Bronny James, el 'capricho' de LeBron, entre las expectativas y la presión: "Esto es como Matrix"

Bronny James, el ‘capricho’ de LeBron, entre las expectativas y la presión: “Esto es como Matrix”

Cuando Bronny James nació en Akron (Ohio), la misma ciudad que su padre, LeBron, que apenas tenía 19 años -y su madre, Savannah Brinson, 18-, ya acaparaba todos los focos: unos meses antes había sido nombrado rookie del año en la NBA y también le habían birlado en Atenas el oro olímpico con el USA Team. Exactamente dos décadas después, padre e hijo jugarán juntos en los Lakers. Algo tan insólito en el deporte profesional que parece responder más al guion de una película. Hasta el propio LeBron reconoció tras el primer duelo de pretemporada en el que coincidieron en cancha, hace unos días, que era «como Matrix».

La llegada del primogénito de LeBron (su hermano Bryce tiene tres años menos) a la NBA está rodeada de tanta expectación como recelo. Bronny acapara el protagonismo mediático y las conversaciones a unos días de que arranque la 22ª temporada de su padre (iguala el récord de longevidad de Vince Carter). La foto de ambos juntos en la cancha ya se dio esta semana en un duelo de pretemporada contra los Suns y, cuando el próximo día 23 en el Staples contra los Wolves ocurra en partido oficial, se convertirán en la cuarta pareja padre e hijo que juegue para el mismo equipo a la vez en las grandes ligas estadounidenses (hay dos precedentes en beisbol y uno en hockey). En fútbol se dio otro exótico episodio entre Rivaldo y Rivaldinho en el Mogi Mirim en 2014.

De fondo, la polémica. Porque desde hace tiempo jugar junto a Bronny ha sido el deseo admitido sin rubor por LeBron, que renovó (más de 50 millones de dólares esta temporada) después de que los Lakers eligieran a Bronny en el puesto 55 (de 58) de uno de los drafts más flojos que se recuerdan, pese a su mediocre año en la Universidad de Sur California (4,8 puntos, 2,8 rebotes...). Y su debut en las ligas de verano tampoco desató la alegría: falló sus 15 primeros triples. Pese a ello, la franquicia angelina le firmó un contrato garantizado por ocho millones por los cuatro primeros años. Detrás del entramado, el agente de ambos, Rich Paul.

Mínimo impacto

«Sin duda, la presión es mayor. Ya lo he visto en las redes sociales y en internet, hablando de que tal vez no merezca una oportunidad. Pero he tenido que lidiar con cosas así toda mi vida. Esto es más fuerte, sin duda, pero puedo superarlo», ha confesado el escolta, mucho más bajito que su padre (1,90) y que hace un año tuvo que superar un problema cardíaco tras caerse desplomado en un entrenamiento.

En la habitual encuesta de principio de curso con los general managers, a ninguno se le ocurre mencionar a Bronny entre los candidatos a rookie del año (el favorito es Zach Edey, de los Grizzlies), porque todos asumen que, más allá de lo mediático, el impacto deportivo del hijo de LeBron será mínimo en unos Lakers realmente necesitados y cuyo único movimiento en el mercado de entidad ha sido la llegada al banquillo del debutante JJ Redick.

Bronny James (9), derecha y LeBron.

Bronny James (9), derecha y LeBron.William LiangAP

«Es un jugador con una gran mentalidad defensiva. Actúa muy bien en los bloqueos y es rápido de manos. Está en pleno proceso de aprendizaje, es un rookie, así que habrá que tener paciencia, pero me gusta lo que he visto de momento», destacaba Anthony Davis sobre los primeros entrenamientos del chico, que tiene que vivir algunos episodios curiosos en el vestuario. Por ejemplo, tiene prohibido llamar 'papá' a LeBron hasta que suban al coche de vuelta a casa. «Para un padre, esto significa todo. Para alguien que no disfrutó de esto mientras crecía, es sensacional poder tener esa influencia en sus hijos, poder tener momentos con tu hijo y, por último, poder trabajar con tu hijo. Creo que es una de las cosas más grandes que un padre puede esperar o desear», confesó el Rey, que a finales de diciembre cumplirá 40 años sin que su rendimiento en la cancha parezca envejecer.

El joven talento del ciclismo español, Pablo Castrillo, firma tres temporadas por Movistar

El joven talento del ciclismo español, Pablo Castrillo, firma tres temporadas por Movistar

Actualizado Miércoles, 9 octubre 2024 - 11:36

El Movistar Team ha confirmado el fichaje de Pablo Castrillo para las tres próximas temporadas a través de un comunicado. El equipo español mantiene así su apuesta por el talento joven de origen español. "Estas últimas semanas han sido un salto grande para mí como persona y para mi carrera deportiva", declaraba el ciclista en la nota hecha pública por el equipo y añadía sobre el Movistar Team: "Son la referencia del ciclismo español y siempre hace especial ilusión correr en este equipo".

Castrillo deja Kern Pharma, equipo en el que milita desde 2022 y con el que destacó especialmente en La Vuelta de este año donde llegó a ganar dos etapas, en Manzaneda y Cuitu Negro, para firmar por el combinado español del World Tour hasta 2027.

El corredor altoaragonés de 23 años criado en las filas de la AD Galibier compartirá equipo con grandes corredores como Enric Mas y Nairo Quintana. "La gente que está cerca de mí, me ha transmitido cómo es el equipo y me ha dado mucha seguridad de cara a este fichaje. Con Jorge (Arcas) comparto entrenamientos y me ha explicado cómo es el equipo por dentro, cómo me iban a cuidar y las cosas que se estaban haciendo bien. También mi hermano Jaime me hablaba de lo bien que había estado", apuntaba el ciclista.

Precisamente, Pablo es hermano menor de Jaime Castrillo, ex del Movistar, que hoy milita en las filas del equipo luso Sabgal Anicolor tras dejar un tiempo el ciclismo por una depresión.

Por su parte, el pequeño de los Castrillo es uno de los corredores más regulares y versátiles del panorama nacional. Así, consiguió el tercer puesto en la CRI de Coruña, último en aguantar junto a Vingegaard en tierras ourensanas. Fue quinto en Eslovenia, séptimo en la Vuelta a Burgos y en Croacia y top-20 en San Sebastián. Su última carrera fue hace apenas 10 días como miembro del equipo español en el Mundial de Zurich.

"Vienen unas semanas de asimilar lo conseguido en La Vuelta y en esta temporada 2024, que considero ha sido muy regular por mi parte. Esas dos victorias; acabar también en la casa de mi nuevo equipo, con esa impresionante sede de Telefónica... Ha sido todo muy intenso y no lo voy a olvidar", valoraba Castrillo.

El corredor, que estuvo tentado por otros equipos antes de cerrar el acuerdo con el equipo español, se mostraba impaciente por comenzar esta nueva etapa como uno de los pilares de este Movistar Team.

"Accedo al equipo con mucha confianza y con ganas de empezar. Es un salto grande y quiero aportar lo máximo, poner mi granito de arena para que el equipo siga creciendo y hacerlo yo con él. Deseando estoy que llegue 2025 y poder vestirme con ese maillot", apuntaba.

Álvaro Martín, la retirada en la cima del campeón sin mordaza: "Me he metido en todos los fregados"

Álvaro Martín, la retirada en la cima del campeón sin mordaza: “Me he metido en todos los fregados”

- "Álvaro, en esta entrevista no vamos a hablar tanto de deporte".

- "Mejor, mejor".

A la cita con EL MUNDO, una soleada mañana otoñal, Álvaro Martín acude, como buen marchador, caminando desde casa. El anuncio de su retirada apenas unas semanas después de ganar dos medallas olímpicas en París, sorprendente para la mayoría pero no para él, se ha visto empañado por su polémica con Juan Carlos Rodríguez Ibarra, el ex presidente de Extremadura que le ha acusado falsamente de no pagar los impuestos en su tierra. Aunque eso, lo de meterse en charcos, no es algo que le vaya a asustar. De hecho, es una de las grandes razones por las que lo deja. "Siempre intento defender lo que es justo. Me he metido en todos los fregados, pero duermo con la satisfacción de creer que estaba haciendo lo correcto. Callarnos no es la solución", asegura sobre su vocación reivindicativa, desde la lucha contra el dopaje a la demanda de mejoras en la jubilación de los deportistas, entre otras muchas batallas (también la supervivencia de la marcha) con las que en el futuro pretende seguir de "manera profesional".

Para saber más

A sus 30 años es, a la vez, un jubilado y un estudiante. Un ex deportista y un 'becario' al que el exclusivo y prestigioso despacho Garrigues ha seleccionado para cursar un doble máster con el que ampliar su currículo (es licenciado en Ciencias Políticas por la Complutense y graduado en Derecho por la UNED). Una leyenda del atletismo y un abogado en ciernes que abandonó de golpe sus espartanas rutinas de entrenamiento, su vida de monje en Cieza, "cuatro años con mi pareja a distancia", por los libros, sus carreritas sin reloj y sus pinitos con el crossfit, del que dan fe las heridas en la palma de su mano.

A lo largo de las casi dos horas de encuentro con Álvaro en las instalaciones deportivas de la Universidad Complutense de Madrid nadie se le acerca a pedir un autógrafo o un selfie. No hace ni dos meses que copó portadas con su oro olímpico en el relevo mixto junto a María Pérez, pero pasa desapercibido y le gusta. En un momento de la entrevista se le cuestiona por cómo le gustaría ser recordado. "Es que yo no quiero que se acuerden de mi nombre, sino del ejemplo. Que digan 'ya me acuerdo de uno que consiguió lo máximo con el deporte y a la vez con los estudios'".

Ese 'uno' creció en Llerena, un pequeño pueblo de 6.000 habitantes, rodeado del ejemplo académico familiar ("en mi casa yo soy el más tonto. Mi hermana mayor es ingeniera química, la pequeña es ingeniera aeronáutica, mi padre es ingeniero agrícola y como hobbie se sacó Psicología y mi madre es veterinaria...) y que nunca fue un empollón -"el instituto lo pasé raspado, un director le dijo a mi madre que su hijo lo de estudiar... nada"- ha sido y quiere ser mucho más. Un atleta sin mordaza también, un amante de las causas perdidas al que no le asusta hablar ni de política.

¿No es un poco radical lo de retirarse en el mejor momento de su carrera?
Es un poco raro sí. Pero lo tenía claro desde hace uno año, cuando me confirmaron que estaba seleccionado para entrar en Garrigues. Por la dificultad que entraña, con toda la gente que se presenta y las pocas plazas que hay, y la dedicación y exclusividad que requiere, no iba a poder entrenar al alto nivel. Y qué sentido tiene que me presente a un Mundial para, por ejemplo, quedar entre los 10 primeros, sabiendo que tengo potencial para ganar. Me he tomado este año para ir despidiéndome poco a poco del atletismo. Y en silencio, porque sólo lo sabían mi entrenador y mi pareja. Ha sido como un luto y el día que lo anuncié sentí un alivio.
¿Qué le dijo María Pérez?
Al principio no se lo tomó bien, se enfadó. Cuando estaba comunicando la decisión en el Teatro Romano de Mérida y ella se emocionó para mi fue muy duro, porque hemos crecido juntos. Hemos vivido grandes cosas a la vez, la primera vez que fuimos campeones de Europa, del mundo, el oro olímpico juntos. Y también cosas duras, como el cuarto puesto en Tokio. Va a conseguir otra pareja de baile también muy buena, así que no se tiene que preocupar.
María Pérez y Álvaro Martín, con el oro en los Juegos de París.

María Pérez y Álvaro Martín, con el oro en los Juegos de París.EFE

Lo vivido en los Juegos de París le quedará siempre.
Fue muy bonito. Con lo que sabía... Después del bronce, me quedaba mi última carrera como profesional y fue un colofón. Justo antes de salir me acerqué a mi entrenador intentando no llorar y le dije: 'Jose [Antonio Carrillo], el último baile'. El hombre se quedó un poco pillado. Pero eso no me iba a despistar, iba a ir a muerte. En mi último segmento del relevo, hay un momento en el que Pintado, que había sido campeón olímpico, me deja atrás. Era el último kilómetro y medio de mi carrera deportiva, iba muerto, me dije: 'Hay que dejarse la piel'. Le pasé y le pude dejar a María esa ventaja.
Después de Tokio llegó a pensar que quizá el talento no le daba para ganar una medalla olímpica.
Estaba volviendo en el avión, 14 horas, y pensaba: '¿Y si éste era el tren para ganar la medalla olímpica, se me ha escapado y no va a volver?'. Mi rabia es que no sabía qué más tenía que hacer para mejorar. Pero gracias a estar en el pozo, hundido, he hechos los mejores años de mi carrera. Ser cuarto no es un mal resultado, pero ese mazazo me ha traído todo lo bueno.
¿Por qué estudió Ciencias Políticas?
Me encanta la politología. No ejercer como político, pero sí estudiar todo lo que lo rodea. Me lo pasé genial. En la Facultad de Somosaguas estaba surgiendo Podemos, muchos de mis profesores estaban dentro del partido. A parte de lo teórico, lo estábamos viendo en la práctica. Te gustará o te disgustará, pero teníamos algo práctico delante. No era leerte un tochaco. Fue muy emocionante.
Ha tenido ofertas para entrar en partidos.
Me han ofrecido de todos los espectros políticos entrar en listas, para la Asamblea de Extremadura. Pero no me ha llamado la atención. Ahora mismo esa puerta está muy cerrada. Dentro de 15 años... no sé. Me quiero dedicar a la abogacía. Pero ojo, política hacemos todos. Yo hago política, me meto en asociaciones. La OSCED, por ejemplo, para defender la lengua extremeña.
Álvaro Martín, en la pista de ceniza de la Universidad Complutense.

Álvaro Martín, en la pista de ceniza de la Universidad Complutense.SERGIO GONZÁLEZ VALEROMUNDO

La polarización política te ha tocado en primera persona con las acusaciones de Ibarra.
Mucha gente me dice, 'eres muy valiente, pero a lo mejor no te compensa'. ¿Por temer a alguien no voy a decir aquello que creo que es justo? No me gusta la crispación, todo puede llegar a ser politizado. Lo vimos en el Eurocopa con la selección. Si hacía algo era de izquierdas, si hacía lo otro era de derechas. ¡Pero si están jugando al fútbol! ¿Lamine Yamal está pensando es que es un referente para la izquierda? Pues yo creo que no, que está jugando lo mejor que puede y ya está. Como deportista y ciudadano no me gusta que las siglas del partido pesen más que intentar llegar a un acuerdo con otro. Yo soy del PP, tú del PSOE, nos sentamos aquí sin conocernos y sin decirnos de qué partido somos y a lo mejor llegamos a un acuerdo. Si lo sabemos, se cierra cualquier puerta. Eso da rabia. ¿Cómo van a llegar a acuerdos si cada uno está luchando en su trinchera, en su guerra particular? Hay aspectos en que las disputas son más de niños chicos, que no están a la altura.
¿Cómo extremeño, cómo ve el problema territorial?
Es complejo. Entiendo que las comunidades autónomas compitan entre ellas. Si quieren atraer inversores o grandes empresas, Madrid competirá con Barcelona o Valencia. Lo que no se puede hacer, y voy al tópico, es lo del tren extremeño. Que no es tanto de inversión, es un derecho. No puede ser que España, que es potencia a nivel mundial en temas ferroviarios, tenga a una de sus regiones olvidadas. Nos hemos acostumbrado a un tren parado en verano con 40 grados o trenes de diésel. Que sólo pasa en nuestra tierra. Cómo nos vamos a callar. Igual que en Soria piden una autovía o en Teruel infraestructuras. Por supuesto. Es intentar equilibrar. No tiene sentido que unas comunidades estén muy por arriba y otras muy por abajo. Cuanto más igualitarias, más crecerá el país.
¿Por qué los deportistas no hablan de política?
Muy sencillo. Los patrocinadores, cuando firmas un contrato, te dicen: 'Cuidado con lo que pones en las redes sociales o con lo que dices'. De entrada te avisan de que eso es motivo de la rescisión del contrato. Una vez tuvimos un taller de redes y nos decían: 'si queréis defender causas sociales, que sea la paz en el mundo o que acabe el hambre'. Eso está muy bien, pero si van a abrir un refinería al lado de mi casa, no puedo defender eso. Tú eres un producto, pero yo no soy sólo deportista. Obligarte a no mostrar ciertas opiniones, también es política.
Álvaro Martín posa para EL MUNDO.

Álvaro Martín posa para EL MUNDO.SERGIO GONZÁLEZ VALEROMUNDO

Pero para los deportistas minoritarios, las redes son una fuente de ingresos importante...
Así es, si quieres tener patrocinadores no puedes desviarte de esta línea y eso va a repercutir económicamente. Pero yo siempre he podido decir lo que quería y por eso me he metido en esos fregados. Y también se pueden decir las cosas de forma educada, sin faltar al respeto. Si no estás de acuerdo, por ejemplo, con la Guerra de Israel, no tienes que decir que todos los judíos son unos genocidas.
¿Qué causa te gustaría defender como abogado?
Estoy muy implicado en el tema de la agencia antidopaje. No sólo es una vergüenza a nivel nacional, empieza a serlo internacional. No puede ser que por una cuestión de procedimiento se nos están escapando varios positivos que pueden estar compitiendo. Es un desastre. Y pienso en mí mismo. Alguien puede pensar: 'Álvaro va dopado'. Si mi agencia funciona correctamente y muestra la mayor transparencia posible, desaparecen esas nubes de dudas.
¿Ser como eres te ha traído muchas enemistades?
Me he metido en muchos líos. Y resulta violento. Puedo tener buena relación con una persona, pero si por una situación tenemos que enfrentarnos... Con el tema de la agencia antidopaje, tener que discutir entre los deportistas es desagradable. Porque muchos son amigos míos. Pero siempre he entendido que era el peaje a pagar. Me he hecho pocas enemistades, pero alguna muy importantedepord.
Decir adiós en lo más alto: Rosberg, Mark Spitz, Björn Borg y otros deportistas que se retiraron en el mejor momento de sus carreras

Decir adiós en lo más alto: Rosberg, Mark Spitz, Björn Borg y otros deportistas que se retiraron en el mejor momento de sus carreras

Cinco días después de ganar el Mundial de Fórmula 1, Nico Rosberg anunció que se retiraba con 31 años. «Ahora que lo he conseguido, que he escalado mi montaña, que estoy en la cima, me siento bien», explicó. El último partido que Pete Sampras disputó en su carrera profesional fue la final del US Open de 2002, en la que ganó su 14º Grand Slam. «Estoy en paz, he cumplido», aseguró el estadounidense, 32 años entonces. Diez más que Mark Spitz, quizá el ejemplo más extremo de retirada prematura del deporte: el legendario nadador dijo adiós nada más colgarse siete medallas de oro en los Juegos de Múnich de 1972.

En el arcano del deporte, otro episodio sin explicación: el retiro de Bobby Fischer del panorama ajedrecístico a los 29 años, en 1972, cuando se encontraba en la cúspide.

Cuando no hay lesión grave de por medio, el hastío suele ser la razón principal en la rareza de despedirse del deporte a edades tempranas, algo que los avances en preparación física, medicina y dieta han convertido en aún más puntual. El caso de Álvaro Martín, que lo deja nada más ganar dos medallas olímpicas en marcha (bronce individual y oro en el relevo mixto) para centrarse en sus estudios y su carrera de abogado, no tiene apenas precedentes.

En el exigente mundo del tenis, además de Sampras, se encuentran otros ejemplos. Uno de los más sonados fue el de Björn Borg. ¿Hasta dónde hubiera llegado de no haberse retirado con 26 años? Tras perder la final de Wimbledon de 1981 ante John McEnroe, con 11 Grand Slams en su palmarés, entró en un declive de desgana que le llevó a poner fin a una trayectoria que había empezado de adolescente.

Justine Henin era la número uno del mundo cuando anunció su retirada en mayo de 2008. Dos años después volvió al circuito, pero a los seis meses una lesión hizo que dejara definitivamente la raqueta con 29 años. Algo no muy diferente al caso de Ashleigh Barty, quien, en marzo de 2022, con 25 años, puso punto y final a su fulgurante trayectoria sólo semanas después de haber conquistado en Australia su tercer Grand Slam. «Sé cuánto trabajo se necesita para sacar lo mejor de nosotros mismos. Y dejé de tener eso en mí. No tengo la predisposición física y mental ni todo lo necesario para volver a desafiarme al más alto nivel. Estoy agotada», zanjó.

Mark Spitz, en acción.

Mark Spitz, en acción.

La lista no es extensa pero sí hay otros casos llamativos. En el motociclismo, ninguno como el de Casey Stoner, campeón de MotoGP en 2007 y 2011, y retirado en 2012 con 27 años. En su caso, la ansiedad fue el desencadenante del adiós: «Cuanto mejor iba el fin de semana, más quería morir».

El nuevo Madrid sigue sin carburar: cae en Múnich y Campazzo pierde los papeles

El nuevo Madrid sigue sin carburar: cae en Múnich y Campazzo pierde los papeles

Europa, la razón de ser del Real Madrid, su destino obligado, no supuso reacción. Este nuevo Madrid en busca de rumbo y crecimiento sumó su tercera derrota seguida del curso, otro borrón, otro palo en la rueda para su despegue, ante un Bayern agresivo y mordaz, liderado por la clase de Shabazz Napier, uno de esos NBA que alegran la Euroliga. [97-89: Narración y estadísticas]

Para saber más

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Las alarmas ya están encendidas, pese a que no van ni dos semanas de competición. Fue un mercado de riesgo, una renovación más profunda de lo habitual, y Chus Mateo sabe que no puede permitirse un equipo sin alma. Intentó ponerse serio tras un mal arranque, firmó unos alegres minutos después del descanso, pero acabó tan desquiciado como Campazzo en la última jugada, en la que fue expulsado por protestar de mala manera una falta que no pitaron cuando buscada a la desesperada la prórroga.

Todo en el estreno del espectacular SAP Garden, donde flotaba en el ambiente el navajazo en Coruña y la final de la Supercopa perdida. Y el Bayern, también reinventado con Gordon Herbert y hasta cinco caras nuevas, pronto supo agrandar la herida con su baloncesto de cara.

Sin Hezonja, Mateo varió su quinteto con la introducción de Eli Ndiaye (repitiendo el guion de las dos últimas Final Four) y sin el señalado Rathan-Mayes (que dejó fogonazos de calidad, aunque falló cuatro tiros libres imperdonables). Pero pronto se comprobó que el arranque de la Euroliga en Múnich no iba a servir para reencontrarse con la fluidez. Dos derrotas seguidas nublan la confianza, más cuando el remozado Madrid necesita cimientos desde los que crecer. Pero este Bayern post Laso encontró facilidades que quizá no esperaba.

Defensa

Los blancos olvidaron la lección número uno, la de defender. Pérdidas, faltas de concentración y el Bayern acribillando desde el perímetro, especialmente mortal Napier. Sólo Musa, como queriendo arreglar el desaguisado que costó la derrota en Coruña el domingo, contestaba. Mateo hizo debutar en la temporada al olvidado Hugo González y fue la segunda unidad la que propició la primera reacción, con un triple desde el medio del campo sobre la bocina de Rathan-Mayes.

Pero el inicio del segundo acto fue volver a las andadas, a la desidia defensiva, con Carsen Edwards como un demonio y Voigtmann descolocando a todos con sus lanzamientos y sus rebotes ofensivos. La ventaja llegó a ser de 11 tras una canasta de Booker y ahí, de nuevo, el toque a rebato. Otro golpe de orgullo comandado por Campazzo y Tavares para cerrar la herida antes del descanso (52-51).

Fue otro Madrid a la vuelta, como no podía ser de otra forma. Y pronto se notó en el marcador su salto defensivo. Un parcial de 0-13 para cambiar la dinámica. Campazzo se adueñó completamente del escenario, una lección magistral de dominio, baloncesto diversión con puntos y asistencias y su clásica conexión con Tavares. Sólo cuando se tomó un descanso -el contraste con Feliz es abismal todavía- pudo el Bayern respirar.

Pero cuando la corriente parecía a favor, emergió un Bayern tremendo en el comienzo del acto definitivo. Un 24-4 (cinco triples y la electricidad de Carsen Edwards y Napier) para encender todas las alarmas, para tirar todo el trabajo por tierra, pues ni el desesperado arreón final pudo evitar el peor de los augurios, una derrota para empezar la Euroliga, tan fastidiosa como para sacar de sus casillas a Campazzo, el líder que comprueba como su excelencia no le sirve a su equipo.

Por qué la NBA es el gran caladero de la Euroliga (y no al revés)

Por qué la NBA es el gran caladero de la Euroliga (y no al revés)

Cuando Bob McAdoo aterrizó en Milán en el verano de 1986 era toda una rareza. El que había sido máximo anotador de la NBA luchando por la Copa de Europa. Lo mismo que Dominique Wilkins años después en Atenas. En la Euroliga que arranca este jueves y que festeja su 25 aniversario (todavía sin sede para su Final Four de mayo) sólo hay un equipo, el novedoso París Basketball, en el que ninguno de sus jugadores ha debutado en la mejor liga del mundo. Otros, como el aspirante Olympiacos, posee hasta 10 con pasado yankee. El trasvase de cada verano se ha convertido en la gran animación de la competición. Y este 2024 no ha sido excepción.

La noticia ya no es que los mejores de Europa acaben en las redes de la poderosa y millonaria NBA, que apunta directamente a los jugadores en formación. Esta vez apenas le ocurrió a Gerschon Yabusele, impulsado a última hora por su asombroso despliegue con Francia en los Juegos Olímpicos. Sasha Vezenkov, que para la mayoría de los General Managers es el mejor refuerzo del verano (para el 53,8%, según la encuesta de BasketNews) ha deshecho el camino que recorrió hace un año junto a Vasilje Micic y está de vuelta en el Olympiacos. Un viaje en sólo ya una dirección que incluye jugadores de todo pelaje, desde veteranos que encuentran un motivante último baile en Europa, hasta jóvenes en busca de la oportunidad que no se les otorga en el frenético mercado americano con 30 franquicias (y 15 jugadores en cada una de ellas, además de los equipos afiliados de la G-League). Pero también tipos en el mejor momento de sus carreras ávidos de nuevos alicientes competitivos.

Es el caso, por ejemplo de Cedi Osman, el último fichaje del campeón. El turco tiene 29 años y ha disputado casi 500 partidos en la NBA (más de 70 la pasada temporada con los Spurs). Ahora está a las órdenes del inefable Ergin Ataman. «Si se tratara de otro jugador que no tuviera experiencia europea en su carrera, no hubiéramos hecho este traspaso. Pero Cedi tiene una gran carrera en la NBA y no tiene 33 o 34 años. Vino a Europa porque no encontró lo que quería en la NBA. Decidió jugar en la Euroliga porque vio y entendió, como muchos jugadores de la NBA finalmente entienden ahora, que la Euroliga es una competición de nivel NBA. A veces, más alto que el nivel de la temporada regular», aseguró rotundo el técnico del Panathinaikos.

Cedi Osman, antes de un partido con el Panathinaikos.

Cedi Osman, antes de un partido con el Panathinaikos.

Un caso parecido podría ser el del Evan Fournier (Olympiacos) o el de Furkan Korkmaz (Mónaco). El verano pasado ya habían llegado a la máxima competición europea tipos con mil batallas americanas como los hermanos Hernangómez, Kemba Walker o Jabari Parker. Y esta temporada el Real Madrid (que debuta en Múnich ante el Bayern, 20.45 h.) recoge el retorno de Garuba (como en su día hizo con Musa, Deck, Campazzo,Hezonja o Tavares), el Efes contará con dos clásicos de rotación como Stanley Johnson o Jordan Nwora, el Barça con Chimezie Metu, el Fenerbahçe con Boban Marjanovic, el Partizan con Aleksej Pokuevski, Frank Ntilikina y Carlik Jones, el Asvel con Shaquille Harrison y el Panathinaikos también con el gigante turco Omer Yurtseven. Todos tuvieron más o menos recorrido el año pasado en la NBA.

En total, serán 91 los jugadores que al menos han disputado un partido en la NBA. Ninguno de ellos como Serge Ibaka (ahora en el Real Madrid tras un curso en el Bayern), con 1.071 noches a sus espaldas, al que sigue Marco Belinelli (925). Sólo seis de los 18 equipos no podrían integrar un quinteto exclusivo de ex NBA, con el mencionado Olympiacos a la cabeza seguido de bien cerca por el Partizan (9) y Fenerbahçe (para los GM, el equipo de Jasikevicius es el que mejor se ha reforzado), Madrid, Barça y Monaco con ocho jugadores. En la ficticia clasificación de partidos NBA en sus filas, el primero con diferencia es, curiosamente, el Barça (1.955), seguido por el Madrid (1.750) y el Panathinaikos (1.617).

Muere a los 58 años Dikembe Mutombo, el legendario rey de los tapones de la NBA

Muere a los 58 años Dikembe Mutombo, el legendario rey de los tapones de la NBA

A Dikembe Mutombo se le recordará por un gesto inconfundible que tantos han copiado después, su enorme dedo índice negando tras haber taponado al rival, el "no en mi casa" que era a la vez una definición de sí mismo. El africano, uno de los mejores pívots defensivos de la historia de la NBA, ha fallecido este lunes a los 58 años tras no haber superado un tumor cerebral.

Dikembe Mutombo Mpolondo Mukamba Jean-Jacques Wamutombo llegó a jugar, con sus 218 centímetros, casi 1.200 partidos en la mejor liga del mundo tras haber nacido en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, y sólo Akeem Olajuwon ha puesto más tapones que él en la historia de la liga. Su media por partido fue de 2,8 (un total de 3.289 gorros). Llegó a ser ocho veces All Star, cuatro veces nombrado mejor defensor y, ya retirado, fue incluido en el Hall of Fame.

Había llegado a EEUU ya con 21 años para enrolarse en la Universidad de Georgetown, donde formó una pareja inexpugnable junto a Alonzo Mourning y, fuera de las canchas, se licenció en Lingüística y Diplomacia e incluso estudió Medicina. En 1991 fue elegido en el puesto 4 del draft por los Nuggets, donde pronto impactó en la competición: fue ya All Star, nombrado Rookie del Año y promedió el tope de su carrera en anotación (16,6 puntos), además de 12,2 rebotes y, por supuesto, tres tapones.

En su tercera temporada, la franquicia de Colorado iba a protagonizar una de las grandes gestas de siempre. No sólo regresó a los playoffs: en la primera ronda eliminaron al mejor equipo del Oeste y favorito al anillo, los Sonics de Gary Payton y Shawn Kemp.

Mutombo, con su envergadura y su intuición defensiva, siguió siendo un jugador único en la protección de la pintura, aunque el anillo siempre se le resistió. Cuando más cerca estuvo fue en su posterior etapa en los Sixers, donde disputó las Finales de 2001 junto a Allen Iverson. Eso fue tras su paso por los Hawks. Después, ya algo en declive, llegó a jugar y perder otra final con los Nets de 2003. Alargó su carrera hasta 2009, siempre aportando en cada franquicia -ganó el premio al defensor del Año hasta en cuatro ocasiones, marca que sólo ha sido igualada por Rudy Gobert y Ben Wallace- que se hizo con sus servicios. Ese abril, un choque con Greg Oden dañó aún más su rodilla cuando jugaba para los Rockets y puso fin a su enorme trayectoria, a la que nunca faltó una sonrisa como acompañante.

"En la pista fue uno de los mejores taponadores y defensores en la historia de la NBA. Fuera de la cancha, puso su corazón y su alma intentando ayudar a los demás", ha destacado Adam Silver en el comunicado de la NBA que anunciaba el fallecimiento del pívot a los 58 años tras no poder superar su cáncer cerebral, que le fue diagnosticado en octubre de 2022. Tras su periplo como jugador, fue embajador de la Liga. Además, desempeñó una destacada labor humanitaria con la Fundación Dikembe Mutombo para intentar erradicar enfermedades infantiles que sufrían muchos niños en su país natal. Hasta en dos temporadas había sido reconocido con el Premio J. Walter Kennedy, el galardón que premia al jugador que más servicios y dedicación presta a la comunidad.

Expectativas e incógnitas del Real Madrid más renovado: el agujero Yabusele, fichajes que no son "héroes" y a la espera de un refuerzo

Expectativas e incógnitas del Real Madrid más renovado: el agujero Yabusele, fichajes que no son “héroes” y a la espera de un refuerzo

Hacía años que el Real Madrid no experimentaba un lavado de cara semejante y de ahí los interrogantes. Que la Supercopa Endesa, donde no perdía un partido desde hacía siete años, no ha servido para mitigar. Los blancos arrancan el curso hoy (18.30 h.) en La Coruña ante el recién ascendido Leyma y el jueves visitan al Bayern en el comienzo de la Euroliga. La trituradora de partidos en la que desde hace tiempo devino el baloncesto continental ya está en marcha y la exigencia, evidentemente, no mengua. Aunque, de momento, el mensaje que traslada Chus Mateo mientras pide un refuerzo es claro: "Necesitamos tiempo".

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Un mercado abierto para el Madrid porque, cuando ya estaba su plantilla a punto perdió de forma inesperada a Guerschon Yabusele, pieza clave. El francés dejó un buen pellizco en la caja con su vuelta a la NBA después de su impresionante despliegue en los Juegos, pero también un hueco enorme. Antes, los blancos, que nada más terminar el curso tuvieron que solventar el culebrón Hezonja, habían perdido a tres de los veteranos sin los que nada se entendería, Sergio Rodríguez, Rudy Fernández (ambos retirados) y Fabien Causeur. Pero también al crecidísimo Vincent Poirier (Carlos Alocén, que apenas contó tras superar su grave lesión, ha fichado por el Gran Canaria).

En su apuesta por la continuidad desde que ya hace 13 años comenzara la era Laso, que después ha mantenido de manera brillante Chus Mateo, cada verano la plantilla sufría un par de pinceladas. Sin ir demasiado lejos, hace un año apenas Facundo Campazzo fue la única cara nueva, aunque en realidad no lo fuera, pues regresaba tras su experiencia fallida en la NBA. Por eso no es que se perciban alarmas en el club, pero si expectativas y quizá ciertas dudas por cómo va a funcionar todo ahora. "Este año no va a ser tan fácil como el pasado porque hay cambios", avisa el entrenador. "Hemos perdido a jugadores importantes", lanzó un Alberto Abalde del que sin duda se aguarda un paso adelante (fue renovado).

Feliz, Abalde y Llull, durante la Supercopa.

Feliz, Abalde y Llull, durante la Supercopa.ACB Photo

Hubo cuatro fichajes y en ellos recaen las incógnitas. Porque, menos el veteranísimo Serge Ibaka, los otros tres nunca han experimentado la exigencia de competir al máximo nivel Euroliga. Andrés Feliz, que hace apenas tres temporadas estaba jugando en LEB Plata y que protagonizó un asombroso estallido en el Joventut, y Xavier Rathan-Mayes, un norteamericano de 30 años bajo el radar (en las últimas siete temporadas ha estado en 14 equipos) que se hartó de meter puntos el año pasado en el Enisey Krasnoyarsk de la liga rusa, ni siquiera han debutado en la máxima competición continental, el destino imposible de esquivar por el Madrid, que perdió la pasada final contra el Panathinaikos. Usman Garuba, otro de vuelta de una NBA en la que pasó desapercibido, llegó a disputar 53 partidos de 2019 a 2021.

Evidentemente, ellos no van a tener la responsabilidad de ser el core del equipo de Mateo. "No necesitamos héroes, sino gente que nos ayude", ha admitido el técnico, que usó la palabra "piernas", es decir, energía y frescura. La responsabilidad de mantener la pujanza del equipo blanco recae, básicamente, en cinco jugadores a los que sumar la sabiduría y la excepcionalidad del capitán Llull. Son Campazzo, Tavares, Musa, Hezonja y Deck. "Se fueron jugadores importantes y nos toca mantener el legado", admitía el argentino, MVP del pasado título ACB.

A sus 33 años, el Facu es el motor (lo volvió a demostrar en Murcia) pero también ya ocupa el vacío dejado por el Chacho y Rudy en cuanto a carisma. Antes de la Supercopa valoró a cada una de las caras nuevas. Y ninguna mejor descripción que la suya.

Rathan-Mayes: "No lo conocía tanto, aunque me había enfrentado a él. Me acuerdo de que nos costó mucho defenderlo. Cuando se rumoreaba su fichaje, me puse algún vídeo de él y, después de verlo entrenarse aquí, es un jugador de tremenda calidad, con muchos puntos, que la pasa bien y puede llevar la pelota. Defiende intenso y dispone de muchos recursos".

Andrés Feliz: "Me encanta porque es supercompetitivo y ganador, pone al equipo por encima de la individual, lo que encaja perfecto en el Madrid. Es duro en los entrenamientos y eso me gusta mucho, quiere ganar, se le ve".

Serge Ibaka: "Es un profesional, está 24/7 en el club para entrenarse, para ayudar a los jóvenes... para todo. Sabe lo que representa jugar en el Madrid".

Usman Garuba: "Es un conocido de la casa que le ha pasado lo mismo que a mí, que ha regresado y se ha encontrado con la dinámica anterior. Eso le ha resultado fácil, aunque quizá le cueste en los primeros meses porque después de dos o tres años en la NBA las cosas son diferentes. Su energía y juventud son valiosas".

También está Hugo González, que debería disponer de los minutos que demanda su calidad, aunque las perlas no siempre tienen su espacio en el Madrid. Y ese fichaje para el que no paran de salir rumores (el último, el de Dylan Osetkowski), aunque Mateo sigue valorando dónde necesita su equipo reforzarse: "No hay prisa".

Pablo Castrillo, el ciclista de moda: "Mi hermano lo dejó por una depresión, ha sido una gran enseñanza para mí"

Pablo Castrillo, el ciclista de moda: “Mi hermano lo dejó por una depresión, ha sido una gran enseñanza para mí”

Hacía seis años que un español no ganaba dos etapas en la misma grande. Entonces, 2018, fue, nada menos, Alejandro Valverde en La Vuelta. Ni los más osados hubieran situado en semejante plano a Pablo Castrillo (Jaca, 2001), bajo el radar hasta hace un mes, revolución total del ciclismo nacional ahora. No sólo por sus dos triunfos de etapa, especialmente por cómo se impuso tanto en Manzaneda como en Cuitu Negro. Osadía, perseverancia, agonía y colmillo. Ciclismo del de antes. «A mí es el que me gusta, el de atacar sin mirar los números», cuenta a EL MUNDO el corredor del Kern Pharma (otra revolución), integrante de pleno derecho de la selección que este domingo afronta el Mundial de Zúrich.

¿Le ha dado tiempo en estas casi tres semanas a procesar todo lo que le sucedió en La Vuelta a España?
Tras la Vuelta estaba bastante fatigado, tanto mental como físicamente. La primera semana fue descanso total y la segunda empecé a creerme y a asimilar lo que me había pasado, las dos victorias y todo lo que había conseguido el equipo. Me ha cambiado la vida, bastante. Esos tres días...
Si le cuentan antes lo que iba a pasar...
No me lo hubiera creído. Veníamos bastante bien preparados y con la intención de ganar al menos una etapa, aunque sabíamos que era muy complicado. Con eso nos hubiéramos ido satisfechos como equipo... ¡Ganamos tres etapas, dos mías! Y sobre todo la del Cuitu Negro. Sabía que estaba en buena forma, pero no me lo esperaba para nada.
¿Siente que fue una reivindicación del ciclismo valiente en plena era de los pinganillos y los vatios?
Es que a mí el ciclismo que siempre me ha gustado es ese, el de antes. Desde que empecé a competir he sido valiente. Siempre me ha dado igual si reventaba o no. Es lo que me gusta. Nunca he tenido miedo a atacar en cualquier sitio, aunque muchas veces me ha salido mal. Estas dos victorias son una recompensa a todas esas veces que no salió bien. Es reivindicar el ciclismo de atacar, de ser valiente y de no mirar tanto los números. Aunque sabemos que también son importantes, claro.
¿De dónde sale ese carácter, esa capacidad de agonía?
No lo sé. Desde que empecé en la bici he tenido esa capacidad de sufrimiento, siempre me he exprimido al máximo, es lo que me ha caracterizado. En esta Vuelta lo he sacado al máximo. Las dos victorias de etapa fueron de mucha agonía. Siempre me ha gustado sufrir... y hasta donde pueda llegar. En Manzaneda ataqué a falta de 10 kilómetros para la meta, iba pensando en Manolo Azkona [fundador del Kern Pharma, fallecido ese mismo día], en la familia... eso me da la fuerza para pasar mi límite. En el Cuitu Negro tenía mejores piernas.
Castrillo celebra una de sus victorias en La Vuelta.

Castrillo celebra una de sus victorias en La Vuelta.KERN PHARMA

Indurain decía eso de «sufrir a gusto».
Cuando vas mal y te vas quedando todo el rato, es un sufrimiento que es muy malo, no se disfruta nada. Pero cuando vas bien de piernas, te ves adelante y disputas la etapa, es un sufrimiento que disfrutas, que te impulsa más a seguir.
Explíqueme esa victoria en el infierno del Cuitu Negro, esa rampa final...
Son paredes. He visto bastantes veces repetida la etapa, los últimos tres kilómetros fueron épicos para mí. El ataque a Vlasov y Sivakov... En mi mente tengo el recuerdo de cuando llegó Vlasov hasta mí y en ese descansillo tuve la calma y la sangre fría de tomarme un respiro y mirar cómo iba mi rival. Ahí tuve la decisión de arrancar, de ver hasta dónde podía ir él. Y, efectivamente, Vlasov iba mal y pude llevarme la victoria.
Tan corpulento, no tiene pinta de escalador... ¿Sorprendió a quién no le conocía?
Desde que empecé lo que más me gustó fueron los puertos de montaña. He podido mejorar en el llano, pero la capacidad de subir bien no la he perdido a pesar de que mi cuerpo cambió, de ser un ciclista corpulento. Espero no perderlo.
¿Cómo te miran en el pelotón al día siguiente?
Fue un honor que me felicitaran tantos ciclistas, sobre todo gente como Van Aert. El pelotón te va tratando diferente, con más respeto. Lo malo de eso es que en las siguientes fugas estás más vigilado. Y ya todo es más complicado, en la escapada te dejan la responsabilidad de cerrar los huecos... Así que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Empezó jugando al hockey hielo en Jaca, su pueblo.
Sí, estuve siete años, disfrutando bastante, como un hobbie de chaval. No se me daba mal, era medio buenillo, pero no es que fuera a llegar a ligas profesionales ni nada. Luego influyeron las salidas en bici con mi madre y, sobre todo, cuando estaba mi hermano en el Lizarte e íbamos a todas las carreras. Eso me enganchó a la bici y decidí probarlo en cadetes. Desde el primer momento disfruté muchísimo tanto de entrenar como de la competición, pero nunca pensaba que iba a ser ciclista profesional. Poco a poco te vas centrando, vas viendo que tus capacidades pueden ser válidas para el ciclismo.
¿En quién se fijaba, quiénes eran sus ídolos?
Me enganché al ciclismo tarde. Pero Valverde me inspiró bastante con sus ataques y victorias, enganchaba. Es uno de mis referentes, como Contador y Purito.
Pablo Castrillo, durante la Vuelta a España.

Pablo Castrillo, durante la Vuelta a España.KERN PHARMA

La primera ciclista de la familia fue su madre.
Los veranos en los que íbamos a Cambrils salía con ella con la bicicleta. De ahí me viene el ciclismo, mi madre fue una inspiración. Siempre le ha gustado la bicicleta y ahora el ciclismo femenino va aumentando, ganando popularidad y su nivel va subiendo. Es la presidenta del club del pueblo.
Y su padre corre maratones.
Los dos son militares. Mi padre se jubiló hace años y mi madre hace un mes. Mi padre empezó tarde, con más de 40, pero se hizo unos cuantos maratones. Somos una familia de deportistas y eso es de agradecer para que un niño como yo se enganchara al deporte.
Su hermano Jaime, cinco años mayor, ex ciclista del Movistar y el Kern Pharma entre otros, tuvo que parar. ¿Cómo viviste el proceso?
Mi hermano siempre ha sido un ejemplo, un pilar fundamental. Siempre lo he visto con un motor increíble, capaz de hacer grandes cosas encima de la bici. Pero siempre le ha costado, se ponía mucha presión y acabó desembocando en una depresión. Decidió dejarlo, porque para su salud era lo mejor. Fue una decisión valiente que le ayudó bastante. Estos dos años que ha estado sin bici notaba que le faltaba algo y ha decidido volver [con el equipo portugúes de categoría Continental Sabgal / Anicolor]. Para mí es una decisión muy importante y complicada; después de estar dos años parado meterte en un pelotón profesional, con lo duro que es y con el estrés que hay. Con todo lo que ha pasado han sido unas enseñanzas para mí muy grandes. De que lo primero es intentar disfrutar de la bici, no meterte tanta presión y luego viene lo demás. La bici es importante, pero primero eres una persona que tiene su vida. No todo es la bici.
¿Qué le dijo tras sus victorias?
Estaba feliz y emocionado. Lloró bastante. Me dijo que me mantuviera con los pies en la tierra. Que los éxitos no se me suban a la cabeza. Que siga trabajando como hasta ahora, apoyándome en las personas cercanas que tengo al lado.
¿Nos va a sorprender a todos también en el Mundial?
Esto es un premio para mí, con lo duro que es y el cartel que hay... Tenemos un equipo muy bueno para poder ganar, con Enric [Mas], Peio [Bilbao] y [Juan] Ayuso. Me tocará aportar al máximo a la selección, ayudar lo que se pueda y volver a ir de tapado.
El tema de moda: ¿dónde correrá el año que viene?
Es normal que se hable y que haya rumores después de las dos victorias etapas y de que aún no haya firmado. Ahora tengo que elegir. Me lo estoy pensando, en negociaciones [estaba con Ineos, pero han surgido más pretendientes]. Pensando en lo mejor para mi futuro, para seguir progresando y ver donde está mi techo. Valoro lo económico y lo deportivo, el proyecto, las personas que hay detrás, el grupo de rendimiento... Es una decisión importante.
¿Cómo es Pablo Castrillo cuando se baja de la bici?
Me gusta ir a caminar al monte y mucho jugar al pádel. Me gusta mi pueblo, me ayuda a desconectar.
Javier Gómez Noya, el triatleta del corazón rebelde, anuncia su retirada tras más de dos décadas de leyenda

Javier Gómez Noya, el triatleta del corazón rebelde, anuncia su retirada tras más de dos décadas de leyenda

"Ha sido increíble el viaje". Hace menos de un año, Javier Gómez Noya hacía balance de su carrera en una entrevista en EL MUNDO. Venía del periodo más negro de su carrera en cuento a lesiones, dos cursos sin levantar cabeza, pero también del momento más feliz de su vida fuera del deporte, el nacimiento de su hija Olivia. Este miércoles, el gallego, la gran leyenda del triatlón español, ha anunciado que esta será su última temporada compitiendo a nivel profesional.

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A sus 41 años, con 26 de carrera en un deporte que cuando él comenzó todavía se desperezaba, Gómez Noya cierra un ciclo rebosante de éxitos. Pero, para entender el cénit en el que habitó, sus cinco mundiales, su plata olímpica en Londres, sus épicas batallas con los hermanos Brownlee, hay que acudir al origen. Porque, cuando tenía 17 años y era ya una joya del triatlón, el padre de Javi recibió una llamada heladora: su hijo debería dejar el deporte para evitar riesgos en su salud.

La causa era una valvulopatía (tenía una válvula aórtica bicúspide) y su panorama bastante gris. "Se me vino el mundo encima. Me encontraba perfectamente, entrenaba con normalidad. Y, de repente, te cuentan eso y no lo entiendes", explica el propio Javi en "A pulso", la estupenda biografía que Paulo Alonso y Antón Bruquetas publicaron en 2015.

Apartado de la selección española, su anomalía cardíaca se convirtió en asunto de estado. Tras el terrorífico y desalentador informe del CSD, Javi y su familia buscaron segundas opiniones por todo el mundo. Y los estudios de su 'corazón rebelde y gigante' mostraron un panorama más esperanzador. "En muchos medios de comunicación había sido un chico que podría llegar a ser el mejor del mundo y, de repente, parecía un loco que se podía morir en cualquier triatlón", recuerda en el libro el proceso la triatleta Saleta Castro. "Hubo gente empecinada en que mi carrera deportiva acabara", ha pronunciado en diferentes ocasiones Gómez Noya, nacido en Basilea (Suiza), donde sus padres, ferrolanos, emigraron por motivos laborales.

Noya siguió compitiendo (llegó a ser campeón del mundo sub 23), aunque no fue hasta 2006 cuando la batalla legal se solucionó y pudo volver a correr oficialmente. Se había perdido los Juegos de Atenas, aunque ya su fulgurante carrera estaba lanzada. Dos años después, en 2008, lograba el primero de sus cinco campeonatos mundiales ITU (además de cuatro subcampeonatos y cuatro títulos europeos). Un reinado al que no pudo añadir la corona más preciada y perseguida, el oro olímpico.

En 2012, en Hyde Park, lo rozó, una estupenda plata entre Alistair y Jonathan, los hermanos Brownlee. Cuatro años antes había sido cuarto en Pekín, donde tuvo problemas digestivos -me faltaba experiencia y me sobraba presión", ha reconocido después- y a Río 2016, donde acudía como gran favorito (ese mismo año recibió el Premio Princesa de Asturias de los Deportes) no pudo acudir por una maldita caída con la bici dos meses antes del evento. En Tokio, perjudicado por el año de retraso a causa del covid y por una otitis durante la prueba, se despidió del olimpismo con todos los honores.

Entonces ya había comenzado su salto a la larga distancia, para la que realizó un parón en su preparación de cara a los Juegos. Gómez Noya fue doble campeón del mundo también de 70.3 (2014 y 2017) y en 2018 se preparó para la prueba reina del Ironman, el Mundial de Hawaii. En Kona sólo pudo acabar en la posición 11.

Tras Tokio intentó volver a preparar la distancia Ironman, pero las lesiones trastocaron todos sus planes. Especialmente tras pasar por el covid, donde sufrió "lesiones extrañas", fracturas por estrés. El pasado mes de abril, Javi sufrió otro duro golpe con el fallecimiento de su madre.

En el anuncio hoy de su retirada -"Si bien nunca es una decisión fácil, sé que es lo correcto. Es hora de dar un paso atrás", ha escrito en sus redes sociales-, destacan dos mensajes. Entre todos los que fueron sus rivales y compañeros, ningunos como los hermanos Brownlee. "Gracias por hacerme ser un mejor triatleta cada día. No tienes debilidades. Te echaré de menos, aunque no ganándome en un sprint de una carrera", bromea Jonny. "Estoy agradecido por las numerosas batallas que tuvimos. Constantemente nos empujaste a ser mejores", ha escrito Alistair.

Se marcha Gómez Noya, el deportista del corazón rebelde, el Capitán para siempre del triatlón español.