Dustin Brown, el tenista rastafari que sorprendió a Nadal en Wimbledon: “Viví cinco años en una caravana, era perfecta”

Dustin Brown, el tenista rastafari que sorprendió a Nadal en Wimbledon: "Viví cinco años en una caravana, era perfecta"

Hace exactamente 10 años Rafa Nadal vivió uno de los partidos más raros de su carrera. Después de una de sus escasísimas derrotas en Roland Garros, apareció en Wimbledon con la confianza torcida y se encontró en la pista central a un rival heterodoxo, un alemán con rastas larguísimas y un piercing en la lengua, un tenista que vivía una caravana: Dustin Brown. Aún en segunda ronda, Nadal soñaba con jugar otra final en Londres, con levantar otro título, pero perdió. Para sorpresa de todos perdió. Como ya había ocurrido el año anterior en Halle, la anarquía tenística de Brown le desesperó y en la rueda de prensa insinuó por primera vez la posibilidad de una retirada.

“Es uno de los mejores recuerdos de mi carrera, tiene mucho significado para mí. Era mi primera vez en la pista central de Wimbledon, debuté con victoria ante una leyenda… Imagínate”, recuerda el germano en conversación con EL MUNDO desde el All England Club, donde ejerce de comentarista para Amazon Prime Alemania, aunque todavía no se ha retirado. A sus 40 años, aún con sus rastas, ya sin caravana, ahora juega torneos menores.

¿Aquella victoria cambió su carrera?
No sé qué decirte. Los medios de comunicación me hicieron caso durante unos días y muchos aficionados me conocieron aquel día. Pero sólo fue un pequeño aumento de popularidad. No tuve una buena racha a continuación, de hecho en la ronda siguiente me eliminó Viktor Troicki. Tampoco conseguí nuevos patrocinadores. El tenis es un deporte duro en ese sentido. Aunque consigas una gran victoria apenas puedes celebrarlo. Después de ganar a Rafa en la central de Wimbledon me fui a jugar el Challenger de Segovia.
¿Cómo le ganó?
El año anterior, en 2014, ya le había derrotado en Halle y eso me ayudó muchísimo. La verdad es que jugué de una manera sensacional, me entraron todas. En aquella época la hierba era más rápida y no le di ritmo. Fui muy agresivo, subí siempre a la red, no jugué intercambios. Si hubiera peloteado con Rafa no hubiera tenido ninguna opción.
¿Han charlado alguna vez en los años posteriores?
La verdad es que no. Le he visto en algunos Grand Slam, pero nunca hemos hablado.
¿Fue el mejor partido de su vida?
Es difícil decirlo, es posible. En 2015 y 2016 jugué mi mejor tenis, eso seguro. Llegué al número 64 del mundo y podía seguir subiendo, pero me lesioné de la espalda y ahí empezaron mis problemas. Estoy muy agradecido al tenis, pero a partir de entonces sufrí muchos dolores, muchos parones, muchas horas de rehabilitación.
Nació en Alemania, pero competía por Jamaica.
Nací en Alemania y empecé a jugar al tenis en Alemania. También practicaba fútbol, natación y judo, pero cuando me mudé a Jamaica con 12 años junto a mi padre, que era jamaicano, ya había elegido el tenis. Me encantaba, soñaba con el tenis. En Jamaica me costó encontrar pistas para entrenar, la mayoría estaban en hoteles, y la federación tenía problemas, todo era muy diferente a un país del primer mundo. Pero pude seguir formándome y a los 20 años regresé a Europa para competir como profesional.
Con su caravana.
Eso es. Mis padres no tenían muchos recursos y pensé en alternativas para jugar los máximos partidos posibles en varios países. Necesitaba foguearme. Como había muchos torneos en España, Francia o Italia, conseguimos una caravana Volkswagen y viví en ella unos cinco años. Era perfecta, una gran solución. Tenía libertad de movimientos, no pagaba hotel e incluso podía cocinar. Ahora no sé, pero en aquella época había más tenistas que lo hacían.
¿En España le reconocían más por haber ganado a Nadal?
Totalmente. Mucha gente se me acercaba en los torneos Challenger para felicitarme por la victoria, aunque hubieran pasado meses o hasta años. Antes, de joven, había estado en muchos Futures en España: en Murcia, en Mallorca, en Menorca. Después recuerdo jugar en Segovia o en Tarragona.
¿Le decían algo sobre su pelo?
Sí, claro. En todos los sitios me preguntaban si era verdad que no me lo cortaba desde 1996. Y lo era, lo era. De hecho, todavía lo es. Sigo sin cortármelo, sólo las puntas. Cuando jugaba en el circuito ATP alguna vez me corté un poco más para que no me viniese a la cara al sacar, pero llevo las rastas desde hace casi 30 años.
Oficialmente no está retirado.
El año pasado jugué mi último torneo ATP en Metz, pero sigo jugando la Bundesliga con mi equipo, el Rot-Weiss de Colonia. Tenemos un español con nosotros, Alejandro Moro. Aún disfruto muchísimo del tenis, entreno dos horas al día si puedo. Hace tres meses fui padre y ya no quiero viajar más, pero no quiero vivir sin la raqueta.
¿Y ve muchos partidos?
No tantos, pero hay partidos que no puedes dejar de ver, como la pasada final de Roland Garros. Me encanta el tenis de Carlos [Alcaraz], la variedad en su juego, cómo sube a la red. Para mí es una mezcla entre Rafa y Roger [Federer]. Es agresivo desde el fondo, sabe subir, tiene muy buena mano… No sé si ganará 20 Grand Slam, pero lo que ha hecho con 22 años ya es increíble.
¿El Dustin Brown de 2015 vencería a Alcaraz?
No lo sé, estas suposiciones son imposibles. Hubiera sido agresivo igual, hubiera subido mucho a la red, pero Carlos es un jugador distinto a Rafa. Es muy difícil imaginarlo.

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