Descenso del austríaco Raphael Haaser durante la Copa del Mundo de Esquí Alpino.CHRISTIAN BRUNAEFE
Las anómalas temperaturas que padece gran parte de Europa, no sólo toda España, en este falso otoño están arruinando el comienzo de la Copa del Mundo de Esquí Alpino. Tras la cancelación, el día 22, del eslalon gigante femenino de Sölden (Austria), h
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St.Moritz, 21 de diciembre de 2024. Todo el interés, todo el entusiasmo, toda la expectación y toda la excitación que el esquí es capaz de suscitar se concentraron en la estación suiza para contemplar, celebrar y disfrutar el regreso de Lindsey Vonn en el primero de los dos eslalons supergigantes del fin de semana. Un retorno después de una ausencia de casi seis años, a los 40 de edad y con una rodilla reconstruida, sustituido el hueso por el titanio.
La reina histórica de la velocidad sobre las tablas salió en el puesto 31 de 57 actrices. A comienzos del mes participó, en un entrenamiento FIS (Federación Internacional), en dos descensos y dos supergigantes (en adelante Super-G) a fin de obtener los puntos suficientes para presentarse, a los ojos del mundo, en el gran escenario.
Y ya es hora de decir que en este St.Moritz de emotivo reencuentro acabó en el puesto número 14 en una prueba ganada por la austriaca Cornelia Huetter. Magnífico resultado, dadas las circunstancias. Esquió muy bien técnicamente, controlando los movimientos, sin forzar, sin arriesgar. Más allá del lugar a obtener, era muy importante llegar a la meta. No salirse del trazado y, sobre todo, no caerse. No ya por el temor a una nueva lesión, sino por adquirir seguridad en ella misma y mostrar una convincente imagen de firmeza en ese retorno ilusionante, pero también incierto y amenazador.
Premio Princesa de Asturias 2019, Lindsey, a cuya excelencia deportiva une un enorme atractivo físico que ha contribuido a su fama, le ha vuelto a dar cuerda a su historia personal y a la del esquí. En 2018, en los Juegos Olímpicos de Pyeongchang, y 2019, en el Mundial de Are, era una esquiadora, una mujer "remendada" después de operaciones como consecuencia de fracturas en ambas rodillas, de tibia, de tobillo, de brazo. Incluso así, y ya bien superada la treintena, obtuvo el bronce en ambas competiciones, en el descenso. Una demostración de su inmensa clase. Pero su cuerpo dijo basta. "Está roto y sin posibilidad de reparación", se lamentó, resignada, Lindsey en su adiós.
Pero, por lo visto, el cuerpo era reparable gracias, a finales del pasado mes de abril, a la medicina y a las manos milagrosas de un par de mágicos doctores: Roche & Robot. Y Lindsey, en una reciente charla sobre la longevidad en el deporte, tiró de risueña metáfora cítrica para asegurarle a Roger Federer: "Aún tengo dentro de mí limón para exprimir".
Vonn ha exprimido el esquí y la vida. En el deporte, su historial es deslumbrante: 82 victorias y 137 podios en la Copa del Mundo, tres medallas en Juegos Olímpicos (una de oro), ocho en Campeonatos del Mundo (dos de oro), cuatro generales absolutas de la Copa del Mundo. En la vida, y nacida Lindsey Kildow, apellido con el que compitió durante tres años, adoptó en 2007 el de su marido, Thomas Vonn, esquiador del equipo USA, noveno en el Super-G olímpico de Salt Lake City 2002 y entrenador de su esposa en 2010.
El matrimonio duró hasta 2013. Pero Lindsey conservó el apellido. Desde 2013 hasta 2015 fue la pareja de Tiger Woods. Dos celebridades unidas sentimentalmente en una mutua fama acrecida. Los novios de América. Lindsey se emparejó después, en otra relación interracial, con P.K. Subban, jugador canadiense de hockey sobre hielo. Terminaron en 2021. Su novio actual es un español polifacético (empresario, actor y modelo) de estirpe rimbombante: Diego Osorio, hijo del conde de la Corzana y marqués de los Balbases, que saltó al papel "couché" por su relación con Jordan Joy Hewson, hija de Bono (el de U-2).
Famoseos, cotilleos y devaneos aparte, Lindsey se ha reencontrado con su pasión, el esquí, después de, por otra parte, superar la muerte, en agosto de 2022, a consecuencia de la ELA, de su madre, Linda Krohn, noruega, a la que estaba especialmente unida. Quizás Lindsey experimentaba un cierto sentimiento de culpa porque durante el parto que la trajo al mundo, su madre sufrió un derrame cerebral que le trajo secuelas permanentes en la pierna izquierda.
Sea como fuere, Lindsey "is back". El futuro dirá en qué condiciones y con qué resultados. Entretanto, bienvenida y enhorabuena.
CARLOS TORO
Actualizado Domingo,
15
octubre
2023
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19:09El exseleccionador de fútbol femenino Jorge Vilda entrando en la Audiencia Nacional.Javier LizónEFEFútbol...
Desde este domingo 27 hasta el 3 de agosto se desarrollará la natación pura, la clásica, en los Mundiales de Deportes Acuáticos (World Aquatics Championships), que comenzaron el pasado día 11 en Singapur con el resto de especialidades. En los años postolímpicos suelen relajarse los deportes más importantes, aunque no sólo ellos, de los Juegos. Se produce algo así como una relajación de los cuerpos y las mentes después de tanta tensión, tanta presión, tanta ansiedad, tantas emociones.
Además, los calendarios siguen todavía reajustándose a causa del desbarajuste general provocado por la pandemia. Los Mundiales de Natación, programados para celebrarse cada dos años, se aprietan en el tiempo. En 2022 se celebraron en Budapest. En 2023, en Fukuoka. En 2024, en Doha. A partir de este Singapur 2025 recobrarán su bienal periodicidad con las ediciones ya designadas de 2027 (de nuevo Budapest) y 2029 (Pekín).
Ausencias un año después de los Juegos
Así que, entre la depresión post-Juegos y los sucesivos agobios anuales, van a faltar algunas máximas figuras en la próspera ciudad-Estado del Sudeste asiático. Se conceden un respiro físico y mental, por ejemplo, tres fenómenos como el húngaro Kristóf Milák, el estadounidense Caeleb Dressel y el británico Adam Peaty. Está embarazada Sarah Sjöström, la «reina» de Suecia, que espera en agosto su primer hijo. En la radiante galaxia femenina australiana, se toma un año sabático Ariarne Titmus. Y Emma McKeon ha decidido retirarse de las piscinas de competición.
Pero el catálogo de comparecientes abruma. Estados Unidos aporta a Luke Hobson, Bobby Finke, Shaine Casas, Michael Andrew, Carson Foster, Torry Huske, Kate Douglass, Simone Manuel, Gretchen Walsh, Katie Ledecky, Regan Smith, Lilly King...
Australia acude con Kyle Chambers, Cameron McEvoy, Mollie OCallaghan, Kaylee McKeown... Otros países derraman estrellas. Para abreviar, eligiendo un solo nombre por país, hombre o mujer, brillan Zhanle Pan (China), David Popovici (Rumanía), Lukas Maertens (Alemania), Thomas Ceccon (Italia), Benjamin Proud (Gran Bretaña), Ruta Meilutyte (Lituania)... Y, obviamente, Léon Marchand y Summer McIntosh. El francés y la canadiense forman la pareja estelar del Campeonato. Su máxima expresión. La 'crème de la crème'.
La canadiense Summer McIntosh.OLI SCARFFAFP
Marchand nadará las mismas pruebas que le proporcionaron los correspondientes oros en París: los 200 mariposa, los 200 braza y los 200 y 400 estilos. McIntosh, aún con 18 años (cumplirá 19 el 18 de agosto), se atreverá, según sus hazañas en los 'trials' canadienses, con cinco: las dos de estilos, los 400 y 800 libre y los 200 mariposa. En París ganó la mariposa y los dos estilos. Y fue plata en los 400 libre, en la llamada, aunque en natación no se corra, «carrera del siglo», dominada por Ariarne Titmus y con Katie Ledecky en el bronce. Titmus estableció entonces un récord del mundo que McIntosh le ha arrebatado este año, en junio, en esos 'trials' canadienses.
A causa de las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania -ocioso es recordarlo-, los Campeonatos, destinados a celebrarse en Kazán, fueron «desviados» a Singapur. Los nadadores rusos no pueden participar como tales. Pero 30 de ellos (18 hombres y 12 mujeres) son de la partida como NAB (Neutral Athletes B), sin derecho a la bandera y el himno nacionales. No forman una expedición cualquiera. Hay mucho talento ahí. Especialmente en los casos de Kliment Kolesnikov, plusmarquista mundial de los 50 espalda, y Evgenyia Chikunova, 'recordwoman' de los 200 braza. Kolesnikov renunció a París porque no estaba de acuerdo con semejantes condiciones de participación. Pero se lo ha pensado mejor esta vez.
Desde una guardería china situada en las controvertidas profundidades no sólo deportivas del gigante amarillo, aparece Yu Zidi, una niña de 12 años, especialista en 200 mariposa y en 200 y 400 estilos. Se entrena en la ciudad de Hengschui, al sur de Pekín, en la provincia de Hebei, y ha nadado en tiempos de finalistas olímpicas y mundiales. World Aquatics (la Federación Internacional) establece los 14 años como edad mínima para competir en los grandes eventos. Excepto en casos excepcionales, sostenidos por las marcas. Y a fe que éste lo es. La precocidad ha sido siempre una de las características de la natación. Pero Yu Zidi se encuentra en un estadio cronológico previo a la precocidad: en la mismísima infancia. En la descripción de sus capacidades, baste decir que, a su edad, a esos 12 insólitos años, Summer McIntosh, un auténtico prodigio tempranero, nadaba en registros bastante peores.
España, sin Hugo González
España envía a Singapur una delegación de nueve hombres y siete mujeres, sin Hugo González, vigente campeón mundial de 200 espalda, en baja forma tras la descompresión olímpica, su traslado de Estados Unidos a Tarrasa y los cambios en sus programas de entrenamiento. Tampoco es de la partida, naturalmente, Mireia Belmonte, aún oficialmente en activo. Sí, en cambio, repescado, Carles Coll, campeón mundial de los 200 braza en piscina corta. El equipo es joven, con las sensaciones de Luca Hoek (17 años) y María Daza (18 en agosto), que traen oros de los Europeos júniors, en los que también destacaron Jimena Ruiz y Estella Tonrath.
Estados Unidos reúne históricamente 606 medallas (254-205-147), por delante de Australia, con 278 (101-107-70). España ocupa la decimoctava posición con 18 (5-7-6).