Álex, un delantero en el vestuario de las chicas: “Si viera que me estoy aprovechando lo dejaría”

Álex, un delantero en el vestuario de las chicas: "Si viera que me estoy aprovechando lo dejaría"

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El jugador del Europa femenino, un hombre trans, víctima de ataques en las redes sociales tras el 23-0 con el que goleó su equipo al rival en el último partido de liga

Álex Alcaide se lleva un balón ante una rival en un partido del Europa.

Álex Alcaide tiene 25 años y es el delantero centro del filial del Club Esportiu Europa… femenino. El pasado fin de semana su equipo ganó 23-0 al Pujadas, y al club catalán se le ocurrió colgar en Twitter una foto de Álex, pero las respuestas obligaron a la entidad a colgar un segundo tuit: “Todo el Europa con Álex. No toleraremos ataques por cuestión de género”. La transfobia también ganaba por goleada.

A Álex le queda de mujer una letra, la ‘F’ de su DNI, y su equipo de fútbol. A los 9 años, cuando aún conservaba el nombre de niña que le habían puesto sus padres, empezó a jugar al fútbol en su localidad natal, Mataró, con el objetivo de parecerse algún día a Xavi Hernández. Sin embargo en la adolescencia decidió marcarse un reto aún mayor que ser jugadora del Barça: ser un chico.

Hace tres años y medio, cuando jugaba en la Unió Esportiva Vilassar de Mar, empezó su terapia hormonal masculinizante. “Lo comenté al equipo y no hubo ningún problema, sin embargo, cuando fue pasando el tiempo y la transición se fue haciendo más notable, especialmente el último año, en los campos de fuera, si el marcador les iba en contra, había padres que empezaban a gritar, que se empezaban a quejar, que empezaban a decir…”. ¿El qué? “Pues que si es un chico, que no es justo… en fin, intentando menospreciarme y hacerme de menos. Ellos creen que insultan pero al final es ignorancia”.

¿Pero tú juegas con ventaja? “La velocidad siempre la he tenido, siempre he tenido un cuerpo grande… Es verdad que con la hormonación la musculatura te crece un poco más”. El día del 23-0, cuando se lio en Twitter, Álex sólo había marcado dos goles, y hasta las jugadoras del equipo rival salieron a defenderlo. “Es verdad que algunas rivales te miran al principio y se sorprenden, pero no va a más. Si se decantara el partido solo por mí…. Pero no es verdad. El día que yo viera que me estoy aprovechando de esta situación lo dejaría. A día de hoy soy uno más, y muchas jugadoras me pasan por encima”.

Ficha de Álex Alcaide como jugadora del Europa.CE Europa

En el DNI de Álex ya pone Álex, pero lo de cambiar la ‘F’ es más complicado. “Conozco chavales que han estado más de dos años… papeles, más documentación, un follón, pero con la ley trans dicen que se podría hacer en cuatro meses”.

Alex no es que quiera jugar en el femenino, es que por esa ‘F’ no puede hacerlo en el masculino. ¿Es el objetivo? “Pues me tendría que ver. Físicamente no tengo el nivel. Yo entreno con mis compañeras y no me veo superior en ningún momento. Un masculino es mucha más fuerza, mucha más potencia, mucha más velocidad, y es algo a lo que no llego y soy consciente, con lo cual, cuando pueda, igual no quiero”.

Álex Alcaide controla un balón en el último partido de liga.CE Europa

Álex no es el único chico trans que está jugando en un equipo femenino. “Somos muchos, no es que no se vea tanto….”. Ni siquiera esa la primera vez que le pasa al Europa. El año pasado fue lo mismo, pero al revés, con Valentina Berr, con una mujer trans, quien ha salido en defensa de Álex en las redes sociales. Ella logró cambiar la ‘M’ por la ‘F’ en su DNI, pero ni así. Los insultos y vejaciones en la grada y las redes sociales la obligaron a colgar las botas.

Su caso recuerda al de Lia Thomas, la nadadora que provocó que la Federación Internacional de Natación prohibiera a las nadadoras trans competir en la categoría de su sexo sentido o adoptado, en lugar del biológico. Álex, de hecho, lo hace en el biológico: “Si es que, al final, en qué quedamos…”.

También hace en el biológico, el uso del vestuario, precisamente uno de los argumentos contra la ley trans, que permitiría acceder a ellos a hombres que dijeran sentirse mujeres. “¡Mentira! Al final el que quiera violar lo va a hacer en un vestuario de mujeres o cogiendo alguien por la calle. Son excusas por el miedo a los cambios. Hoy tienes que salir con mil ojos para que la gente no te juzgue, no te critique o te pegue. Todos los extremos son malos.”.

Otro argumento en contra es la posibilidad de que menores tomen decisiones irreversibles. “Cuando una persona toma la decisión no es de hoy para mañana. En mi caso lo sabía desde que tengo uso de razón. He tardado porque no tenía los medios, sino igual empiezo antes. Yo no puedo hablar por los demás. Yo hablo de mi caso y me sentía así desde chiquitito. Era una idea que tenía muy clara y sigue estando clara. Si a mí me hubieran dejado, y hubiera tenido toda la información que tengo a día de hoy, lo hubiera hecho antes”.

kpd