Una pareja de aficionados del Valencia CF se encuentran retenidos en Singapur por protestas ante la casa del máximo accionista del club, Peter Lim. Dani Cuesta y su mujer viajaron al país asiático de luna de miel y mostraron en sus redes sociales cómo exhibían la pancarta amarilla de ‘Lim go home’ ideada por el colectivo Libertad VCF.
Uno de estos lugar fue un edificio que creyeron era un hotel propiedad del máximo accionista del Valencia pero que resultó ser su domicilio. En los vídeos publicados en redes sociales se observa cómo, además de mostrar la pancarta, colocan una pegatina en una de las puertas de los muros exteriores.
Ambos aficionados, que celebraron su boda el último fin de semana de septiembre, fueron retenidos cuando se disponían a abandonar el país y fueron reconducidos al hotel en el que se habían alojado, donde según la asociación Libertad VCF, se les retiró el pasaporte y donde se han tenido que costear cuatro noches más de hotel. Al parecer, este martes deben prestar declaración.
La asociación Libertad VCF reclaman su “liberación inmediata” además de la intervención de “las autoridades políticas y diplomáticas” porque sólo ejercieron “pacíficamente su derecho a la libertad de expresión”.
Libertad VCF hizo un llamamiento “a todo el valencianismo” a manifestar “su repudio a quienes no respetan los principios fundamentales de convivencia. De hecho, acusan a Peter Lim de “orquestar” este “abuso” y recuerdan que Singapur es “un Estado que figura entre los principales violadores de derechos humanos a nivel mundial, lo que aumenta el riesgo para ellos” Por eso demandan una respuesta urgente de las instituciones españolas.
El portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Valencia, Borja Sanjuán, calificó en redes sociales de “barbaridad” la situación y pidió “hacer valer” los derechos de ambas personas y dijo que espera que el Ministerio de Exteriores “esté trabajando en poder ayudarles lo antes posible”.
Hace 192 días ocurrió un big bang del que nació una España campeona del Mundo pero también un equipo de acero formado por mujeres dispuestas a reivindicar su gesta, a vivirla y a resistir. Por ellas, por todas, por todos. Habían esperado la vida entera para tener un brillante lugar en el fútbol y se pusieron la armadura para pelear por mucho más. Tocó demostrar que lo merecían todo, convencer de que es tan justo como necesario y, sobre todo, ganar. Volver a demostrar que son las mejores futbolistas para engordar su leyenda alzando la primera Nations League, estrenar e palmarés continental, y soñar con otra gesta en París. [Narración y estadísticas: 2-0]
No fue fácil, tampoco difícil. Nadie vio en La Cartuja ni por un momento que el trofeo se pudiera escapar. Como Suecia o Países Bajos, la intratable Francia fue un títere en manos de las españolas a las que el plan le salió casi perfecto.
De combustión lenta, le costó al equipo de Montse Tomé encontrar la chispa en el área, pero se instaló a vivir en las cercanías con todas las comodidades. No dejaron un segundo para la duda. Arrancó el partido con Athenea retando a Karchaoui y con Mariona, con sus medias caídas el genio y la picardía de esta selección, cazando un mal saque de la portera Peyraud-Magnin. Buscó a Aitana para que sacara la brújula y le regalara a Salma Paralluelo la primera oportunidad del partido. Si ante Países Bajos la Balón de Oro brilló poco, con las francesas enfrente se agigantó. Aparecía para inquietar en la frontal y provocar un dolor de cabeza al banquillo de Hervé Renard.
España tenía sujeto el partido, probando cuál era la grieta de las francesas que le iba a llevar al gol pero también amarrándolas. Francia se tuvo que centrar en atascar el juego de las españolas, olvidándose de lanzar a la carrera a Le Sommer y Katoto. Insistió Tomé en que la presión al rival era un trabajo imprescindible e innegociable y sus jugadoras cumplieron a rajatabla, con Laia Aleixandre reinando en el círculo central y Codina y Paredes convertidas en un muro.
Bajo ese control fue apareciendo Jenni Hermoso, cierto es que menos de lo esperado. Su labor era alimentar a Salma, pero la aragonesa estaba bien vigilada por De Almeida y Henry y costaba superarlas. Tardó 20 minutos España en echar mano de otra de sus virtudes, personalizada en Olga Carmona. La goleadora del Mundial, que vio cómo su abuela llevaba hasta el césped el balón de la final, fue apareciendo para afinar con sus centros e ir tirando de la estrategia a balón parado. De ese librillo pudo llegar el primer gol, con un córner de Salma que cabeceó Irene Paredes rozando el poste.
El marcador no estaba inclinado a favor de las campeonas del Mundo porque aún no había aparecido la magia. Enseñaban el peligro por las orillas, pero se oscurecían al pisar el área. Jenni Hermoso no podía acercarse lo suficiente y Aitana, siempre perseguida, tampoco lo lograba con la suficiente ventaja . Tanto era así que probaron a enloquecer a las francesas Mariona y Athenea cambiándose de banda. Pero quien encontró el camino, de nuevo, fue Olga Carmona. Cabalgó hasta la línea de fondo y, sin tener ni que levantar la cabeza, sacó un centro telegrafiado que Aitana, apareciendo desde la segunda línea, sólo tuvo que empujar al fondo de la portería.
España no tenía rival y las francesas, desesperadas, hacían piña buscando cómo reaccionar. El golpe pudo ser mayor si, al filo del descanso, el testarazo que conectó Laia Alexandri no se hubiera escapado por un palmo al lateral de la red.
Cerrojo en la portería
Casi era imposible que Francia siguiera noqueada en la segunda parte. Hervé Renard ajustó a sus futbolistas y comenzó a aparecer el peligro, aunque muy tímidamente. La Cartuja vio a Diani y pisaron área sin sacar nada que inquietara a Cata Coll. España, que concedió goles durante la clasificación, que se vio sorprendida por Italia, se conjuró y echó el cerrojo en esta fase final. Y desde ahí, siempre crece.
Lo hizo cuando, esta vez por el carril izquierdo, apareció Ona Batlle para romper a las francesas. Su centro raso al punto de penalti lo envió al fondo de la portería Mariona en un justo premio a su brillantez en la sala de máquinas de España . La goleada a las francesas se le escapó a Salma, que a la carrera buscó el mano a mano con la meta gala en fuera de juego.
Refrescó Tomé al equipo, que no se guardó ni un newton de fuerza, y trató de acelerar al suyo Renard, pero el partido ya estaba languideciendo. Para Francia era imposible evitar la derrota mientras en España aún buscaba Salma su gol, en otro duelo con la portera que le sirvió Mariona, y dando mirando al futuro con el segundo partido de Vicky López.
Antes de que se haga presente, todas ellas cruzaron sin sobresaltos la pasarela de campeonas e Irene Paredes, con el brazalete que encierra un pétreo liderazgo, alzó un trofeo de estreno al cielo de Sevilla. España ya está rendida a los pies de estas mujeres, que hicieron añicos su techo de cristal y no tienen rival que las pare.
Hay una luz que el valencianismo ve al final del túnel con más intensidad que hace sólo siete días. La era post Peter Lim se empieza a vislumbrar después de tres movimientos estratégicos que confirman que el empresario, ahora sí, está en disposición de atender a ofertas que puedan serle ventajosas para salir del avispero de Mestalla que él mismo se ha dedicado a agitar desde 2019.
Aunque la atención esté focalizada en tirar del equipo de Rubén Baraja para que salga de la delicada situación deportiva en la que lleva inmerso desde el inicio de la temporada, al fondo de la tabla con seis puntos y sólo una victoria, el origen de los males se sigue viendo en el abandono del máximo accionista y su marcha se sigue coreando en Mestalla a voz en grito en cada partido, con la bandera amarilla de 'Lim Go Home' que ha llegado hasta las puertas de la mismísima casa del magnate en Singapur.
Pero Lim no iba a dejar al Valencia sin exprimir el rendimiento que da el lujo de ser propietario de un club histórico de LaLiga, con la vitrina cuajada de títulos y una masa social que lleva al estadio a 40.000 personas en cada partido, aun con el equipo sufriendo por la permanencia.
En los últimos siete días se han dado los pasos que esperaba para endulzar el valor del club y hacerlo más atractivo a nuevos inversiones. No significa esto que Peter Lim se lance a una venta inmediata, pero sí que le va a ganar dinero.
Para eso era imprescindible el trabajo en busca de la sostenibilidad financiera que llevan persiguiendo sus ejecutivos desde 2021. El máximo accionista empezó por hacer los deberes que estaban en su mano. Tomó las riendas del Valencia en 2014 comprando por 100 millones la deuda de la Fundación, propietaria entonces del 80% del capital social, y renegociando con Bankia, aún no convertida en Caixabank, la deuda con una quita de 60 millones de euros si mantenía el 51% de la propiedad al menos hasta 2026. Además, ha ido prestando asistencia financiera a través de Meriton por un valor que suma alrededor de otros 100 millones.
Han sido préstamos que ha capitalizado para aumentar su control del capital social al 91,55% y de los que el Valencia sólo va a tener que devolver los últimos 35 millones. De hecho, empezará a tener que hacerlo el próximo 15 de diciembre. El 70% lo afrontará en pagos hasta 2028 y el 30% lo tendrá que liquidar el 30 de julio de 2029. No parece que se vayan a agotar esos plazos.
El club ha ido ajustando su gasto y empequeñeciendo su plantilla hasta reducirla a los ingresos por televisión, de manera que incluso en el ejercicio 2023 va a dar beneficios. Y es que las ventas de futbolistas que se han realizado en los últimos dos años no se han reinvertido en jugadores sino que se han destinado a reducir una deuda que supera los 320 millones de euros. O al menos a no engordarla más.
La conocida pancarta de 'Lim go home' en una de las protestas de la afición.EFE
Una deuda contenida y unos gastos operativos equilibrados es lo que Lim exigía para hacer el club más atractivo y, de paso, dejar de prestarle dinero a fondo perdido. Eso ya lo ha conseguido. Además, tiene una plantilla joven, con valores en crecimiento, barata y con contratos cortos.
Nuevo Mestalla
Otros escollos no estaban en su mano. El primero, el embrollo urbanístico del cambio de estadio. Lim compró el Valencia sabiendo que estaba comprometido a cambiar Mestalla por el campo de la Avenida de las Cortes cuyas obras estaban paradas. Sin embargo, nunca le interesó retomarlas hasta que las instituciones le forzaron.
La Generalitat decretó la nulidad por incumplimiento de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) que garantizaba al Valencia un mayor, y mejor, aprovechamiento urbanístico del suelo del actual Mestalla y, con ello, un aumento de su valor. También de una parcela anexa al nuevo campo que se puede explotar comercialmente.
Pese a que el Valencia tensó sus relaciones con el Ayuntamiento e incluso llevó a la Generalitat a los juzgados, finalmente alcanzó un acuerdo para mantener esos privilegios y lograr las licencias urbanísticas a cambio de activar las obras de nuevo campo antes del 15 de enero de 2025 y tenerlas finalizadas en el verano de 2027. Ese proyecto de estadio, el enésimo desde 2005, se presentó el pasado 11 de octubre al Ayuntamiento para ser sometido a la valoración de los técnicos y a una auditoría de costes que ya ha encargado el consistorio.
Se trata de un estadio de 70.044 localidades, con cubierta de cables tensados y membrana textil y una fachada ondulada simulando las balconadas del actual Mestalla. Todo con un coste total de 241millones de euros, de los cuales 63 ya estaban invertidos en la estructura actual de hormigón y a los que habría que sumar los 35 del coste del suelo. En total, una obra por encima de los 300 millones.
El Valencia sólo contaba con la financiación de 80 millones de CVC y la venta del terciario y algún inmueble más por valor de 35 para hacer frente a esta inversión. Necesitaba financiación por eso se lanzó a los mercados internaciones y lo hizo con el desbloqueo municipal bajo el brazo.
Los contactos se establecieron hace un año con Goldman Sachs para tantear las posibilidades de financiación y se han acelerado después del verano, con la hoja de ruta urbanística aclarada desde el pasado mes de julio. El Valencia busca los casi 100 millones para hacer frente a las obras y, además, otros 120 para refinanciar su deuda de corto a largo plazo. Esto le permitiría saldar la deuda con Caixabank, principal accionista y ponerse en manos de la firma norteamericana. Quedaría por saber si en esa negociación se incluiría la quita de 60 millones con que penalizarían a Lim si vende su mayoría. De hacerlo, tendría las manos libres.
El acuerdo entre el Valencia y Goldman Sach, con el nuevo estadio como principal garantía, está muy cercano y podría anunciarse en la próxima junta de accionistas, lo que supone dar una patada al balón hacia adelante. Con las finanzas a corto plazo ordenadas y el nuevo estadio desbloqueado, el valor del club en el mercado permite a Lim vender con beneficio.
El cuaderno de venta está ya en manos de las principales consultoras europeas, según desveló el diario AS, y el precio podría rondar entre los 350 y los 400 millones de euros. Es la cifra que también conoce LaLiga. Javier Tebas se ha esforzado en los últimos tiempos en ofrecerse para ayudar al magnate a buscar un comprador.
En ese precio influirá también el tiempo, porque en el momento en que Lim se decida será importante la situación deportiva del equipo. No vale lo mismo un club salvado que en riesgo de descenso o en Segunda.
¿Es la salida de Lim la salvación del Valencia? Depende de quién sea el comprador y de los planes que tenga. Si el interés es deportivo, su inversión tendrá que ser progresiva por las normas de fairplay de LaLiga pero el margen es muy amplio. Si es inmobiliario, todo será mucho más complicado, pero este interés es imprescindible tanto por el compromiso, ahora sí con penalizaciones, de acabar el estadio como por la necesidad de rentabilizar el viejo Mestalla.
Esta vez, a diferencia de en 2014, ni siquiera existirá una figura que pretenda velar por los intereses del valencianismo, aunque entonces se olvidaran de ejercer esa labor. Ahora será Lim y sólo Lim, o sus bancos, quienes decidan.