Vence a la anfitriona Australia, liderada por su estrella Sam Kerr, y peleará por sumar su segundo título en dos años
Alessia Russo celebra su gol ante Australia, el tercero de Inglaterra, que les lleva a final.A. PARRAP
Inglaterra será la rival de España en la final del Mundial Femenino. Las leonas llegaron al campeonato como favoritas, con la Eurocopa de 2022 en el bolsillo y la certeza de que eran uno de los equipos más rotundos del campeonato. Cumplieron en la fase de grupos, sufrieron en los octavos ante Nigeria, que las forzó hasta la tanda de penalti, y tuvieron que remontar a Colombia, pero ante Australia volvieron a demostrar su contundencia.
Australia tenían enfrente a un equipo casi perfecto y, aún así, trataron de incomodarlo. Recuperó para ello en el once a su estrella, la delantera del Chelsea Sam Kerr. Mientras pudieron avanzar echando mano de ella solo en los tramos finales, Tony Gustavsson quiso protegerla para que no recayera de la lesión en el gemelo que sufrió en la concentración previa al campeonato. Con la posibilidad de pelear por alzar la Copa del Mundo en casa, no podía esperar más. Así lo entendió también su afición, que tiñó de amarillo un estadio a reventar para apoyar a sus jugadoras.
Inglaterra sabía que la paciencia iba a ser un arma que debía manejar. Pese a que Kerr se les escapó a la espalda al inicio del partido, ejemplo claro de cuál era el plan de las australianas, respondió Stanway con un remate a bocajarro que hizo aparecer a la meta Arnold. Las dos rápidas escaramuzas dieron paso al control inglés. Como buenas alumnas de Sarina Wiegman, amasaban el juego ante un rival muy disciplinado, bien arropado y buscando cazar cualquier balón para lanzarse al área. Si había una forma de desorganizar a las campeonas europeas era obligándolas a arriesgar.
Para cuando lo consiguieron las matildas, ya tenían el marcador en contra. Advertidas del provecho que sacan las leonas de las jugadas a balón parado, un saque de banda en largo hacia la línea de fondo lo controló la jugadora del Arsenal Alessia Russo para ver aparecer en el corazón del área a Ella Toone, que puso su disparo en la escuadra.
No se apresuró Australia en busca el empate en la segunda parte. La estrategia era la misma: mantener el orden y aprovechar los errores de las británicas, que se habían parado a respirar. Y así fue como de despiste sacó oro Sam Kerr. Robaron y lanzaron a la carrera a su estrella, que no dudó en soltar un derechazo certero desde la medialuna para llevar la esperanza a las gradas.
El gol zarandeó a las inglesas, que respondieron acosando a Earps con un centro envenenado de Lucy Bronze y un testarazo de Russo a centro de Hemp que rozó el poste. La siguiente no la falló la atacante del City. Se coló entre las centrales para llevarse el bote de un larguísimo pase en largo y enviarlo al fondo de la red.
Podía parecer que todo estaba decidido, pero no. Con Kerr en el césped, a la que su seleccionador arropó con todo lo que tenía en ataque, aún estaba viva Australia. Habilitó a Corney Vine para su disparo y remató alto el rechazo de Earps en un saque de córner que había logrado atrapar. Las dudas las disipó Hemp robando, conduciendo, amenazando y asistiendo a Alessia Russo para plantarse en la final.
Hay una luz que el valencianismo ve al final del túnel con más intensidad que hace sólo siete días. La era post Peter Lim se empieza a vislumbrar después de tres movimientos estratégicos que confirman que el empresario, ahora sí, está en disposición de atender a ofertas que puedan serle ventajosas para salir del avispero de Mestalla que él mismo se ha dedicado a agitar desde 2019.
Aunque la atención esté focalizada en tirar del equipo de Rubén Baraja para que salga de la delicada situación deportiva en la que lleva inmerso desde el inicio de la temporada, al fondo de la tabla con seis puntos y sólo una victoria, el origen de los males se sigue viendo en el abandono del máximo accionista y su marcha se sigue coreando en Mestalla a voz en grito en cada partido, con la bandera amarilla de 'Lim Go Home' que ha llegado hasta las puertas de la mismísima casa del magnate en Singapur.
Pero Lim no iba a dejar al Valencia sin exprimir el rendimiento que da el lujo de ser propietario de un club histórico de LaLiga, con la vitrina cuajada de títulos y una masa social que lleva al estadio a 40.000 personas en cada partido, aun con el equipo sufriendo por la permanencia.
En los últimos siete días se han dado los pasos que esperaba para endulzar el valor del club y hacerlo más atractivo a nuevos inversiones. No significa esto que Peter Lim se lance a una venta inmediata, pero sí que le va a ganar dinero.
Para eso era imprescindible el trabajo en busca de la sostenibilidad financiera que llevan persiguiendo sus ejecutivos desde 2021. El máximo accionista empezó por hacer los deberes que estaban en su mano. Tomó las riendas del Valencia en 2014 comprando por 100 millones la deuda de la Fundación, propietaria entonces del 80% del capital social, y renegociando con Bankia, aún no convertida en Caixabank, la deuda con una quita de 60 millones de euros si mantenía el 51% de la propiedad al menos hasta 2026. Además, ha ido prestando asistencia financiera a través de Meriton por un valor que suma alrededor de otros 100 millones.
Han sido préstamos que ha capitalizado para aumentar su control del capital social al 91,55% y de los que el Valencia sólo va a tener que devolver los últimos 35 millones. De hecho, empezará a tener que hacerlo el próximo 15 de diciembre. El 70% lo afrontará en pagos hasta 2028 y el 30% lo tendrá que liquidar el 30 de julio de 2029. No parece que se vayan a agotar esos plazos.
El club ha ido ajustando su gasto y empequeñeciendo su plantilla hasta reducirla a los ingresos por televisión, de manera que incluso en el ejercicio 2023 va a dar beneficios. Y es que las ventas de futbolistas que se han realizado en los últimos dos años no se han reinvertido en jugadores sino que se han destinado a reducir una deuda que supera los 320 millones de euros. O al menos a no engordarla más.
La conocida pancarta de 'Lim go home' en una de las protestas de la afición.EFE
Una deuda contenida y unos gastos operativos equilibrados es lo que Lim exigía para hacer el club más atractivo y, de paso, dejar de prestarle dinero a fondo perdido. Eso ya lo ha conseguido. Además, tiene una plantilla joven, con valores en crecimiento, barata y con contratos cortos.
Nuevo Mestalla
Otros escollos no estaban en su mano. El primero, el embrollo urbanístico del cambio de estadio. Lim compró el Valencia sabiendo que estaba comprometido a cambiar Mestalla por el campo de la Avenida de las Cortes cuyas obras estaban paradas. Sin embargo, nunca le interesó retomarlas hasta que las instituciones le forzaron.
La Generalitat decretó la nulidad por incumplimiento de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) que garantizaba al Valencia un mayor, y mejor, aprovechamiento urbanístico del suelo del actual Mestalla y, con ello, un aumento de su valor. También de una parcela anexa al nuevo campo que se puede explotar comercialmente.
Pese a que el Valencia tensó sus relaciones con el Ayuntamiento e incluso llevó a la Generalitat a los juzgados, finalmente alcanzó un acuerdo para mantener esos privilegios y lograr las licencias urbanísticas a cambio de activar las obras de nuevo campo antes del 15 de enero de 2025 y tenerlas finalizadas en el verano de 2027. Ese proyecto de estadio, el enésimo desde 2005, se presentó el pasado 11 de octubre al Ayuntamiento para ser sometido a la valoración de los técnicos y a una auditoría de costes que ya ha encargado el consistorio.
Se trata de un estadio de 70.044 localidades, con cubierta de cables tensados y membrana textil y una fachada ondulada simulando las balconadas del actual Mestalla. Todo con un coste total de 241millones de euros, de los cuales 63 ya estaban invertidos en la estructura actual de hormigón y a los que habría que sumar los 35 del coste del suelo. En total, una obra por encima de los 300 millones.
El Valencia sólo contaba con la financiación de 80 millones de CVC y la venta del terciario y algún inmueble más por valor de 35 para hacer frente a esta inversión. Necesitaba financiación por eso se lanzó a los mercados internaciones y lo hizo con el desbloqueo municipal bajo el brazo.
Los contactos se establecieron hace un año con Goldman Sachs para tantear las posibilidades de financiación y se han acelerado después del verano, con la hoja de ruta urbanística aclarada desde el pasado mes de julio. El Valencia busca los casi 100 millones para hacer frente a las obras y, además, otros 120 para refinanciar su deuda de corto a largo plazo. Esto le permitiría saldar la deuda con Caixabank, principal accionista y ponerse en manos de la firma norteamericana. Quedaría por saber si en esa negociación se incluiría la quita de 60 millones con que penalizarían a Lim si vende su mayoría. De hacerlo, tendría las manos libres.
El acuerdo entre el Valencia y Goldman Sach, con el nuevo estadio como principal garantía, está muy cercano y podría anunciarse en la próxima junta de accionistas, lo que supone dar una patada al balón hacia adelante. Con las finanzas a corto plazo ordenadas y el nuevo estadio desbloqueado, el valor del club en el mercado permite a Lim vender con beneficio.
El cuaderno de venta está ya en manos de las principales consultoras europeas, según desveló el diario AS, y el precio podría rondar entre los 350 y los 400 millones de euros. Es la cifra que también conoce LaLiga. Javier Tebas se ha esforzado en los últimos tiempos en ofrecerse para ayudar al magnate a buscar un comprador.
En ese precio influirá también el tiempo, porque en el momento en que Lim se decida será importante la situación deportiva del equipo. No vale lo mismo un club salvado que en riesgo de descenso o en Segunda.
¿Es la salida de Lim la salvación del Valencia? Depende de quién sea el comprador y de los planes que tenga. Si el interés es deportivo, su inversión tendrá que ser progresiva por las normas de fairplay de LaLiga pero el margen es muy amplio. Si es inmobiliario, todo será mucho más complicado, pero este interés es imprescindible tanto por el compromiso, ahora sí con penalizaciones, de acabar el estadio como por la necesidad de rentabilizar el viejo Mestalla.
Esta vez, a diferencia de en 2014, ni siquiera existirá una figura que pretenda velar por los intereses del valencianismo, aunque entonces se olvidaran de ejercer esa labor. Ahora será Lim y sólo Lim, o sus bancos, quienes decidan.
No fue una victoria ni vistosa ni cómoda, pero sí una goleada indiscutible. Le costó a España domar a una Portugal respondona que quería desnudar más carencias de la campeona de Mundo y lo que hizo fue despertar su voracidad. La selección gana vida en la Nations League justo cuando lo necesitaba y ante un rival al que espera el martes en Vigo y el 2 de julio en Berna en la Eurocopa.
Portugal avisó desde el inicio con los disparos de Diana Silva y Andreia Norton de que su liderato no era casual. Son un equipo camaleónico capaz de adaptarse para neutralizar el juego de sus rivales y España, más pasiva al inicio, lo notó hasta el minuto 25. Se acercó con centros de Claudia Pina y un remate lejano de Patri Guijarro, hasta que encontró el camino.
Se abrieron las diferencias, sobre todo porque la selección penalizó mucho la pasividad de Portugal para atajar segundas jugadas. De un libre directo de Pina cazó Aitana la pelota en un destello y, con una ruleta, encontró en el segundo palo a Patri Guijarro para abrir el marcador.
En menos de dos minutos, las portuguesas armaron una contra por la banda derecha y Catarin Amado batió a Cata Coll, que arriesgó mucho en la salida. España estaba avisada y se puso a carburar. Volvió a volcarse en campo rival y, de otra segunda jugada, nació otro centro de Claudia Pina que cabeceó picado Laia Aleixandre en el segundo palo. Los despistes le estaban costado caros a las lusas una y otra vez. El marcador lo engordó quien lo merecía, Claudia Pina, que falló en el remate de un perfecto centro lateral de Salma Paralluelo pero se revolvió hasta mandar el balón a la red.
En el segundo tiempo, cuando Tomé esperaba que su equipo amasara el duelo bajo la lluvia buscando minimizar riesgos, Portugal apretó el resultado desde el punto de penalti por una controvertida falta de Jana a Marchao que la colegiada rumana vio dentro del área.
Marcó Carole sin que Cata Coll adivinara y tuvieron las españolas que volver a apretar los dientes para consolidar la victoria. Buscó Montse Tomé piernas frescas, incluso sacrificando el talento, anoche estéril, de Aitana para buscar la electricidad de Athenea del Castillo y el olfato de Esther González tras un largo periodo de ausencia. Precisamente fueron ellas dos las que fabricaron el cuarto gol que cerraba el partido y mantenía a España viva en la Nations League y en la pelea con Inglaterra por la clasificación la fase final. Y es que las inglesas endosaron un 5-0 a Bélgica en Bristol para encaramarse al liderato con un punto de ventaja.