Se llama Solo, tiene año y medio y lleva una semana de periplo por el París más sublime y también el más inaccesible en estos momentos. Tiene una clara misión: olisquear todos los rincones olímpicos para verificar que no hay explosivos ni sustancias potencialmente peligrosas. Solo es un pastor belga y forma parte de la unidad canina de la guardia civil que se ha desplazado hasta París para reforzar el dispositivo francés de seguridad en los Juegos Olímpicos que arrancan este viernes en la capital.
Solo lleva en París una semana pero ya sabe francés, porque responde a las órdenes en el idioma galo. Se las da Fátima Canales, Oficial de la unidad canina de la Guardia Civil. Canales explica que Solo ha participado en pocos días en actividades de detección en el Palacio de Congresos, donde está el centro de la prensa internacional, en el Grand Palais, uno de los monumentos más emblemáticos de París donde se harán las pruebas de judo y esgrima. También en los Inválidos, donde se harán las de tiro con arco.
Solo ha verificado que no hay nada extraño en el Puente Alexandre III, uno de los enclaves más simbólicos donde se harán las pruebas de natación y de triatlón, y también lo hará hoy en los muelles del Sena, donde se celebrará la ceremonia de apertura de los Juegos. Es el lugar más protegido y delicado, habrá más de 300.000 espectadores. "Somos equipos multidisciplinares, realizamos inspecciones en las áreas donde sabemos que va a haber competiciones", explica Canales.
"La colaboración es buena y el idioma canino es universal, así que el método que tenemos es muy similar", afirma. Mira a Max, el can veterano. Tienen una vida profesional de unos nueve años. Después, o se los quedan los agentes, como Fátima, o buscan familia de acogida
A París han llegado 10 agentes con 10 perros. Duermen juntos en el hotel donde están alojados, cerca del centro de entrenamiento canino francés. Funcionan todos en brigadas mixtas: van acompañados de agentes franceses, y todos realizan el trabajo conjunto. Van acompañados de un equipo veterinario: "Es algo que les ha sorprendido aquí", señala la jefa de la unidad.
REFUERZO
El reto de seguridad de cara a los Juegos Olímpicos es tan grande que Francia ha solicitado la colaboración de 45 países, que han enviado policías y militares. España es el país que más refuerzos aporta: son 171 policías y 142 guardia civiles. Es, además, el que tiene una mayor experiencia en la cooperación con las fuerzas del orden francesas, sobre todo en la lucha contra el terrorismo. "Es un hito en la cooperación y coordinación policial", asegura Ángel Siles, policía inspector jefe encargado del dispositivo.
Estarán durante los Juegos Olímpicos, de 26 al 11 de agosto, y en los Paralímpicos, en septiembre. Han llegado equipos de protección aérea, la unidad de caballería, agentes expertos en control de fronteras, los citados de la unidad canina y también los de seguridad ciudadana, que patrullan las calles y están en el metro. La semana pasada, por ejemplo, en su día de estreno, hubo un incidente en el metro y tuvieron que intervenir.
"Corrimos como los que más", dice Miguel Cañellas, teniente coronel de la guardia civil, que cuenta que todos han recibido un entrenamiento especial para poder adaptarse a la situación actual, para poder atender una situación con arma de fuego o arma blanca.
Todos están altamente capacitados, tienen una amplia experiencia en eventos deportivos, han sido seleccionados con unos criterios, como el nivel de especialización dentro de su área o el conocimiento del idioma (francés o inglés). El jefe del operativo estuvo en los Juegos de Río y en los de Londres: "El sistema de seguridad en este tipo de eventos es similar", explica.
Esta intervención de apoyo no es improvisada. Llevan preparándola desde enero, como cuenta el inspector Siles. "Son muchos años de colaboración en la lucha antiterrorista y tomamos decisiones en la misma línea", dice.
Uno de los policías que acarician a Solo, el cachorro rebelde, se llama Eduardo y es de los más veteranos del contingente: ha hecho la cobertura en los Juegos de Barcelona o en la Expo de Sevilla, además de cumbres políticas. Lleva 40 años al frente y 34 en la unidad canina. "Esta será mi última guarida", dice mientras acaricia a Solo, el joven relevo de Max, el perro veterano.