Un psicólogo, un experto en Inteligencia Artificial y ciberseguridad, un superordenador y un gran espíritu de equipo propiciaron el mejor resultado de España en la Olimpiada de ajedrez. En Budapest se lograron tres medallas individuales y un cuarto puesto del equipo femenino, además de la quinta plaza combinada. Los protagonistas nos explican que no fue solo fruto de la casualidad o la inspiración. El gran salto de España en la Olimpiada de ajedrez: dos platas y un bronce | Más deporte
Las novedades más llamativas son las técnicas, aunque el factor humano fue clave. La Federación Española de Ajedrez (FEDA) adquirió a principios de año un superordenador. Un móvil barrería al campeón del mundo, pero no todas las máquinas son iguales. Las necesidades de cálculo son tan altas que los mejores grandes maestros suelen alquilar servicios en la nube.
Además de contar con el equipo apropiado, hacen falta exprimir sus recursos. Aquí aparece Isaac Lozano, doctor e investigador de la Universidad Rey Juan Carlos, experto en IA y ciberseguridad. Además de poner a punto el servidor, que supuso «un gran ahorro, porque unos servicios así en la nube cuestan 6.000 euros al mes», regaló un tiempo valiosísimo a los capitanes. Minutos después de conocerse los rivales de España en cada jornada, Lozano les pasaba un informe de todos los jugadores, con sus puntos débiles, aperturas habituales y dónde solían equivocarse. También analizaba cómo administran el tiempo. “A veces decíamos: mira, esta jugadora lo utiliza mal y falla en esta fase, hay que mantener la tensión”, comenta Iván Salgado, capitán del equipo femenino.
“Era un lujo tener ese servicio”, afirma. “En años anteriores, a mitad de torneo ya no tenía energía y aquí pude aguantar hasta las últimas rondas, que son decisivas. Isaac era un jugador más del equipo”. En términos casi idénticos se expresa el maestro internacional David Martínez, capitán del conjunto absoluto: “Nos ayuda a cualquier hora y día de la semana. Gracias a él tenemos bien configurado el servidor, que permite a los jugadores dar un salto de calidad. Es uno más del equipo”. El gran maestro Alan Pichot, bronce en el cuarto tablero, no es menos entusiasta: “Fue fundamental, un factor decisivo”.
Nombres falsos
Lozano también investigaba otros datos, sin hacer nada ilegal ni cuestionable. La mayoría de ajedrecistas juegan por internet partidas de prueba, con nombres falsos para no dejar rastro. Lozano localizaba sus nicks, una información valiosísima. Son secretos que pueden poner en juego incluso un Mundial. Le ocurrió a Fabiano Caruana contra Magnus Carlsen y al actual campeón, Ding Liren, en su duelo contra el ruso Nepomniachtchi. El primer consejo de Lozano fue que nadie analizara conectado ni usara el wifi del hotel.
¿Otros países también tienen estas armas? “En innovación no lo tengo claro”, responde Salgado. “En superordenadores, seguro, aunque suelen trabajar en la nube. Pero gastan más en entrenadores. Algunos tenían hasta tres de primer nivel y yo estaba allí solo con mi psicólogo”.
Salgado se refiere a Carlos Martínez, a quien contrató de su bolsillo. “Fue una apuesta que copié de los franceses. Lo pagué yo después de tener una conversación con mi mujer. ‘¿Creéis que podéis ganar?’, me preguntó. Si estoy solo, imposible. A la mierda: apuesto por él porque va a funcionar. Ahora la FEDA tendrá que tomar una decisión, si les parece que ha servido. No logramos la medalla por mala suerte”.
Salgado destaca que, por primera vez, ninguna española perdió dos partidas seguidas. “Sabrina Vega —medalla de plata— sufrió su única derrota contra Francia y estaba destruida, pero charlamos mucho y volvió como un toro”. “Tuvimos un error de planeamiento”, cuenta ella. “Los primeros minutos fueron dramáticos, porque estaba fuera de la preparación y además yo cometí un error. Fue una derrota dura, pero saqué conclusiones muy buenas. No perdí la confianza y el equipo me arropó. El capitán contaba conmigo y tenía a Carlos, esencial en la parte psicológica y emocional”.
Respaldo anímico
Sara Khadem, nuestra número uno y la otra medallista española, está en el top 20 mundial. En la selección ha encontrado “apoyo emocional y técnico”, aunque cree que “queda mucho por hacer, como tener más de una concentración al año”. Su llegada a Budapest no fue fácil: “Antes de la Olimpiada quedé última en un Grand Prix, pero gracias al equipo, a Iván y a Carlos recuperé la confianza”. Sara Khadem, la estrella del ajedrez que huyó de Irán: “No pueden detener a todo el mundo” | Más deporte
David Martínez también conoce bien a Carlos, aunque en Budapest no trabajara con el equipo masculino. “Sabe escuchar y aconsejar, debería trabajar todo el año con nuestros jugadores de élite. En una Olimpiada ves claramente quién es fuerte mentalmente y quién no, y los puntos que eso te proporciona”.
El propio psicólogo nos explica su trabajo, que empezó meses antes de la competición: “Iván y yo hicimos un estudio individualizado de cada jugadora y de sus rivales para armar las alineaciones”. “Luego, tocaba fortalecer el grupo”, añade Martínez, “algo que trabajamos antes y durante la Olimpiada. Hacía falta que fueran al unísono, dispuestas a sacrificar sus resultados individuales si hacía falta. Fue esencial la comunicación. Yo trabajé con algunas, pero casi todos los mensajes los mandaba Iván, para ajustarlos bien”. “Al final, son ellas las que juegan y han conseguido un resultado fantástico. Se merecen todo lo bueno que les ocurra”.
A Sabrina Vega se le quedó grabada una frase antes de su mayor éxito, el subcampeonato de Europa en 2016. “Yo ya me había clasificado para la Copa del Mundo, mi primer objetivo, pero él me dijo: ‘La vida te ha regalado una ronda más. Disfrútalo, es tu momento, no tienes presión’. Hablando con nosotras o a través del capitán, Carlos ha sido el motor de coherencia y estabilidad emocional”.
La ajedrecista canaria también destaca el refuerzo de Khadem: “Es una grandísima jugadora. Ha sido un refuerzo básico y, después de su adaptación a una nueva etapa de la vida, ahora puede centrarse. Tiene potencial, talento y calidad. Ojalá la veamos en los puestos más altos”.
¿Qué nos falta? “La FEDA tiene limitaciones porque depende del dinero público”, responde Salgado, “pero me parecería increíble que una empresa privada potente no quiera apoyar a la selección y a Sara, que puede ser campeona del mundo. Es prácticamente seguro que se lograrán resultados. No es una apuesta difícil”. “Es una pena lo difícil que es encontrar apoyos privados para el ajedrez, no solo para la selección”, añade Martínez.