Una moneda, la cruz de Dinamarca y un celebración estilo Podolski: la historia tras la clasificación de la Eslovenia de Oblak

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La explosión de júbilo de la selección de Eslovenia tenía tras de sí la satisfacción de hacer logrado un hueco en la historia del país, pero también algo más. Ni siquiera sabían si se clasificaban para octavos como segundos de grupo o entre los mejores terceros y daba igual. La proeza, que tuvieron en la mano ante Serbia y se escapó en el minuto 95, ahora sí la habían logrado con el empate ante Inglaterra, con quien siguen vivos junto a Dinamarca. Sólo dos veces ha participado Eslovenia en una Eurocopa, la primera en 2000, y nunca había superado la fase de grupos hasta ayer.

Empatando los tres partidos, los eslovenos están en octavos. Y para el lateral zurdo Erik Janza, hay algo que les dio un empujón en el campo. Eslovenia volvió a la Eurocopa 24 años después tras una clasificación brillante en la que quedó segunda del grupo H empatada a 22 puntos por siete victorias, dos derrotas y un empate con… otra vez Dinamarca. Entonces el desempate también cayó del lado danés, como ayer por la tarjeta amarilla que vio Bijol en el minuto 72.

La clasificación lograda 24 años después fue la primera proeza que la Federación Eslovena quiso agradecer a sus futbolistas regalándoles una moneda conmemorativa. De un lado, las montañas que son su escudo, de otro, el logo de la Euro2024. Esa moneda la ha llevado bien cerca, convencido de que le da suerte, Erik Janka. El lateral zurdo está convencido de que les trae suerte. “Entonces tendremos que llevarla siempre cerca del corazón”, bromeaba el delantero Sporar ante la convicción de su compañero, que la guarda como un tesoro mientras que otros convocados ni recordaban que la tenían.

Pero anoche todos estaban sonrientes. El que menos, Jan Oblak. “Hemos hecho historia pero hay que seguir intentando hacerlo mejor para ganar el partido que viene”, aseguró el portero del Atlético.

De momento, había quien estaba dispuesto a celebrarlo y se buscó aliados. Janza cumplió 31 años el pasado viernes 21 de junio y se ofreció a celebrarlo con sus compañeros al acabar la primera fase. Quizá porque era complicado verse en octavos, eligieron un menú atrevido: un kebab. Y pidieron asesoramiento. Algún miembro del staff técnico conocía a Lucas Podolski y, eso contaban desde el vestuario, se puso en contacto con él para que les enviara un kebab de una de sus franquicias que tiene abiertas por toda la cuenca del Ruhr. “Eso o los pidió directamente a la tiendas”, comentaba la prensa eslovena.

Pero Sporar confesó que siempre tienen que comer algo después de los partidos y, con la boca pequeña, se alejó sin comentar qué le había parecido, pero con la sonrisa que deja la clasificación.

kpd