Grita Jasmine Paolini y los gritos no se escuchan sólo en las gradas de la pista central de Wimbledon, se escuchan en todo All England Club, posiblemente se escuchen en todo el sur de Londres. Un mes después de perder en la final de Roland Garros, la italiana pone todo el corazón para llevarse su primer Grand Slam, pero no es suficiente. Con carácter contrarresta su desventaja física -mide 1,63 metros- una y otra vez hasta que ya no puede más y cede, finalmente cede, por 6-2, 2-6 y 6-4 en casi dos horas de juego ante la checa Barbora Krejcikova, que se convierte en la nueva campeona.
Al otro lado de la pista, al acabar el encuentro, Krejcikova llora. Hasta el final, en contraposición con Paolini, no se podía adivinar sus sentimientos, siempre serena, siempre fría, pero antes de levantar el título sí rompe en lágrimas por lo conseguido. De 28 años, ya suma dos ‘grandes’ después de dominar Roland Garros en 2021 y los que le quedan.
Porque el éxito de Krejcikova no es fruto de una explosión tardía, ni mucho menos de la fortuna. La checa, una excelente doblista -de hecho es la vigente campeona olímpica-, había encontrado entre 2021 y 2022 la manera para imponer su fuerza, su tenis potente, su juego directo y así no sólo triunfó en París, también en las WTA Finals y en otros torneos. Llegó a ser la número dos del mundo en el inicio de la rivalidad entre Iga Swiatek y Aryna Sabalenka.
Pero luego, como le ocurren a otras, incluida Paula Badosa, una lesión de espalda le cortó la progresión. El año pasado estuvo semanas sin competir e incluso sin poder entrenar y fue cayendo en el ranking. En su país se llegó a publicar que se había quedado embarazado, un hecho que ella misma negó. El regreso iba a ser complicado, pero en el Open de Australia ya llegó a cuartos de final y este sábado en Wimbledon, por fin, volvió a saborear la gloria.
«Tuve la suerte de aprender de la cultura española en mi formación. En España aprendí a ganar partidos, ya sabes, a encontrar diferentes maneras de ganar. Todo el mundo es muy competitivo allí y no servía sólo conocer la técnica», define el australiano Alex de Miñaur, el número nueve del ranking mundial, que pasó su adolescencia en Alicante, modelado en el Club de Tenis 40-15. Su caso puede parecer excepcional porque su madre es española, pero no lo es.
En el presente Roland Garros hasta 30 tenistas extranjeros se han formado en academias y clubes de todo el país, especialmente a orillas del Mediterráneo. De los rusos Andrey Rublev y Karen Khachanov que se criaron en el 4Slam Tennis de Barcelona al chino Bu Yunchaokete, que habla castellano con acento porque se formó en el Club Nazaret de Jerez. De la filipina Alex Eala, perla de la Rafa Nadal Academy, a la egipcia Mayar Sherif, que se prepara en el Club de Campo de Elche. Casper Ruud, Grigor Dimitrov, Alexei Popyrin, Zheng Qinwen, Olga Danilovic, Daria Kasatkina, Elina Avanesyan... La lista es larga, más si se le suman los 11 representantes españoles en el torneo. Hay una buena cantera en Estados Unidos, jóvenes de nivel entre Francia e Italia, pero España es el epicentro de la formación en el tenis mundial. ¿Por qué?
ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP
«Todo empezó hace 20 o 30 años en Barcelona, con las academias que había allí, y ahora se ha extendido a todo el Levante y Baleares. Al principio la mayoría de alumnos que llegaban venían de otros países de Europa, especialmente del este, pero luego hubo un boom de tenistas chinos. También tenemos alumnos de Sudamérica o del norte de África, pero China seguramente sea el país que más apuesta por la formación aquí. Ahora mismo tenemos ocho becados por ellos», expone Iñaki Etxegia, CEO de la Ferrero Tennis Academy de Villena de la que salió Alcaraz, que pone sobre la mesa el principal motivo del éxito: «Lo que más valoran es el ecosistema».
"España es el lugar perfecto"
«Hay varios elementos que hacen que España sea el lugar perfecto para aprender a jugar a tenis. Desde la calidad de los entrenadores, que están muy bien pagados, a las increíbles instalaciones de las academias pasando por el clima. Pero al final todo se basa en el nivel que hay aquí. Durante todo el año hay competiciones y, en apenas una o dos horas de coche, cada semana te puedes enfrentar a chicos o chicas de tu edad que son buenísimos. Eso no pasa en otros lugares», analiza Alfredo Sarriá, coordinador de la Carlos Alcaraz Academy de Murcia.
Según la Federación Española de Tenis (RFET), en España hay unos 10.000 entrenadores titulados, 15.000 pistas de tenis, 1.300 clubes y, sobre todo, más de 2.300 competiciones anuales. En 2024 se disputaron 193.000 partidos oficiales en todo el país. Cada año se organizan 15 torneos Challenger, 41 torneos ITF, 25 torneos ITF juniors y hasta ocho circuitos nacionales juveniles. De hecho actualmente el más famoso tiene nombre ilustre, el Rafa Nadal Tour by Santander, donde participa, por ejemplo, Jaime Alcaraz, hermano pequeño del número dos del mundo.
Toda esa marabunta de encuentros fomenta la fama mundial de las escuelas que con el tiempo se han especializado para cubrir cada detalle de la formación de los tenistas. Antes eran clubes pequeños; ahora son pueblos con todo lo necesario. La Rafa Nadal Academy de Manacor ocupa 76,400 metros cuadrados y su subdirectora general, Maribel Nadal, explica la razón: «Tener en un mismo centro deportivo 45 pistas, centro médico, residencia, restauración y un colegio internacional americano permite a los alumnos combinar sus estudios con el desarrollo de su carrera tenística. Hay que pensar que en la academia tenemos a niños y niñas a partir de 12 años y hacemos todo lo posible para que se sientan como en casa».
RAFA NADAL ACADEMY
"Falta trabajo gubernamental"
Pero hay un reverso de ese renombre internacional que tiene la escuela española: los de casa. En este Roland Garros sólo queda un español, Alcaraz, que cada vez tiene menos compatriotas entre los 100 primeros del ranking mundial. Mientras subía el nivel de las academias también subía su precio y ahora los cerca de 5.000 mensuales que cuestan no están al alcance de la amplia mayoría de familias españolas. «Es la connotación negativa de tanto éxito. Las academias ahora son prohibitivas y si tienen jugadores nacionales son porque les becan. De alguna manera también son un reclamo. Entrenar con el mejor junior de España es atractivo para un ruso o un chino», considera Sarriá, de la Carlos Alcaraz Academy, que todavía atiende mayoritariamente a alumnado español -no tiene colegio internacional, por ejemplo-, pese a que trabaja en su expansión.
«Debemos ser críticos. En España falta trabajo gubernamental, inversión de las federaciones, un programa específico para ayudar a los chavales. Hay mucho nivel, pero la mayoría no se plantean llegar a ser profesionales porque la formación cuesta mucho dinero y es más accesible aceptar una beca de una universidad de Estados Unidos. Es un problema grave», remata Etxegia, de la Ferrero Tennis Academy, en el epicentro de la escuela mundial de tenis llamada España.