La Asociación de Fútbol de los Condados de Sheffield y Hallamshire ha informado este domingo de la muerte de Uriah Rennie, el primer árbitro negro de la Premier League. Tenía 65 años.
Rennie, nacido en Jamaica y criado en Sheffield, hizo historia en 1997 al arbitrar un partido de la Premier League entre el Derby County y el Wimbledon. Dirigió más de 300 partidos, incluyendo 175 en la máxima categoría del fútbol inglés.
“Nos entristece profundamente saber del fallecimiento de nuestro expresidente y árbitro pionero, Uriah Rennie”, declaró la asociación en redes sociales.
“Acompañamos en el sentimiento a la familia y amigos de Uriah en estos momentos difíciles”. Rennie se retiró en 2008 y pasarían 15 años antes de que otro árbitro negro dirigiera un partido de la Premier League. Sam Allison dirigió el encuentro entre el Sheffield United y el Luton Town en 2023.
En abril, Rennie declaró a la BBC que estaba aprendiendo a caminar de nuevo tras quedar paralizado de cintura para abajo debido a una rara afección.
“Es una gran tristeza enterarme del fallecimiento del árbitro Uriah Rennie. Un pionero, un artífice y un árbitro excepcional”, declaró Stan Collymore, ex jugador de la selección inglesa y del Liverpool, en redes sociales. “Descansa en paz, árbitro”.
La primera edición del nuevo formato de la Champions League depara una última jornada de máxima tensión, con once equipos separados por un punto en la zona media, entre el 8º y el 18º, dos 'cocos' como PSG y Manchester City en el filo de la clasificación, un playoff que promete ser delirante y una ruta hacia la final que se sabrá en el sorteo del 31 de enero y que podría deparar clásicos españoles o continentales muy pronto. Esto es todo lo que hay que saber.
Liverpool, Barcelona y Arsenal, los tres primeros de la tabla, ya están clasificados matemáticamente para el top-8, el Inter lo tiene casi hecho y el Atlético, el Milán y el Bayer Leverkusen deben cumplir en cómodos enfrentamientos contra Salzburgo, Dinamo Zagreb y Sparta Praga. Esto deja, salvo hecatombe de alguno de ellos, un único hueco entre los ocho mejores. Ahí empezará a entrar en juego la diferencia de goles: el Atalanta suma un +14, pero juega en Montjuic ante el Barça, así que si no consigue los tres puntos el gran favorito a esa plaza es el Aston Villa, noveno ahora mismo, que juega en casa contra el Celtic.
A partir de ahí, el resto de equipos necesitan un pequeño milagro si quieren evitar el temido playoff de febrero. El resumen se deslizaba el miércoles por la noche en los pasillos del Santiago Bernabéu: "Primero hay que ganar en Brest y después intentar hacerlo por la mayor cantidad de goles posibles". No hay mayores secretos.
Madrid, Dortmund, Bayern...
De los clubes grandes situados en la zona media, el Madrid, 16º con doce puntos y un +5 de average, a un punto del octavo puesto, viaja a Brest (Francia). Según el 'Superordenador' de Opta, tiene un 2,9% de opciones de meterse entre los ocho. El Dortmund, 14º con 12 puntos y +8, recibe al Shakhtar; el Bayern, 15º con 12 puntos y +6, juega en casa contra el Slovan Bratislava; la Juventus, 17ª con 12 puntos y +4, disputa su partido en Turín ante el Benfica.
Es decir, en una clasificación tan apretada como esta, con tres puntos entre el Atlético, 5º con 15, y los grandes de la zona media, cada punto es oro y cada gol es clave para la tabla y, especialmente, para el sorteo del próximo día 31. ¿Por qué? Por el PSG y el Manchester City.
Franceses y británicos han sido las grandes sorpresas negativas de esta primera fase de la Champions League. Sus derrotas, inesperadas en las predicciones, les han dejado en la pelea por los últimos puestos de la repesca. El PSG es 22º con 10 puntos y necesita puntuar en Stuttgart para asegurar su hueco entre los 24 mejores, mientras que el City, que perdió el miércoles en París, es 25º a dos puntos del playoff. Tiene que ganar en Brujas sí o sí para entrar.
La extraña situación de los dos equipos podría dejar un sorteo tan atípico como incendiario. Un sorteo que conviene explicar. El 31 de enero conocemos los cruces del playoff y la ruta completa hasta la final del próximo 31 de mayo en el Allianz Arena de Múnich.
Sorteo simple
Si no hay muchas sorpresas en la última jornada y Dortmund, Bayern y Madrid ganan sus partidos, podrían alcanzar la 9ª o la 10ª plaza. Y aquí viene el caos. El sorteo de la repesca cruza a los equipos de dos en dos, es decir, el 9º y el 10º jugarían contra el 23º o el 24º, haciéndose un sorteo simple para ver qué dos enfrentamientos se disputan. Y así con los demás: el 11º y el 12º contra el 21º y 22º, el 13º y 14º contra el 19º y 20º, y el 15º y 16º contra el 17º y 18º. Siempre con los mejor clasificados disputando la vuelta en casa.
Además, la ruta hasta la final ya está casi trazada, con los ocho mejores esperando a los ganadores del playoff, divididos también en parejas y con la única necesidad de sortear hacia qué lado del cuadro va cada uno. De nuevo, un sorteo simple. Por ejemplo, Liverpool y Barça, primero y segundo ahora mismo, entrarían en un sorteo para ver hacia qué lado del cuadro van, pero ya saben que siendo 1º y 2º su cruce en octavos sería el ganador de una de las eliminatorias entre el 15º o el 16º contra el 17º o 18º. Ahora mismo, esas posiciones son de Bayern, Madrid, Juventus y Celtic. Es decir, de quedar así las cosas, si el Madrid no gana en Brest, por ejemplo, podríamos tener clásico español en octavos.
Más abajo, el Manchester City y el PSG ya saben que en caso de acabar 23º o 24º, como podría ser, se medirían al 9º o 10º (el Bayern o el Madrid podrían llegar ahí si ganan la última jornada) y en octavos al 7º o 8º. El Atlético, si no saca tres puntos en Salzburgo, podría caer a una de esas posiciones.
Un caos que queda pendiente de esa decisiva octava jornada y del sorteo del próximo 31 de enero. Hagan sus cuentas.
Cuando se trata de una final de la Champions, nada puede dar lugar a la mala suerte. Y al igual que la copa no se puede ni mirar ni tocar antes del comienzo del partido, viajar en un avión con publicidad del máximo rival puede que no sea la mejor forma de iniciar el viaje para vivir el encuentro ante el Borussia Dortmund.
Eso es lo que le ha ocurrido a varios aficionados del Real Madrid que se disponían a coger el avión con destino a Wembley desde la Ciudad Condal. Cuando ya se disponían a embarcar, veían desde fuera como la aeronave estaba decorada con las imágenes de las jugadoras del Barça femenino, que acaban de conquistar su tercera Champions League en San Mamés. Todo ello con los colores y el escudo del conjunto blaugrana. Una escena graciosa que se ha viralizado en las redes sociales.
El avión, con decoración blaugranaGonzalo Torralba
En las imágenes se puede ver como la mayoría de los seguidores se han tomado la escena con sentido del humor, silbando al ver que el avión tenía los colores de su máximo rival y riéndose de la anécdota que les estaba tocando vivir.
El aeropuerto Adolfo Suárez- Madrid Barajas operará este fin de semana 90 vuelos adicionales para cubrir la demanda de los desplazamientos a la final.
Hace 24 años, un piloto excepcional como Kenny Roberts le dijo a su hijo: "Vence este año porque el que viene lo tendrás mucho más difícil". Kenny Roberts Jr. acababa de ganar el campeonato de 500cc de motociclismo en el año 2000. Como había predicho su padre, la temporada siguiente un tal Valentino Rossi ganaba su primer título de 500cc con más de 100 puntos de ventaja al segundo; Roberts Jr. fue undécimo.
Aquel título fue el último campeonato que lograría un piloto de un equipo satélite, concretamente el Nastro Azzurro. Obviamente, no era un cualquiera, el que es considerado como uno de los mejores pilotos de todos los tiempos logró una hazaña que nunca se ha repetido desde la transformación de 500cc a MotoGP.
Desde entonces, ha habido intentos de asalto a la cumbre de la categoría reina pero, por unas razones o por otras, nadie ha conseguido hollar ese pico en lo que llevamos de siglo. "Los oficiales tienen material, presupuesto, gente y fichan a los mejores pilotos. Los satélite empiezan el trabajo con pilotos jóvenes, necesitan más tiempo para desarrollarse", cuenta Gino Borsoi, jefe del equipo Prima Pramac.
Quizás este sea el año. Tres de los siete primeros pilotos de la parrilla pertenecen a escuadras no oficiales y son, además, españoles. Hablamos del subcampeón el año pasado y ahora segundo en el Mundial, Jorge Martín, que sigue en el Prima Pramac con una Ducati actual. "Estamos ahí", explica Borsoi y desarrolla: "Intentaremos eliminar aquellos errores del año pasado para hacerlo mejor. Si esto sirve para ganar el mundial, ojalá. Sería muy bonito para que la gente cambie la mentalidad de ir siempre al equipo oficial".
Para saber más
En cuarta posición se sitúa Marc Márquez que pilota para Gresini, que cuenta con el modelo del año pasado de la marca italiana. Y en séptimo lugar está Pedro Acosta que pertenece al equipo GasGas, aunque su montura, una KTM, también es de esta temporada. "Las distancias se han reducido y está más igualado. Marc, Pecco y Jorge. El primero demuestra que se puede luchar aunque cueste un poco más", explica el ex piloto Sete Gibernau.
Fue él, precisamente, el que inició esta rebelión en MotoGP a principios de siglo. El catalán lo tuvo muy cerca con dos subcampeonatos en 2003 y 2004 en las filas del equipo Gresini, filial de Honda. "No me interesaría haber ganado un Mundial sin Valentino, estoy orgulloso de haber luchado contra los mejores", cuenta Sete y agradece el crecimiento personal y deportivo de esos "tres o cuatro años maravillosos".
El nieto de Paco Bultó le complicó la vida al italiano hasta el punto que el propio Gibernau admitió en 2003: "Estábamos empatados a victorias y parte del Repsol Honda no estaba demasiado contento, porque no le gustaba que un equipo satélite, con un piloto satélite, tuviera las mismas victorias que el de fábrica".
Luego llegaría el incidente de Jerez y esa rivalidad entre ambos cruzó todas las líneas. "Yo, que estuve en un equipo satélite luchando hasta el final solo puedo sentir orgullo. Es muy difícil ganar el Mundial y hacerlo con equipo y moto satélites lo es aún más", asegura el propio Gibernau.
Sete Gibernau recrimina algo a Rossi.EM
El gap entre equipos satélite y oficiales de MotoGP se ha ido cerrando en los últimos tiempos. Aunque este es más o menos estrecho según el estadio de los tres que hay en los que se encuentre el competidor: el de equipo oficial, el de equipo satélite con moto oficial y el de escuadra satélite con montura satélite. "No hay que olvidar piloto y estructura, se deben tener todos los ingredientes", confiesa Borsoi.
En 2020, una temporada atípica por la pandemia, ya avisó Franco Morbidelli con un subcampeonato ante la Suzuki oficial de Joan Mir. El italiano se quedó a 13 puntos del español. Dos años después, otro italiano, Enea Bastianini, sería el que llegaría al tercer escalón del podio por detrás de los pilotos oficiales de Ducati y Yamaha, Pecco Bagnaia y Fabio Quartararo, respectivamente.
La hazaña de Pramac
El penúltimo paso se dio el año pasado y lo hizo Jorge Martín y su equipo el Prima Pramac, a lomos de una Ducati Desmodedici del mismo año que las de fábrica. Si el piloto madrileño estuvo a apenas 13 puntos antes de la última carrera para hacerse con el campeonato, gracias a su aportación y a la de su compañero, Johan Zarco, consiguieron que su equipo se alzase con el mundial de constructores, un hito en MotoGP. "El año pasado no perdimos el de pilotos porque faltara algo, sino porque el mundial es difícil. Quizás echamos en falta un poco de experiencia", cuenta el jefe de Pramac.
No obstante, como destaca Sete, Márquez ha puesto en mayor valor su hazaña y la posibilidad de dar ese paso final tras admitir que necesita estar en un equipo oficial para ganar el Mundial. "No voy a pasar de un equipo satélite a otro equipo satélite", admitió el de Cervera. Un rechazo que dolió y dejó con mal sabor de boca al Pramac aunque eso no quita para que entendieran la postura del piloto. "Lo más seguro aún en contra de nuestro trabajo es ir al oficial", explica Borsoi por la historia de los datos anteriores, pero avisa, "Pramac es una de las mejores estructuras en el paddock".