Es tan salvaje y ridícula la dependencia de Bellingham del Madrid de Ancelotti, que es hasta grotesco para un gran equipo. Un Madrid que juega toda la temporada sin un goleador por capricho de la cúpula blanca, siempre sufre, se angustia y se queda sin ideas de gol. Al final, el ‘fenómeno’ inglés no apareció como el salvador, porque quizá el hombro fue una mal compañero.
Ancelotti es un especulador del juego de ataque. Tal como juega en estático es imposible que sorprenda a cualquier rival que tenga vocación destructiva. Hasta el punto que Ancelotti hace siempre héroe a cualquier meta que llegue al Bernabéu. Es un hechicero de porteros.
Otro problema está en que los dos brasileños, Tom Vinicius y Jerry Rodrygo, son dos mininos sin garras. Ni siquiera ha servido como propaganda y moral la renovación de ellos dos, cuando en realidad, se había hecho hace uno. Ridículo.
Pero con publicidad no se recuperan dos jugadores que hace muchos meses que han detenido su progresión. No están a la altura de un gran Real Madrid . Fíjense, ayer acabaron jugando con Rodrygo, Joselu y Vinicius .
Compararlos con Bale, Benzema y Ronaldo significa que en la Casa Blanca se han vuelto o locos o sólo están pendientes del oropel de un estadio que a mí, personalmente , me parece horrible. Es como un gran condón metálico.
Un Rayo metódico, práctico y servicial a su idea defensiva no pasó demasiados malos ratos. Sin embargo, fue un desastre en juego de ataque. Nunca hizo daño y eso les obligó a ser una pírrica fortaleza numantina.
Es cierto que Camavinga es mejor que el desgastado Tchouameni, pero le quedan muchos días de cerebro y sensibilidad para ser siquiera un emulador de Casemiro. Con Modric a la altura de su retiro y un alocado Valverde, la línea de arranque de juego se minimiza una barbaridad.
También es cierto que si Valverde llega a acertar con esa ocasión que un jugador del Madrid jamás debe desperdiciar, el Rayo se le hubiera obligado a dar la cara y , entonces, con espacios el mezquino Ancelotti le hubiera dado de azotes a un Rayo que se hubiera quedado como un indigente.
No fue así y sólo se podía esperar ese gol profético , sobrenatural , de prodigio de Lord Jude.
Tour de Francia
LUCAS SÁEZ-BRAVO
Enviado especial
@LucasSaezBravo
Le Markstein
Actualizado Sábado,
22
julio
2023
-
20:03El español, que sufrió una dura caída al comienzo...
La jueza que investiga contratos presuntamente irregulares en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) en la etapa de Luis Rubiales ha dejado en libertad sin medidas cautelares al ex asesor jurídico de la entidad, Tomás González Cueto, y a un empresario investigado en la causa, que se han negado a declarar. Ambos han abandonado los Juzgados de Majadahonda (Madrid) poco antes de las once y media de la mañana.
Cueto y Ángel González Segura, directivo de la empresa de construcción Gruconsa que realizó obras en el estadio de la Cartuja, en Sevilla, han pasado este viernes a disposición de la titular del Juzgado número 4 de Majadahonda tras ser detenidos en la causa, declarada secreta, en la que la magistrada y la Fiscalía Anticorrupción indagan en supuestas irregularidades en contratos de los últimos cinco años en la Federación.
Se investiga a Tomás González Cueto por la supuesta comisión de los delitos de tráfico de influencias, corrupción en los negocios y administración desleal, y a Ángel González Segura por la supuesta comisión de los delitos de corrupción en los negocios, falsedad documental y administración desleal.
Ambos detenidos se han acogido a su derecho a no declarar y han trasladado al juzgado su disposición a hacerlo cuando sus letrados tengan conocimiento del procedimiento, bajo secreto de sumario. Éste será levantado en breve y serán citado de nuevo para una nueva comparecencia ante la juez.
La Federación Española de Fútbol (RFEF) abrió ayer expediente sancionador y ha apartado de sus puestos de trabajo y funciones a los directivos relacionados con la causa judicial que instruye el juzgado número 4 de Majadahonda y ha rescindido el contrato externo con el despacho GC Legal.
Se hundió. La figura gigante y soberbia de Cristiano Ronaldo se deshizo cuando en el minuto 102, en la prórroga, plantado en el punto de penalti tenía en sus botas la clasificación de Portugal a cuartos de final. Estaba enfrente Oblak y se perfiló con la misma decisión con la que le derrotó en la final de Champions de Milán. Esta vez el esloveno venció, lo atajó y rompió en mil pedazos a la estrella lusa. Lágrimas, cabeza agachada y el esfuerzo de todo Portugal por recomponer a un líder que no ha marcado en esta Eurocopa. Volvió a llorar después porque cogidos a la manos de Diogo Costa, se verán con Francia en cuartos. [Narración y estadísticas (0-0, 3-0)]
Fue el meta del Oporto el héroe de la tanda de penaltis al volar para atajar los tres primeros lanzamientos de Eslovenia. Portugal sobrevivía después de un partido de desesperación en el que desperdició ese penalti en la prórroga y vio cómo su arquero sacaba el pie para desviar el último cara a cara que un error de Pepe le concedió a Sesko. Diogo Costa salvó en Frankfurt a las dos leyendas.
La supervivencia de Portugal pareció un milagro imposible en algunos momentos. Arrancó ordenada, reconociendo por dónde hacer daño a otro equipo que se les encerró, pero a medida que pasaron los minutos, se desordenó, enloqueció y empezó a mostrarse vulnerable. Se contagió de la ansiedad que sigue mostrando Cristiano. Sus lamentos de desesperación, desde el mismo arranque del partido, eran tan exagerados como contraproducentes para Portugal. Le quiso meter el equipo de Roberto Martínez algo más de velocidad al juego y porque por las orillas Leao encontraba oportunidades y Bernardo Silva ponía centros precisos que no había quien cazara.
Protestas y miradas
Eslovenia trataba de estirarse con alguna carrera de Sesko, pero era sabedora de que sus opciones pasaban por sujetar a los portugueses. Al pie de la letra lo cumplía Drkusic. El central se lo ganó todo a Cristiano. Le atosigaba en la recepción, le impedía girarse y, sobre todo, le ganaba todos los balones aéreos. Eso provocó que, un partido más, CR7 pareciera un lastre para Portugal. Su cabreo, sus protestas y sus miradas al videomarcador buscando su imagen reflejada hicieron que Portugal, capaz de recuperar con celeridad en el centro del campo, no pudiera armar una segunda jugada rápida porque su punta volvía andando, cabizbajo y en fuera de juego. Aún así lo intentaba frente a un rival que olía el nerviosismo.
La vía esta vez fue la velocidad de Rafael Leao, a quien en una ocasión tuvieron que frenar en falta en la frontal del área. Por supuesto la lanzó Cristiano, con toda su gestualidad, buscando la escuadra de Oblak que no encontró. Esa fue toda la complicación que pudieron crearles a los eslovenos, que empezaron a hallar los espacios. Se escapó por la derecha Stojanovic, se resbaló Pepe cuando fue a pararlo y suerte que apareció Nuno para atajar su centro antes que Sporar. Con el temor en el cuerpo, la mejor ocasión de los portugueses, que no probaron a Oblak entre palos, fue una carrera de Leao que acabó en un centro a la medialuna para el disparo de Palinha que se estrelló en el poste derecho del meta del Atlético.
Portugal, como en cada partido de esta Eurocopa, tenía que hacer algo más, aunque parecía no saber muy bien el qué. Al inicio de la segunda mitad trató de encontrar la solución Cancelo buscando la línea de fondo, caracoleando con el lateral y sacando un centro raso que desvió Drkusic.
La siguiente la buscó Cristiano en otro lanzamiento de falta, que era para un zurdo pero, como nadie le rechista, se la pidió buscando ese gol que nunca llega. Fue dura a las manos de Oblak. Si en la primera parte fue Leao el arma ofensiva, en la segunda apareció Cancelo como un destello que deslumbraba al lateral Balkovec. Todo el peligro portugués nació de sus botas.
Pólvora lusa
Tenía que buscar Roberto Martínez más pólvora y echó mano de Diogo Jota a costa de Vitinha. Cristiano, esforzado en tirar faltas, seguía en el campo. Y Portugal no conseguía desencadenarse para asustar a Eslovenia. Matjaz Kek sentía a su equipo cómodo buscando el error que, más de una vez, había asomado en las filas rivales.
Portugal tiene siempre fases en las que juega al tratrán, y eso comenzó a hacer cuando el tiempo corría y empezaba a haber mucho que perder. Buscó entonces el técnico español al eléctrico jugador que le salvó en el primer partido: Francisco Conceiçao.
Lo intentaban los lusos estirándose hacia el área de Oblak y en el minuto 85 llegó su ocasión. Diogo Jota filtró un pase al espacio que corrió Cristiano para armar un zurdazo en un mano a mano que ganó, cómodamente, el guardameta rojiblanco. No se dibujaba bajo el techo del Frankfurt Arena otro escenario que no fuera el de la prórroga. Y ahí pasó de todo. Jota se coló entre los centrales y forzó un penalti, lo falló Cristiano y Sesko perdió la oportunidad de estar en cuartos. Porque los penaltis, en los que volvió a tirar CR7 para pedir perdón, los ganó Portugal.