La brasileña Rayssa Leal hizo historia este domingo en París. Con sólo 16 años, logró el bronce en el skateboarding, modalidad de calle, y se convirtió en la deportista más joven en ganar dos medallas en dos ediciones diferentes de unos Juegos Olímpicos, ya que en Tokio en 2021, cuando apenas tenía 13 años, se alzó con la plata.
Pero, tras cumplir con los deberes deportivos, este prodigio mundial de precocidad asegura que no va a poder alargarse mucho en la celebración porque tiene tarea pendiente en el calendario: en agosto regresa a sus clases de instituto.
Natural de Imperatriz, una ciudad del estado de Maranhao (uno de los más humildes de Brasil), Rayssa conserva la naturalidad y la insolencia de una adolescente de 16 años. Por eso, cuando fue cuestionada sobre qué hará estas próximas semanas, respondió: “Claro que lo voy a celebrar, pero ya en agosto tengo que volver a las clases, ¿por qué me has hecho esa pregunta?”.
Muy nerviosa en la final femenina, fue a remolque toda la competición, hasta que en el truco final se sacó de la manga una virguería que la aupó in extremis al tercer lugar.
“Fue, sin duda, el campeonato en el que estuve más nerviosa. Ya sabía todo lo que tenía que hacer, lo había entrenado, pero terminé equivocándome en dos movimientos sencillos”, constató la brasileña.
A pesar de ello rompió un récord mundial de precocidad que estaba en manos de la saltadora de trampolín estadounidense Dorothy Poynton-Hill en Amsterdam-1928 y Los Ángeles-1932. Rayssa se puso dos medallas en dos diferentes ediciones (Tokio-2021, una plata y el bronce de hoy) con solo 16 años.
Con una cruz de cristo colgada en su cuello y varios pendientes en sus orejas, reconoció que los tres años que pasaron desde Tokio a París tuvo que crecer, no solo físicamente (unos 10 centímetros), sino mentalmente, al ser consciente más de la presión.
“En un año entendí el precio de una medalla olímpica. Me estuve exigiendo más de la cuenta al darme cuenta de lo que son unos Juegos, pero al final todo fue bien”, detalló.
Fadinha, apodo con el que se la conoce por el tutú de hada que usaba cuando se viralizó un vídeo de ella haciendo una virguería en skate con solo 7 años, desveló lo que hizo en la pista en los peores momentos que pasó hoy, cuando no sabía si su puntuación iba a ser suficiente para el podio.
“Me puse en los auriculares Amor Puro, de Djavan, Mudar para quê, de Os Nonatos y músicas de Zezé di Camargo y Luciano”, señaló, mientras mostraba la playlist en su teléfono móvil.
¿Un consejo de Rayssa para los numerosos jóvenes brasileños que pasan dificultades sociales y económicas? “Independientemente de si quieres seguir una carrera deportista o profesional lo mejor es tener la capacidad de soñar y darlo todo“.
En una pista de La Concordia que se asemejó a un mini-Maracaná por los miles de hinchas brasileños en las gradas, Fadinha aseguró sentirse “en casa”.
“Parece que estaba en Río de Janeiro, en la semifinal tuve un poco de presión, no de la mala, pero presión porque quería que todos los que estaban aquí lo celebrasen por todo lo alto”, concluyó.
Siempre que se lo preguntan, responde con contundencia. Incluso con un cierto deje de hastío. Y, siempre lo mismo: Xavi Hernández piensa dejar el Barcelona al final de la temporada. Así lo aseguró tras la dolorosa derrota en casa frente al Villarreal del pasado 27 de enero y así lo sigue asegurando desde entonces. En sus trece. Eso sí, casi siempre suele dejar una coletilla final que invita a pensar en otras cosas: «A día de hoy». Una fórmula con la que, quizás, sólo pretende plasmar la incertidumbre que rodea a un mundo, el del fútbol, en el que pasas de héroe a villano en un suspiro. Pero que también parece dejar la puerta entreabierta a una continuidad que, por ahora, insiste en cada rueda de prensa en dar por descartada.
Lograr el pase a cuartos de final de la Champions, eso sí, no parece suficiente para cambiar de idea. Al menos en público. «A día de hoy, todo sigue igual. Vosotros decíais que me iban a echar si perdía», aseveró el entrenador azulgrana ante las cámaras de Movistar nada más acabar el partido. Una afirmación que, a su vez, fue un poco la antesala de una respuesta a un titular crítico con el juego del equipo, a raíz de la derrota ante el Shakhtar Donetsk del pasado mes de noviembre, que el técnico tenía casi guardada en el congelador.
«Se presiona mucho a los jugadores, que si a vida o muerte, que si ultimátum... Les he dicho que tranquilos, que hoy no moría nadie. Ha habido mucha crítica injusta. Se dijo que éramos el bufón de la Champions... Jugar con esa presión... De periodistas que cubren y son del Barça. ¿Qué hacemos con el bufón de la Champions? ¿Qué hacemos? Estoy contento, feliz... Es uno de los mejores momentos como entrenador y esperamos el sorteo, pero hay cosas innecesarias», desgranó el técnico en la sala de prensa de Montjuïc.
25 periodistas 'guardiolistas'
Las reacciones a sus palabras, cómo no, no tardaron en llegar. Entre ellas, hubo una que destapó que Xavi estaría molesto con hasta 25 periodistas a los que consideraría próximos a un Pep Guardiola cuya sombra sigue siendo muy alargada en el entorno barcelonista y que esa proximidad, precisamente, sería el detonante de una serie de informaciones que consideraría poco menos como ataques.
«Veo negatividad. Es una guerra perdida. Estamos ante una situación en la que no se explica la realidad. Estamos en cuartos, volvemos a respirar. Si hasta este momento el ambiente es irrespirable, lo mejor es no pasar. Calma y dejar trabajar. Hay mucho interés. Es el entorno que tenemos», lamentó.
Los jóvenes, la mejor noticia
Más allá de su continuidad en el club y de su desencanto por las críticas recibidas, hay también una cosa muy clara acerca de Xavi. Ni en un partido con tanto en juego como el disputado ante el Nápoles, le ha temblado en absoluto el pulso a la hora de apostar abiertamente por el talento, sin tener en cuenta la edad. Así se explica que Lamine Yamal, un jugador capaz de desbordar como pocos en ataque, Fermín López, centrocampista incansable siempre dispuesto a dar el máximo por el equipo y Pau Cubarsí, un central que, a sus 17 años, tiene un aplomo y un desplazamiento de balón muy superior al de jugadores de Primera mucho más veteranos, tuvieran un papel decididamente protagonista.
Cubarsí se doctoró en su debut en la Champions. No en vano, el defensa acabó siendo reconocido como el MVP del partido, su nombre fue coreado tanto por la grada como por sus propios compañeros, dentro y fuera del vestuario, y todo invita a pensar que será un fijo en los esquemas del ex centrocampista azulgrana, sea quien sea el rival que vaya a tener delante. «Cuando tiene la pelota, mis pulsaciones no suben. Es una maravilla. Tiene el cerebro muy bien amueblado y su interés por mejorar le hace cada día mejor. Estamos delante de una irrupción maravillosa para el Barcelona y para el fútbol español», sentenció el propio Xavi tras el duelo con el Nápoles.
Este viernes por la mañana se conocerán las convocatorias de la selección española absoluta y de la sub'21. Y el central, que no ha sido convocado ni por la sub'17 ni por la sub'19, podría continuar con su progresión entrando directamente en la lista de Luis de la Fuente.
"¡Así, sufriendo, se crea el equipo!". Y tanto que había sufrido. En su primer partido bajo la dirección de Pablo Bouza, la selección masculina de rugby ganó a Países Bajos (18-20) después de que los locales fallaran un tiro a palos con el tiempo agotado. Las palabras de Bautista Güemes, uno de los veteranos, a sus compañeros abrazados en círculo contenían una segunda verdad. El equipo se está creando, está en construcción.
Mes y medio más tarde, la selección española ha acabado tercera en el Campeonato de Europa, el nivel siguiente al Seis Naciones. Tras esa angustiosa victoria en Amsterdam y otra más holgada contra Alemania(27-5), España se ha medido a tres quinces que disputaron el último Mundial. Plantó cara a Georgia antes de ser avasallada al final (38-3), dominó muchos minutos a Portugal pese a la derrota (33-30) y este domingo se ha impuesto a Rumanía en un encuentro que empezó mal y remontó con meritoria autoridad (33-40). Una actuación global que devuelve la ilusión a los aficionados.
"El seleccionador se enfoca mucho en el grupo, que estemos unidos", afirmaba hace unos días Güemes. El argentino Pablo Bouza dirige esta etapa. La anterior, conducida por Santiago Santos, se cerró con el éxito deportivo de la clasificación para dos Mundiales y el desastre de las descalificaciones posteriores por la alineación irregular de jugadores nacidos en el exterior. La columna vertebral se basa ahora en jóvenes talentos de la prolífica cantera española. Parte están enrolados en clubes franceses, algunos en los equipos filiales de 'promesas'. El nuevo capitán, Mario Pichardie, sólo 23 años, demostró su liderazgo contra Rumanía.
"Armar un equipo, crear una identidad" es el objetivo declarado por Bouza para este 2024. No sólo implica trabajo deportivo. Los ratos libres se aprovechan para hacer actividades juntos. "Se crean más vínculos; si no, sé cómo uno me la va a pasar pero no le conozco", señala Álvaro García, capitán hasta agosto de la selección sub20 y ya asentado en la absoluta. Cuenta cómo los sub20, que se clasificaron para el mundial de su categoría, pactaron unos valores en los que se refugiaban cuando un partido se torcía. Siente que, sin haberlo verbalizado, el XV del León comparte "el compromiso, me dejo el hombro por el equipo, y ser disciplinados".
Álvaro pide con frecuencia consejo a Del Hoyo y Ovejero, internacionales con más kilómetros que a la vez son sus competidores por el puesto de talonador. "Hay muy buen rollo, mi librito de apuntes se está llenando". Acude a la experiencia ajena porque en varios aspectos nota el salto de categoría. "La melé es una de las fases más complicadas; el ritmo de juego es distinto; y la parte física, no es lo mismo jugar entre gente que tiene 20 años que entre gente que tiene treintaypico", apunta. La melé es también la faceta del juego en la que el XV del León se ha visto más superado en estos cinco partidos. La solución no será inmediata. Hacen falta kilos de músculo y sobre todo horas de vuelo.
Durante el torneo la selección española ha mejorado en defensa, especialmente en la propia 22. "Nos encontramos cómodos", resume el apertura de origen argentino Bautista Güemes. El grupo también ha crecido en los contactos. De retroceder en el primer partido contra Países Bajos a imponerse en el pick and go -percusiones sucesivas- en la primera mitad contra Portugal y a hacer así dos ensayos, ambos de Pichardie, a los antaño abrasivos delanteros rumanos.
Sin embargo, esa dureza que va adquiriendo el quince de Bouza suele debilitarse a partir del minuto 60. El seleccionador tampoco ha dado hasta ahora muchos minutos a los hombres del banquillo. "Puedes jugar a lo que quieras, pero si delante no aguantas un partido entero, los equipos empiezan a flaquear", describe Álvaro García. Su compañero Bautista Güemes coincide. "Hay un momento en que nos empezamos a caer y por eso necesitamos subir el aspecto físico para aguantar los ochenta minutos al 110%". Destaca el compromiso común de seguir avanzando al margen de las concentraciones. "El físico es un poco nuestro debe, tenemos que trabajar, siento que cada uno lo va entrenar mucho más", añade.
La solución óptima a este problema supera a los propios jugadores y afecta en realidad a todo el calendario de competiciones. El seleccionador se ha mostrado partidario de un acuerdo con los clubes para que los internacionales lleguen más descansados a los partidos de 2025, cuando se disputará la clasificación para el el mundial de Australia 2027. Pero ese pacto parece muy difícil con los clubes franceses, ya bastante remisos a prestar a sus profesionales.
En las cinco semanas de trabajo el equipo se ha esforzado en reducir las pérdidas de balón y en rearmar el maul de touche, una plataforma ofensiva que la selección de Santos practicaba de memoria y que, por la renovación, ha perdido efectividad. "Es un fuerte nuestro y vamos a seguir aunque tengamos gente joven, en categorías inferiores trabajamos mucho eso", afirma Álvaro García, convencido de que volverán a sumar ensayos avanzando en formación. Su pronóstico, expresado el pasado jueves, se cumplió el domingo contra Rumanía.
En el Campeonato de Europa ha destacado la calidad y peligrosidad de los tres cuartos españoles, veloces ejecutores de la mayoría de los ensayos. "Queremos rucks rápidos, mover la pelota, y hacer al otro equipo, más pesado, que se canse. En la inferioridad física podemos correr, tenemos jugadores que manejan muy bien la pelota", explica Bautista Güemes.
En los dos últimos partido la selección de Bouza tuvo tanta o más posesión de balón que Portugal y Rumanía, otra señal de progreso. "El engranaje es más fluido cada vez", subraya Álvaro García, quien elogia la experiencia que aporta un puñado de veteranos. Güemes, 33 años, destaca que a los recién llegados sólo les falta "rodaje" y apela al legado. "Estamos para acompañar y luego dejarlos que sigan", subraya.
A este equipo en construcción le queda media docena de partidos para completar la puesta a punto antes de luchar por la ansiada clasificación para Australia 2027. "España no sólo va a competir, sino que lo va a lograr", sentencia Güemes. Para él, superviviente del último fiasco, sería un sueño cumplido. "Si estamos acá, es por algo".
La clasificación, en 2025
La aspiración española de acudir a un mundial de rugby por primera vez desde 1999 se ve favorecida por el aumento de los equipos participantes, que en Australia 2027 subirán de 20 a 24. Eso puede suponer al menos una plaza más en el torneo clasificatorio europeo, que se disputará a lo largo del año 2025. No se ha anunciado aún cómo se desarrollará.
Para Francia 2023, las selecciones del llamado Campeonato de Europa compitieron por dos plazas directas y una de repesca. Si se confirmara el aumento, ocho selecciones lucharían ahora por al menos cuatro puestos. Georgia vuelve a ser favorita para conquistar el primero. Con Rusia aún excluida, Portugal, Rumanía y España serían candidatas a los otros. La amenaza para todos es el avance de Países Bajos.