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Entrevista
En marzo de 2022, al doble campeón del Dakar le detectaron un tumor maligno en la vejiga. Fue operado, pasó por quimio, le reconstruyeron el órgano y ahora, apenas un año y medio después, está de vuelta en carrera. Por 26ª vez.
Nani Roma (Folgueroles, 1972) no vive una Cabalgata de Reyes desde que era un niño. De 1998 a 2022 corrió ininterrumpidamente el Dakar, que siempre se disputa a principios de enero, y el año pasado, pese a quedarse en casa, sus hijos, Abril, Júlia y Marc, ya no tenían la edad, la inocencia. «Fue muy raro estar en casa el día de Reyes porque nunca han formado parte de mi Navidad, de la Navidad de mi familia. Nosotros cagamos el Tió el 24 de diciembre porque el 6 de enero hay etapa», comenta Roma a EL MUNDO antes de volver al Dakar y recuperar su tradición. Hoy, 6 de enero, en efecto, hay etapa. Un cáncer de vejiga, con su operación y su quimioterapia, le obligó a perderse la última edición, pero esta vez nada le impedirá competir (ayer terminó 16º). El ganador en motos en 2004 y en coches en 2014 está de regreso al desierto como piloto de Ford y será uno de los favoritos junto a Nasser Al-Attiyah, Stéphane Peterhansel oCarlos Sainz.
- ¿Cómo se encuentra?
- Muy bien, la verdad. Me ha costado muchísimo, he tenido que trabajar el doble que otros años. Vine de muy abajo, la quimio me dejó por los suelos, hecho polvo. Fue muy difícil recuperar el tono muscular, pero ahora me siento muy bien.
- ¿Siempre supo que volvería?
- Desde el principio del proceso me puse como objetivo volver a un coche y eso me ayudó. El 14 de junio me operaron y el 16 de septiembre ya estaba corriendo en un test en Marruecos. Soy muy tozudo, pero también me asusté, eso no lo puedo negar. Cuando me dijeron que tenía un 80% de posibilidades de sobrevivir pensé: ‘¿Y el 20% restante?’ Sentí un miedo enorme. Tenía que intentar preocupar lo menos posible a mi familia, que no fuera traumático para ellos, pero no estaba tranquilo, por supuesto.
- Cuentan que se hizo un máster en oncología.
- Es que fui muy pesado con mis doctores. Iba a la consulta con una libreta y una lista de preguntas. No quería ponerme a buscar en internet y acabar con información errónea. Para mí era muy importante saber cómo funciona la quimioterapia y qué sentiría después, qué efectos secundarios podría sufrir, cómo tratarlos. Y la operación igual. Antes de entrar a quirófano vi una operación con el Da Vinci [un robot de cirugía] como la que me iban a hacer. Todo eso me ayudó.
- ¿Cómo vivió la última edición del Dakar?
- Estuve ayudando en la retransmisión de RTVE así que la viví muy intensamente, siguiendo cada etapa, hablando con mis amigos que estaban compitiendo. Estuve tranquilo,la verdad. He hecho deporte toda la vida, no he bebido, no he fumado, no me he drogado y, de repente, cáncer. Pero, bueno, la vida es así. De hecho en todo el proceso sólo me hago un reproche.
- ¿Cuál?
- Antes de que me detectaran el cáncer llevaba un par de años sin hacerme controles y había orinado sangre en un par de etapas de 2021 y 2022. Era una alarma, algo pasaba. Pero pensé que era culpa de los golpes que nos damos en el coche y de estar tantas horas sentado conduciendo. De hecho quizá es así, los médicos me dicen que podía no tener cáncer en ese momento. No sé, es un reproche que me hago, pero ya no hay vuelta atrás.
- ¿Ahora ve la vida con otros ojos?
- Me pasa como a todo el mundo, la verdad, me atropella la rutina. Hay días en los que me cabreo por tonterías, todavía caigo en eso. Aunque me tranquilizo más rápido, quito hierro a los asuntos. Me he notado diferente compitiendo, eso sí. Si tengo algún problema pienso: ‘Calma, Nani, es sólo una carrera’.
- Usted tiene 51 años, Al-Attiyah, 53, Peterhansel, 58, Carlos Sainz tiene 61. El Dakar no es para chavales.
- Es que en los últimos años han pasado dos cosas. En primer lugar, que los veteranos hemos querido seguir y tenemos ventaja porque la navegación, la experiencia, la templanza, es muy importante en carrera. Y en segundo lugar, que las marcas no han querido arriesgar dándole la alternativa a los jóvenes. Eso está cambiando, Toyota ha fichado a Seth Quintero y Lucas Moraes, que tienen 21 y 33 años, pero ha costado.
- Y ahora, ¿hasta cuándo?
- Esto es lo que me gusta. Es muy duro, pero la recompensa es enorme. Estar metido, estar compitiendo, es muy emocionante. Luego puedes ganar o no, eso no es lo importante, pero vibras si compites bien. Mientras mantenga esa emoción y me quieran seguiré corriendo el Dakar.