El Valencia se queda sin aire: se deja la victoria en el Pizjuán por un error de Mamardashvili en el minuto 93

Actualizado Sábado, 11 enero 2025 - 23:13

No consigue el Valencia ganar. No hay manera. Sufrió en el Pizjuán, marcó Luis Rioja y, cuando acariciaba los tres puntos, quien tantas veces le ha salvado, le condenó. Un error de Mamardashvili en un disparo sin aparente peligro de Pedrosa se convirtió en el empate que les condena. [Narración y estadísticas: 0-0]

Sevilla y Valencia querían superar sus traumas, pero le pesaron como cemento en la primera parte. Los locales sangran por la herida de la eliminación copera y los valencianistas saltaron al campo colistas, así que hubo batalla, brega, disputa y hasta sangre en el pie de Gayà por un pisotón de Carmona en el arranque, pero poco juego y menos ocasiones.

El partido se embarraba en el centro del campo por la presión alta que imponían García Pimienta y Corberán. Si se superaba, era a trompicones y para lanzarse a la carrera desde tan lejos de la portería que no había ventaja posible.

El Sevilla probó con un tiro lejano de Saúl que hizo desperezarse a Mamardashvili. El georgiano, de regreso de su lesión, atajó la mejor ocasión de los hispalenses en un latigazo de 25 metros de Isaac Romero en el minuto 24. En ese momento, eran más dueños de un duelo al que el Valencia le había perdido el pie. Por eso fue un alivio llegar con el empate al descanso después de que Lukebakio sirviera un balón de profundidad a Saúl, que de un derechazo lo estrelló en el lateral de la red.

El paso por el vestuario activó un poco más al Sevilla, que se lanzó a embestir la portería valencianista, aunque con poco colmillo. Cambió el dibujo García Pimienta para apuntalar la medular y lejos de rentabilizarlo, se vio con un gol en contra en tres toques. Saque en largo de Mamardashvili peinado por Hugo Duro a la banda izquierda donde corrió Luis Rioja para encarar y batir a Nyland. Incluso tuvo el sevillano el segundo en el despiste de Badé y Carmona.

Pedrosa celebra su gol ante la desesperación de Foulquier.

Pedrosa celebra su gol ante la desesperación de Foulquier.EFE

Apareció la desgracia para cebarse con Gayà, que salió del campo por la herida del pisotón, y obligó a Corberán a cambiar el sistema. El Valencia dio un paso atrás y volvieron a crecer los locales, con Lukebakio al frente, que marcó de falta anulada por fuera de juego, y la chispa del debutante Ruben Vargas, que se estrelló en el palo.

Buscó el técnico valencianista desahogarse con Sadiq y aguantar un resultado que daba vida. No fue imposible. Llegó de nuevo un error en el tiempo añadido que dejó al Valencia sin aire y convertido en el equipo de las grandes ligas al que más han remontado. 21 puntos se ha dejado por el camino tras ir ganando. Una condena de la que nadie sabe si será capaz de librarse.

El método Premier de Corberán en el Valencia: charlas individuales y restricción de móvil

El método Premier de Corberán en el Valencia: charlas individuales y restricción de móvil

Carlos Corberán aterrizó en Valencia el 27 de diciembre y apenas ha pasado por su casa de Cheste. El entrenador, acostumbrado a la vida 'Premier' que convierte las ciudades deportivas casi en los hogares de los técnicos, se instaló en un hotel junto a Paterna. No tenía tiempo que perder porque cogía a un equipo hundido en la tabla y en el ánimo. Con la terapia clara, no tardó en aplicarla.

Corberán está reelaborando el estilo del Valencia a fuerza de hacer crecer a los jugadores, o quizá sea a la inversa. Lo cierto es que en sólo dos partidos ha dibujado un equipo que elabora más el juego, sin perder verticalidad y siendo más atrevido. Buscar la portería es una obsesión. Conceptos claros y sencillos en lo colectivo, compartidos en el vestuario o en el campo de entrenamiento en dobles sesiones, y mucho trabajo individual a través de charlas que él mismo o sus ayudantes -tiene un nutrido cuerpo técnico- están manteniendo con los jugadores. Los arropa con instrumentos de mejora, que muchas veces pasan por conversaciones y otras por el vídeo. Es intenso porque necesita que asimilen conceptos de pretemporada en plena competición y con el agua al cuello.

Por eso también les exige en detalles que van desde el cuidado del peso -fue lo primero que hizo al aterrizar, pasar al equipo por la báscula tras las vacaciones de Navidad- a la restricción del uso del móvil tanto en la Ciudad Deportiva como en las concentraciones y desplazamientos.

El lateral Aarons, cerca

Corberán, criado en los banquillos en Inglaterra, vive una vida 'Premier': por y para el fútbol, con largas jornadas en Paterna y convivencia con sus jugadores, una de las plantillas más jóvenes de Primera, a los que intenta llevar por ese camino. Sabe que el «crecimiento» que pretende tiene que reflejarse en resultados a contrarreloj, porque el Valencia tiene que sumar si quiere agarrarse a Primera.

Convencido de que el grueso de su plantilla tiene calidad para no estar en el fondo de la tabla, y en su margen de mejora confía, su llegada ha tenido impacto más allá del vestuario. Al refuerzo con la cesión de Sadiq, ya hilvanada con la Real Sociedad, se suma ahora la de un lateral derecho que vendrá... de la Premier. El club había trabajado con Iván Fresneda pero, ante las dudas del Benfica y del propio futbolista, ha escuchado al técnico, que ha mirado hacia lo que más conoce y le parece oportuno que Max Aarons, lateral derecho inglés de 25 años del Bournemouth, llegue cedido en las próximas horas.

No estará en Sevilla, como sí podrían estarlo ya Mamardashvili y Gayà para el segundo de los duelos de la cuesta de enero, un mes en cuyo horizonte aparecen también Real Sociedad y Barcelona. Todo un reto para Corberán.

El Valencia despierta ante el Eldense para colarse con dos zarpazos en los octavos de la Copa

Actualizado Martes, 7 enero 2025 - 22:54

El Valencia resolvió con dos zarpazos un duelo copero ante el Eldense que se presentaba como un examen trampa. Corberán está en periodo de prueba y genera expectación comprobar si puede levantar al equipo. No es la Copa de Rey sea una prioridad yendo penúltimo en la tabla, pero sirvió para seguir creciendo, la respuesta que, a modo de letanía, da el entrenador a cada pregunta ansiosa. Para eso y para algo más. [Narración y estadísticas: 0-2]

Ante el Eldense, con sus propias necesidades en la cola de la clasificación en Segunda, el técnico sometió a una prueba a futbolistas de temporada mediocre que pueden tener una nueva oportunidad. Alineó un once de titulares para engrasar automatismos en el que Sergi Canós, Hugo Guillamón y Jesús Vázquez tenían deberes extra. Los tres tienen que dar un paso adelante. Dos dio Sergi Canós. En el minuto 9 le encontró en la frontal Diego López y, con un zurdazo a la media vuelta y por la escuadra, puso el partido de cara a los valencianistas.

Crecía el Valencia, pero el Eldense encontró su talón de Aquiles: la banda izquierda que Jesús Vázquez era incapaz de sostener. De allí nació un centro que remató Collado a bote pronto para que el balón rozara el poste y de nuevo Gámez, a la media hora de juego y con los alicantinos crecidos, cruzó al área otra pelota que Juanto remató, se le escapó a Dimitrievski y no llegó a cazarla Jorquera.

Justo en ese momento de zozobra volvió a aparecer Canós para cruzar un balón de banda izquierda a la lateral derecho del área donde esperaba Diego López para convertirlo en el segundo tanto valencianista e irse al vestuario con ventaja.

Ajustó Corberán al equipo para afrontar una segunda mitad que debía ser cómoda. Taponó la vía de agua en la banda derecha y movió el banquillo para repartir minutos y ver a Sadiq con la camiseta del Valencia por primera vez. Lejos de que se viera que el Valencia aceleraba en ataque, le costó acomodarse y el Eldense, que también se refrescó, comenzó a verse con opciones de apretar el resultado. Fue más la sensación de peligro que llegaba desde los costados que las ocasiones y los valencianistas se rehicieron para controlar de nuevo el duelo. Hasta tuvieron la más clara.

Una falta de Gámez a Jesús Vázquez en el lateral del área la centró Pepelu, el rechace de la defensa del Eldense lo enganchó en la frontal Almeida y batió a Dani Martín, pero con Sadiq en fuera de juego. Se sacudían así los nervios y Canós tuvo ocasión de marcar su segundo tanto con un disparo que marchó rozando el palo. Con la misma intensidad lo buscó el nigeriano, que dio muestras de su potencia que, con mayor control, puede dar mucho al ataque valencianista.

Vinicius se desquicia en Mestalla, pero el acta del colegiado puede ''salvarle' de un castigo ejemplar

Vinicius se desquicia en Mestalla, pero el acta del colegiado puede ”salvarle’ de un castigo ejemplar

Mestalla es un estadio en el que Vinicius Jr. se desquicia y acaba expulsado por roja directa. Las dos únicas que ha visto desde que juega en España se las mostraron ante el Valencia en el campo de la Avenida de Suecia. Le ocurrió hace dos temporadas después de, con el marcador en contra, perder el control y dar un manotazo a Hugo Duro. Se marchó del campo denunciando insultos racistas, que aún se investigan en un juzgado, y con gestos de 'a segunda' a la grada. Aquella roja le fue retirada por el comité de competición y no conllevó castigo. La que vio anoche lo tendrá, pero cómo el colegiado justificó su decisión en el acta le puede 'salvar' de una sanción ejemplar.

Vinicius fue expulsado en el minuto 79 tras una agresión a Dimitrievski. El meta valencianista le tocó la espalda para que se levantara tras una fallida jugada de ataque, anulada por fuera de juego previo, y el brasileño se revolvió con una agresión. Soto Grado zanjó la polémica con dos amarillas, pero desde el VAR Muñiz Ruiz le avisó de que lo ocurrido podía ser "conducta violenta".

Los audios publicados por la RFEF recogen que el árbitro confirma que va a sacar roja, "por golpear con los brazos en la cara del portero" y pregunta si el balón está parado, a lo que su compañero responde: "Efectivamente". En una revisión minuciosa, se ve que el momento en que el árbitro pita fuera de juego en la acción previa y el momento de la agresión son prácticamente el mismo.

Sin embargo, en la redacción del acta, Soto Grado hace una matización que puede beneficiar al jugador del Real Madrid. "En el minuto 79 el jugador Vinicius fue expulsado por el siguiente motivo: golpear a un adversario en la cabeza de manera deliberada, sin estar el balón en disputa, empleando fuerza no insignificante. Una vez expulsado, dicho jugador tuvo que ser sujetado por miembros de su club y retirado a vestuarios mientras continuaban sus protestas".

La clave para la interpretación de los comités es que si balón está parado, la sanción puede ir de cuatro a 12 partidos, como le ocurrió al jugador del Leganés Óscar Rodríguez por agarrar del cuello a Yeremy Pino, porque se le aplicaría artículo 103: "Agredir a otro/a, sin causar lesión, ponderándose como factor determinante del elemento doloso, necesario en esta infracción, la circunstancia de que la acción tenga lugar estando el juego detenido o a distancia tal de donde el mismo se desarrolla que resulte imposible intervenir en un lance de aquél, se sancionará con suspensión de cuatro a doce partidos".

Pero si la consideración es que la agresión se produce "sin estar el balón en disputa", el castigo puede quedarse en dos partidos.

Sea cual sea la interpretación, el Real Madrid va a recurrir para evitar una sanción que, si supera las dos jornadas, puede afectarle en Copa, el próximo domingo ante el Deportiva Minera en Cartagena, o en la Supercopa de España, que arranca el próximo jueves ante el Mallorca en Jeddha.

Ancelotti: "Eran dos amarillas"

Ancelotti espera al jugador porque ni siquiera vio expulsión. "Vamos a recurrir. Lo que pensamos es que no era roja, que eran dos amarillas. Ha sido un toque de Dimitrievski antes y un empujón de Vini luego, con dos amarillas el tema se acababa. No quiero decir que ha caído en la trampa. Ha intentado hacer las cosas como siempre, hacer su partido. A veces le sale bien y a veces un poco menos. Y nada más, sigue siendo un jugador determinante para nosotros", justificó el técnico italiano, que no ocultó la mala primera parte del Real Madrid. "Es difícil explicar lo mal que lo hicimos en la primera parte y lo bien en la segunda con uno menos. No podemos mostrar estas dos caras", se lamentó, como también por los penaltis fallados. "Creo que tengo que tomar yo la responsabilidad de elegir quién va a tirar", advirtió.

A Vinicius le ayudó que su compañeros fueran capaces de remontar el partido y, por eso, les pidió "perdón" y les dio las "gracias" en redes sociales. Sin embargo, ese post no estuvo exento de polémica.

El brasileño añade un emoticono de dos dedos, un gesto que dirigió a la grada de Mestalla durante varios momentos del partido en los que le silbaban o coreaban la burla 'Balón de playa, Vinicius, balón de playa'.

De manera disimulada, pero recogida en imágenes de partido, el delantero hacía el gesto que ya reprodujo hace dos años en Mestalla. Esta vez, los jugadores del Valencia no se dieron cuenta, pero Hugo Duro le mandó un mensaje: "Que se dedique a jugar, que lo hace bastante bien, y que no se meta en guerras que no son suyas".

El Real Madrid resucita tras la expulsión de Vinicius a costa de un Valencia al que no le basta con ser valiente

El Real Madrid resucita tras la expulsión de Vinicius a costa de un Valencia al que no le basta con ser valiente

Mestalla un campo inhóspito para el Real Madrid, que se rebeló contra su destino justo cuando más complicada era la hazaña. Perdiendo desde el minuto 27, con Vinicius expulsado por roja directa, tras un penalti fallado, un gol anulado y la necesidad de sumar para ser líder. Sin embargo, le bastó un arreón de 20 minutos de fútbol para acabar con la euforia de un Valencia valiente que no parecía penúltimo y que estrelló en el empate en la madera en el último suspiro. [Narración y estadísticas (1-2)]

Por mucho que la grada aplaudiera su honroso gesto con las víctimas de la dana, el Real Madrid sufrió mucho. Un aplauso y a jugar, pero el equipo de Ancelotti pareció quedarse recostado en las extrañas sensaciones que tomaron el campo, con una protesta de hora y media de griterío contra Peter Lim, el goteo de aficionados entrando a las gradas, un fichaje en el palco, Umar Sadiq, y el estreno de un entrenador, Carlos Corberán, al que todos rezan para que logre la salvación sin saber muy bien cómo podrá lograrlo. Sin embargo, la nueva identidad no tardó en revelarse ante un Real Madrid perezoso, quizá por la vuelta al trabajo o por el exceso de confianza, como si al trantrán pudiera ganarse a este Valencia doliente y bailar sobre su tumba.

El Valencia fue un equipo muy serio que exigió desde inicio un esfuerzo que el conjunto blanco se resistió a hacer. Soltó pronto su arreón en el carril izquierdo Vinicius, con cambio de look y silbado, para dejarle a Valverde que lanzara un obús al pecho de Dimitrievski. Lejos de asustarse, los valencianistas respondieron con un centro de Luis Rioja, martirio de Lucas Vázquez, que cazó a la media vuelta Hugo Duro e hizo aparecer a Courtois para dejar la pelota muerta a Almeida y volver a salvar el gol.

Con alas nuevas

Con una presión alta y exigente, el Real Madrid se partía, muy lento en el repliegue. Ni Mbappé, ni Vinicius, ni Rodrygo estaban por la labor de correr hacia su portería, con Valverde multiplicado ante la pasividad de Ceballos. Por las orillas, el Valencia, con ímpetu y valiente, encontraba el camino. Era un equipo desconocido, como si Corberán hubiera aterrizado en el vestuario de Paterna con la marmita de poción mágica que les hubiera dado alas.

Foulquier, escoltado por Diego López para sujetar a Vinicius, cabalgó varias veces hacia el área sin que el brasileño ni siquiera pensara en seguirle. En el minuto 12 ya se coló entre Mendy y Tchouameni y obligó de nuevo al guardameta belga. Se acomodaban bien los valencianistas a un partido mucho más abierto de lo que hubieran soñado. De hecho, Tárrega se echó a tierra para enterrar la única jugada en la que conectaron Mbappé, Bellingham y Vinicius en toda la primera parte.

No le gustaba a Ancelotti lo que veía, con un equipo partido y a merced del acierto a la contra de rivales que, en este partido sí, parecían dignos de privarles del liderato. Y así empezaron a lograrlo cuando de nuevo se escapó Foulquier para dejarle un remate en el área a Javi Guerra que Courtois sólo pudo despejar para dejarlo a los pies de Hugo Duro, que abría el marcador. La única reacción temperamental fue la del técnico italiano, que agitó el banquillo y, arqueando la ceja, mandó un mensaje a sus jugadores. Sólo Vinicius respondió en un mano a mano que salvó el portero.

Necesitaba reaccionar el Real Madrid y lo hizo encerrando poco a poco al Valencia, que empezó a cometer errores habituales. El primero fue de Barrenechea, que no protegió con contundencia una pelota disputada con Vini. De ahí nació un discutido penalti con el que Tárrega frenó a Mbappé. No dudó Soto Grado ni tampoco el VAR, pero el lanzamiento lo estampó Bellingham en la cepa del poste. Es el tercer penalti fallado por los jugadores blancos.

Ocho minutos después, el inglés le filtró un pase tan ajustado al francés que cayó en fuera de juego y su gol fue anulado. No le salía nada a los blancos.

Expulsión y reacción

Aún estaba por llegar la traca que encendería Mestalla cuando, en el minuto 79, un rifirrafe entre Vinicius y Dimitrievski provocó que el brasileño se rebelara y, VAR mediante, el colegiado le enseñó una roja que la grada festejó gritando "Balón de playa, Vinicius, balón de playa". Tan consciente fue de su error que no tardó en pedir perdón en redes sociales.

La luz del Real Madrid la tuvieron que encender entre Brahim y Modric. Ambos se asociaron en el minuto 85 para el croata, burlando a Foulquier, apareciera para rescatar un punto que ya les servía en su escalada hacia el liderato. Pero vieron al Valencia temblar y se lanzaron a condenarlo.

De nuevo un error convertía en estéril todo el esfuerzo. Esta vez fue Hugo Guillamón en un pase atrás que comprometió a Dimitrievski y que cazó Bellingham para amarrar una victoria que resucita al Madrid y demuestra que, aunque sin punto, el Valencia puede tener pulso.

Nervios, milagro y boicot: así recibe el Valencia, con nuevo entrenador, al Madrid

Nervios, milagro y boicot: así recibe el Valencia, con nuevo entrenador, al Madrid

Once entrenadores del Valencia han debutado ante el Real Madrid. Lo hicieron los recordados Di Stéfano, Ranieri, Benítez o Emery, como también Valdano o Pellegrino, con trayectorias más breves y grises. Esta noche Mestalla, en llamas contra Peter Lim, recibirá a Carlos Corberán. A este técnico valenciano sin experiencia en LaLiga se ha encomendado el club para lograr lo que parece ya un milagro.

La agonía a la que sometieron el adiós de Baraja condena al equipo, tembloroso, a un rendimiento extraordinario que nadie ha conseguido. Y lo hace con un calendario que empieza por recuperar el partido aplazado por el azote de la dana ante Real Madrid, que llega con el colmillo afilado en busca del liderato, y sigue con Sevilla, Real Sociedad y Barcelona. Una cuesta de enero pasmosa para un Valencia que camina en el alambre.

Penúltimo, con 12 puntos en 17 partidos, necesita sumar para no enfrentarse a una estadística que asusta. Desde 1995, cuando cada victoria en el campeonato de Liga comenzó a premiarse con tres puntos, sólo un equipo que acabó la primera vuelta con una docena de puntos logró esquivar el descenso. Fue el Zaragoza en 2012, cuando después de lograr sólo dos victorias y seis empates con Javier Aguirre en el primer tramo de la temporada -justo los mismos números que tiene el Valencia- cuajó una segunda vuelta brillante con 12 victorias con Manolo Jiménez al frente.

Pendientes de Sadiq

A eso se agarra Corberán y, tras él, todo el valencianismo con más fe que certezas. Y es que, a día de hoy, la materia prima con la que trabajará el ex técnico del West Bromwich Albion es la misma que no ha rendido desde el pasado abril.

El club, con la autorización de Lim, que parece haberse dado cuenta ahora del riesgo de descenso, busca un lateral derecho y ultima la cesión del delantero de la Real Umar Sadiq si pasa el reconocimiento médico. Pero en el debut no los tendrá, ni tampoco al sancionado Pepelu y los lesionados Mamardashvili, Gayà o Rafa Mir.

Es una incógnita saber cómo será el nuevo Valencia con sólo cinco días de trabajo, en sesión doble, eso sí. «Lo primordial es saber qué queremos ser, a qué queremos jugar y cómo queremos conseguirlo. Esto es un proceso. Quiero un equipo entregado, valiente, resiliente. Esas son las señas que quiero ver en el Valencia», confesó el técnico. Pero tiene el reloj corriendo en contra. Por eso ha llegado con un nutrido grupo de ayudantes y con dos años de contrato bajo el brazo, pase lo que pase, dicen, tras el pago de una cláusula de rescisión de casi tres millones, condiciones aceptadas por la angustia. Eso sí, el proceso de crecimiento debe ser rápido o el destino se volverá irreversible.

Corberán, durante un partido de la Europa League, en 2022.

Corberán, durante un partido de la Europa League, en 2022.AP

¿Cómo ha encontrado a una plantilla que sólo ha sido capaz de ganar en Mestalla al Betis y al Girona? «Si mantienen la actitud, el compromiso y el esfuerzo de estos cinco días, vamos a crecer mucho», advirtió, aunque enfrente esté un equipo que, si bien ha titubeado en el primer tramo de temporada, llega con la inyección moral de tener en su mano el liderato.

«Es una oportunidad para crecer, para plasmar ideas y para demostrar el compromiso y la energía con la que han entrenado. Una oportunidad para acercarnos a ser el Valencia que queremos», insistió el técnico sin más detalles, serio y esquivando respuestas como atajaba balones como canterano. Por si acaso, Ancelotti se ha estudiado a su West Bromwich y cómo puede adaptarlo, lo que no hará fácil el debut, y no sólo por el rival.

Sin público hasta el 19 y con agradecimiento

La parroquia de Mestalla está harta de Lim, de ver cómo hunde a su equipo cada temporada un poco más mientras ahora insiste en acabar un estadio que no quieren y que pone en riesgo la viabilidad económica. Sólo sueñan con su salida y, mientras, hay colectivos como Libertad VCF que llaman al boicot y convocan el vaciado de Mestalla para este partido. Ante las dudas entre los aficionados, que ven compatible oponerse a quien consideran un tirano con darle calor a un equipo ahora que aún lucha por seguir vivo, el vaciado será hasta el minuto 19. Eso esperaba Corberán: «Yo acabo de llegar y respeto todo debate. Pero siento que la afición del Valencia no nos va a abandonar».

Será un duelo clásico, pero raro. Con Florentino Pérez en el palco, sin Vinicius en el disparadero de la grada y con agradecimiento al Real Madrid por su generosa donación y gestos de apoyo tras la dana.

Los tres oros liberadores de Simone Biles

Actualizado Sábado, 28 diciembre 2024 - 20:11

El 27 de julio de 2021, en el pabellón Ariake de Tokio, la mente de Simone Biles se separó de su cuerpo y le mandó parar en medio de los Juegos Olímpicos. La diosa de la gimnasia, con cuatro oros en su palmarés, hizo su primer salto en el concurso por equipos y se despidió. Lo que se rompió en Japón se recompuso en en el Arena Bercy de París el pasado mes de agosto, de donde salió de nuevo en el Olimpo con tres oros, una plata, una sonrisa energizante y un reto cumplido: recordarse que todavía podía hacerlo.

Tres años antes había admitido públicamente un colapso, los temidos twisties, que ponía en riesgo su salud mental y también la física. Cargaba un peso sobre los hombros que no podía soportar. Fue un gesto valiente, pero que tuvo que digerir. Biles se refugió en su casa en Spring (Texas), encerró los maillots y las medallas en un armario y se alejó de los gimnasios y de la ansiedad que le provocaban durante casi dos años.

Entretanto aprendió a domar a sus demonios con terapia y a vivir como una mortal. Hasta quiso ser sólo la mujer del jugador de fútbol americano Jonathan Owens, con quien consolidó su relación y se casó en abril de 2024. Para entonces, ya se volvía a sentir gimnasta y empezaba a visualizarse en los Juegos de París porque había regresado a lo grande en el Mundial de Amberes: oro en el concurso completo individual y por equipos, también en barra, en suelo y una plata en salto. Biles había vuelto, y lo había hecho exhibiendo un salto propio que nadie había intentado en competición: un Yurchenko con doble carpado.

París la recibió con los brazos abiertos y todo fue diferente al recuerdo de Tokio. Ni siquiera la expectativa que creó su regreso la despistó. En la grada, sus mayores apoyos: sus padres y su marido, con un permiso especial de los Chicago Bears para apoyar a la estrella americana. Nadie se quería perder su regreso, desde deportistas como Serena Williams, Zinedine Zidane o Nadia Comaneci a famosos como Bill Gates o las actrices Natalie Portman o la australiana Nicole Kidman. No quedaron defraudados. Biles brilló y se liberó.

Biles besa a su marido, el jugador de la NFL Jonathan Owens.

Biles besa a su marido, el jugador de la NFL Jonathan Owens.GETTY

Se colgó el oro en el concurso completo individual, también junto a sus compañeras del equipo estadounidense y en salto, donde ninguna otra pudo acercarse. Ejecutó rozando la perfección el doble salto Yurchenko, bautizado ahora con su hombre, que es el más difícil de la gimnasia femenina. Hay que realizar un giro sobre el trampolín, un salto con las manos hacia atrás sobre la mesa y, a continuación, se catapulta en una doble voltereta hacia atrás con las piernas estiradas hacia delante. La americana lo bordó para confirmar que su cuerpo y mente estaban perfectamente alineados. Ni siquiera importó que fallara en la barra y que se le escapara el oro en suelo, que fue para la brasileña Rebeca Andrade. La plata también la celebró.

«Había mucho en juego para mí personalmente, porque tenía mucho que demostrarme a mí misma, pero una vez que todo terminó, me sentí muy liberada. Creo que son las emociones después de los Juegos Olímpicos: te sientes en un punto tan alto que no puedes liberarte de verdad hasta que han pasado», aseguró la americana después de la competición en la segunda parte de su documental Rising que rodó para Netflix durante la fase de preparación y en los Juegos.

Biles ha aprendido a vivir con la presión de ser siempre medida con la vara de los mejores deportistas dela historia, si no bate récords. «No me importa si no creen que soy la mejor. Siento que he sido bastante humilde durante toda mi carrera, así que sigo pensando que hay gimnastas increíbles que han allanado el camino para que podamos hacer lo que hacemos... Y creo que nosotras hemos allanado el camino para las generaciones más jóvenes», advierte.

La gran pregunta es cuál será su futuro, si llegará a los Juegos Olímpicos de 2028 que se celebran en Los Ángeles. Ella, con 27 años, mantiene la incógnita: «Nunca sabes lo que puede pasar en cuatro años. Hay que esperar». Y es que ha aprendido a cuidar las pequeñas cosas.

Acabada la gira de exhibición como campeonas olímpicas por Estados Unidos, se quiere centrar en su colaboración con causas sociales y en su vida personal junto a su marido. «Por primera vez vamos a pasar tiempo de calidad desde que nos casamos. Simplemente queremos apreciar esos momentos, mudarnos a nuestra casa en Chicago y convertirla en nuestro hogar», dejó claro en una de sus últimas entrevista en la televisión estadounidense. Todos la esperarán. Faltan cuatro años y, aunque Biles tendrá 31 años, todos esperarán rendir homenaje a su diosa.

El Valencia destituye a Rubén Baraja y estrenará entrenador ante el Real Madrid

Actualizado Lunes, 23 diciembre 2024 - 15:24

Rubén Baraja ya no es entrenador del Valencia CF. El club ha comunicado este lunes, tras el empate ante el Alavés (2-2), que ha decidido poner fin a su etapa al frente del equipo. "La dinámica de resultados durante esta temporada ha requerido de una decisión que ha sido muy difícil de tomar, pero que tiene como objetivo revertir la situación y conseguir mejores resultados".

En un comunicado, el Valencia recoge al ex centrocampista como "una de las principales leyendas de la historia" del club y admite que con su llegada al banquillo en febrero de 2023, "ayudó a estabilizar al equipo, salvando una situación complicada y, el curso pasado contribuyó a implantar unos valores competitivos que aproximaron al Valencia CF a la lucha por las posiciones europeas prácticamente hasta las últimas jornadas del campeonato".

Esa doble tarea, completada con éxito, es lo que ha mantenido al vallisoletano en el banquillo a pesar de sólo haber ganado dos partidos de los últimos 24 disputados. Con el Valencia penúltimo con 12 puntos, el club comenzó a perder la confianza tras la derrota en Valladolid, pero se resistió a tomar decisiones por la carga económica que suponía el despido.

Baraja renovó su contrato el pasado verano hasta junio de 2026 y su finiquito ronda los seis millones de euros, por lo que Peter Lim no dio luz verde a su destitución hasta esta mañana. De hecho, la presidenta Layhoon Chan aseguró el pasado jueves tras la junta de accionistas que no había "instrucciones de Peter Lim ni comentarios para cambiar al entrenador". "Aunque está preocupado, me dice que trabajemos y encontremos modos de mejorar los resultados", aseguró la presidenta.

El modo ha sido poner fin a la etapa de Baraja, que no ha encontrado la solución para activar al equipo. Suyo fue el acierto y la valentía de atreverse a alinear la canteranos como Mosquera, Javi Guerra, Diego López o Yarek en la difícil situación en la que cogió la riendas del equipo, como también cuajar dos tercios de temporada excelentes la pasada campaña que llevaron a pensar que podría alcanzar Europa.

Todo aquello se desvaneció. Aceptó un plantilla con los únicos refuerzos de Rafa Mir, con controversia, Luis Rioja o jugadores de Segunda como Dani Gómez o Germán Valera a cambio de que no hubiera salidas de los jugadores que debían ser importantes y cuyo rendimiento ha estado, por el momento, por debajo de la versión conocida. Un mal arranque de campeonato, problemas extradeportivos como la detención de Mir y decisiones como la suplencia de Pepelu o arriesgadas apuestas tácticas buscando soluciones que no daban resultado.

Estreno ante el Real Madrid

Hasta Mestalla, que coreaba su nombre en cada partido, acabó el domingo ante el Alavés pidiendo su cabeza ante la desesperación de ver al Valencia hundirse hacia la Segunda División.

Meriton, que tritura a su undécimo entrenador sin contar las interinidades de Voro González, y hace días que busca relevo. El primero en la lista fue Quique Sánchez Flores. Con él conversó el director deportivo, Miguel Ángel Corona, pero el caché de su cuerpo técnico y, sobre todo, la exigencia de incorporar refuerzos en el mercado de enero enfriaron los contactos. Ni Quique ni su entorno quieren coger a un Valencia condenado al descenso.

Una vez confirmada la salida de Baraja, con el visto bueno de Singapur, las conversaciones podrían retomarse porque la intención es tener nuevo entrenador en el banquillo de Mestalla el 3 de enero ante el Real Madrid.

Otras alternativas nacionales son Álvaro Cervera o Pacheta, pero con el empresario de Singapur al frente, puede aparecer cualquier entrenador de la órbita de los agentes de cabecera.

No será un ambiente fácil. La plataforma de oposición Libertad VCF ha hecho un llamamiento para dejar Mestalla vacío en el duelo ante el conjunto blanco.

El Valencia rescata ante el Alavés un punto de supervivencia que no apaga la ira de Mestalla

Actualizado Domingo, 22 diciembre 2024 - 16:42

Rebelión o resignación. No hay más alternativa cuando se vive en un estado terminal, enganchado a Primera sólo por las matemáticas porque las sensaciones son de una caída infinita. Dos victorias en los últimos 24 partidos. Penúltimo con 12 puntos después de remontar dos veces al Alavés en un esfuerzo que pareció titánico y que sólo alcanzó para empatar. Se quiere agarrar el Valencia a Primera pero la cuerda va perdiendo cabos jornada a jornada. O se escala de manera inmediata o será imposible. [Narración y estadísticas]

El gol de Dani Gómez a la desesperada en el minuto siete del añadido sólo maquilló la desastrosa imagen del equipo de Rubén Baraja, a quien Mestalla le pidió que se fuera y deje tan solo la lona que parece en la fachada. Es la primera vez que Pipo escucha el 'vete ya', una losa que pesará en su ánimo. El técnico y su plantilla han vivido agarrados a la poder que ejercía Mestalla, amparándoles y rescatándolos de un destino que hace años que se vislumbra pero ahora se roza. Esa protección ha desaparecido porque cómo se salva a un equipo jibarizado y estrangulado al que Peter Lim está empujando de bruces a Segunda División. Sólo había que acertar la temporada en que pasaría y esta, a pesar de que quede la mitad en juego, huele a incienso y a funeral.

El valencianismo puede resignarse y convertir el estadio en un coro de plañideras, algo que no va en el carácter, o alzarse contra el tirano que ha desvencijado su escudo. Los gritos de Mestalla antes de que arrancara el duelo contra el Alavés demostraron la vía elegida. Por primera vez en años, clamó contra el palco como hace tres días cuando, simbólicamente, expulsaron al consejo de administración de la junta de accionistas que se convirtió en clandestina.

La presidenta Layhoon Chan junto a uno de los consejeros del Valencia.

La presidenta Layhoon Chan junto a uno de los consejeros del Valencia.EFE

No hay perdón para Lim ni sus directivos, aunque tampoco lo hay ni para Baraja ni para los jugadores. La caldera se encendió no porque la activaran los blanquinegros sino porque en el minuto 6 Carlos Vicente, ese futbolista que vive la camiseta del Glorioso porque el Valencia no quiso pagar 600.000 euros al Ferrol, encontró la espalda del improvisado lateral Luis Rioja y puso cómodamente un centro que Kike García prolongó para que apareciera Carlos Martín y adelantara al Alavés en el marcador y hacer temblar al Valencia.

Ni una jugada en ataque, ni un pase de seguridad, ni un despeje a tiempo. El Valencia se descomponía sin remedio y Baraja, en un inesperado tiempo muerto por la lesión de Guridi, no logró enmendarlo. Ni un destello queda de aquel equipo punzante que asfixiaba rivales y corría hacia la portería rival. Hoy horizontal, plano, sin riesgo y sin pólvora. Del segundo gol le salvó Dimitrievski atajando un cómodo remate en el punto de penalti de de Stoichkov. Le había encontrado Carlos Martín tras romper, una vez más, a Foulquier. A Coudet le estaba saliendo el plan y veía posible sumar la primera victoria tras dos empates. A Baraja se le acaba el tiempo y sólo le ancla al banquillo un finiquito que Peter Lim no quiere pagar.

Quiso reaccionar el Valencia tras el descanso con dos destellos de Almeida y Hugo Duro, que buscando un remate chocó con Sivera y obligó al guardameta a retirarse. La entrada de Owono bajo palos acabaría siendo una ventaja porque el ecuatoguineano trabó a Diego López en el área y el VAR avisó a Alberola Rojas de un penalti que marcó Luis Rioja.

Se había esquivado una bala, la grada se enchufaba, pero el Valencia seguía sin dañar a los vitorianos y cometiendo errores. Fue otra vez Mosquera, derribando a Diarra y provocando un penalti, esta vez sin VAR, que Jordán mandó imperialmente a la escuadra cobrándose el regalo que le metía los tres puntos en el bolsillo en el minuto 85.

Cuando el Valencia deambulaba a la desesperada echando arrestos, llegó un centro de Diego López que cazó Dani Gómez para salvar un punto que no despejó la tormenta que se desató al final del partido contra la directiva en la Avenida de Suecia. No se escapa de ella el entrenador, que arrastra un porcentaje de derrotas del 43,38%, el mayor de la historia.

¿Quién quiere comprar el Valencia?

Actualizado Viernes, 20 diciembre 2024 - 12:40

Justo antes de dar por cerrada su primera etapa como presidenta del Valencia en diciembre de 2016, Layhoon Chan dejó una frase para la historia: "Yo soy Peter Lim". Justificaba así que todas sus decisiones estaban avaladas por el máximo accionista. Tras la junta de accionistas de 2024, esa frase volvió a cobrar sentido cuando la presidenta viró su discurso habitual, medido y aséptico, sin salirse del guion Meriton, para abrir la puerta a una posible venta del paquete accionarial del empresario.

"No he oído hablar de ninguna oferta. Si es muy atractiva, seguramente la estudiará. No tiene ninguna prisa en vender", deslizó para añadir: "El Peter Lim que yo conozco no vende baratos sus activos".

Si Layhoon era en 2016 Peter Lim, sus palabras colgaron un cartel de 'Se vende' sobre el escudo del Valencia, una opción negada de todas las maneras posibles desde que arrancó el runrún en 2020, cuando el dueño puso en marcha el proyecto de "sostenibilidad" que ha estrangulado al equipo hasta llevarlo al borde del descenso. Pese a que los indicios encaminaran hacia ese horizonte de cambio de propiedad, Meriton la negaba... hasta este jueves 19 de diciembre.

Escaso margen de negocio

Una década después, Lim se ve obligado a salir. Sin interés por invertir, con la afición clamando contra él y el equipo condenado a la mediocridad -no le sienta en la mesa de los ricos de Europa-, no encuentra beneficio en seguir en LaLiga. El margen de negocio en la compraventa de jugadores es escaso y el pastel inmobiliario del club ya no da ni para pagar el nuevo campo.

Sin embargo, como recordaba Layhoon en un alarde de sinceridad nacido del hastío de dirigir un negocio donde nadie la quiere, Peter Lim no vende barato. El Valencia valía menos con el enredo urbanístico tras la caída de la ATE y para deshacerlo envió a la presidenta. Reconciliado con las instituciones desde la llegada al Gobierno municipal del PP, arrancar las obras el 10 de enero es la obsesión, lo que pasa por conseguir dinero para ello sin que salga de su bolsillo.

Todo está encarrilado, aunque las consecuencias de endeudamiento sean impredecibles, y las condiciones para una venta al precio "atractivo" están sobre la mesa. Falta conocer al comprador y precio. O quizá sólo hasta eso esté hablado aunque no haya trascendido aún.

Posibilidad real de descenso

Hay un parámetro que nadie entiende que no afecte al precio: jugar en Primera División. Un descenso hace menos atractivo a un club y hay pocas, por no decir casi ninguna, opción de comprar un equipo en la máxima categoría del fútbol español. Las transacciones se han multiplicado en Segunda y Primera RFEF y, desde ahí, se aspira a crecer. Abandonar al Valencia a su suerte deportiva, a Rubén Baraja y a los jugadores que pueden dar rendimiento deportivo y económico, puede restar valor a la oferta que venga, si es que no hay una apalabrada que contemple ese escenario.

Sólo eso explicaría la naturalidad con la que en los despachos del club se contempla la posibilidad real de descenso. Nadie se inmuta demasiado. La directora financiera, Inma Ibáñez, como es su obligación, tiene estudiado el escenario económico en Segunda y lo califica de "llevadero" y nadie mueve un dedo, porque desde Singapur no se permite, para reforzar a un equipo que pide a gritos ayuda.

Una vez más, sólo la encontrará en Mestalla. Es un servicio más que tiene que prestar la feligresía pese a la zozobra y la ansiedad para sostener a su equipo en Primera y para que, al menos, Lim en su huida no pueda aplicar una política de tierra quemada. Y porque el orgullo de valencianista, heredado y cultivado, no se vende.