natación, vetaron hace años a las deportistas trans en las categorías femeninas, pero el Comité Paralímpico «no ha hecho absolutamente nada». «Me puedo volver a encontrar a Valentina en cualquier competición y nada de esto es culpa de ella, sino de quienes deciden».

¿Por qué, a su juicio, no ha hecho nada el Comité Paralímpico Internacional? «No lo sé. Imagino que no se quieren mojar, que no es popular hacerlo, o que temen que les llamen tránsfobos. Es lo único que se me ocurre. Sencillamente, no se atreven».

El PP ha registrado en el Congreso de los Diputados una proposición de modificación de la denominada Ley Trans para «garantizar la igualdad en las competiciones deportivas femeninas». Para muchos llega tarde, porque la mayor parte de federaciones deportivas ya ha legislado limitando el acceso de personas transgénero, «pero no todas», matiza Bergés, «por ejemplo la mía no».

Manu ReinoAraba

La Relatora Especial sobre la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, Valentina Petrillo, presentó el 8 de octubre pasado un informe ante la Asamblea General de Naciones Unidas sobre «violencia ejercida contra las mujeres y las niñas en el deporte», en que afirmaba que «hasta el 30 de marzo de 2024 más de 600 deportistas femeninas perdieron más de 890 medallas en más de 400 competiciones de 29 deportes distintos» por la participación de trans en esas pruebas.

La propuesta del PP

«Yo no quiero para nada que las eliminen de nuestras competiciones», dice Melani Bergés, «lo que quiero es que puedan competir, de la manera que sea, pero en igualdad de condiciones. Yo no puedo competir con alguien que no vea absolutamente nada, porque yo tengo un fondo del 10%, y tampoco contra nadie que vea perfecto. Pues esto es igual».

Le preocupa, también, tener que poner voz al problema: «He asumido hasta ahora que yo pongo la cara en este problema, porque es verdad que fui perjudicada por ello, pero quienes deberían solucionarlo, nuestros representantes, son los que deberían hablar, no lo hacen y si esto me empieza a pasar factura psicológica dejaré de hacerlo».

La propuesta del PP llega con la bancada del otro partido mayoritario, el socialista, dividida: en el último congreso del PSOE se impusieron las llamadas feministas clásicas, que propugnan medidas como la ahora impulsada por los populares, a la que por otro lado se opondrán frontalmente Sumar y Podemos, más partidarios de la doctrina queer y de la autodeterminación de género, que tacha de tránsfobo todo lo que se distancie de su postura.

La penúltima escapada de Óscar Freire: "Lo hace muchas veces, es típico de él"

La penúltima escapada de Óscar Freire: “Lo hace muchas veces, es típico de él”

Cuando uno llega a Mijares desde Puente San Miguel, en este precioso rincón cántabro de verdor contumaz a media hora de Santander, lo primero que ve es una bandera de España ondeando, encaramada a un mástil de unos 10/12 metros, en una moderna finca residencial bastante maja. No es la primera vez que su propietario pone la enseña, digamos, en lo más alto. De aquí, como quien dice de ninguna parte, salió sin avisar a finales de los años 90 Óscar Freire para ganar tres mundiales de ciclismo, y para convertirse en una rara avis patria: un clasicómano, una máquina de ganar carreras de un día, especie exótica en este norte tan dado a sufrir en las cuestas y no en el fulgor del esprint.

Para saber más

También de aquí salió el lunes pasado, en una escapada que tuvo en vilo al país durante al menos un par de horas dos días después, cuando emergió la denuncia por desaparición interpuesta por su mujer en Torrelavega.

Sucedió lo de siempre en estos casos: las ansiedades comunales convergieron de pronto en el héroe, o más bien en el recuerdo de él, y los obituarios comenzaban a escribirse cuando de pronto la realidad dio marcha atrás (o quizás éramos nosotros los que habíamos pisado demasiado el acelerador:) Freire, de 48 años, estaba perfectamente, no en su casa, tampoco en contacto con su mujer, pero sano y salvo, quizás con su compadre José Iván Gutiérrez.

"A ver, lo hace bastante a menudo, es típico de él, no es raro que se pire, lo ha hecho más veces, lo que pasa es que esta vez duró demasiado y ella se asustó", desliza, como única concesión, una persona de su entorno, sin dar más pistas.

Óscar Freire, campeón del mundo en Verona.

Óscar Freire, campeón del mundo en Verona.Frank PetersMUNDO

Si hubo la discusión familiar con la que se especula desde diversos medios, este miércoles Freire y compañía debían de estar templando gaitas en la casa de Mijares, no sin llamar a la Guardia Civil porque alguno de los periodistas apostados tras la valla de hormigón llegó a subirse a ella, a ver si desde ahí descubría, como Colón América, los motivos del 'paseo' de Freire.

No faltaba quienes, entre sus conocidos, aludían a lo despistado que es el campeón, que igual que en plena concentración con su equipo olvidaba que hace 15 minutos "todos abajo para salir", podría haberse ido a casa de un amigo a echar un par de días sin móvil, ni documentación, ni nada. "Pero eso es muy habitual en él", dicen de nuevo esas mismas fuentes a EL MUNDO.

Está también su cabreo, notorio, por no haber sido nombrado seleccionador nacional de ciclismo por el nuevo presidente federativo, José Vicioso. ¿Pudo Freire entristecerse tanto como para querer perderse unos días? "Antes de eso ya lo ha hecho, así que...", vuelven las mismas voces.

La entrada a la vivienda de Óscar Freire en Mijares (Cantabria).

La entrada a la vivienda de Óscar Freire en Mijares (Cantabria).ARABA PRESS

A lo que sus vecinos no dan ningún crédito es a la tesis de la fiesta, esa que sugiere que Freire, a la antigua, como los toreros y deportistas de antaño, no estaba muerto, estaba de parranda.

"Es un tío la mar de sano, le vemos mucho con la bici y en el pueblo es uno más", cuenta un vecino. "Y con su mujer sé que hace no mucho estuvieron en Suiza esquiando, porque además tiene allí algún negocio de ropa deportiva", remacha.

Localizan al ex ciclista Óscar Freire tras la denuncia de su familia

En el bar a 200 metros de la casa de Freire le tienen por "un tío normal, vamos, más que normal... Igual demasiado normal, fíjate lo que te digo!", suelta el dueño. Freire, pues, pasea por aquí sus tres mundiales y sus Milán-Sanremo con la misma normalidad con que recoge a veces a su hija del colegio de enfrente, el CEIP Cantabria.

Aquí y allá emerge el Freire caserón, que tiene en su casoplón "unas máquinas profesionales de herrería y carpintería", cuenta otro propio, con las que se ha hecho hasta las puertas. Y junto a las que, por cierto, guarda en el garaje un Porsche que compró "cuando era chaval y empecé a ganar, porque me dio por ahí", le contó a otro visitante, y que lleva como ocho años sin mover siquiera.

Junto a él habitualmente, y quizás también haciendo 'grupeta' en el demarraje de esta semana, el ex campeón de España (y Mundial contrarreloj en 2005) José Iván Gutiérrez, natural de Suances (Cantabria) y con el que en su momento proyectó la construcción y comercialización de varias cabañas no lejos de su casa. Y quien según fuentes cercanas estuvo con Freire hace pocos días en Emiratos Árabes, cuyo equipo ciclista, dirigido por otro gran amigo del campeón, Josean Fernández 'Matxín', ha fichado recientemente al hijo mayor de Freire, Marcos.

"José Iván sí ha tenido sus momentos digamos sensibles después de dejar la práctica profesional, y lo ha dicho. Óscar no lo creo", explica otra fuente cercana.

En todo caso la escapada, como mucho una volata de apenas tres días antes de reintegrarse en la disciplina del pelotón, finalizó el miércoles a la tarde, y ha servido para mostrarle a Freire una catarata de aprecio no sólo en su patria chica -donde ayer todos cerraban filas para proteger su intimidad, como solicitó la familia pidiendo "respeto"-, sino en todo el país.