El gimnasta español Ray Zapata no ha logrado finalmente la tan ansiada medalla en la final de suelo de los Juegos de París celebrada este sábado en el estadio de Bercy. Quedó en séptima posición, con una puntuación de 14.333. El oro fue para el filipino Carlos Edriel, que tuvo la mejor nota 15.000, la plata se la llevó el israelí Artem Dolgopyat, con 14.933 de nota, y el bronce fue para el británico Jake Jarman.
Abrió el ejercicio el español, que obtuvo 14.333 puntos. Con una nota de 6.200 dificultad y de 8.233 en ejecución. Le siguió en orden el atleta israelí, con 14.466, y el filipino. Ahí Zapata ya sabía que se le escapaba la medalla.
“He cometido un error, en la segunda serie he caído muy agachado”, admitió con honestidad, recordando que también había traspasado los límites reglamentarios en el aterrizaje de su última diagonal.
“He creído en mí”
“No puedo decir que me han robado, que todo el mundo esté tranquilo, que estoy contento”, confesó el único español en la final. Logró clasificarse tras obtener la tercera posición en el ejercicio de suelo, con una clasificación de 14.600. “Estoy muy contento porque hace dos meses estaba con una bota puesta. He creído en mí, me llevo un diploma olímpico”, afirmó el gimasta de origen dominicano.
A sus 31 años, estos son sus terceros Juegos. Acudió a los de Río 2016, firmó una gran plata en los de Tokio 2020 y en París buscaba otra medalla. Zapata ha pasado gran parte de 2024 recuperándose de una lesión de gemelo. Antes de su metal en Tokio, el heredero de Gervasio Deferr ya se repuso de una lesión en el tendón de Aquiles en 2017.
Francia podría limitar la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos que se celebran este verano en París en caso de que la amenaza terrorista obligue a ello. Lo ha dicho este lunes el presidente francés, Emmanuel Macron, en una entrevista para celebrar que quedan 100 días para el evento deportivo, que arranca el 26 de julio y acaba el 11 de agosto.
Es uno de las grandes retos de cara a los Juegos: garantizar la seguridad en la ceremonia de apertura, prevista a lo largo del Sena, donde los atletas desfilarán en barcos, ante más de 300.000 espectadores. Francia está en alerta máxima por atentado terrorista y se va a recurrir incluso a empresas de seguridad porque no da con las fuerzas del orden. Se va a restringir la circulación y el perímetro de seguridad será muy amplio. El aforo, que iba a ser de 600.000 personas, se ha ido reduciendo hasta la mitad.
"Podemos hacerlo y vamos a hacerlo, porque nos hemos dotado de los medios para hacerlo (...) Nuestro país ya ha sido golpeado por el terrorismo y lo que quieren los terroristas es impedirnos soñar. No hay ingenuidad en esto. Nos hemos dotado de medios para hacer una gran ceremonia de apertura", ha dicho Macron en una entrevista a la cadena BFM.
Hasta ahora no se había desvelado si habría alternativa. Macron ha avanzado que sí habrá un plan B y un plan C en caso de que el riesgo sea tal que no se pueda garantizar la seguridad. Las opciones serían restringir la ceremonia a la plaza de Trocadero, junto a la Torre Eiffel, o "replegarse en el Estadio de Francia".
Huelgas
Otra de las amenazas que planean sobre el evento es la convocatoria de huelga. Los sindicatos CGT y FO ya han comunicado preavisos de paro para el periodo de los Juegos. "Francia es un equipo, es una nación unida y hay que estar a la altura del ejemplo. Tengo confianza en los sindicatos y su espíritu de responsabilidad", ha señalado el presidente.
Macron prometió que se bañaría en el Sena, donde se van a realizar algunas de las pruebas acuáticas. Sin embargo, también aquí hay serias dudas de que vaya a poder hacerse, debido al estado del agua. Las lluvias de las últimas semanas han degradado la calidad de la misma. "No he cambiado de opinión. Estaremos a la cita antes del 26 de julio", ha insistido el presidente.
El objetivo de cara a los Juegos es celebrar algunas de las pruebas pero también dejar zonas en el Sena aptas para el baño, para que los parisinos puedan disfrutar. Hace 100 años que se prohibió el baño en el río debido a la alta polución. Tanto Macron como la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, han prometido dar ejemplo y ser los primeros en introducirse en las aguas del Sena.
"Hay un trabajo que se ha hecho desde 2016. Cuando hablamos de la herencia de los Juegos, el Sena será uno de los grandes legados de los JJOO", ha dicho el presidente. Una de las infraestructuras que permitirán mantener el agua limpia es un megadepósito de agua fluvial, que permitirá almacenar el agua de la lluvia. Esta obra aún está sin terminar.
No sólo se bañará. No descartar incluso portar la llama olímpica, que se enciende mañana en la ciudad griega de Olimpia y llegará a Marsella el 8 de mayo. Ha dicho: "Creo que no es mi papel ni mi lugar". Pero ha concluido: "Veremos a ver si alguien me invita a llevarla, pero en principio no estoy previsto dentro del programa".
Sous le ciel de Paris (bajo el cielo de París). Esta vez sí, bajo su hora dorada. Eran las nueve en punto y caía el sol, la artista francesa Zaho de Sagazan entonó la canción de Édith Piaf desde el Museo del Louvre, con el pebetero olímpico de fondo. Parecía una luna llena. El nadador Léon Marchand (cuatro oros y convertido en héroe olímpico) se acercó y tomó la antorcha. Se encendieron las luces del Stade de France. Se apagó la del pebetero. Una orquesta interpretó La Marsellesa, con el estadio en pie. Los atletas fueron desfilando, junto con parte de los 45.000 voluntarios que han participado en estos Juegos. Banderas de todos los colores ondeaban bajo el cielo.
Comenzaba la fiesta. Y se acababa. La capital francesa puso esta noche un broche épico a 15 días de deporte, buen ambiente e ilusión. La ciudad disfrutaba de esa luz de última hora que la lluvia no dejó salir el día de la ceremonia de inauguración, hace dos semanas. El Stade de France, en el barrio de Saint Denis, se convirtió en un majestuoso teatro donde se tributó homenaje al olimpismo y a los deportistas.
Fue un acto poderoso (casi tres horas), muy festivo y también teatral, en el que se pasó el testigo a Los Angeles, próxima sede en 2028. Ahí, ya al final, sonaba My Way. Antes, unos 9.000 atletas de 205 delegaciones, los que han hecho posible estas semanas, salieron al campo, bailando y agitando banderas, mientras se tocaban conocidos temas musicales. «Juntos, unidos por la paz», se leía en las pantallas del estadio.
El universo de Jolly
Han sido, como se quería destacar en el acto, los protagonistas del sueño olímpico. El público (unas 71.000 personas) estaba entregado. El Stade de France se convirtió en un karaoke, todos cantando Champs Elysées, de Joe Dassin, saltando con Freed from desire, de Gala o We are the Champions, de Queen.
A los mandos del acto estaba de nuevo Thomas Jolly, que se había puesto muy alto el listón con la apertura y que envolvió a los presentes en su particular universo artístico. Experto en jugar con las luces, anoche sí el tiempo permitió que las que proyectaba el atardecer y las de la noche clavaran la puesta en escena que había ideado.
Hubo, además del homenaje deportivo, despliegue teatral y fiesta. En el corazón de la ceremonia, Jolly rindió homenaje al olimpismo a su manera, convirtiendo el estadio de Francia en una escena futurista impresionante, con bailarines y acróbatas, donde un caballero dorado cayó del cielo para descubrir los vestigios del olimpismo. Se alzó la bandera griega, sonó el himno de Apolo en un piano suspendido en el aire, bailarines cayeron de lo alto del estadio y, el colofón: los anillos olímpicos se elevaron al cielo, como lo hizo hace dos semanas la llama en el pebetero. Saint Denis fue por momentos la Ópera de París. Entonces el campo se llenó de gente. Esta representación (Record) para expresar que el olimpismo es la mayor obra intangible de la humanidad para la paz.
Hubo entrega de medallas a las mujeres del maratón. Han sido los primeros Juegos paritarios de la historia. Se repasaron los mejores momentos de las competiciones y empezaron los conciertos: tocaron el grupo francés Phoenix y Red Hot Chili Peppers.
Este del periodo olímpico ha sido el París más entregado que se ha visto en mucho tiempo. A pesar de las dudas iniciales, la capital francesa ha sacado músculo: los Juegos han sido un éxito. Se han celebrado pruebas en escenarios irrepetibles (Torre Eiffel, Versalles, el Grand Palais...), con los estadios abarrotados, ambiente en las calles... El pebetero se ha convertido en uno de los mayores éxitos, hasta el punto de que se quiere perpetuar, como herencia, igual que pasó con la Torre Eiffel. Francia, además, ha quedado quinta en el medallero, con 64 metales. El país ya presume de nuevos héroes.
La seguridad era uno de los mayores temores, pero nada ha empañado la fiesta deportiva. Tampoco las dudas sobre si el agua del Sena permitiría realizar las pruebas acuáticas en el río.
"Hace años nos dijeron que no podíamos hacerlo (...) De un día a otro, con las primeras medallas, una ola se ha desatado (...) Tuvimos ganas de soñar y tuvimos a Léon Marchand. los escenarios de la competición quedarán en la historia de los Juegos (...) Toda una nación se ha puesto a vibrar. De un día a otro toda Francia es olímpica" subrayó Tony Estanguet, presidente de Paris 2024. Cada frase de su discurso era aclamada por todo el estadio.
Y llegó el relevo. Era noche cerrada. El testigo lo tomó Los Ángeles. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, lo cedió a la de Los Ángeles, Karen Bass. Las acompañaba Simone Biles. La artista HER interpretó el himno estadounidense y Tom Cruise descendió de lo alto del estadio para recoger la bandera y llevarla (en un corte grabado) por Los Angeles. Sonaron los californianos Red Hot Chili Peppers, Billie Eilish y Snoop Dogg.
París, una fiesta esta anoche, culminó su viaje. El relevista del Louvre, Léon Marchand, entró en el estadio con la antorcha. Comenzaba el de Los Ángeles. Sonó My way, título emblemático de Frank Sinatra, que en realidad versionó la canción original (Comme d'habitude), del francés Claude François (en 1967). Le ponía voz la cantante francesa Yseult. Un himno al amor para arrancar el sueño olímpico. My way para sellar el relevo.