Mundial de atletismo
Los españoles, ya campeones de los 20 kilómetros, completan sus dobletes y lanzan a la selección a la mejor actuación en un Mundial de su historia
Antes de la meta en la zona de avituallamientos ya había lágrimas y abrazos, mucha emoción: todos los entrenadores de la marcha, con José Antonio Carrillo y Jacinto Garzón a la cabeza, unidos, conmovidos. Sus pupilos, Álvaro Martín y María Pérez, iban a hacer historia en la Plaza de los Héroes de Budapest. Nunca un español ganó dos oros en el mismo Mundial y este jueves lo hicieron los dos, a la vez: después de ganar en los 20 kilómetros marcha, repitieron en los 35 kilómetros.
Como sus técnicos, ambos lo celebraban tras su llegada, juntos, pues Martín esperó a Pérez, aunque en su caso rotos del esfuerzo, de tanto, tantísimo esfuerzo. En sus piernas una clase magistral sobre cómo marchar, cómo liderar, sobre cómo sufrir para elevarse en la historia.
Dos victorias tan distintas, pero tan iguales. Él, cerebral, analítico; ella, desatada, arrebatada. Martín necesitó hasta el último metro para despegarse del ecuatoriano Brian Pintado y colgarse el oro. Pérez atacó a falta de una hora para el final y disfrutó de kilómetros y más kilómetros de celebración. No importó. De todas las maneras, con rivales muy cerca o rivales muy lejos, los dos ofrecieron una sensación de superioridad.
En Pérez fue innegable, sola durante mucho tiempo, pero en Martín también. En la prueba masculina, el francés Aurelien Quinion atacó y amenazó con marcharse y el español esperó en cabeza del grupo a su momento para demarrar. Cuando lo hizo, le siguieron Pintado y el japonés Masatora Kawano, pero tuvo las fuerzas necesarias para lanzarse en los últimos dos kilómetros.
“No tengo tanta calidad como María”
“Estaba muerto, no podía más. No tengo tanta calidad como María y al final he sufrido muchísimo”, analizaba Martín en meta, donde reconocía que lo más difícil había sido no confiarse. “Cuando vienes de ganar los 20 kilómetros puedes creerte que aquí vas a repetir sí o sí. Había que mantener la humildad”, exponía el ya dos veces campeón del mundo que recordaba que “para ser leyenda” todavía le falta una medalla en los Juegos Olímpicos.
A su lado, Pérez se retorcía de dolor en el estómago y confesaba la razón de su táctica agresiva: “En los 20 kilómetros me pincé la ciática y los fisios han hecho un enorme trabajo estos días para que yo haya podido ganar hoy. No sabíamos si podría acabar. Habíamos hablado de que no podía hacer cambios de ritmos, que era peligroso, y por eso ataqué tan pronto, para imponer mi propio ritmo”.
Con sus dos nuevos oros, con sus cuatro oros, España se colocó en segundo lugar del medallero, sólo por detrás de Estados Unidos, una locura. Pase lo que pase hasta el domingo, la selección se marchará de Budapest con su mejor resultado en un Mundial, aupada únicamente por Martín y Pérez.
De hecho, en plena celebración el pesar de ambos era que no podrán repetir doblete en París 2024 porque desaparece la distancia larga, los 35 kilómetros, para convertirse en un relevo mixto bastante corto. “Tenemos que adaptarnos para intentar sacar tres medallas en los Juegos y seguir luchando por el futuro de la marcha”, proclamaba Martín, abanderado de una batalla que ahora tiene más sentido que nunca. España es el país de la marcha, su supervivencia es desde este jueves una cuestión de estado.