Son 100 días de Tadej Pogacar en el Tour, la carrera que vino a honrar hace ya cinco veranos. Dos victorias, dos derrotas. Tan asombroso todo con 25 años. Busca la reconquista, la tiene en la mano aunque los Alpes amenacen al fondo. Es centenario el esloveno, un triturador de récords: 34 días de amarillo, 14 victorias de etapa, 89 veces en el podio. Lo estuvo de nuevo en Nimes, líder ahora de la carrera y también de la montaña. El último día para los sprinters comprobó el triplete de Jasper Philipsen, al que su compañero Van der Poel dejó en bandeja una victoria a la que no pudo opositar Biniam Girmay. [Narración y clasificaciones]
Se fue al suelo el eritreo junto a dos ciclistas del Education First en una de las últimas curvas, ya en Nimes, y tuvo que entrar en meta herido y ayudado por sus compañeros del Intermarché-Wanty. El africano opositaba a su cuarto triunfo precisamente donde su continente fue historia. El 27 de julio de 1950, el argelino Marcel Molinès triunfó en solitario en la taurina ciudad, culminando una escapada en la que tuvo de aventurero a otro norteafricano, Abdel-Kader Zaaf.
Fue una jornada plácida tras el descanso del lunes, en la que al pelotón apenas le inquietó el intento en solitario de Gachignard, atrapado a 25 kilómetros del final.
Se le complica a Girmay también el maillot verde de la regularidad, pues Philipsen, que entró muy por delante de Phil Bauhaus y Alexander Kristoff, le restó 100 puntos de una tacada y ya está a sólo 31. Es la octava victoria parcial para el belga del Alpecin, siete en los dos últimos Tours. Quizá sea el tipo más rápido del planeta, pero seguro tiene a los mejores preparadores con Van der Poel, Van Poppel…
El martes, el Tour avanza hasta Superdévoluy, casi 180 kilómetros in crescendo y tres puertos para acabar, el penúltimo el Col de Noyer (7,6 kilómetros a casi el 8% de pendiente media).
Mundial de Baloncesto
España 85 Canadá 88
LUCAS SÁEZ-BRAVO
Enviado especial
@LucasSaezBravo
Yakarta
Actualizado Domingo,
3
septiembre
2023
-
19:58Ver 69 comentariosLa selección, que recuperó su...
El éxtasis acaba de suceder en el París Norte Arena, un pabellón efímero para los Juegos construido en el Centro de Exposiciones de Villepinte. El francés Traoré ha ganado su pelea y se apaga poco a poco el fervor del «Allez les Bleus» cuando, con calzón rojo y paso firme, emerge Enmanuel Reyes Pla. Rafael Lozano, del que le separan unos llamativos 41 centímetros, imparte las últimas instrucciones mirando hacia arriba y el Profeta acude a su rincón antes de que suene la campana. Agacha la cabeza, levanta sus manos hacia el rostro y pronuncia: «Allahu akbar».
Inolvidable el cubano de La Habana, por su boxeo atildado y feroz a la vez, y también por su provocativa locuacidad. Hace tres años dejó estampas para el recuerdo en el Kokukigan Arena de Tokio, cuando perdió el combate por la medalla con su compatriota Julio César la Cruz, la 'Sombra'. Con polémica incluida. El «voy a arrancar cabezas» sigue siendo su lema, pero, entonces, algo cambió. Y no sólo en su forma de pelear. «Ahora estoy con Alá», dice en conversación con EL MUNDO tras pasar por encima del chino Han en octavos. El jueves, al mediodía, peleará con el belga Victor Schelstraete en cuartos: un triunfo asegura medalla.
Tokio fue algo más que la primera experiencia olímpica para ese gigante llegado a España tras peripecias de película. Al reclamo de su familia, afincada en La Coruña, y con el bloqueo que suponía a su carrera pugilística la competencia con Erislandy Savón, bronce en Río, inició un viaje con destino incierto en 2016. Enmanuel se encontró con un escollo burocrático en Moscú para poder ingresar en la UE. Con miedo a ser detenido por no tener los papeles en regla, pasó cuatro meses encerrado en un piso junto a su primo.
Reyes Pla, en acción contra el chino Han.MOHD RASFANAFP
Cuando logró salir viajó a Austria, donde solicitó asilo político y estuvo dos meses internado en un centro de refugiados. Después, camino hacia España, fue detenido en Alemania cuando intentaba pasar la frontera con Francia. Las autoridades germanas lo enviaron a un centro de reclusión para migrantes, donde pasó un tiempo antes de que lo mandaran de vuelta a Austria. Finalmente decidió arriesgar y tomar un vuelo directo a Barcelona. Al fin pudo reunirse con su familia en el verano de 2017. «Meses brincando por fronteras», encajando los golpes de la vida, viendo como su prometedora carrera pasaba por delante.
En el ring, de la mano del equipo español tras obtener la nacionalidad, se reencontró. Pero faltaba algo que llenara el vacío al que siguió su desengaño olímpico. «Me convertí por mis amigos. Y por lo que pasó en Tokio. Fue la clave. Ahora estoy con Alá. Él es que el me da el triunfo, el que siempre me está apoyando. Con Él va a salir la victoria», explica aún sudoroso.
"Me ha dado paz y tranquilidad"
Sus amigos son sus compañeros Ayoub Ghadfa, peso pesado marbellí que hoy compite (21:52) en primera ronda. Y Gazi Khalidov, el niño refugiado del Daguestán que se quedó a las puertas de París. Con ellos comparte vida, aficiones y rezos, el Ramadán y las visitas a la mezquita. Incluso en La Habana, donde estuvieron hace unos meses. «Claro que hay mezquitas allí. Yo era cristiano por mi abuela, que fue la que me inculcó esa religión. Decidí cambiarme al islam. Creo que es algo que está más acorde conmigo. Me ha dado paz y tranquilidad. Y doy gracias a dios», añade.
En lo deportivo, Reyes Pla sigue siendo el mismo. "Él tiene su boxeo. Ya tiene más experiencia y sabe que no puede dejar nada para última hora. Porque se escapa, como le pasó con Julio La Cruz, que estuvo ahí, ahí... y se contagió de las filigranas que hacía el otro", reconoce Rafael Lozano, el Balita, seleccionador nacional. Y, a continuación, le toca el turno al Profeta, que por momentos recuerda en la verborrea y la provocación a Muhammad Ali. "Vengo a por el oro. El rival soy yo. No me preocupan los demás. El que salga, a arrancarle la cabeza", lanza.
"Venimos al 1.000 por 1.000. Esta vez no vamos a dar la opción de que los árbitros tomen decisiones, vamos a ir a todo, dando palos, como siempre ha hecho el Profeta", sigue en tercera persona. "Vengo trabajando desde los seis años, esta es la cumbre de mi carrera, estoy en la mejor forma. Así que la medalla de oro va a llegar", no para. Y cierra, con guiño tenístico: "Que la gente esté atenta, el boxeo va a dar una sorpresa y va a ser en Roland Garros, donde Rafa Nadal ha ganado muchas copas. Va a ser ahí y nos haremos la foto con él y Carlos Alcaraz".