Christian Mosquera, el muro del Valencia al que siempre pedían el DNI: “Es una esponja”

Actualizado Domingo, 28 abril 2024 - 22:51

«Traed siempre el DNI de Christian, porque nos lo van a pedir». Este fue el consejo que recibieron los padres de Christian Mosquera (Alicante, 2004) cuando entró en la escuela del Hércules. Nadie se creía que con su envergadura pudiera ser alevín y cada semana sus entrenadores tenían que enfrentarse al mismo comentario: «Ese niño no cumple la edad». Apenas han pasado nueve años y su crecimiento como futbolista sigue provocando la misma pregunta: ¿Cómo puede liderar la defensa del tercer equipo menos goleado de la Liga, un chaval de 19 años?

Este Valencia de la 'Quinta del Pipo' está en el top 5 de las grandes ligas en minutos jugados por menores de 21 años. Un escaparate perfecto para que luzca un talento como el que tiene Mosquera, el defensa sub-19 con más minutos de Europa, nominado al Golden Boy y en el foco de media Premier... y del Atlético. Con contrato hasta 2026, el futuro en Mestalla lo marcará de Peter Lim.

Este chico que llegó al fútbol por casualidad. Christopher Mosquera y Loreydis Ibargüen dejaron Colombia hace 23 años y, tras un breve paso por la lluviosa Vilagarcía de Arousa, decidieron instalarse en Alicante, donde acabaron trabajando como conserje y cocinera de un colegio en San Vicente del Raspeig.

A Christian, un niño alto y muy espigado, le llamaba más la canasta de baloncesto hasta que un día su tío James se lo llevó a jugar al San Blas Cañavate, un equipo de fútbol sala de su barrio. De allí pasó al Carolinas y el Hércules no perdió la ocasión de ficharlo, aunque se cuestionara su edad en cada partido. Era una joya que pronto vio el Valencia.

Con 12 años, aquel niño tímido al que no le gustaba dormir fuera de casa, tenía que dejar a su familia y vivir en la residencia de Paterna. Dos meses tardaron sus padres en proponérselo. Pero ni un minuto él en decir que sí.

El pulido de Mosquera pasó por trabajar su coordinación y su elasticidad, pero el chico mostraba una predisposición y una humildad impropia. El detalle lo cuenta Javier Lafora, ex seleccionador valenciano sub-16, que lo dejó sin jugar los primeros partidos del Campeonato Nacional de Selecciones Autonómicas en diciembre de 2019 porque no podía alinear a tres del mismo club. «Y eso que era el capitán. Lo entendió y fue uno más animando desde el banquillo», recuerda. En ese momento, Mosquera, internacional en todas las inferiores con España, se estaba perfilando como central viendo desde el juvenil cada día a Ezequiel Garay y siguiendo de cerca a Varane. «Siempre me he fijado mucho en él», ha confesado.

Lejos de una familia sensata y protectora, que acudía cada fin de semana a verle jugar, a Mosquera le curtió la pandemia, que vivió en la residencia de Paterna y lesionado en el pubis tres meses. La recuperación tuvo como premio el debut en el filial y, a los tres meses, en el primer equipo con Bordalás ante el Atlético Baleares en la Copa del Rey de 2022, aquella que el joven central vio en la grada de La Cartuja cómo se la llevaba el Betis en los penaltis.

«Se veía que tenía mucho nivel, pero sobre todo es que era una esponja, siempre atento», recordaban el técnico. De esa dinámica ya nunca se bajó, pero la explosión llegó con Baraja, que le tiene absoluta fe.

Los Juegos de París y la saga

Ni sus errores le han penalizado para mantenerse en la titularidad y seguir asombrado con su madurez fuera del campo -donde estudia Ciencias de la Actividad Física y trata de sacarse el carnet-, y dentro, cuando confiesa que le encanta «defender a campo abierto y los duelos uno contra uno» y espera que le llegue la única reto que le falta: el gol de cabeza. Y es que el otro ya lo ha logrado.

Las puertas de la selección se le han abierto. Primero la Sub-21 y el sueño de los Juegos de París, donde le encantaría encontrarse con Mbappé o Messi. Colombia le ha tentado, pero no quiere anticipar ninguna decisión. Sus colores ahora son los de España.

No es el único Mosquera que asombra. Su hermano Yulian, de 13 años, es un clon, en el físico y en el campo. Ambos jugaron juntos en la Liga Promises, cuando el pequeño tuvo que elegir jugar con un ídolo y escogió a su hermano mayor. Una historia que, quién sabe, podría acabar como la de los hermanos Williams.

Isco y Ayoze desatan al Betis en la batalla europea de Mestalla

Actualizado Sábado, 20 abril 2024 - 20:43

Mestalla silbó mucho a Isco cuando saltó al campo. Sabe esta parroquia mejor que nadie de lo que es capaz un futbolista con quien vivió idilio juvenil fugaz. El malagueño es talento, magia y por él pasa cualquier aspiración de Betis. Asociado con el letal Ayoze devolvieron a los andaluces a la pelea por Europa ante un Valencia respondón que nunca quiso rendirse pero al que le cuesta cara su falta de acierto. [Narración y estadísticas]

La ilusión que tiene el púber equipo de Baraja por pisar Europa hizo que saliera al campo respondón y, a empujones, metió al rival en su área buscando con más fe que criterio tomar ventaja en el marcador. Peinó un centro Mosquera y subió Cenk a inquietar sin que la forma de dañar a los verdiblancos estuviera muy clara. De hecho, se apagaron en cuanto Isco rompió a sudar. Se sostuvieron en el arreón siempre saliendo con más criterio y buscando la chispa del malagueño.

Isco se convirtió en una aparición ante la que los valencianistas temblaban. Lo encontró Guido escorado a la banda izquierda con un larguísimo pase que, de primeras y con el exterior, convirtió en un centro preciso que Ayoze, ante el resbalón de Mosquera, convirtió en un disparo orientado que no pudo evitar Mamardashvili.

El gol noqueó al equipo de Baraja, que empezó a temblar cada vez que el malagueño tocaba pelota. Aceleraba y veía hueco por donde nadie imaginaba. Es la brújula que dirige a los sevillanos y la bisoña defensa valencianista sintió el miedo, incapaz de anticiparse a un jugador que más asistencias, regates y acciones de gol crea para los andaluces. Su faro y su guía que, además, suma 5 goles con los que golpea con fuerza la puerta de Luis de la Fuente en vísperas de la Eurocopa.

La presión de Isco y la de Bakambu ahogaba el empeño del Valencia por jugar, condenado a perseguir sombras y enredado cada vez que intentaba correr hacia Rui Silva. Sólo en el último suspiro de la primera parte pudo sacar provecho de una embarullada jugada en el área que, tras los intentos de Almeida y Hugo Duro acabó franca para que Cenk la rebañara y no pudo.

Reacción y penalti

Buscó Baraja espabilar a su equipo con la pólvora de Sergi Canós, que no pareció suficiente cuando el Betis encadenó saques de esquina que hicieron lucirse a Mamardashvili, especialmente para desviar un testarazo de Pezzella. Sin embargo, por lograban despertar, Pellegrini miró al banquillo y decidió sacrificar a Isco, protegerlo para el derbir, y morder más con Fekir.

Lo que el ingeniero se temía, ocurrió. Después de que el poste escupiera un remate de Fornals, el Valencia se enrabietó, Buscó el área y después de forzar dos córners consecutivos, se encontró un penalti que le daba vida. Miranda golpeó con el codo a Hugo Duro, Busquets Ferrer no dudó y Pepelu no falló. Fue, en el minuto 65, la mecha que prendió la traca.

Tuvo Rui Silva que salvar el segundo rechazando un disparo de Peter Federico desde la orilla derecha del área que apunto estuvo de cazar Hugo Duro.

Pero el Betis se encontró rápido con la reacción. Asistió Guido a Ayoze para que cabalgara tranquilamente hacia el área, fuera esquivando a Pepelu, Mosquera y Cenk hasta que se vio con un disparo que rozó en el talón de Jesús Vázquez para descolocar a Mamardashvili. Otra vez tenían los puntos en el bolsillo porque al golpe, aunque quiso con un cabezazo de Alberto Marí y asediando a Rui Silva, el Valencia no pudo reaccionar.

El Bayern no da tregua al Arsenal y vuelve a colarse en semifinales

Actualizado Miércoles, 17 abril 2024 - 23:39

El Bayern vuelve a las semifinales de la Liga de Campeones, el halo de luz que puede iluminar una temporada aciaga. Se atrincheró ante un Arsenal que logró llevar la eliminatoria viva pero que fue incapaz de dañar al equipo de Tuchel. Apenas tuvieron oportunidad porque, como obreros de una siderurgia, los bávaros se arremangaron para que la eliminatoria no se escapara hasta que se agarraron al solitario gol de Kimmich.

Hubo demasiado respeto entre los dos equipos en el arranque del partido, como si el duelo en Londres hubiera dejado una profunda huella en ambos además de un empate que no daba ventaja a ninguno. Para el Bayern el 2-2 en el Emirates fue un aviso de que en un segundo se le puede escapar la única competición en la que sigue vivo. Para el Arsenal un recuerdo de que los errores se pagan caros y no siempre se pueden enmendar en el último instante.

Se tantearon y se protegieron, sin querer descubrir las cartas, pero los alemanes, jaleados, despertaron a los 20 minutos, justo cuando Musiala cogió el mando empezó a entrar en juego. Lanzó primero el ataque por la banda derecha para que Guerreiro y Mazraoui se plantaran en el área y el marroquí sacara un disparo cruzado que rozó en White para desviarse junto al poste de David Raya. Después fue él mismo quien probó con un disparo desde la frontal.

No se asustó el Arsenal. Buscaba Arteta que Jorginho mordiera los tobillos del alemán y logró incomodarle lo justo para que le costara lanzar al Bayern. Lo sufrió Harry Kane, desesperado y pasando de puntillas por el duelo, sin poder acercarse con peligro a la meta del Arsenal. Esa idea tenía un coste, y es que Havertz y Saka anduvieron tan perdidos como el goleador inglés.

La prioridad de los gunners era no equivocarse, manejar la pelota con ritmo mientras encontraba cómo acelerar para crecer. Encajado el primer golpe de los bávaros, Odegaard apareció para provocar que Neuer, a mano cambiada, salvara su disparo y para servir un centro a Martinelli que no logró empujar la pelota desde el punto de penalti. Era el aviso de que serían valientes y que la pelea por las semifinales estaba muy viva.

Se lo debió recordar Tuchel a sus jugadores en el vestuario. La Champions es la tabla de salvación a la que se agarran los alemanes, poco acostumbrados a cerrar las temporadas en blanco. La efervescencia con la que arrancaron la segunda parte tuvo pronto premio. Un testarazo de Goretzka se estrelló en la escuadra y el rechazo lo cazó Guerreiro y lo desvió al poste Saliba. Empezaba a engrasarse el Bayern y logró que apareciera Sané, se colara hasta la linea de fondo para colocar un centro pasado al segundo palo que recogió Guerreiro para pensar, colocarse y telegrafiar un centro perfecto que no dudó en rematar Kimmich en plancha.

El Bayern acababa de dar un pase de gigante en una eliminatoria incómoda que estaban logrando domar. Pudo sentenciarla Sané, pero envió a la grada el balón raso que le sirvió Guerreiro. No era capaz del Arsenal de crearles problemas, pero seguían expuestos a que un latigazo de los ingleses les llevara a una peligrosa prórroga.

Lo sabía Arteta y buscó a Trossard y a Gabriel Jesús para conectarse y asustar más. Contrarrestó Tuchel buscando piernas frescas con las que resistir lo que suponía que iba a ser el asedio gunner y encomendarse a rápidas transiciones que dibujaba Musiala.

Lo primero no ocurrió. El Arsenal no fue capaz de agitar el partido ni en la locura de los instantes finales. Tenían vida extra a un gol, pero la desesperación guiaba sus ataques. Tanto que desperdició una falta en la frontal en el tiempo añadido con la que Saka quiso sorprender. Murió el equipo de Arteta sacando de córner, incapaz de tumbar al Bayern.

Las territoriales abandonan a Pedro Rocha y envían una carta al CSD para ofrecer colaboración ante una posible intervención

Actualizado Miércoles, 17 abril 2024 - 17:24

Las federaciones territoriales de fútbol empiezan a apartarse de Pedro Rocha. La unidad de la que alardeó cuando se convirtió en el único candidato que reunió los avales para aspirar a la presidencia no ha tardado en demostrarse falsa. Nueve presidentes han enviado una carta al Consejo Superior de Deportes en la que, ante la situación de descrédito que vive la RFEF, se ponen a disposición del Gobierno y de la FIFA para empezar a enmendar el daño reputacional que vive el fútbol español desde el pasado mes de agosto, según ha podido constatar El Mundo.

Javier Landeta (País Vasco), Kepa Arrieta (Álava), Manu Díaz (Guipúzcoa), Iñaki Gómez (Vizcaya), Paco Díez (Madrid), Marcelino Maté (Castilla y León), Pablo Burillo (Castilla-La Mancha), Salvador Gomar (Comunidad Valenciana), y Juan José Arencibia (Las Palmas) han puesto por escrito su deseo de colaborar para buscar una transición que permita llegar a las elecciones a la próxima asamblea, que se celebrarán después de los Juegos de París, sin más sobresaltos, considerando imposible que se perpetúe por más tiempo una situación en la que el único candidato a presidente, Pedro Rocha, está imputado en el caso Brody y al borde de la inhabilitación por extralimitarse en sus funciones, como toda la gestora que sucedió a Rubiales y que ahora debía vigilar el proceso electoral.

No son los únicos que ven dudas, pero sí los se han decidido a dar un paso al frente. Con Rocha quedan alineadas claramente federaciones como la gallega Rafael Louzá, o la murciana, con José Miguel Monje.

Este panorama de desgobierno lleva camino de derivar en la intervención de la RFEF por parte de la FIFA para ordenar un relevo en la presidencia que lleva enturbiado desde la dimisión de Luis Rubiales, a lo que se han añadido las operaciones judiciales contra la corrupción que han afectado a otros altos cargos y asesores externos.

Estos nueve presidentes se ofrecen al CSD después de haber concedido los avales de los asambleistas de sus territorios a Rocha para que pudiera ser candidato. Para algunos de ellos, muy críticos con el sucesor de Rubiales desde el primer momento, no fue una decisión fácil. Algunos aún son miembros de la gestora -sólo tres dimitieron tras fracasar en su intento de impulsar la celebración de elecciones para designar a un sustituto con plenos poderes hasta otoño-, y todos vieron cómo Rocha parecía tener el horizonte despejado para ser elegido. Eso, y las presiones a clubes, jugadores y colegiados con voto que llegaron desde los territorios afines al extremeño, hicieron pensar que un enfrentamiento frontal hubiera tenido consecuencias para la federación que lo encabezara. "Dar un aval no es dar el voto", recuerdan desde el entorno de uno de los firmantes de la carta.

Pese al apoyo expreso, algunos presidentes ya estaban sufriendo las consecuencias de su postura crítica. Lo vieron escenificado en los actos de la final de la Copa del Rey entre el Mallorca y el Athletic en Sevilla el pasado 6 de abril. Sin Rocha en el palco, tras su dimisión para ser candidato, los bloques empezaban a dibujarse.

Ahora es ya abiertamente cuando este grupo de nueve de las 23 territoriales, lo que supone un 40%, se desmarca de una gestión que consideran cada día más dañina. El ofrecimiento está abierto al resto y los firmantes espera que el grupo crezca cuando el TAD y la comisión directiva del CSD se pronuncien y tras la contundencia que su presidente, José Manuel Rodríguez Uribes, mostró en el Congreso.

El Valencia se atrinchera en otro gol de Almeida y llama a la puerta de Europa

El Valencia se atrinchera en otro gol de Almeida y llama a la puerta de Europa

No todo sale mal en este Valencia jibarizado por Peter Lim. El equipo de Rubén Baraja ha expulsado los demonios que mordieron sus tobillos la temporada pasada y, sin miedo a un futuro que sigue siendo incierto, busca la proeza de colarse entre los siete equipos españoles que pelearan las competiciones europeas la próxima temporada. En apenas once días ha cogido carrerilla con siete puntos, dos victorias fuera de casa gracias a los goles de André Almeida y la alianza de la fortuna, que en El Sadar les llevó a sobrevivir ante un Osasuna atosigante que acabó fallando un penalti en el tiempo añadido. [Narración y estadísticas]

Entre fiasco y fiasco de jugadores comprados y vendidos por intereses que apuntan más allá de lo que ofrecen en el campo, a veces aparecen talentos que ilusionan. Hace un año fueron el ramillete de canteranos con Javi Guerra y Diego López a la cabeza, los mismos que sostienen la esperanza europea del valencianismo en esta temporada brillante. Ahora cuando falta sólo dar el zarpazo definitivo para cumplir el sueño de la grada y, sobre todo, del vestuario aparece André Almeida.

Apadrinado por Lim, infrautilizado hasta la llegada de Baraja al banquillo, estaba destinado a ser el hombre que desencadenara el ataque del equipo cerquita del área, pero la espalda le martirizó y lo condenó a la grada durante tanto tiempo que parecía que no llegaría a ser el revulsivo necesitaba el equipo. Sin embargo, reapareció para darle al Valencia dos goles justo cuando más los necesitaba: en Granada y en El Sadar de Pamplona para que los valencianistas golpeen ya con los nudillos las puertas de Europa.

Se plantó el Valencia ante Osasuna con descaro. Con la visita del Betis a Mestalla en el horizonte, era un partido con doble premio. Aguantó el arreón inicial de los rojillos, pendientes de homenajear a Jagoba Arrasate en el primer partido desde que anunció su marcha, y esperó su momento para estirarse. El rival no estaba cómodo y de una cadena de errores apunto estuvo Hugo Duro de sacar provecho, pero se enredó. Encaraba la puerta vacía por la salida en falso de Sergio Herrera y, por querer acomodarse el balón para el golpeo con la izquierda, apareció el pie de Hernando para salvar el gol que el valencianismo ya cantaba. Ni el propio delantero entendía cómo pudo equivocarse.

No cayó en el lamento el resto del equipo y Diego López, habilitado para moverse desde la orilla izquierda al centro, encontró a Almeida en el borde del área para que cruzara un derechazo buscando la base del poste que sorprendió a Herrera. Otro gol para endulzar el regreso y empezar a soñar. El Valencia tenía contra las cuerdas a los rojillos, tanto que hasta Jesús Vázquez se atrevió al buscar el segundo.

No tuvo más remedio Osasuna que espabilar. Se ajustó y lo hizo para morir en la primera parte en el área de Mamardashvili. Salvó Mosquera, imperial, un disparo de Moncayola y Moi Gómez, después de una jugada trenzada que nació de un córner, estrelló en la cepa del poste una pelota que desvió Javi Guerra. No fue la última ocasión para evitar irse al descanso en desventaja, pero el disparo de Rubén García tras una descarga de Budimir no cogió portería.

En la segunda mitad, Osasuna se aceleró buscando un empate que les daría alicientes para no acabar la temporada en tierra de nadie. No hubo manera que de llegara. Lo intentó Budimir, siempre azuzado por un Mosquera que no le dejaba respirar, y Rubén García hasta que Arrasate lo mandó al banquillo. Necesitaba una presión asfixiante que no dejara al Valencia soltar latigazos. Había que dominar y contener lo más cerca posible de su área y allí se instaló Osasuna. Probó sin cesar Budimir, tuvo la ocasión Herrando con un cabezazo a centro de Rubén Peña pero la mejor ocasión no llegó hasta el tiempo añadido.

En el 93, Guillamón despejó la pierna de Budimir en el área y, tras una larga revisión de VAR, Munuera Montero señaló el penalti. El croata, uno de los máximos goleadores de la Liga, se puso ante Mamardashvili. El delantero no había fallado un penalti y el guardameta llevaba sin encajar los tres últimos que le habían lanzado. Esta vez, la fortuna cayó de lado del georgiano, que tenía estudiado cuánto espera el balcánico para lanzar. Aguantó, provocó la duda y que en lugar de golpear, de manera incomprensible y torpe, sólo consiguiera empujar la pelota mansa a las manos del valencianista. No es de extrañar que hasta tres veces le pidiera perdón a su entrenador.

Se esfumaba el sueño de despedir a Arrasate en competición europea y nace la fe en que este Valencia resiliente lo tiene en sus botas.

Movistar despide al Mono Burgos por su comentario sobre Lamine Yamal y apercibe a Susana Guasch

Movistar despide al Mono Burgos por su comentario sobre Lamine Yamal y apercibe a Susana Guasch

Movistar Plus ha decidido despedir a Germán El Mono Burgos tras su comentario sobre Lamine Yamal en la previa del encuentro de la Liga de Campeones entre el PSG y el Barcelona. El ex asistente del Atlético de Madrid, colaborador del espacio que presentaba Susana Guasch, realizó el siguiente comentario cuando vio al joven atacante azulgrana dar toques a un balón: "Ojo, si no le va bien termina en un semáforo".

Tras analizar la situación, Movistar ha anunciado hoy que deja de colaborar con Burgos. "En cumplimiento del código interno de conducta de Movistar Plus+, que contempla una política de tolerancia cero con cualquier comportamiento discriminatorio, la plataforma ha tomado medidas tras el episodio vivido anoche. Movistar Plus+ y Germán 'El Mono' Burgos dejarán de colaborar con carácter inmediato en los programas de la plataforma", anunció la cadena, que además advirtió que "se apercibirá a los presentadores del espacio donde se produjeron estos comentarios", en referencia a Susana Guasch.

El comentario provocó la indignación de la afición culé y la negativa del Barcelona y el PSG a dar entrevistas a la cadena después del encuentro. El conjunto azulgrana, que salió vencedor por 2-3, se sintió "ofendido y enfadado".

Al término del partido, el periodista Ricardo Sierra informó desde el Parque de los Príncipes de que el Barça no atendería a los micrófonos de la cadena por el comentario del Mono Burgos, y pidió disculpas en nombre de Movistar Plus+ al Barça y al jugador.

"Entiendo que muchos espectadores esperaban que tuviésemos alguna conversación o entrevista con el Barça. Pero la UEFA, PSG y Barça nos han notificado que no nos iban a atender porque estaban tremendamente enfadados con un comentario que se ha vertido en nuestro plató durante la previa. Por tanto, no nos iban a hacer ninguna entrevista, no hemos estado afortunados. Pedir disculpas desde aquí. Lo debemos hacer también desde el plató".

También lo hizo desde el plató el ex jugador argentino. "Ojalá hubiera tenido yo la habilidad de este chico. Fue un comentario sin querer herir a nadie y pido disculpas. Haciendo una humorada te metes en problemas y, en estos tiempos, tienes que aceptarlo y pedir disculpas", aseguró.

Horas después, la propia plataforma envió un comunicado pidiendo disculpas: "Con motivo de los desafortunados comentarios de uno de los colaboradores de Movistar Plus+ en la previa del partido de la UEFA Champions League entre el PSG-FC Barcelona sobre el jugador azulgrana Lamine Yamal, la plataforma pide disculpas públicamente".

El Barça y el PSG vetan a Movistar por un comentario del Mono Burgos sobre Yamal: “Si no le va bien termina en un semáforo”

Actualizado Miércoles, 10 abril 2024 - 23:40

El FC Barcelona y el PSG se negaron a atender a los micrófonos de la televisión que en España tiene los derechos de retransmisión del Champions League, Movistar Plus+, tras el vibrante duelo en el Parque de los Príncipes. El conjunto azulgrana, que salió vencedor por 2-3, se sintió "ofendido y enfadado" por un comentario que minutos antes del inicio del encuentro y desde el plató en Madrid hizo Germán 'Mono' Burgos sobre Lamine Yamal.

El joven futbolista del Barça fue protagonista en el calentamiento porque de manera permanente desde la grada era señalado con punteros láser y, cuando enfilaba el túnel de vestuarios seguido por las cámaras, lo hizo dando toques al balón. Eso provocó el comentario del ex guardameta del Atlético que acabó ofendiendo a los culés y, por solidaridad, al PSG. "Ojo, si no le va bien termina en un semáforo", dijo.

Al término del partido, el periodista Ricardo Sierra informó desde el Parque de los Príncipes de que el Barça no atendería a los micrófonos de la cadena por el comentario del Mono Burgos, y pidió disculpas en nombre de Movistar Plus+ al Barça y al jugador.

También lo hizo desde el plató el ex jugador argentino. "Ojalá hubiera tenido yo la habilidad de este chico. Fue un comentario sin querer herir a nadie y pido disculpas. Haciendo una humorada te metes en problemas y, en estos tiempos, tienes que aceptarlo y pedir disculpas", aseguró.

El Barça minimiza a Mbappé y conquista el Parque de los Príncipes

Actualizado Miércoles, 10 abril 2024 - 23:22

Que París no se acabe nunca, debió de pensar el Barça porque allí, en el Parque de los Príncipes, se agigantó, superó sus demonios ante un PSG tan letal como inconsistente. Fue más resistente y también más valiente para salir vivo de una eliminatoria que se antojaba una trampa mortal y que, sin embargo, le da ligera ventaja en el camino hacia las semifinales. [Narración y estadísticas (2-3)]

Creyó el Barça que se podía vivir cómodamente ante Mbappé y su tropa en unos cuartos de la Champions. Incluso que se le podía hacer daño. Lo sintió después de 20 minutos en los que se hormigonó y fue viendo cómo no tenía enfrente un rival imbatible. Lo detectó Raphinha cuando aprovechó un pase larguísimo de Ter Stegen para provocar el error de un tembloroso Donnarumma y obligar a Lucas Beraldo a rebañar lo que ya parecía el primer gol.

Son mortales y en las transiciones tenían los azulgranas un arma que iban a explorar mientras el PSG probaba con disparos lejanos de Lee o Asensio, dos apuestas de Luis Enrique, y Mbappé no sacaba ventaja de sus endiabladas carreras hacia el área. Le aguantó el primer mano a mano Araújo con la ayuda de Koundé y entre todos consiguieron que la movilidad que generaba en el ataque junto al mallorquín y a Dembélé fuera estéril. No presentó el astro francés sus credenciales a ser decisivo en los próximos Clásicos de LaLiga.

Cubarsí, frente a Mbappé

Desde esa solidez, el Barça creció. No será con el purista ADN culé, pero sí con una eficacia que le hace sostenerse en los partidos. Nuno Mendes salvó bajo palos el remate de Lewandowski en un saque de córner y Raphinha, ante las dudas del guardameta, probó desde la frontal. Le habían cogido la medida a los parisinos con una presión y una aceleración precisa desde los costados que emborronar el plan de Luis Enrique.

El polaco desquiciaba a los centrales y Lamine Yamal encontraba los espacios en la orilla para desequilibrar, lo mismo que Raphinha. Si el peligro del PSG podía llegar casi desde cualquier parte, el del Barça, también. Hasta emergió la figura del púber Pau Cubarsí para graduarse en un gran escenario europeo plagado de estrellas. Primero viendo solo a Lewandowski, que se revolvió en el centro del campo y encontró a Yamal, otro cuyo descaro le llevó a probar con un centro que Donnarumma interpretó como un disparo y su salida en falso dejó a Raphinha la portería vacía para adelantar al Barça. Si en Cubarsí nació ese gol, en el jovencísimo central tuteó a Mbappé primero en estático y después en carrera.

Con ese chute de confianza se fue el Barça al descanso. El marcador era corto y justo, tanto que se nubló en los cinco primeros minutos de la segunda parte. Sin casi colocarse sobre el césped, apareció Dembélé, se apoyó en la carrera hasta línea de fondo de Mbappé y el remate del ídolo francés lo escupió Araújo a los pies de su ex compañero. Recortó a De Jong y cruzó un disparo incontestable.

Los futbolistas del Barça celebran un gol ante Mbappé.

Los futbolistas del Barça celebran un gol ante Mbappé.AFP

No se había recompuesto el Barça y en esa descomposición encontró hueco Vitinha en el área para marcar el segundo tanto y Barcola para estrellar el tercero en palo. Necesitaba el Barça salir de las cuerdas y Xavi no lo dudó. Para sobrevivir en París había que ser valiente y generar en el rival las mismas dudas de por dónde llegaría el peligro que sus jugadores estaban acusando. El mejor para este ejercicio de prestidigitación era Pedri.

Ni las semanas de lesiones hacen que pierda su diálogo con la pelota. La primera que tocó acabó convertida en un globo que sorteó la defensa parisina y Raphinha cazó en un remate acrobático. El Barça se levantaba con la magia del canario y el duelo se enloquecía. Barcola probó con un mano a mano del que salió ganador Araújo y, otra vez Dembélé, rey del caos, se estrelló en el poste. La respuesta la dio Joao Félix con un centro raso que iba a embocar Ferran Torres cuando apareció Nuno Mendes. Nadie tenía miedo, como si no hubiera un partido de vuelta, como si nada pudiera perderse. Entonces Gündogan telegrafió un saque de esquina a la cabeza de Christensen al segundo palo para agigantar al Barça en una eliminatoria muy viva.

La gabarra para la generación de Nico y Agirrezabala y la cerveza de Valverde: "40 años para coger la Copa y no queremos soltar jamás"

La gabarra para la generación de Nico y Agirrezabala y la cerveza de Valverde: “40 años para coger la Copa y no queremos soltar jamás”

Cuando Julen Agirrezabala y Nico Williams nacieron, la gabarra llevaba 18 y 16 años sin pasear a un campeón por la ría de Bilbao. Nadie de su generación ha visto al Athletic alzar la Copa del Rey, cinco veces han llorado que se les escapó y ambos se conjuraron y fueron clave para levantarla 40 años después. Les costó 120 minutos probar de todas las formas posibles cómo batir a un combativo Mallorca que los llevó hasta una tanda de penaltis en la que no fallaron. La gabarra, por fin, volverá al agua el próximo jueves.

Fue Iker Muniain quien recorrió los escalones hasta el palco de La Cartuja para recoger de manos del Rey Felipe el título. A final de la larga fila de autoridades estaba Iribar, con lágrimas en los ojos. Como el mítico guardameta, el capitán navarro sabe lo que ha costado volver a ser campeones. "Una barbaridad, muchas derrotas, muchas lágrimas, muchos momentos amargos. Hoy saboreamos el lado bueno del fútbol. 40 años han pasado para coger la Copa y no soltarla jamás", aventuró.

Buscó Iker a otro veterano, De Marcos, para volver a levantar una Copa que llegó pronto a las manos de Ernesto Valverde. No rehuyó el protagonismo como tampoco se libró del manteo.Técnico siempre comedido, agarró el trofeo, caminó en solitario hacia la grada rojiblanca de La Cartuja y, sin dejar de sonreír dejó la Copa en el punto de penalti desde donde se acababan de proclamar campeones. No tiene comparación con ninguno, Sólo hay que ver cómo estaba el campo lo que significa para esta afición. Al final fue en los penaltis, porque también hemos sufrido", admitió el técnico, que miraba de reojo los lanzamientos pero se alegró de la parada de Agirrezabala. "Ha jugado partidos muy comprometidos antes de esta final, como contra el Atlético o el Barça", destacó Valverde.

No será la que se vio en el césped su única celebración, que tendrá que planear. "Me había negado a pensar cómo celebrarlo y ahora tendré que hacerlo. Cuando estaba en Grecia, después de una final aparecíamos en un bar perdido para comer un gyros (un sandwich con pan de pita) y beber cerveza. Algo así haremos", confesó el entrenador mientras la fiesta seguía en el césped.

Una valla cedió

Celebró el Athletic con su afición tan de cerca que una valla del fondo cedió ante la eufórica cercanía de los jugadores sin que se lamentaran daños y al unísono con su plantilla de campeones abrazada en el área entonaron el Txoria Txoi antes de que Asier Villalibre sacara su mítica trompeta y Unai Simón y Yuri se pasaran un ratito cortando la red donde acabaron los cuatro penaltis pateados por el Athletic.

No llegó a patear Nico Williams, que fue el peligro, el mejor jugador del partido, el talento al que se agarraron los rojiblancos. «No puedo esperar más a subir a la gabarra. Llevamos mucho tiempo persiguiendo esto, desde el parque hasta este estadio. El año pasado fallé dos ocasiones en las semifinales y ahora esto es un sueño. Por mi familia, mi hermano, De Marcos, estoy feliz de haberlo logrado en el club de mi vida».

Ese sueño lo cumplirá el próximo jueves y tendrá un protagonismo especial: "Siempre he sido el hermano de, pero ahora me estoy haciendo mi nombre".

Julen Agirrezabala ataja el lanzamiento de Morlanes.

Julen Agirrezabala ataja el lanzamiento de Morlanes.J. REINAAFP

Lo mismo sentía Julen Agirrezabala, otro veinteañero a quien le han contado la historia de cuando fueron los mejores. En este partido fue creciendo hasta atajar las ocasiones del Mallorca, que no fueron muchas pero algunas muy claras, y el penalti de Morlanes que hundió a los de Aguirre con una suerte que muchas veces les salió de cara. Esta vez Dominik Greif no pudo ser el héroe ni llevarse una Copa de regalo de cumpleaños que borrara tres años de calvario de lesiones.

Lo tuvo cerca el Mallorca. Aguirre reconoció más a su equipo que Valverde durante muchos minutos. La Cartuja era rojiblanca y rujía en euskera, pero sus futbolistas estuvieron atenazados por la responsabilidad en toda la primera parte. Les costaba hacer correr a los Williams, que lo peleaban con más corazón que cabeza. Iñaki contra Copete y Lato mientras Nico lograba quebrar a Gio González y Valjent pero no encontraba la portería de Greif.

De la ansiedad se pasó al temblor con el gol de Dani Rodríguez. «Como si jugaras en la plaza» le había dicho al gallego su mujer y por eso no dudó en rematar una pelota escupida por Prados que le ofreció Gio González para que se convirtiera en héroe. Ni Muriqi ni Larin ni Abdón. Aquel chico criado en el Deportivo que en el que llegó del Albacete en el verano de 2018 para jugar en Segunda acercaba al Mallorca a la segunda Copa. Eso pensaba en el palco bufanda al cuello, Rafa Nadal y su entrenador Carlos Moyà. Unas filas más abajo sufría Iríbar viendo a su Athletic tambalearse y a Nico, en un mano a mano escorado contra Greif, estrellar el empate en el exterior de la red antes de que le anularan un tanto por fuera de juego.

Valverde y Unai Simón consuelan a Morlanes.

Valverde y Unai Simón consuelan a Morlanes.JAIME REINAAFP

En el vestuario, Valverde les leyó todo lo que había apuntado en su libreta y hubo un despertar. Si Larin pudo hacer el segundo, nada evitó que su rival se quedara el balón y que el pequeño de los Williams se echara el escudo a la espalda. Se escapó por la banda izquierda, perdió la pelota ante Gio, peleó la recuperación con Samu Costa y asistió a Oihan Sancet para que batiera la meta mallorquinista. Este regalo le convierte en el tercer jugador más goles ofrece a sus compañeros de toda Europa.

Todo empezaba de nuevo aunque, esta vez con un Athletic que se sacudió la tensión para mandar con descaro, jugar y crear ocasiones, pero sin poder evitar la prórroga que puso nerviosos a todos. Pudo cerrar el partido otra vez Nico, pero los 40 años de sequía acabaron de penalti, un castigo que el Mallorca recuerda que ya sufrió en 1998 en su primera final en Mestalla. Al partido le puso fin el largo abrazo de Valverde y Aguirre.

Almeida impulsa al Valencia a Europa y condena al Granada

Almeida impulsa al Valencia a Europa y condena al Granada

El sueño de volver a Europa no es una utopía para el Valencia de los milagros de Rubén Baraja. No será fácil la pelea con rivales como Real Sociedad y Betis y dependiendo de que el Athletic alce la Copa y libere una plaza para Conference League, pero nadie renuncia. En Los Cármenes de Granada había quien buscaba poder soñar y quien trataba de despertarse de una pesadilla. Ganaron los soñadores, el Valencia, con un gol de André Almeida en el minuto 76 en un duelo que nunca consiguieron tener de cara.[Narración y estadísticas]

Los tres puntos ponen al equipo séptimo, un lugar imposible de imaginar porque Baraja sigue teniendo recursos limitados. Se notó durante toda la primera parte, en la que no fue reconocible. Desdibujado y sin energía, se escudó en el guardameta Mamardashvili para frenar todo el ímpetu de un Granada que se aferraba a su última bala en Primera. Gumbau estrelló en la escuadra la primera ocasión sin romper a sudar y el georgiano se encargó de atajar todo lo que rondaba el área y, en especial, un chut de Pellestri. Dominaban los nazaríes, víctimas de nuevo de su desacierto ante un rival que ni siquiera pudo acercarse a la portería. La primera ocasión se la fabricó a trompicones en el 42.

Almeida, decisivo

El paso por el vestuario y la bronca de Baraja los espabiló. Se recolocaron en el campo y Javi Guerra, de un cabezazo, hizo desperezarse al meta Batalla. Los valencianistas necesitaban que alguien encendiera la luz y alumbrara el camino al área. Fue André Almeida.

El portugués es un fichaje que aprovechará Baraja en las ocho finales que le restan. Después de meses con una lesión de espalda, volvió al equipo para desatascarlo justo cuando más falta le hacía. Trianguló con Diego López para poner un centro raso que casi sorprende al portero granadino y, cinco minutos después, controló con el pecho en la frontal el balón despejado por Lucas Boyé de un saque de córner y, con un derechazo con el alma, inclinó el marcador y rompió una igualdad a punto de petrificarse.

Aún tuvo arrestos el Granada de buscar el empate a la desesperada, lo pudo lograr Pellestri, pero el Valencia, esta vez sí, tiró de oficio para amarrar tres puntos le dan la cuarta victoria del año lejos de Mestalla y le colocan en disposición de pensar que Europa ya no está tan lejos.